
17. El primo Miguel
Llego a casa de Stiles y paso como si fuera mi propia casa. Ya lo he hecho varias veces desde que comenzamos a pasarnos juntos cuando a Scott lo mordió el alfa. ¿Extraño? Para nada, somos amigos después de todo, ¿no? Sé que discutimos y peleamos más de lo que hablamos normal, pero es parte de ser nosotros.
Me encuentro a su padre cuando voy de camino a la habitación de Stiles y le sonrío en forma de saludo.
—Señor Stilinski —digo, con un leve asentimiento.
—Scarlett, es bueno verte por aquí. No que me desconcierte el hecho de que entres a mi casa sin tocar, ¿dejé la puerta abierta? —pregunta.
Asiento.
—Bueno, no usted, su hijo la dejó abierta para cuando yo llegara —aclaro.
—Ese Stiles —murmura, negando—. Bueno, estás en tu casa, Scarlett. No es como si ya no la conocieras del todo —añade lo último apenas audible.
Aguanto las ganas de reírme.
Le agradezco y sigo mi camino directo a la habitación. Abro la puerta de Stiles solo para encontrarme con Derek mirando de forma fulminante a Stiles.
—Vaya, ¿llego tarde? —pregunto en tono de broma, tirando mi mochila sobre la cama de Stiles.
La mirada de Stiles me lo dice todo. Sí, había llegado un poquitín tarde, pero lo hice para ver si podían trabajar sin matarse el uno al otro. Parece que he llegado justo a tiempo para evitar un asesinato.
—¿Scott no ha conseguido el collar? —pregunta Derek.
—No, está trabajando en ello —responde Stiles.
—Si trabaja de la misma forma en la que trabajó para buscar la bala cuando Derek estaba muriendo, estamos fritos.
—Gracias por el apoyo, Scar —habla Stiles rodando los ojos—. Pero hay algo más que podemos intentar.
Tanto Derek como yo lo miramos expectantes. Casi la misma expresión de hecho, cosa que es un poco espeluznante.
—¿Plan C?
Stiles asiente ante mi pregunta.
—La noche en la que estuvimos atrapados en la escuela Scott le envió un mensaje a Allison diciendo que se reuniera con él allí —comienza a decir.
Inmediatamente uno las piezas del rompecabezas en mi mente y sonrío con satisfacción.
—¿Y?
—No fue Scott quien envió le mensaje —le explico a Derek.
Él frunce el ceño metiendo las manos dentro de su chaqueta de cuero. Me pregunto por un momento si realmente será cómoda porque la utiliza mucho.
—¿Puedes encontrar quién lo envió? —interroga.
—¿Yo? No, pero conozco a alguien que tal vez pueda —responde Stiles girándose en su silla.
Derek me dirige una mirada interrogante y encojo mis hombros en respuesta. Yo tampoco sé a quién Stiles se refiere, pero espero que sea alguien lo suficientemente bueno como para lograrlo.
También alguien que no diga algo al respecto. Lo menos que necesitamos es a un entrometido aquí. Conmigo tenemos más que suficiente.
◎
Muerdo mi labio para no reírme al ver a Danny aquí, confundido ante la petición de Stiles. Quizá Stiles llamó a la persona que yo menos esperaba ver, pero sigue siendo completamente divertido. Además, amo a Danny. Es la ternura personificada.
—Vine aquí para hacer trabajo de laboratorio —expresa Danny—. Eso es lo que hacen los compañeros de laboratorio.
Oh, Dios mío.
Stiles, Stiles, Stiles, ¿por qué le dijiste a Danny que viniera por trabajo de laboratorio? ¿No era más fácil decirle, no sé, que le iba a pagar por su trabajo? Yo haría muchas cosas por dinero si me preguntan.
—Y lo haremos, cuando rastrees el mensaje —acota Stiles.
—¿Y qué te hace pensar que sé cómo?
Punto para Danny.
Danny 1, Stiles 0.
—He visto tu informe de arrestos, así que...
Espera, ¿qué?
No puedo creerlo. Danny, quien parece un angelito, ha sido arrestado. De las cosas que uno se entera cuando comienza a meterse en estos líos. Mi yo reportera quiere hacer un artículo sobre ello, pero mi yo caritativo dice que es demasiado malo, así que decido no hacerlo. Hubiera sido bueno y toda la cosa, pero ¡es Danny! Todos aman a Danny.
—Tenía trece años —murmura él—. Retiraron los cargos.
Miro a Derek, quien sostiene un libro en su regazo, haciéndose el que está leyendo. Derek se ha quitado la chaqueta, por lo que ahora deja a la vista que tiene una camisa de manga larga que se ajusta a sus brazos musculosos. Mientras tanto, yo estoy sentada sobre la cama disfrutando de la situación.
