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36. Bilinski y Clayton

Antes de que pudiera hacer algo al respecto, Stiles salió corriendo de la azotea, dejándome un poco aturdida. Sacudí mi cabeza, sequé mis lágrimas y me dirigí hacia las escaleras en busca de Derek, solo para encontrarlo siendo golpeado por Stiles en el piso del elevador.

— ¡Derek, vamos! —gritó Stiles intentando de despertarlo.

Abrí mis ojos sin dar crédito a la escena frente a mis ojos.

— ¿Qué demonios haces? —pregunté exaltada.

Stiles formó un puño con su mano e iba a golpearlo nuevamente cuando Derek despertó y detuvo el ataque. Él miró a su alrededor luciendo un poco desorientado y confundido.

— ¿Dónde está? —Se refería a Jennifer.

— Se fue con la mamá de Scott —respondí.

— ¿Se la llevó?

Asentí.

— Si eso no te parece una patada en las bolas, Scott se fue con Deucalion —añadió Stiles—. Debemos sacarte de aquí. Viene la policía, debemos sacarte de aquí.

Entre Stiles y yo ayudamos a Derek a levantarse del suelo. En ocasiones así deseaba ser mujer lobo porque la súper fuerza me vendría extremadamente bien. Adoraba a Derek y a su cuerpo, en serio, pero su complexión musculosa y su alta estatura lo hacían pesado como una roca.

— Espera. ¿Y Cora? —preguntó, estando preocupado.

Stiles le dijo dónde se encontraba y después coincidimos en que yo me quedaría con Stiles para retener a los policías el tiempo suficiente como para darles una buena ventaja.

— No me gusta esa idea —dijo Derek, dedicándole una mala mirada a Stiles.

Algo me decía que él también se había dado cuenta de que Stiles tenía sentimientos por mí. ¿Acaso voy a ver a un Derek celoso por primera vez en la vida? Estaba esperando ese momento porque, honestamente, me estaba cansando de ser yo la que se moría de celos.

— Voy a estar bien. Además, si hay alguien que puede retener a los policías suficiente tiempo somos nosotros dos —le aseguré—. ¿Nos has conocido? Somos una bomba de sarcasmo y eso molesta a los policías.

Derek rodeó mi cintura con sus manos, mirando a Stiles por encima de mi hombro como si quisiera dejarle en claro quién era el alfa.

— No quiero que te metas en problemas —susurró.

— Yo no me meto en problemas, Derek —dije—. Los problemas vienen a mí —expliqué—. Además, tienes que sacar a Cora de aquí. Te prometo que te alcanzaré luego, ¿sí?

Derek asintió de mala gana y me besó frente a Stiles, cosa que no había hecho nunca. De hecho, creo que nunca hemos tenido demostraciones de afecto públicas en frente de nuestros amigos. Siempre lo mantenemos más privado y entre nosotros. Así que eso solo me confirmaba más lo que llevaba sospechando.

Estaba celoso.

— Ten cuidado —pidió.

Asentí, dejándolo ir, y pude ver la mueca de Stiles. No quería herirlo, pero yo no podía frenar mi felicidad solo porque él decidiera —meses después de todo lo ocurrido y solo cuando conseguí novio— que se gustaba de mí.

— ¿Realmente era necesario todo el hombre lobo macho alfa? Solo le faltaba orinarte para marcar su territorio —expresó Stiles rodando sus ojos.

Reprimí una risa.

— ¿Entonces admites que tiene una razón por la cual estar en ese modo hombre lobo-macho alfa? —cuestioné, elevando mis cejas.

Stiles abrió y cerró su boca varias veces sin saber qué responder.

— ¿Desde cuándo lo sabes? —interrogó, refiriéndose a sus sentimientos por mí.

— Había estado notando tus leves pistas, Stiles, pero cuando realmente lo supe fue la noche del motel —respondí de forma sincera. No quería tener esa conversación, pero era necesaria—. Mira, Stiles, no quiero herirte. Eres uno de mis mejores amigos, lo sabes, ¿verdad? Los tres fenómenos —le recordé, sonriendo un poco—. Pero creo que nos hemos confundido mutuamente entre las atenciones que recibíamos de parte del otro y nos terminamos hiriendo.

