Capitulo 11
Jade sabía cumplir su palabras y por eso mismo desde que le pidió a Dumbledore que protegiera el doble a sus amigos y que a cambio ella se alejaría de ellos para ganar un poco más de información, lo cumplió al pie de la letra. Había cortado toda comunicación con sus amigos a tal grado que cuando se graduaron de Hogwarts, Jade desapareció sin dejar rastro.
Ahora, un mes despues, enfundada en un corto y ceñido vestido negro con escote profundo y unos altos tacones de aguja, Jade se dirigía a Las Tres Escobas, lugar donde el profesor Slughorn había preparado una gran fiesta para sus antiguos alumnos del Club de las Eminencias, a los cuales no pudo despedir en su graduación por haber estado enfermo.
En cuanto entro a las Tres Escobas, Jade supo que el lugar había sido ampliado mágicamente ya que había fácil unas doscientas personas ahí dentro. Todo estaba decorado en tonos plateados y cremas, con muchas copas de champaña y vino levitando por los aires.
En cualquier otra situación, Jade se hubiera negado rotundamente a ir a esa fiesta, pero sabía perfectamente que podría quizá conseguir algún tipo de información en esa fiesta, sin embargo, lo que menos espero al entrar era ver a lo lejos a Lily Evans hablando amablemente con el profesor Slughorn.
¿Qué carajos estaba pasando? ¡Dumbledore le había asegurado que le había prohibido a Lily aceptar la invitación y que no iría! ¡¿Entonces que mierda hacía Lily ahí?! Sintió la ira burbujear dentro de su ser, pero antes de poder hacer algo, el profesor Slughorn volteó a verla y sonrió alegremente, alzando los brazos.
—¡Jade! ¡Querida! ¡Que bueno que pudiste asistir a mi humilde fiesta!—saludó Slughorn felizmente, acercándose a ella junto a una sorprendida Lily.— ¿Cómo has estado, querida?
—Es un placer volver a verlo, profesor.—saludó Jade con una sonrisa falsa.— Estoy muy bien, gracias por preguntar, y por lo visto a usted tampoco le va nada mal.—alago con falso cariño.
—¡Oh, querida Jade! ¡Siempre tan encantadora!—exclamo el profesor Slughorn, encantado.—Supongo que ya conocerás a Lily Evans, ¿cierto?— la señalo— Es una nacida de muggles como tú, solo que de Gryffindor. ¡Ah! ¡Es verdad! Ustedes son amigas, ¿cierto?
—Sí—respondió Lily con una sonrisa tensa y añadió en voz baja, dirigiéndole a Jade una mirada triste:— se supone.
—Jade.—llamó Slughorn ignorando el comentario de Lily.— ¿Por qué no vas con los Slytherin? Estoy seguro de que te sentirás más cómoda con los de nuestra casa, yo mientras tanto presentare a la señorita Evans a algunos pocionistas para ver sobre su futuro, despues iré a conversar un poco contigo.—propuso amablemente.
—Por supuesto, profesor Slughorn.—aceptó con una sonrisa tensa.
Camino hasta una zona apartada de la fiesta donde estaban muchos de sus ex compañeros de casa, entre ellos Severus Prince, Barty Crouch Jr, Amycus Carrow y Theodore Nott. Ignorando las miradas de sus antiguos compañeros, Jade se sentó en una de las sillas de la barra, tomó una copa de champaña y se dedico a vigilar a Lily desde su lugar.
La sola idea de que la chica estuviera aquí sin ningún tipo de vigilancia la ponía sumamente preocupada, aunque la preocupación cedía un poco cuando recordaba que Severus Prince también estaba ahí y aunque el chico y ella se odiaban, sabía perfectamente que él aún estaba perdidamente enamorado de Lily y que haría lo que fuera por ella, por lo que al menos sabía que no la atacarían en la fiesta.
