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21. No es lo que él hubiese querido

Scott me dirigió una mirada y prácticamente salté de mi asiento para poder caminar por el estrecho pasillo del autobús. Evité tropezarme porque no quería hacer el ridículo y traer más atención a mí misma. Escuché a Scott ponerse de pie también para seguirme por el pasillo para detener a Boyd de cometer un gran error.

Yo más que nadie entendía que él quisiera vengar la muerte de Derek, era su alfa, su guía, aquel que le había dado una nueva oportunidad de vida. Sin embargo, atacar en un autobús lleno de estudiantes no era la mejor forma de hacerlo. Simplemente no era ni el momento ni el lugar, así como tampoco era correcto intentarlo.

Estiré mi brazo y agarré el de Boyd antes de que pudiese moverlo para abalanzarse sobre Ethan.

— Suéltame —gruñó con los dientes apretados y la respiración pesada.

— No —espeté, utilizando mis poderes para calmarlo un poco.

Scott apareció a mi lado, colocando su mano en mi hombro para poder ver a Boyd claramente.

— ¿Tienes un plan? —interrogó Scott—. Dinos tu brillante plan y Scarlett te soltará.

Giré mi rostro con el ceño fruncido para expresar mi confusión ante las palabras de mi mejor amigo. No podíamos dejarlo atacar sin importar que fuese el plan más genial y perfecto del universo entero. Estaríamos expuestos y la seguridad que hemos intentado mantener en Beacon Hills se irá al caño dos veces peor de lo que ya estamos.

— ¿Qué vas a hacer, Boyd? ¿Matarlo aquí? —pregunté en un tono más suave. Los ojos de Boyd se fijaron en los míos. Había una mezcla de ira, dolor y confusión en ellos. Así como también había duda. Estaba teniendo un debate mental con lo que sus impulsos animalísticos le decían que hiciera versus lo que estaba correcto—. ¿Después qué? —proseguí.

— No me importa —masculló.

Hizo un intento de abalanzarse hacia el gemelo alfa, pero entre Scott, Isaac y yo lo sostuvimos, manteniéndolo quieto en el asiento.

— A nosotros sí —dijo Scott.

— Sigues herido —observó Isaac, su vista enfocada en la mancha de sangre negra que estaba en la camisa gris de Scott.

— Estoy bien —susurró mi mejor amigo.

Isaac me miró con un deje de preocupación y yo negué para dejarle saber que Scott no estaba bien, pero que también estábamos pensando en algo para lidiar con todas las situaciones. En estos momentos necesitábamos enfocarnos en detener que Boyd se manchara las manos de sangre.

— Danos una oportunidad de pensar en algo —pedí, relajando un poco mi agarre de Boyd, pues él lucía ligeramente más calmado.

— Algo que no termine con la muerte de alguien más —añadió Scott.

Boyd me miró.

— ¿Por qué lo impides, Scarlett? ¿Por qué no estás haciendo algo por detenerlo cuando ellos mataron a Derek? —me preguntó.

Un nudo se formó en mi garganta y casi pude sentir mis sentimientos condensarse en forma de lágrimas, pero me detuve a mí misma. Ya había llorado demasiado para ser verdad. Estaba segura de que ya no me quedaban más lágrimas que derramar y tampoco quería seguir produciéndolas. Solo quería evitar sentir en general.

— Porque Derek no hubiese querido esto para nosotros, Boyd. Él no hubiese querido que vengaras su muerte, no así —respondí con una tranquilidad firme.

Algo en los ojos de Boyd cambió y asintió de forma casi imperceptible, un poco sorprendido por mis palabras y la serenidad con las que las había pronunciado.

— De acuerdo —accedió.

Scott y yo suspiramos con alivio. Mi mejor amigo comenzó a caminar de vuelta a su lugar y yo lo ayudé, sabiendo que su herida se estaba poniendo peor y apenas lograba reprimir el dolor. Se estaba debilitando con rapidez y a su vez me debilitaba a mí.

— ¿Crisis evitada? —preguntó Stiles tan pronto llegamos a nuestros lugares. Asentí—. Qué bien, porque tenemos otro problema.

Abrí mis ojos sin poder creerlo. Apenas acabábamos de controlar una posible catástrofe en el maldito autobús y ya nos estábamos metiendo en otra. ¿Acaso no podíamos tener unos minutos de descanso para permitirnos lamentarnos por nuestras pérdidas?