—Lo que sea —musita Stiles.
—No, haremos el trabajo de laboratorio —masculla Danny, jalando una silla para sentarse al lado de Stiles—. ¿Quién es él y qué hace Scarlett aquí?
—Mi primo...Miguel —hace una pausa y yo tengo que esconder mi rostro en la chaqueta de Derek para ahogar la carcajada que estuve por soltar. La chaqueta no huele para nada mal—. Scarlett es su... novia.
Las ganas de reírme se me quitan de golpe.
¿Acaso le falta un tornillo a Stiles?
—¿Eso es sangre en su camisa?
Stiles y yo nos miramos, buscando una buena mentira que decir.
—Sí, sí. Tiene unos sangrados de nariz horribles —me apresuro a decir—. Es una condición, pero se la estamos medicando.
—Miguel, pensé que te había dicho que podías coger una de mis camisetas —dice Stiles.
Derek cierra el libro y prácticamente lo tira sobre mi regazo. Aguanto un gemido de dolor porque ese libro es más pesado que mi vida. Se levanta de la silla, quitándose la camisa y contuve un silbido que iba a salir de mis labios al ver su espalda desnuda.
No era la primera vez que lo veo así, pero demonios. Mis hormonas, Dios.
—¿Stiles? —Lo llama Derek—. Esto...no me queda.
—Pruébate otra, cariño —comento divertida.
Él está a punto de mandarme al demonio, lo sé por su expresión. Giro mi cabeza y veo que Danny está devorando con la mirada a Derek. Oh, Danny, ya somos dos en esto. Lo acompaño en sentimientos porque el espectáculo que está montando Derek sin camisa está excelente. Tiene músculos en todos los lugares adecuados y un tatuaje en el centro de la parte superior de la espalda. Lo modela más que bien.
—Oye, Danny, a que esa le queda bien, ¿no? —le pregunto cuando Derek se pone una camisa de Stiles que le quedaba realmente ajustada—. ¿Qué piensas?
—No es su color —pronuncia viendo las rayas naranjas y azules.
Sí, naranja y azul no es una buena combinación.
—¿Verdad que no? Miguel, cariño, creo que deberás probarte otra —digo.
—¡Ninguna de estas me quedan! —exclama Derek.
Río por lo bajo.
Danny le dice algo a Stiles y se ponen a trabajar.
—Estoy segura de que a Danny le gustas así —comento en voz baja para que solo Derek me escuche.
Él me lanza una de las camisas en el rostro y suelto una carcajada.
—Graciosa —masculla con sarcasmo.
Al cabo de varios minutos, Derek encuentra una camisa que le queda y Danny logra rastrear el mensaje de texto.
—El mensaje fue enviado desde una computadora, registrada en esta cuenta —avisa.
—No, no, no, no puede ser cierto —murmura- Stiles.
En la pantalla se puede ver el nombre de la cuenta:
Hospital Beacon Hills – Melissa McCall.
◎
Estamos en el jeep de Stiles, quien habla con Scott por teléfono, yo voy en el asiento trasero y Derek en el de copiloto mientras que Stiles iba en el del conductor. Se supone que Stiles estuviera manejando directamente hacia su partido, era su primero estando en primera línea, pero en lugar está aquí con nosotros.
—Sí, es igual al dibujo —dice Stiles.
Derek le quita el teléfono a mi amigo para hablar él.
—¿Hay algo en la parte de atrás? Tiene que haber algo, una inscripción, una apertura, algo.
—No, no, el collar es plano y no se abre —escucho la voz de Scott, dado que tenemos el teléfono en altavoz—. No tiene nada, ni dentro, ni alrededor, nada. ¿Y dónde estás? Se supone que tendrías que estar aquí. Mira, no vas a jugar si no estás aquí para hacerlo.
Mi mente trata de poner todas las piezas unidas lo más rápido que puedo, pero solo estoy consiguiendo que me dé una migraña. Tengo un dolor punzante en mi sien derecha que me está volviendo loca. Sin embargo, no me detengo porque siento que me falta algo y no logro descifrar qué.
—Lo sé. Mira, si ves a mi padre, ¿puedes decirle que estaré allí, pero que voy a llegar un poco tarde?
Sé que Stiles miente. No vamos a llegar al juego, no si estamos aquí varados sin hacer nada.
—Le mentiste —acuso cuando Stiles cuelga la llamada.
—Lo sé.
—Y tampoco le has dicho lo de su madre —añade Derek, siendo igual o más imprudente que yo en estos momentos.
Stiles suspira. —No hasta que averigüemos la verdad.