— Lo sé, lo sé, estás con Derek ahora y toda la cosa —comentó, rascando su cuello.

— Creo que hay alguien que te merezca y viceversa, pero ese alguien no soy yo, Stiles. Lo verás algún día —le aseguré—. Y no te creas que cambiaré mi trato contigo por esto. Sigo siendo tu amiga y puedes contar conmigo para lo que quieras y necesites.

Stiles asintió, su expresión estando un poco triste, pero aliviado de que nuestra amistad pudiese segur siendo la misma. Ambos podíamos ser lo suficientemente maduros como para aceptar que los sentimientos románticos van completamente separados de la amistad en general, y que eso es lo que debíamos proteger. Seguíamos siendo los tres fenómenos, aunque Scott estuviese en el bando de los malos por intentar protegernos a todos.

Lo íbamos a recuperar, de eso no me cabía duda. Teníamos que hacerlo.

Ambos nos sentamos en la sala de espera cuando comenzaron a llegar los agentes del FBI inspeccionándolo todo. Uno de ellos me parecía demasiado familiar y los recuerdos azotaron mi mente. Las peleas entre él y Melissa. Era el padre de Scott.

— Perfecto —susurró Stiles con sarcasmo.

Rafael McCall caminó hacia nosotros y tuve ganas de hundirme en mi asiento para que no se percatase de mi presencia. La última vez que nos habíamos visto, él había estado borracho y me había atrapado espiando una de sus discusiones con Melissa antes de que ella lo echara de la casa.

— Un Stilinski y una Brann en medio de todo este lío. Qué sorpresa —habló de forma irónica—. ¿Podrían responder algunas preguntas sin su habitual nivel de sarcasmo?

— Si tú preguntas sin tu habitual nivel de estupidez —propuso Stiles.

Rafael sonrió de manera falsa. No le había gustado en lo absoluto que Stiles le respondiese de esa forma.

— ¿Dónde está tu papá, y por qué nadie puede contactarlo? —preguntó, dirigiéndose a mi amigo.

— No lo sé. Hace horas que no lo veo —respondió Stiles.

— ¿Qué hay sobre ti, Scarlett? Ya que siempre estás metida en todo, ¿has visto al sheriff?

Encogí mis hombros.

— No lo he visto desde la última vez que lo vi —dije.

Rafael lució exasperado.

— ¿Está bebiendo de nuevo? —preguntó.

— ¿Cómo 'de nuevo'? Nunca tuvo que dejarlo —espetó Stiles.

— Pero tuvo que moderarse. ¿Está bebiendo como antes? —insistió.

Fruncí mi ceño.

— ¿Está usted bebiendo de nuevo, agente McCall? —cuestioné cruzando mis brazos. No me gustaba el tono que estaba utilizando contra el sheriff—. Ya no tiene una esposa que lo eche a la calle para que se modere, ¿cómo lo anda sobrellevando?

Rafael apretó sus labios en una fina línea y metió sus manos en los bolsillos de su pantalón en un gesto de enfado.

— Mira, la próxima vez que lo vea le haré una prueba de alcoholemia —dijo Stiles—. Recitaremos el alfabeto. Desde el JO hasta la D y T.

— ¿Y si me dicen qué diablos sucedió aquí?

Resoplé.

— No sabemos lo que ocurrió. Estuvimos encerrados en los ascensores todo el tiempo —respondí.

— No fueron ustedes los que pusieron el nombre en las puertas, ¿o sí?

Ambos elevamos nuestras miradas hacia el padre de Scott, completamente confundidos y perdidos con esa parte. ¿A qué demonios se refería con eso?

— ¿Qué nombre? —preguntó Stiles.

No esperé a escuchar la respuesta porque me puse de pie y caminé hacia el elevador. Presioné el botón y esperé a que las puertas se cerraran, mostrándome un nombre escrito con pintura en aerosol.

Argent.