— ¿Cuál problema? —mascullé, sentándome en mi lugar al lado de Payton.

— Ethan revisa su teléfono cada cinco minutos —señaló mi prima—. Como si esperara algo, un mensaje o alguna señal.

Stiles asintió, coincidiendo con Payton.

— Algo maligno —resaltó—. Lo presiento. Tengo un buen ojo para percibir la maldad, lo saben —clarificó, elevando su dedo índice para enfatizar sus palabras.

Rodé mis ojos y dirigí mi vista hacia el gemelo, el cual estaba sentado al lado de Danny.

— No me gusta que se siente con Danny —habló Scott.

— A mí tampoco —hablamos al unísono Payton, Stiles y yo.

Era un poco obvio. Danny era una ternura de persona como para estar con alguien tan maligno y peligroso como Ethan. Podría correr grandes amenazas solo por estar saliendo con un alfa que, por cierto, probablemente intentaría asesinarme. Después de todo, había sido mi culpa que el alfa grandote y Derek murieran.

Derek.

Sacudí mi cabeza para evitar que los pensamientos del hombre que quería volvieran a clavarse en mi mente. Dolía. Cada pensamiento sobre él era un nuevo puñal espetándose en mi corazón, moviendo a los otros puñales y provocándome más daño emocional de lo que me encontraba capaz de soportar.

— Voy a ver qué está pasando —anunció Stiles, metiendo su mano en el bolsillo de su pantalón para sacar su teléfono.

— ¿Qué haces? —le preguntó Payton con el ceño fruncido.

— Voy a preguntar.

Vi a Stiles escribir un mensaje de texto y pude ver a Danny mirarnos con confusión para luego gesticular un insonoro 'no' con sus labios. Stiles volvió a escribirle con insistencia, solo para recibir una evasiva de Danny, aunque estaba claro que mi amigo no se daría por vencido porque solo comenzó a escribir y enviarle más mensajes. Era uno detrás del otro sin detenerse. Sus dedos se movían con tanta rapidez sobre el teclado que me sorprendía. Incluso parecía un maldito súper poder.

Entonces el gemelo volteó a vernos y nos bajamos de forma poco disimulada en el asiento.

— Increíble —susurró Payton.

— Eso no fue muy sutil —admitió Stilinski.

No, no lo fue. Solo atrajimos más atención de parte del alfa hacia nosotros, pero qué más daba.

Unos segundos después, el teléfono de Stiles emitió un sonido anunciando la llegada de un mensaje y nos lo mostró.

Alguien cercano a él está muy enfermo. Tal vez no pase la noche.

¿Alguien cercano a él? No podía ser su gemelo. Solo podría ser...el alfa que cayó junto a Derek. No había otra explicación para el tema.

— ¿Ennis?

Fruncí mi ceño. ¿Cómo es que Scott conocía el nombre del alfa y yo no? En definitiva, estoy perdiendo mis dotes detectivescos.

— Entonces eso significa que...—interrumpí a Stiles.

— No está muerto.

Si Ennis estaba vivo, ¿Derek también podría estarlo?

— Aún no —aclaró Payton.

Tragué en seco, sintiendo una ligera esperanza esparcirse por mi cuerpo. Solo pensar que existía la ligera posibilidad de que Derek pudiese seguir con vida me llenaba de ganas de continuar luchando en este mundo.

Pero sabía que no podía ilusionarme porque la ilusión muchas veces conducía a la decepción y yo no estaba preparada para caer con tantas fuerzas de nuevo.

* * *

— Jared, te advierto. Soy un vomitador empático —la voz de Finstock resonó en todo el autobús—. Si vomitas, te vomito encima y será sumamente asqueroso.

— Por favor, no hables de vomitar. No es bueno —suplicó el chico llamado Jared, intentando reprimir sus propias náuseas y ganas de vomitar.

Estábamos casi detenidos en medio del pesado tráfico de California y las cosas se estaban poniendo peor dentro del autobús. Afortunadamente, Boyd y Isaac permanecían tranquilos, pero Scott se estaba poniendo cada vez peor y se encontraba absorbiendo la energía de mi cuerpo. Mis extremidades se sentían entumecidas y muy pesadas, casi hasta tal punto donde no las podía mover.

— Scarlett, estás hirviendo —notó Payton, tocando mi frente con el dorso de su mano.

