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Capitulo 20

Haber aceptado la invitación de Theodore para la fiesta de aniversario del reinado de los Ryddle no era precisamente una de las decisiones que Jade considerará más inteligentes, pero ciertamente Theodore era un grandioso Slytherin, la había manipulado a un grado, aprovechándose de su triste infancia y del recuerdo de su difunta madre para que una vez que hubo dicho que iría, no pudiera negarse.

—Maldito Nott, pero juro que le arrancare la cabeza en la primera oportunidad.—mascullo Jade molesta.

—Vamos, cariño, no vale la pena enfadarse.—dijo Remus peinando su cabello.— Ciertamente no es que me de alegría que vayas a la Mansión del mismo hombre al cual le has planeado su asesinato durante seis años, pero a mal paso darle prisa.

Jade se removió enfurruñada en su lugar mientras Remus continuaba peinándola. Theodore llegaría por ella en cualquier minuto y Remus había decidido que, ya que iba a ir a la boca del lobo, mínimo lo hiciera bien peinada.

Se escucho el ya acostumbrado sonido de una aparición y Jade no necesito voltear para saber que Theodore había llegado a la cabaña de los Potter. Unos segundos despues, la habitación de Jade fue abierta y sin necesidad de voltear, Jade supo que él había llegado.

—¿Qué? ¿Ahora tienes cinco años como para que te peinen?—pregunto Theodore burlón.

—Deja a mi niña en paz, Nott.—amenazó Remus con un gruñido.

—Lo que digas, lobito.

Remus terminó de peinar a Jade y le sonrió con cariño. Frente al espejo, Jade notó que su novio le había desenredado el cabello y sujetado sus dos mechones delanteros con una trenza. Ante la sonrisa nerviosa de su novia, Remus suspiro pesadamente y deshizo las trenzas, dejándola únicamente con el cabello bien peinado. Sabía que Jade detestaba verse tierna.

—Bien, vámonos ya, Theo. —dijo Jade.

En cuanto Jade se levanto del asiento, Theodore enarco una ceja y la miro de arriba abajo. Él sabía perfectamente que Jade no era una persona de ropa muy colorida (cualidad que compartía con su padre, aunque no se lo iba a comentar) pero él en realidad no esperaba que ella decidiera vestir para ese día unos pantalones negros, una camisa de manga larga color negra con un estampado de lobo en azul oscuro y sus botines negros con tacón.

—Por favor, dime que no pretendes ir así a la fiesta.—pidió Theodore y ella se encogió de hombros.— Jade, por Merlín, la gente más influyente estará ahí y claramente te dije que era vestimenta de gala, no puedes...

—No voy a fingir ser alguien que no soy, Theodore.—lo interrumpió con firmeza.— Yo no tengo el dinero que tienes tú y los demás, soy pobre y más aparte te recuerdo que los nacidos de muggles no tenemos acceso a El Callejón Diagon a menos que sea con un miembro del ministerio o un permiso especial de ellos, por lo que incluso si hubiera querido gastar mi poco dinero en un vestido, no podría.

—¿Y qué hay del dinero del concurso del pastel?—pregunto Remus en un susurro.

—Fondo de ahorros para el futuro.—respondió Jade y miro a Theodore.— Así que si quieres que vaya a esa fiesta, será así o no ire.—sentenció, cruzándose de brazos.

—Ya vámonos.—masculló Theodore con fastidio.

—Cuídate amor, cualquier cosa envía un patronus e ire allá enseguida.—dijo Remus dándole un beso en los labios.

—No será necesario, lobito.—gruño Theodore.

—Te amo.—susurró Jade a Remus y lo beso, dejándolo con una sonrisa tonta.

Theodore y Jade se tomaron de las manos y el muchacho los hizo aparecerse a las afueras de un gigantesco portón con el emblema de Slytherin en color dorado. Las rejas se abrieron y Theodore avanzó, seguido de Jade. Atravesaron un enorme y arreglado jardín, el cual Jade estuvo segura que valía más que todos sus libros de Hogwarts juntos.

—Este es el jardín delantero, nosotros iremos al posterior.—informó Theodore y ella asintió.

Contempló con disimulado asombro toda la edificación mientras caminaban hacia el otro jardín. Ella nunca había estado en un lugar tan hermoso y a la vez con un aura tan poderosa. De pronto, Jade notó que había un camino enmarcado con piedras preciosas de color plateado y por el cual Theodore le indico que caminaran.

La Mansión era enorme y Jade, quien había visitado la Mansión de los Potter una vez y la había considerado inmensa, considero que la Mansión Ryddle era tan grande que podría vivir con los Slytherin ahí y jamás toparse con ellos nunca más.

Cuando comenzaron a llegar al jardín posterior, la mayoría de los invitados que vestían con sus mejores trajes y vestidos, voltearon a ver a ambos jovenes, analizándolos visualmente y cuchicheando entre ellos.

—Ya saben que eres la hija de los reyes.—informó Theodore en voz baja.— así que al menos puedes estar segura de que no te harán nada.

En el centro del jardín, rodeada por las flores más preciosas y brillantes que Jade hubiera visto jamás, estaba la reina Eva, sentada en una preciosa mesa con sillas de, lo que Jade temió, fuera plata.

