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Capitulo 23

Un largo mesa había pasado desde lo sucedido en la desastrosa cena en la Mansión Ryddle, Jade y Remus no habían conversado respecto a lo sucedido en Godric's Hollow con sus amigos, en cambio, ambos prefirieron hacer como si la situación nunca hubiera pasado y continuaron con sus vidas normales.

Si existía algo que Jade amaba de su relación con Remus, era la tranquilidad y amor que este le daba y por eso Jade se esforzaba mucho en los almuerzos que le preparaba para su trabajo en el ministerio, donde Remus recientemente se había unido al cuerpo de Aurores a cargo de James, quien era el nuevo Jefe del departamento. Sirius, también se había unido a ellos.

Cualquiera diría que Jade amaba hacer comida inglesa, pero la realidad es que ella era fanática de la comida asiática y, para su maravillosa suerte, su amado novio también, por lo que esa mañana, como todas desde hace una semana, se encontraba realizando el almuerzo que se llevaría Remus ese día.

—Buen día, mi amor. ¿Cómo amaneció la luz de mi vida?—pregunto Remus besándola con cariño en cuanto entro a la cocina con su uniforme de auror.

—Hola, Rem.—saludó Jade con una sonrisa, abrazándolo.

Un enorme malestar en la parte posterior de la garganta y en el estomago se instaló en el cuerpo de Jade causando que la chica se alejara de su pareja y se cubriera la boca con las manos.

—¿Jade?—Remus la miro preocupado.— ¡Jade!

La joven salió corriendo directo al baño, donde con rapidez se dejó caer de rodillas en el suelo, alzo la tapa del baño, abrió la boca y pronto comenzó a vomitar. Escucho los pasos de su pareja correr apresurado hacia ella e hincarse a su lado, sujetándole el cabello y acariciando su espalda en movimiento suaves y circulares.

En cuanto sintió que vomitó todo lo que tenía que vomitar, Jade respiró erráticamente con los ojos rojizos y llorosos. Remus bajó la palanca y la ayudo a levantarse, tomando un poco de papel para limpiar sus labios.

—¿Te sientes mal? ¿Quieres que vaya por Marlene?—pregunto Remus preocupado, viendo como Jade comenzaba a cepillarse los dientes.— Puedo faltar al trabajo si estas enferma, me importa más cuidarte.—aseguró con suavidad, acariciando sus caderas.

—Estoy bien, Rem.—le aseguro Jade terminando de lavarse los dientes.— solo...no se, quizá me cayó mal algo de la comida de anoche.

—¿Segura?—pregunto Remus no muy convencido.

—Sí, sí, no te preocupes.—asintió repetidas veces.— tal vez sea que se acerca mi periodo o incluso que me va a dar migraña, ya vez que a veces me pasa. Ve tranquilo al trabajo, yo estaré bien. —aseguró—Tu almuerzo esta en la encimera.

—De acuerdo.—accedió dudoso.— pero si te sigues sintiendo mal, llámame y vendré enseguida, ¿sí?

—Sí, amor.—sonrió.

Se despidió de Remus asegurándole que todo estaba bien y este partió un poco más tranquilo. En cuanto se hubo ido, el dolor junto a las nauseas volvieron y corrió hasta el baño, vomitando nuevamente.

Cuando terminó de vomitar, se dejó caer en el suelo del baño respirando agitadamente y con la garganta ardiéndole. Detestaba vomitar, no le pasaba muchas veces, pero cuando sucedía era un martirio para ella.

Internamente se cuestiono si la cena de anoche sería la causante de su malestar o quizá se trataba de su periodo, el cual la hacía a veces vomitar cuando iba a llegar. Volvió a lavarse la boca y fue hasta su cuarto y de un cajón sacó su calendario menstrual, quedándose en shock.

Tenía dos semanas de retraso y no se había dado cuenta.

Un miedo se apodero de su cuerpo en cuanto la posibilidad de estar embaraza corrió por su mente. ¿Podría ser posible?, que clase de preguntas se hacía. Claro que podía ser posible, Remus más que un licántropo parecía un conejo con ella.

Cálmate.—pensó para si misma.—Solo tienes que hacer la poción que nos enseñaron en quinto y podrás saber si estas embarazada.