Sin importarle nada, se dedicó a beber de su copa mientras vigilaba a la distancia a Lily, quien parecía no tener éxito con las personas que el profesor Slughorn le presentaba, cosa que a Jade no le sorprendía mucho, despues de todo, Lily era una nacida de muggles y ni toda su inteligencia era suficiente para aquellos bastardos y clasistas sangre puras a los que no les importaba más que el estatus de sangre.
Copa tras copa, Jade contempló como las parejas bailaban en la pista mientras que Lily se dejaba caer decaída en una mesa con unos amables Hufflepuff que le hicieron platica. Aunque sintió la necesidad de ir a apoyarla, Jade sabía que lo mejor era mantenerse al margen. Tomó su copa y antes de poder tomar otro trago, una figura alta y fornida apareció en su campo de visión, provocando que frunciera el ceño.
—Buenas noches, Jade. Luces muy guapa, aunque siempre lo estas.
—Buenas noches, Lestrange.—saludó con frialdad— ¿Qué se te ofrece?
—Quería preguntarte si deseas bailar una pieza conmigo.—ofreció Rabastan con una sonrisa de lado, mirándola de arriba abajo.
—No lo deseo, gracias.—dijo Jade, indiferente.
—Por favor, solo una pieza, Jade.
—¿Por qué tanta insistencia, Rabastan? —pregunto fastidiada— Si te ven bailando conmigo no pararan de molestarte con mi estatus de sangre.
—No me importa.—admitió encogiéndose de hombros y ella lo miro con una ceja arqueada— Eres muy hermosa, Jade, siempre lo he sabido y bueno...si es cosa de una noche, no debería importar que...
—Lárgate, Lestrange.—pidió fríamente.— No soy tu puta como para que me uses una noche.
De pronto, Jade observó como Lily salía del lugar apresurada. Sin escuchar las palabras de Rabastan, quien buscaba enmendar su error de palabras, se levantó de su asiento y se fue de ahí rapidamente, ignorando los llamados del menor de los Lestrange.
Salió de Las Tres Escobas y despues de cruzar la tercera calle, distinguió la llamativa cabellera roja de Lily, lo que la hizo suspirar de alivió. Grito su nombre y Lily volteó confundida, abrazándose a si misma con el rostro lleno de lagrimas secas.
—¿Ahora si deseas hablarme?—pregunto con voz rota.
—¿Por qué lloras?—pregunto Jade con el ceño fruncido.
—Cómo si te importara.—respondió molesta.— Te alejaste de mí, de todos...no habíamos vuelto a saber de ti desde la graduación en donde tampoco nos hablaste. ¿Qué fue lo que te hicimos?—pregunto dolida, acercándose a ella— ¿Porqué te alejaste? ¡Se supone que somos tu familia! ¡Se supone que yo soy tu hermana!...¿Por qué me dejaste?
Lily sollozo y Jade escucho un ruido a lo lejos, miro a los lados con el ceño fruncido y un mal presentimiento se instaló en su corazón, volvió a ver a Lily y la tomó del brazo con fuerza.
—No tengo tiempo para esto, Lily. Debes irte de aquí, no es seguro.—dijo Jade con firmeza.
—¡Tu no me das ordenes!—se quejó, intentando zafarse de su agarre.
—¡Ya basta, Lily!— regaño molesta.— No tengo tiempo para esto, deja de quejarte y ve a la cabaña de los Potter, no fue buena idea que salieras sin permiso.
—Peter me aseguro que todo estaría bien y que estaría pendiente de cualquier patronus que le enviara.—dijo Lily molesta.—No soy una niña, se lo que hago y...—detuvo su hablar y la miro asombrada— ¿Tú como sabes que vivo en la cabaña de los Potter y que salí sin permiso?
Pero Jade no le prestó atención.— maldito Pettigrew, juro que...
Una explosión de un humo negro interrumpió las palabras de Jade e invadió el lugar. Rapidamente ambas chicas se colocaron espalda contra espalda con las varitas en alto y el primer rayo rojo les paso rozando. Una batalla a ciegas acababa de comenzar.
