Capitulo 4
Jade nunca había viajado en tren. Lily tampoco. Razón por la cual cuando fueron llevadas por miembros de lo que ahora conocían como Ministerio de Magia, se quedaron asombradas ante el magnifico tren rojo escarlata, aunque la emoción desapareció poco despues, cuando muchas personas se alejaban de ellas solo por portar su banda café en el brazo izquierdo que las categorizaba como nacidas de muggles, a pesar de esto, ninguna de las dos hizo mucho caso y buscaron un compartimiento solo donde sentarse juntas, pues no querían separarse por nada del mundo.
Sin embargo, cinco minutos despues de que las niñas entraran al compartimiento, la puerta de este se abrió abruptamente, dejando pasar a un grupo de cinco niños que eran liderados por un niño delgado, de piel blanca y cabello negro largo que enmarcaba su rostro. Miro a Jade, quien estaba delante de Lily, con una mueca de asco.
—Lárguense de aquí, este será nuestro compartimiento.—ordenó fríamente.
—P-Pero...—tartamudeó Lily detrás de Jade.
—¿Pero? ¿Dijiste pero?— el niño se acercó molesto y levantó la barbilla, orgulloso.— Yo soy Severus Prince, ahijado de su majestad, la reina Ryddle e hijo de Eileen Prince, guardiana de su majestad, ¿Quiénes se creen que son para no obedecerme?— cuestionó con furia y exclamó: — ¡No son más que unas sangres sucias!
—Vámonos, Lily.—dijo Jade con los dientes apretados.
Deseaba decirle sus verdades a ese niño y, si era posible, dejarle un buen ojo morado, pero sabía que sería meterse en graves problemas. Sin decir ni una palabra, tomó su baúl y sujeto la mano de Lily, jalándola para irse, pero esta choco en el trayecto con Severus, quien la miro molesto.
—¿Qué no sabes hacer nada...—miró a la chica y quedó hipnotizado ante la belleza de Lily, pues su hermoso cabello rojo y sus ojos verdes la hacían una niña muy bonita. Severus se sonrojo y carraspeó, ladeando el rostro.— ten más cuidado.— dijo con voz más educada.
Antes de que pasara alguna otra cosa, Jade tiró de la mano de Lily y sin decir ni una palabra avanzaron por el tren hasta que llegaron a la última parte, la más alejada y un poco más descuidada. Abrieron la puerta y Jade se encargó de subir los baúles al portamaletas. Sentadas una frente a la otra, sintieron el tren avanzar y se relajaron.
—Ese niño es un grosero.—dijo Lily con el ceño fruncido, cruzándose de brazos.— Me cayó mejor el que conocimos en Ollivander...¿Qué ese no era también ahijado de los Reyes?—preguntó.
—Según lo que entendí, este tal Snape es solo ahijado de la reina, el otro es de ambos.—respondió Jade mirando por la ventana.
—Es igual.— la imitó y vio el paisaje por la ventana— ¿A que casa crees que entremos, Jade?
—No lo sé.
—Me gustaría quedar en Gryffindor, es la casa de los valientes, ¿sabes? —comentó con una sonrisa y añadió:— o al menos eso nos dijo Moody, aunque supongo que tampoco estaría mal Ravenclaw, me gusta mucho leer, estudiar y aprender cosas nuevas.—admitió pensativa.— pero Hufflepuff también es una buena opción, pero no creo ser buena en esa casa, nunca fui muy buena con la jardinería.
—¿Qué hay de Slytherin?—pregunto Jade, mirándola.
—¿Pero qué estas pensando, Jade?—pregunto Lily, impresionada.—Slytherin no es una opción para nosotras. Moody dijo que solo aceptaban a Sangre Puras o algunos mestizos en esa casa y que todos los magos oscuros habían estado en Slytherin. No son de confianza.—expresó con el ceño fruncido.