Decidida a descartar esa posibilidad, Jade fue por su baúl del colegio, en el cual guardaba todo lo necesario para hacer las pociones que luego le pedía Marlene y durante un lapso de dos a tres horas, se dedico meramente a realizar dicha poción.

Sí sale amarillo es que estoy embarazada y si sale transparente es que soy una jodida paranoica y que tengo un dolor estomacal.—pensó Jade una vez hubo terminado la poción.

Con un cuchillo se cortó un poco la palma de la mano y dejó caer unas gotas de su sangre en la poción, sacó su varita e hizo unos movimientos con esta.

Los peores veinte minutos de espera.—pensó con el estomago hormigueándole de nervios.

Los veinte minutos de espera se dedico a dar de vueltas a su habitación mientras se autoconvencía de que estaba siendo demasiado paranoica y que todo estaba bien con ella, pero, muy dentro de sí, su corazón le decía que no estaba equivocada.

El cristal de la poción tintineo, indicando que estaba lista. Se sentó frente al frasco y contempló como su contenido grisáceo se volvía de un claro color azul.

—Puta madre.—susurró.

Las lagrimas comenzaron a descender por sus ojos y su corazón se comprimió. No estaba segura de como iba a reaccionar Remus ante esa noticia. En su mente se recreó la escena del parque, donde Remus había jugado alegremente con esos niños y luego como este le había dicho que no deseaba por ningún motivo tener hijos.

—¿Y ahora que se supone que voy a hacer?—murmuró cabizbaja

(...)

Cuando dieron las ocho de la noche, Remus apareció en la chimenea de la sala del apartamento quitándose un poco de polvo del hombro. Sonrió al ver a su novia en el sofá pero su sonrisa flaqueo al ver que sus ojos estaban rojos y se veía muy palida.

—Oh, amor.—dijo Remus besándola castamente—¿Seguiste mala? ¿Quieres que vayamos a San Mungo o mejor le hablo a Marlene?

—Ya se que es lo que tengo.—dijo Jade con la voz ronca y bajo un poco la voz—tengo que decirte algo.

—¿Qué pasa?—la miró confundido.

—Estoy embarazada.—soltó Jade sin rodeos.

—No.—dijo Remus de inmediato, soltándola. Se había puesto completamente pálido— ¿Cómo...? ¿Estas segura?

—Yo misma me hice la prueba.—respondió Jade con las manos entrelazadas.

—No, no, no, amor, no.—murmuró negando con la cabeza.— ese bebé no puede nacer, amor...puede heredar la maldición y...

—¿Y qué?—replicó Jade derramando lagrimas— ¿Lo mejor entonces es abortarlo? —el asintió lentamente— Tú sabes que yo más que nadie defiendo el aborto, estoy muy de acuerdo con él, porque precisamente estoy de acuerdo en que la maternidad debe ser deseada o no ser. Yo quiero ser madre.

—¡Pero no estas pensando en el bienestar del bebé!—grito Remus.

—¡Tendrá unos padres que lo amen y su padre que lo apoye en esos momentos!—grito Jade.

—¡No! ¡Yo no voy a ser parte de eso!

Las palabras de Remus chocaron fuertemente en el corazón de Jade, quien lo miro unos segundos con el corazón roto y antes de que este pudiera tomarla de la mano, se desapareció del apartamento.

Comenzó a caminar por las calles vacías de Londres muggle sin dejar de llorar cuando de pronto, una fuerte lluvia comenzó. Era tan intensa que no podía ver nada, aunque bien podía ser por la lluvia o por sus lagrimas, o ambas. Corrió por la calle buscando donde refugiarse y al girar en una esquina choco con alguien.

Hubiera caído al suelo si no fuera porque la persona la alcanzó a sostener de la cintura y la ayudo a levantarse de nuevo. Un paraguas se colocó sobre su cabeza y aún sin poder parar de llorar, alzo la mirada.

—Jade.—musitó Tom, sorprendido.

Ella lo contempló sorprendida y rompió en un llanto desgarrador. Rapidamente Tom la abrazó con fuerza, protegiéndola de la lluvia y acaricio su cabello.

—Todo va a estar bien, princesa—aseguró con suavidad.— Papá cuidara de ti, lo prometo.












































Literal el gif es justo como me imagino a Jade llorando frente a su padre.

¿Qué les va pareciendo la novela? Ya estamos cada vez más cerca del final. Los amo!

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