—Por cierto, una cosa más —dice Derek antes de estrellar la cabeza de Stiles contra el volante.
Emite un gemido de dolor, colocando su mano izquierda sobre el área afectada. Dios, si eso fue a Stiles no quiero imaginarme lo que me hará a mí que seguí provocándolo. Y no en el buen sentido de la palabra.
—¿Por qué fue eso? —pregunta Stiles.
—Tú sabes por qué fue. Ahora vete.
Stiles baja del Jeep y yo lo sigo, bajo la mirada atenta de Derek. No pienso dejar a Stiles solo, Derek puede cuidarse solito siendo un hombre lobo malo, pero Stiles no.
—¿Por qué viniste conmigo?
—Stiles, no me hagas golpearte, por favor —pido, agarrando su mano por inercia mientras entramos al lugar—. Mira, sé que a veces peleamos más de la cuenta, pero no pienso dejarte hacer esto solo. Además, me asusta lo que Derek pueda hacerme a mí luego de haberlo provocado todo ese tiempo que estuvimos en tu casa.
Stiles ríe, relajándose un poco.
Me siento nerviosa ante nuestro contacto físico y mi corazón se acelera por momentos, pero no suelta mi mano en ningún momento. Ni siquiera cuando no encontramos lo que estamos buscando y tuvimos que llamar a Derek.
—Pregunta por Jennifer ella ha estado cuidando de mi tío —dice Derek.
Entramos a la habitación y esta se encuentra completamente vacía.
—Pues él tampoco está aquí —avisa Stiles—. No está aquí. Se ha ido, Derek.
De repente todo hice sentido y el rompecabezas de mi cabeza se une, mareándome por un segundo. Las piezas que faltaban se han unido a la perfección, dejándome perpleja. Giro mi cabeza y trago en seco al encontrarme con una mirada penetrante.
—Tenemos que salir de aquí, Stiles —murmuro con temor en mi voz, mirando al hombre que estaba parado a unos metros de nosotros tiene la mitad del rostro quemada. Le estoy halando la mano a Stiles para que me haga caso, pero él está muy concentrado en buscar dónde estaba el tío de Derek.
Pues, le tengo unas noticias. Lo encontré mucho antes de lo pensado.
—¡Él es el alfa! —Grita Derek al otro lado del teléfono—. ¡Salgan de ahí!
Stiles gira su rostro y es cuando se da cuenta de lo que yo estaba tratando de decirle. Claro, tuvo que Derek decírselo antes de hacerme caso a mí.
—Deben ser Stiles y...Scarlett —pronuncia mi nombre, arrastrándolo como si estuviera saboreando cada sílaba.
Me recuerda de la vez en el bosque, la tienda de vídeos y en la noche de la escuela. De todos, creo que yo soy la que ha tenido más encuentros directos con el alfa. Ni siquiera Scott que es su beta estuvo tan cerca de él estando consciente.
Stiles y yo retrocedemos solo para encontrarnos con la enfermera.
—¿Qué hacen aquí? Las horas de visita se han terminado.
—No me digas, juro que no me había dado cuenta —comento con sarcasmo.
—Dios mío, voy a morir —murmura Stiles.
Río con nerviosismo.
—¿Tú crees, idiota?
—Ahora no es buen tiempo para nuestras peleas, Scarlett —advierte.
Ruedo los ojos.
—Viéndolo de este modo, podría ser la última que tengamos —trato de animarnos.
De repente, Derek aparece dándole un codazo a la enfermera en la cara y la tira al piso.
Derek, ¿dónde te hago el altar?
—Eso no es amable. Esa es mi enfermera —habla el tío de Derek, alias Peter, alias el alfa, alias el asesino en serie que atormenta Beacon Hills.
—Es una perra psicótica que te ayuda a matar gente —espeta Derek y nos mira a Stiles y a mí—. Salgan del camino.
Jalo a Stiles conmigo, agachándonos fuera del pasillo.
—¿Crees que maté a Laura a propósito? ¿Una de mi propia familia? —pregunta el alfa y Derek le enseña los colmillos.
Todo pasa muy rápido. De un segundo a otro ambos se están peleando, pero el alfa es mucho más fuerte que Derek y lo tira al suelo. Stiles me agarra de la mano, jalándome para salir de aquí.
Nos ocultamos detrás del mostrador.
En resumen: Derek está recibiendo una buena paliza por parte de su tío.
—Pensemos en el lado positivo de las cosas —le digo a Stiles—. Encontramos al alfa.
—¿Estás riéndote o llorando? —pregunta.
Encojo mis hombros.
—No lo sé —confieso y es cuando me doy cuenta de que nuestras manos seguían entrelazadas.
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