La aparté antes de que pudiese quemarla sin intención alguna. No me encontraba del todo bien. El calor emanaba de mi cuerpo como la primera vez que estuve bajo el efecto de la luna llena y había comenzado a sudar ligeramente. Me quité la chaqueta cuando me sentí sofocada dentro del pequeño autobús.

— Tal vez te vomite encima para que quede claro —continuó hablando Finstock.

— No es bueno. No es bueno —repitió Jared.

— Los demás no piensen que faltaremos a esta reunión por un ligero embotellamiento, una alerta de tornado o por Jared. Vamos a asistir. ¡Nada nos detendrá! —dictaminó Finstock en el habitual tono que utilizaba justo antes de un juego de lacrosse—. Stilinski, baja la mano.

— Hay una salida para comidas a un kilómetro —informó—. Si paramos, quizás el tráfico...

— No vamos a parar —rechazó la idea sin pensarlo dos veces.

Sentí un tirón en mi abdomen y gemí por lo bajo cuando las olas de dolor recorrieron mi torso, haciéndome estremecer. Apoyé mi frente en el espaldar del asiento frente a mí y cerré mis ojos, inhalando profundamente para intentar canalizar mi respiración y así aminorar un poco el dolor. Pero me sentía demasiado exhausta por esto. Era demasiado para mí.

— Se están poniendo peor —escuché que Payton le dijo a Stiles.

Mi amigo suspiró.

— Bien, pero si paramos...—insistió.

— ¡Stilinski! —gritó el entrenador y sonó su silbato con fuerzas—. ¡Cállate, en serio! ¡Es un autobús pequeño! ¡Deja de hacerme preguntar!

La voz de Finstock estaba siendo muy aguda en esos momentos donde incluso mi cabeza se sentía como si fuese a reventar en cualquier segundo.

— Lo odio —habló Stiles—. ¿Llamaste a Deaton?

— Sigue mandándome al buzón —dijo Scott.

— Ya está. Llama a Lydia y a Allison —le ordenó Payton a Stiles.

— ¿Cómo van a ayudar? Están en Beacon Hills —pronunció Scott en un tono débil.

— No lo están. Nos siguen desde hace horas —respondió Payton.

— Patético —susurré.

— Sé que están detrás de nosotros. Ponme en el altoparlante —pidió Stiles hablando a través del teléfono—. Scott sigue herido y de alguna manera está afectando a Scarlett también. No. Creo que empeora, ambos empeoran. La sangre está volviéndose negra y Scarlett parece que está siendo consumida por su propio poder.

Alguna de ellas tuvo que haberle dicho algo que no le gustó porque su respuesta estaba llena de sarcasmo.

— ¿Qué le pasa? ¿Tengo un doctorado en licantropía?

Hubiese rodado mis ojos, pero no me encontraba con las fuerzas suficientes para poder hacerlo. Sentí la mano de Payton en mi hombro, obligándome a echarme hacia atrás en el asiento y comenzó a abanicarme con su mano libre en un intento de refrescarme un poco.

— Resiste un poco —pidió.

La miré de reojo, sin saber si reírme de forma irónica o no. Me costaba mantenerme despierta o resistir el impulso de dejar mis poderes gobernar mi cuerpo, dejar la parte salamandra de mí estar en su estatus natural y salvaje lleno de caos. Pero lo intentaba, intentaba continuar luchando por mantenerme despierta y en control.

— Lo intentaré —murmuré.

Intentar era lo único que me quedaba por hacer en este momento.

* * *

— Entrenador, cinco minutos para entrar al baño, ¿sí? Llevamos tres horas entre esto...—Stiles fue interrumpido por el silbato de Finstock—. ¡La siguiente área de descanso es a cien kilómetros! —De nuevo el silbato—. Estar encerrado por horas no es bueno...—Silbato—. Nuestras vejigas no son...—Silbato—. Entrenador, esto es...—De nuevo—. ¿Puede...? —Más silbidos—. Por favor...¡Déjeme hablar! Estoy...—Finstock se rió.

— Esto no va a funcionar —murmuró Payton.

Negué.

El entrenador era una persona testaruda y no pararía el autobús a menos que fuese completamente necesario y beneficioso para él mismo.

— Cada vez...—intentó continuar Stiles.

Finstock sonó el silbato por un largo tiempo, haciéndome perder el quicio. Saqué mi propio silbato, me puse de pie y lo soné con más fuerzas, dejando al entrenador sorprendido.

— No lo hiciste —dijo de manera pausada.

— Me tienes los ovarios a punto de reventar —hablé, molesta.