Jade estaba segura de estar luchando contra cinco mortífagos a la vez y de alguna manera se las arreglo para colocar a Lily detrás de ella y pegarla a una pared. El humo comenzó a dispararse y pese a las replicas de Lily por salir de detrás de ella, Jade no se lo permitió.
—¡Confringo!—lanzó uno.
—¡Protego!—lanzó Jade.
—¡Expelliarmus!—lanzó Lily, consiguiendo salir de detrás de Jade y encarando a una mortífago.
—¡Aww! ¡La Lily-flor sale a pelear!—exclamó Bellatrix Lestrange con una sonrisa sádica y le dirigió una mirada de asco a Jade.— ¡Eres una Slytherin! ¡Al menos esperábamos que fueras lista y te unieras a nosotros!
—¡Jade jamás se uniría a ustedes! ¡Desmaius!—exclamó Lily.
—¡Sectumsempra!—lanzó Bellatrix casi al mismo tiempo.
La maldición de Bellatrix estaba a punto de impactar en Lily, quien no había podido protegerse, pero antes de que cayera en ella, Jade se colocó rapidamente frente a su cuerpo y en cuanto la maldición impacto en su cuerpo, ella cayó al suelo en un enorme charco de sangre, la ropa desgarrada y con una gran cantidad de heridas en el cuerpo.
—¡NO! ¡JADE!—grito Lily aterrorizada y se arrodillo en el suelo junto al cuerpo inerte de su amiga.— Todo va a estar bien...resiste por favor...—sollozó.
—¡Bombarda Maxima!
Ante la incredulidad de Lily, Theodore Nott con un simple hechizo derribo a los cinco mortífagos que atacaban a ambas chicas.
—¡Largate, Evans y cuida a Jade!—grito Theodore.— ¡Yo me encargo de esto!
Lily ni lo pensó, tomó la mano de la inconsciente Jade y se aparecieron rapidamente en la sala de la Cabaña de los Potter, donde los presentes, que se encontraban sentados en los muebles, se levantaron incrédulos y aterrados ante la escena.
—¡Jade!—exclamó Remus aterrado, arrodillándose ante ella.
—¡Lily!—exclamó James preocupado.
—¡Nos atacaron unos mortífagos y Jade me protegió! ¡No conozco la maldición que le lanzaron!—sollozó Lily
—¡Rápido! ¡Llévenla a nuestro cuarto!—pidió Marlene apresurada.
Sin decir nada, Remus la tomó en brazos y con rapidez subió las escaleras seguido de los demás. Abrió el cuarto de Marlene de una patada, Marlene arranco las colchas de la cama y Remus colocó a Jade con delicadeza en esta.
—Salgan, debo atenderla y no podre concentrarme con todos aquí.—pidió Marlene.
—¡No voy a dejarla así!—exclamó Remus molesto.
—¡Vamos, Lunático!—dijo Sirius con seriedad— Marlene la atenderá, debemos dejarla hacer su trabajo, recuerda que es medimaga, ella podrá curar a nuestra tijeritas.
Entre James y Sirius consiguieron sacar a Remus de la habitación y en el pasillo se encontraban Peter, Dorcas y Lily, esta última con el rostro lleno de lagrimas. Remus se soltó bruscamente del agarre de sus amigos e hizo ademan de intentar abrir la puerta de nuevo.
—¡Ya basta, Remusin!—exclamó Dorcas molesta— ¡¿Por qué te pones así?! ¡No tienes porque preocuparte por esa!
—¡CÁLLATE!—le grito Remus furioso.
—¡Remus!—exclamó Lily impactada y Dorcas dio un paso atrás, asustada.
—¡Vuelve a decir algo malo sobre ella y juro que no respondo!— exclamo Remus fuera de si.
—¡¿Qué tiene ella de especial como para que me grites?!—exigió saber Dorcas, indignada.
—¡Que ella es la mujer que amo!
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