—Considero que Moody es demasiado prejuicioso.—admitió Jade con indiferencia— No creo que todos los Slytherin sean malos...¿me odiarías si quedara en esa casa?—pregunto con curiosidad y Lily la miro sorprendida.
—No puedes quedar ahí, eres hija de muggles.—replicó Lily.
—Nada es imposible, podría pasar.—afirmó Jade.— tengo todo lo que un Slytherin debe tener: orgullo, ambición, astucia...No digo que sea mi casa soñada, en realidad, me da igual en que casa quede mientras pueda aprender a defenderme, pero desde que leímos la Historia de Hogwarts...creo que podría terminar en Slytherin.—admitió.
—En ese caso...si llegases a quedar ahí...no importa que, seguiré siendo tu amiga, porque tu eres mi mejor amiga, Jade. Eres mi hermana.—afirmó Lily sonrojada.
—Y tú la mía, Lily.—sonrió Jade.
De pronto, la puerta del compartimiento se abrió e ingresaron cuatro niños: uno de rostro travieso, cabellos negros desordenados y ojos miel; otro de rostro burlón, cabello negro y ojos grises; uno de apariencia responsable, cabello castaño claro y ojos negros; y un tímido regordete de pelo marrón y ojos azules.
Los cuatro niños miraron a las niñas y su mirada descendió al brazalete que portaban en su brazo izquierdo. Inmediatamente ambas niñas se miraron y el niño de cabellos desordenados comprendió lo que pensaban.
—¡No se vayan, por favor!—exclamó rapidamente y se sonrojó ante las miradas de todos.— No tenemos ningún problema con su estatus de sangre, solo queríamos pasar a hacer amigos, ¿no es verdad, chicos?—miró a sus amigos.— Soy James Potter, un placer.—se presentó mirando directamente a Lily.
—Sí, es cierto.—asintió el de ojos grises y sonrió de forma coqueta.— Mucho gusto, señoritas. Sirius Black, para servirles.—les guiño un ojo y el de cabello castaño le pego un manotazo en la cabeza.
—Deja de jugar.—le riño y sonrió educadamente a las niñas.— Mi nombre es Remus Lupin, un gusto.
—P-Peter P-Pe-Pettigrew.—se presentó tímidamente el último.
—¿Podemos sentarnos?—pregunto Sirius y Lily asintió.
James se sentó entre Lily y Sirius, mientras que Remus se sentó entre Jade y Peter. Los niños se miraron entre sí excepto Jade, quien los ignoraba viendo el paisaje a través de la ventana. Antes de que alguien pudiera hablar, la puerta fue nuevamente abierta, esta vez por una joven señora con un carrito lleno de dulces.
—Hola, pequeños, ¿alguno quiere comprar un dulce?—pregunto la señora amablemente.
—Lo quiero todo.—dijo James con una sonrisa, sacando muchos galeones de su bolsillo.
Unos minutos despues, el compartimiento estaba lleno de dulces en el suelo y Lily comía tímidamente una rana de chocolate que James le había ofrecido.
—¿Y ustedes como se llaman?—pregunto James.
—Me llamo Lily, Lily Evans.—respondió Lily con una sonrisa.
—¿Y tú?—pregunto Remus volteando a ver a Jade.
La niña giro el rostro y Remus no pudo evitar sonrojarse ante el rostro tan lindo y los ojos grises tan hermosos de la niña. Tuvo que hacer un gran esfuerzo por no bajar el rostro ante la penetrante mirada de la niña.
—Jade. Solo Jade.—respondió ella.
Durante todo el trayecto a Hogwarts, todos excepto Jade se dedicaron a platicar respecto a como era el castillo, los posibles secretos que oculta, el profesorado y el como cada uno de ellos quería quedar en Gryffindor.
Para cuando el tren se detuvo, todos los de primer año estaban arreglados y subieron a unas barcas para llegar al colegio. Para desgracia de Lily y Jade, les toco compartir barca con Severus Snape, quien no dejaba de ver tímidamente a Lily, y, sorprendentemente, con Theodore Nott.