— ¡No necesitaba saber eso! —exclamó el entrenador—. Y tú —señaló a Stiles—, ¡vuelve a tu asiento, Stilinski!

— ¡De acuerdo! —gritó Stiles, perdiendo la paciencia.

Volví a sentarme y eché mi cabeza hacia atrás. Eso había sido un arrebato de ira y ya no me quedaban fuerzas para hacer algo más. Se me estaba acabando el tiempo y a Scott también.

— Jared, mantén la vista en el horizonte.

Y pude ver desde mi posición a Stiles mantenerse en medio de su camino. Giró sobre sus talones para sentarse al lado de Jared y supe que eso no iba a terminar nada bien.

* * *

— ¡Jared, eres asqueroso! —gritó Finstock cuando el autobús se detuvo y todos los estudiantes salieron del vehículo corriendo y tosiendo por el olor fétido que se estaba concentrando ahí dentro—. Oigan, traigan toallas, un trapeador o un autobús nuevo.

Payton me agarró junto a Isaac y entre los dos me ayudaron a bajar de forma disimulada entre los estudiantes. Desde mi posición pude ver a Allison junto a Stiles y Lydia llevando a Scott hacia el baño para poder lidiar con su situación. Caminar me debilitó aún más y un fuerte mareo azotó mi cuerpo, nublando mi vista y casi haciéndome caer si no fuese porque los dos hombres lobos me mantenían agarrada.

— Resiste un poco, Scarlett —pidió Payton en un susurro.

Pero no podía hacerlo.

Sentí un tirón en mi estómago, seguido de un revuelco y lo siguiente que sentí fue la bilis quemar mi garganta al vomitar. Casi estaba repitiendo la maldita escena que Jared había hecho en el autobús minutos atrás, pero había sido algo involuntario. De mi boca había salido un líquido negro y espeso, técnicamente sangre negra.

— ¿Se va a morir? —escuché que Isaac le preguntó a Payton.

Mi prima se encontraba sosteniendo mi cabello para evitar que este terminara sucio por el vómito. Apoyé mi espalda en el autobús y puse mis manos en mis rodillas, encorvándome.

— Scarlett, mírame. Eres fuerte, puedes concentrarte en apartar el dolor de tu cuerpo —me dijo Payton, llevando sus manos a mis mejillas para obligarme a mirarla.

Mi vista se encontraba nublada por las lágrimas y el llanto reprimido. Sacudí mi cabeza.

— No lo soy —repliqué en un tono de voz ahogado—. No soy fuerte.

— Sí lo eres. Eres la persona más fuerte que conozco, Scarlett. Solo estás dejando que todas estas situaciones te afecten, pero necesitas apartarlo de tu mente. Cierra esa conexión por unos minutos y no permitas que te siga debilitando —continuó su discurso—. Esto ayudará a Scott también, te lo aseguro. Ninguno de ustedes está conforme con lo que pasó anoche, sé que ambos se sienten culpables y que no se están permitiendo avanzar por Derek. Sin embargo, tienen que hacerlo. ¿Crees que a Derek le hubiese gustado esto? ¿Él hubiese querido que te rindieras así porque sí?

Mi barbilla tembló y presioné las palmas de mis manos contra mis ojos para evitar que las lágrimas salieran de ellos. Inhalé por la nariz y solté el aire con lentitud por la boca.

¿Qué es lo que Derek hubiese querido? Primeramente, hubiese querido protegerme, de eso no había duda. Era la razón primordial por la que habíamos terminado nuestra relación. Su instinto de mantenerme a salvo era lo que le había puesto pausa a lo que teníamos. Sí, una pausa, porque yo no me hubiese rendido tan fácil para terminar así porque sí. Eventualmente ambos hubiésemos encontrado la forma de estar juntos.

Pero ahora él se había ido. Estaba muerto y no volvería. Sin embargo, yo todavía seguía con vida, tenía que seguir peleando por las batallas que Derek había dejado incompletas. Los alfas me habían quitado a Derek, pero no me habían quitado mi fuerza propia.

— N-No —balbuceé.

— Entonces concéntrate en cerrar la conexión. Lucha, Scarlett.

Luchar.

Luchar era difícil. Me dejaba exhausta, incompleta y continuaba dejándome sin las personas que amaba. Pero tenía que hacerlo, era la forma en la que podía enfocar mi mente en hacer lo correcto para así lidiar con la culpa.