La reina estaba vestida con un precioso y largo vestido amarillo, lo cual no sucedía desde hace diecisiete años y en su cara se mostraba una pequeña sonrisa que se acentuó en cuanto vio a Theodore y Jade caminar hacia ella. En cuanto estuvieron frente a frente, la reina se levanto y se acercó a Jade y la abrazo sorpresivamente.

—Me alegro tanto de que vinieras, Silver.—dijo Eva con la emoción palpable en su voz.

—Jade.—le corrigió ella, separándose delicadamente de la mujer. Muy en su interior debía admitir que no se consideraba capaz de tratar mal a Eva.— y Theo fue quien me convenció.

—Me alegro.—asintió Eva, satisfecha.— vengan, por favor, siéntense conmigo.—señaló la mesa.

—Su majestad.—llamó Bellatrix acompañada de su esposo Rodolphus y ambos hicieron una reverencia.— ¿Podría...?

—No.—la interrumpió Eva, tajante.— Solo quiero a mi hija y a mi ahijado conmigo. No necesito ni quiero a gente externa.—rechazo fríamente.

Bellatrix miro furiosa a Jade, quien enarco una ceja en alto, viendo como el matrimonio Lestrange se retiraba a su propia mesa. Theodore y Jade se sentaron frente a la reina, quien sonrió emocionada y con un movimiento de varita, la mesa se lleno de postres y vino.

—Cuéntame de ti, Jade.—dijo Eva.— ¿Qué te gusta hacer? ¿Cómo te fue en la escuela? ¿Tienes muchos amigos?—pregunto ansiosa.

—Soy buena cocinando, fui el mejor promedio de mi generación, estuve en la casa de Slytherin y no, no tengo muchos amigos.—respondió Jade.

—Me quede sorprendida cuando Theo me conto que tu eras quien había ganado el concurso del pastel.—comento Eva.— Sabes, yo también soy muy buena cocinando, aunque me gusta más lo salado que lo dulce ya que...

—Majestad.—la interrumpieron.

Frente a ellos estaban el clan Black, conformado por Orión y su esposa Eileen, y sus hijos Severus y Regulus. El matrimonio saludó afectuosamente a Eva y le dirigieron una sonrisa amable a Jade, quien permaneció seria.

—Jade, ellos son Orión y Eileen, supongo que conoces a sus hijos, Severus y Regulus, despues de todo iban a la misma casa.—presentó Eva.

La sonrisa de los adultos desapareció al notar que Severus y Jade se estaban fulminando con la mirada. Eileen dio una excusa y se retiró con su familia. En cuanto se retiraron, Eva miro a Jade.

—¿Ocurre algo con Severus, Jade?—pregunto Eva preocupada.

—Más de una vez hemos querido matarnos entre sí, es mejor no tenernos cerca.—respondió Jade con frialdad. Eva miro espantada a Theodore.

—Severus la odia por que era una sangre sucia y le hizo la vida imposible muchas veces.—explicó Theodore.

—En ese caso, mejor que no se acerque.—dijo Eva con el ceño fruncido.— No quiero a nadie que haya tratado mal a mi hija.—Jade soltó una risa irónica y la miraron.

—Sin ofender, majestad, pero si esa es su decisión, entonces tendría que matar a todos los presentes, incluyendo a su esposo y a usted.—replicó Jade con sorna y Eva la miro con tristeza.

—Lamento la vida que tuviste que pasar, —dijo Eva con tristeza— si hubieras vivido con nosotros, nada malo te hubiera ocurrido.—aseguró.

—Pero no fue así.—replicó Jade.— crecí en un orfanato y despues llegue a este mundo siendo tratada peor que una paria y creo que eso habla mucho de los gobernantes que resultaron ser mis progenitores.

—Si hubieras crecido con nosotros, entenderías nuestro sistema.—aseguró Eva con el ceño fruncido.

—No paso así.—dijo Jade.— viví en el otro lado de la moneda. Quizá sea verdad y si nunca me hubieran separado de ustedes, yo sería amiga de Severus, Bellatrix y todos aquellos que me trataron mal, porque sería igual a ellos, pero la vida no me destino a eso y crecí con carencias, con maltratos y con desprecios, ¿y sabe qué?, no me arrepiento. Gracias a eso tengo a verdaderas buenas personas a mi lado y pude crear mi propia familia.

»Se que usted desea que estemos juntas, que seamos una familia, pero no creo que eso sea posible. Yo no soy como ustedes, no estoy de acuerdo con todo este sistema que tienen y mientras eso no cambie, lo que menos quiero es pasar tiempo aquí.

Los ojos de Eva brillaban con satisfacción. Su hija se parecía a Tom en la determinación, pero tenía el buen corazón de ella. Bebió un poco de su vino y sonrió.

—Eres mi hija, Jade. La hija de la reina Eva y el rey Tom. ¿Sabes lo que eso significa?— Jade no respondió.— Significa que eres una princesa y que tu palabra es ley. Si eso es lo que deseas, eso se hará.

Theodore y Jade se miraron confundidos. La sonrisa de Eva le confirmó a Jade que probablemente ahora tenía un poder tan grande que jamás pensó poseer.

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