Al llegar al castillo, fueron recibidos por una mujer de rostro severo que se presentó como la profesora McGonagall, subdirectora y jefa de la casa Gryffindor.
—La Selección es una ceremonia muy importante porque mientras estén aquí, sus casas serán como su familia en Hogwarts.—informó la profesora McGonagall.— Tendran clases con el resto de la casa que les toque, dormirán en los dormitorios de sus casas y pasaran el tiempo libre en la sala común de la casa. Los nacidos de muggles vivirán en sus salas comunes permanentemente hasta que terminen sus estudios mágicos.
»Las cuatro casas se llaman Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Cada casa tiene su propia noble historia y cada una ha producido notables brujas y magos. Mientras esten en Hogwarts, sus triunfos conseguirán que las casas ganen puntos, mientras que cualquier infracción de las reglas hará que los pierdan. Al finalizar el año, la casa que obtenga más puntos será premiada con la copa de las casas, un gran honor. Espero que todos ustedes sean un orgullo para la casa que les toque. Ahora, vamos, la ceremonia esta por comenzar.
Las puertas del Gran Comedor se abrieron, mostrando cuatro mesas llenas de alumnos y una al frente, y el grupo de niños avanzó, mirando impresionados el techo estrellado de Hogwarts, el cual tanto Lily como Jade sabían que era gracias a un hechizo. Llegaron hasta el frente, justo ante un banquillo con un sombrero muy viejo y remendado, el cual de pronto, comenzó a cantar:
"Oh, podrás pensar que no soy bonito,
Pero no juzgues por lo que ves.
Me comeré a mí mismo si puedes encontrar
Un sombrero más inteligente que yo.
Puedes tener bombines negros,
Sombreros altos y elegantes.
Pero yo soy el Sombrero Seleccionador de Hogwarts
Y puedo superar a todos.
No hay nada escondido en tu cabeza
Que el Sombrero Seleccionador no pueda ver.
Así que pruébame y te diré
Dónde debes estar.
Puedes pertenecer a Gryffindor,
Donde habitan los valientes.
Su osadía, temple y caballerosidad
Ponen aparte a los de Gryffindor.
Puedes pertenecer a Hufflepuff,
Donde son justos y leales.
Esos perseverantes Hufflepuff
De verdad no temen el trabajo pesado.
O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw,
Si tienes una mente dispuesta,
Porque los de inteligencia y erudición
Siempre encontrarán allí a sus semejantes.
O tal vez en Slytherin
Harás tus verdaderos amigos.
Esa gente astuta utiliza cualquier medio
Para lograr sus fines.
¡Así que pruébame! ¡No tengas miedo!
¡Y no recibirás una bofetada!
Estás en buenas manos (aunque yo no las tenga).
Porque soy el Sombrero Pensante."
Todos los alumnos rompieron en sonoros aplausos y la profesora McGonagall, despues de aplaudir un poco, sacó un rollo de pergamino y ordenó que en cuanto nombrará a cada uno, se sentaran en el banquillo, pues ella les pondría el sombrero que indicarían en que casa estarían.
Uno a uno fueron pasando y antes de darse cuenta, tanto Lily como los otros niños que se sentaron con ellas en el tren, ya habían sido seleccionados en la casa de Gryffindor, mientras que Snape y Nott estaban en Slytherin, donde parecían tratarlos como reyes.
—Jade.—llamó la profesora.
La niña paso al frente, ignorando los murmullos desconcertados respecto a su apellido, pero era una nacida de muggles, por lo que pronto le quitaron importancia. Le colocaron el sombrero.
—Oh, esto es muy fácil.
—Quiero estar con Lily.
—Es una lástima, aunque en verdad eres muy valiente, tu definitivamente debes estar en...¡SLYTHERIN!
Jade juró que quemaría ese sombrero en la primera oportunidad.
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