Reuniendo todo de mí, enfoqué mi mente en lo que Payton me estaba diciendo. Era difícil intentarlo. Mi mente tenía muchas partes que no conocía ni había explorado. Esta era una de ellas. Una vez pude encontrar la conexión con Scott, me esforcé en elevar unos muros en mi cabeza para cortar de golpe nuestro vínculo, aquel que me estaba matando lentamente. Era temporal, pues ese vínculo era lo que me mantenía tranquila de que Scott estaría bien, que tampoco perdería a mi mejor amigo. Le permitía esa conexión sin dejar que me afectase hasta el punto de matarme.

— Sus ojos —susurró Isaac en un tono sorprendido y confuso.

Parpadeé varias veces cuando comencé a sentir mi cuerpo más liviano, sin dolor y recuperando sus fuerzas. De la misma forma en la que me encontraba fortaleciéndome, también pude sentir la rabia esparcirse por mi cuerpo.

— ¡Vámonos, regresen al autobús! —gritó Finstock.

Stiles y Lydia se acercaron a nosotros con expresiones preocupadas.

— ¿Dónde está Scott? —pregunté.

— Allison está con él. Necesitamos detener el autobús por unos minutos más —dijo Lydia.

Observé a Payton y a Isaac.

Necesitábamos tiempo y solo había una persona cerca de nosotros a la que yo podía culpar. Mis sentidos se agudizaron, la mente se nubló por la rabia contenida y caminé dando grandes zancadas, empujando a las personas que se estaban metiendo en el medio y lo localicé.

— Oye, imbécil —lo llamé.

El gemelo giró a verme, dejando de hablar con Danny y fue el momento exacto en el que estampé mi puño en su rostro con tantas fuerzas que casi pude escuchar un hueso quebrarse. Escuché algunos jadeos de sorpresa de parte de los estudiantes, pero hice caso omiso a ellos. El gemelo había caído al suelo por la impresión y sorpresa de mi golpe, un hilillo de sangre bajaba por su barbilla. Entonces volví a golpearlo con más fuerzas que antes. Una y otra vez, agarrándolo de la camisa para mantenerlo en su posición.

Danny intentó apartarme de Ethan, pero Isaac lo sacó de mi espalda, reteniéndolo. Había una sonrisa burlona en el rostro del gemelo mientras yo lo golpeaba y eso solo me causaba más ganas de continuar atacándolo.

— ¡Scarlett! —escuché la voz del entrenador llamándome, pero no me detuve.

Los estudiantes continuaban rodeándonos, mirando cada movimiento que yo hacía para atacar al gemelo, quien no se defendía. Solo me miraba riéndose de forma socarrona.

— ¡Scarlett!

Fue la voz de Scott la que me hizo detener mis movimientos. Dejé el puño al aire y volteé a verlo. Ya no llevaba la camisa gris de antes, sino que tenía una nueva y también su aspecto había mejorado de forma considerable. Estaba sanando.

Solté al gemelo, respirando de forma pesada y casi corrí hacia él, rodeándolo con mis brazos.

— Estás bien —susurré.

— Estoy bien —aseguró. Nos apartamos y se giró hacia Boyd, Isaac y Payton—. ¿Por qué no la detuvieron?

Boyd lo miró.

— Porque si Derek no está, ella es nuestra líder —respondió.

Y no sé quién estuvo más sorprendido: Scott o yo.

Esas palabras eran demasiada presión y responsabilidad. Ser la líder de una manada, significaba que eras el alfa. Yo no tenía muchas cualidades para ser una, tampoco sabía si podría siquiera convertirme en una. No es algo que es posible. No parecía posible.

No respondí, ninguno dijo nada. Solo nos subimos al autobús nuevamente, esta vez con Allison y Lydia acompañándonos. De una forma, se sintió como en los viejos tiempos. Pero todo era distinto. Éramos adolescentes que habíamos perdido demasiado para salvar a otros.

Y ahora solo nos quedaba salvarnos a nosotros mismos.

___________

Tururú, publicando desde clase porque estoy aburrida y todavía quedan 40 minutos de la clase. Jelp me.

Preguntassss: ¿Qué opinan respecto a lo que Boyd dijo al final? ¿Scarlett dándole una paliza a Ethan? ¿Realmente creen que Scarlett sería la líder si Derek no estuviese? ¿Qué creen que ocurra en el Motel?🌚

Chau y hasta la próxima. ❤️

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