* * *

Sentía a Payton incómoda detrás de mí mientras seguíamos a los Argent hacia el interior de su apartamento. A pesar de que yo había tenido serios conflictos en el pasado con ambos Argent, había aprendido a colaborar con ellos cuando nos encontrábamos en problemas. En especial ahora que habíamos descubierto que el padre de Allison sería el siguiente en ser llevado.

Payton, por su parte, se encontraba incómoda por el hecho de que el chico que —según ella— la traía loca, la estaba dejando de lado por Allison. Quizá la chica Argent no se hubiese percatado de ese detalle todavía, pero estaba ahí presente.

— La palabra es «guardián», Allison. Tú más que nadie sabes que es una función que no estuve cumpliendo —dijo Chris Argent, abriendo la puerta del apartamento. Lucía bastante tranquilo considerando que podría ser secuestrado en unas horas.

— Se llevo a la mamá de Scott y al papá de Stiles. No es coincidencia —se defendió Allison, la cual sostenía un arco en sus manos.

— Sí, yo también consideraría que escribieron tu nombre muy grande en las puertas del elevador —añadió Stiles.

— Eso me pareció una advertencia —también colaboré en tratar de convencerlo de que tenía que tener precaución con todo este asunto.

Si había algo que sabía de ese hombre era que siempre velaba por el bienestar de su hija. En más de una ocasión lo había comprobado al ayudarnos. Literalmente cambió de bandos en dos ocasiones para salvar a su hija. Si eso no es ser un guardián, entonces no sé qué lo sea.

Quizá por eso es que no consideraron a mi madre para el sacrificio.

Sacudí mi cabeza para eliminar esos pensamientos. No debía desearle el mal a mi propia madre, sin importar lo mala que fuera. Seguía siendo sangre de mi sangre. Sin embargo, eso no significaba que encontrara un rastro de perdón en mi corazón para ella. Simplemente había dejado de tomarle importancia a la mujer que me dio la vida.

— Pienso que tal vez fue Morrell. Sabe mucho más de lo que dice, y quizás esté tratando de ayudar —sugirió Allison.

— Pues tiene que moverse más rápido —acotó Payton.

— Siento que estoy haciendo esto muy seguido, pero coincido con Playton —Stiles pronunció mal el nombre de mi prima a propósito.

Rodé mis ojos, presintiendo lo que iba a venir.

— Cállate, Bilinski —espetó ella.

— Lo que digas, Clayton —masculló él—. Faltan dos noches para el eclipse lunar —dijo, volviendo al tema principal, y se sentó en una de las sillas del despacho.

El señor Argent lo miró con compasión al ver la desesperación impregnada en los ojos de Stiles.

— No pierdas las esperanzas —le dijo.

— Ya podría estar muerto —replicó Stilinski.

— No lo creo —negó—. Hay algo en la táctica de Jennifer. Sigue posicionándose, acomodando las piezas.

— Y tú eres una.

Allison se apoyó en el escritorio, haciendo un último intento de convencerlo. Su padre pareció aceptarlo, aunque creo que lo hizo solo por Scott y Stiles. Teníamos que encontrar a Melissa y al sheriff.

— Entonces no esperemos su próximo movimiento. —Agarró un mapa doblado y lo extendió sobre el escritorio—. Todo lo que hizo estuvo en una corriente telúrica. Melissa y el sheriff deben estar en una de esas corrientes.

Todos asentimos, con la excepción de Stiles. Suspiré casi rindiéndome. Era imposible resolver esto sin el Sherlock Barato, él siempre ayudaba a realizar las conexiones.

— Stiles, para encontrarlos, necesitamos tu ayuda —le hablé en un tono severo para que me hiciera caso porque él era bastante testarudo a veces.

Comprendía su impotencia respecto a su padre y también el hecho de que Scott hubiese cambiado de bando, pero lo necesitábamos.

— ¿En serio quieres ir tras ella? —cuestionó sin mirarlo. La pregunta iba dirigida a Argent.

Fruncí mi ceño.

— Yo me he enfrentado a ella y sigo viva —comenté.

— Sí y estás olvidando la parte donde atravesó tu estómago con un palo —reprochó y luego miró a Argent—. ¿Y si te lleva como a los otros? No te ofendas, pero ¿qué diferencia hay entre tú y ellos?

Argent agarró una pistola calibre 45 del escritorio y le colocó el cartucho de balas.

— Tengo una calibre 45 —respondió—. Podrá curarse de un tiro en la pierna y unos cuantos cortes en la cara, pero quisiera ver cómo se las arregla con medio cráneo volado.

— Me agrada este tipo y sus armas —susurró Payton.

— Siempre y cuando no te dispare a ti —le recordé.

— Ahora tenemos una prioridad, encontrar a Melissa y a tu papá —anunció mirando a Stiles—. Tenemos un mapa y las pistas para resolver esto. Lo que no tenemos es tiempo y por eso los necesito a los cuatro.

Todos giramos nuestros rostros para ver a Stiles. Él lucía indeciso con todo el tema, pero al final suspiró.

— ¿Por dónde empezamos?

— Los sacrificios se cometieron generalmente donde no se encontraron los cadáveres. Creo que el lugar tiene que ver con la fuerza de la corriente —opinó Argent, dejándonos saber su punto de vista.

Todos estábamos rodeando el escritorio, mirando el mapa con la linterna de luz ultravioleta.

— Como la escuela, la clínica de animales y el banco —observé.

— Exacto —me dio la razón.

— Espera. Ella no utilizaría el mismo lugar dos veces, ¿o sí? —interrogó Stiles.

— Solo si no lo logra la primera vez —respondió Argent.

— El jefe de Scott. Deaton —mencionó Payton—. El banco, ¿no?

Argent asintió.

— Fue su única falla. Eso podría significar algo.

Sacudí mi cabeza, sin ver nada más allá de lo que teníamos. Sentía que necesitábamos algo más para poder ver todo el tablero.

— Es solo un lugar hasta ahora. Necesitaremos mucha más ayuda —comenté.

— ¿Y Lydia? —sugirió Allison.

— ¿Lydia? ¿Qué puede hacer ella? —preguntó el papá de Allison.

Allison, Payton, Stiles y yo nos miramos sin saber cómo responder su pregunta. Era un poco complicado de describir.

— Lydia tiene cierto talento. De algún modo encontró un par de los cadáveres...eh...sin buscarlos —respondió Stiles.

— ¿Qué es, psíquica?

Volvimos a repetir el acto anterior.

— Es algo —hablé finalmente.

Definitivamente necesitábamos a Lydia y a sus poderes extraños.

* * *

Para el amanecer, los Argent habían sacado la mayoría de su armamento. Varias armas estaban en el escritorio, mientras Allison se adaptaba a utilizar sus dagas chinas. Esperaba que no jugara mucho con esas porque la última vez que la tuve cerca con esas dagas, me clavó una en el abdomen.

Argent cargó una de sus armas automáticas y luego agarró uno de sus rifles de larga distancia.

— Creí que ustedes estaban retirados —pronunció Stiles, confundido y un poco perturbado por la escena que estábamos presenciando.

— Retirados sí. Indefensos no —contestó—. Mantengan sus teléfonos encendidos —nos dijo a Payton, Stiles y a mí—. Si alguno habla con Scott, avisen enseguida.

Stiles miró su teléfono.

— Creo que será poco probable —murmuró él.

— Recuerden que él está haciendo lo que cree correcto.

— Scotty Doo salva el día —susurré.

Entonces escuchamos un ruido detrás de nosotros y vimos a Isaac de pie en la puerta. Payton desvió su mirada del chico y, de inmediato, supe que ella quería irse de allí.

— No puedo disparar un arma, ni usar una ballesta, pero...estoy mejorando mucho con esto —dijo él sacando sus garras.

Y ahí caí en cuenta de un pequeño detalle. Él hablaba como si fuese a ayudar solamente a los Argent. En ningún momento incluyó a Payton o a mí.

_____________

Ay, Isaac, ¿qué rayos estás haciendo, chico?

36/39

Preguntas: ¿Qué opinan que ocurra en el próximo capítulo? (Es el del ataque de pánico ;)) ¿tienen teorías? Quiero leerlas todas todas.

Chau y hasta la próxima ❤️

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