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12. Sacrificios humanos

— Siéntate —le ordené a Derek, prácticamente obligándolo a sentarse en el borde de su cama al colocar una mano en su pecho, teniendo cuidado de no hacer alguna movida que le causara dolor. También tuve precaución de no tocar las partes de su pecho donde su camisa no le cubría—. Así que...tu hermana.

Derek me dedicó una mirada de fastidio, pero obedeció, sentándose en el borde de la cama y mirándome con expectación, esperando mi siguiente movimiento. Le dediqué una sonrisa y me dispuse a analizar sus heridas, aunque estas ya se encontraban sanando. Boyd y Cora le habían rasgado prácticamente todo su torso. A veces admiraba la resistencia de Derek para soportar tanto y ni siquiera hablo de la fuerza que tiene al ser un alfa. Desde mucho antes él había sido fuerte.

— Te dije que sanaré, Scarlett —masculló, exasperado por mi preocupación e insistencia—. ¿Qué sobre Cora?

— Nunca hablaste sobre ella —dije, mordiendo el interior de mi mejilla.

— Lo sé. Es solo que...realmente pensé que murió en el incendio. Ella era una niña en ese entonces y me sentía demasiado culpable para hablar de ello sin que doliese —admitió, evitando mi mirada a toda costa mientras hacía su confesión.

Sus palabras me tomaron por sorpresa. Era la primera vez que Derek me hablaba de sus sentimientos en ese sentido. Me estaba dejando saber más sobre el hombre oculto detrás de esa fachada de 'malo' que prefería mantener.

— El incendio no fue tu culpa, Derek —él estuvo a punto de protestar, pero presioné mi dedo sobre sus labios para callarlo antes de que pudiese pronunciar las palabras—. Kate fue una maldita perra psicótica que jugó y mató a muchos.

— De todas formas, por eso no te hablé de ella antes.

— Está bien, Der.

— ¿Der? —arqueó una de sus cejas.

— Cállate. Tú me has llamado Scar cuando no me gusta que me digan así —protesté.

Él rodó sus ojos. Chasqueé mi lengua y negué, para restarle importancia al asunto. Entonces volví mi atención de sus heridas.

— Eres un tonto, ¿sabes? —comenté, dejando caer mis manos a ambos lados de mi cuerpo.

Derek elevó sus cejas. Él no estaba acostumbrado a que le hablaran en ese tono, pero a mí no me importaba hacerlo. Siempre lo había tratado de este modo y si él se había fijado en mí aún cuando lo trataba bastante mal y me gustaba ordenarle cosas, entonces era por algo, ¿no? Tenía que haber una razón por la que le resulté atractiva y no solamente en el físico, sino emocionalmente. Una conexión mental al menos.

— ¿Soy un tonto por no dejar que Cora y Boyd mataran a una maestra inocente? —inquirió con la misma expresión de antes.

Resoplé.

— En realidad no me hubiese afectado mucho si moría...—confesé en un tono bajito, como si me avergonzara de mis propios pensamientos. Su expresión de sorpresa se agudizó al escuchar mis palabras—. ¿Qué? ¿Nunca quisiste matar a uno de tus maestros? Me decepcionas, Hale.

— La verdad es que no —confesó.

— Bueno, siempre hay una primera vez —dije en un murmullo—. Pero sí, volviendo al tema, sí eres un tonto por entrar allí solo —recalqué la última palabra porque no me había gustado esa parte del plan en general.

Pasé mis dedos por mi cabello para poder expresar mi frustración. Ese sentimiento que él no comprendía, mi desesperación al saber que pude perderlo esta noche.

Pensar que Derek pudo haber muerto al entrar en el cuarto de calderas me había dejado mal. Mi, bastante gráfica, mente me impedía imaginarme un mundo donde él no estuviese presente con su habitual expresión de molestia y de querer desgarrarle el cuello a cualquiera que se metiera en su camino. Ni siquiera sabía en qué momento Derek había comenzado a formar parte de mis prioridades, pero ya no importaba. Estaba allí, metiéndose bajo mi piel y haciéndome tener sentimientos que no había tenido por nadie antes.

Porque ni siquiera cuando me gustó Stiles pude sentirme así. Era algo que me aterraba, mis propios sentimientos me causaban miedo. Pavor. Me quitaban la respiración y me ahogaban al intentar reprimirlos. No quería aferrarme tanto a una persona sabiendo que podía perderla en cualquier momento. No era algo para lo que estaba preparada, ni podría acostumbrarme a ello, pero no me quedaba de otra porque entre más intentaba no sentir, más sentía. Lo sentía todo.

— Tenía que hacerlo, Scarlett —me dijo, pasando sus dedos por mi mejilla en una ligera caricia.

Mi piel se erizó por completo y agradecí llevar ropa que me cubriera la piel porque no quería que viera el efecto que él tenía en mí. Me hacía sentir vulnerable por completo, expuesta. Derek Hale tenía todo en sus manos para quebrarme si así lo quisiera.

— Podías haberme dejado entrar contigo —protesté, frunciendo mis labios en una mueca.

Derek frunció sus labios en una mueca de molestia. No le gustaba que yo le estuviese recriminando por no haberme dejado ayudarlo.

— ¿Y dejar que te hirieran a ti? No —rechazó la idea sin pensárselo dos veces.

Gruñí por lo bajo.

— No soy tan débil como piensas, Derek. Puedo...—me interrumpió.

— Defenderte. Lo sé, pero eso no me impide querer protegerte.

Me quedé perpleja ante sus palabras. Mis oídos apenas daban crédito a lo que habían escuchado. ¿Acaso Derek -no me importa nada- Hale acababa de inferir que le importo lo suficiente como para querer protegerme? No es como si yo necesitase protección, pues para eso me había entrenado, pero seguía siendo una de esas fases de él que apenas estaba descubriendo. Me es imposible negar que me gusta descubrir estos lados de él que no suele demostrar mucho.

Derek debió haber notado la perplejidad en mi rostro porque una pequeña sonrisa se formó en sus labios. Entonces agarró una de mis manos, jalándome hacia él, inclinó su cabeza y rozó nuestras narices antes de atrapar mis labios con los suyos. Llevé mis manos a su cuello, dejando que mis dedos se entretuvieran con su cabello, tirando suavemente de él y despeinándolo mientras nuestros labios se movían al compás. Corrientes de éxtasis subían y bajaban por mi cuerpo, estremeciéndome.

Con una repentina ola de confianza, me pegué más a su cuerpo, mordiendo su labio inferior y tirando levemente de él. Sus manos dejaron de ahuecar mis mejillas y bajaron por mis brazos, las puntas de sus dedos rozando la tela de mi chaqueta hasta ubicarse en mis caderas. Una sensación de calidez recorrió mi cuerpo entero, haciéndome temblar y en un movimiento, no sé si fue de él, mío o de ambos, me encontraba sobre su regazo a horcajadas.

Su lengua se abrió paso entre mis labios y casi gemí ante la sensación. Besar era placentero y me gustaba demasiado. Algo había en el simple contacto de los labios devorándose que siempre me había llamado, pero era distinto con Derek. Desde la vez que me besó contra la puerta de mi baño había sido distinto. Quizá porque nunca había notado que me sentía atraída hacia él hasta ese momento en el que mi cuerpo respondió por sí solo. Justo como se encontraba respondiéndole en estos instantes.

— Derek —susurré su nombre en medio del beso y una de sus manos bajó de mis caderas hasta posicionarse en mi muslo, acariciando la zona por encima de mis pantalones. Ese movimiento me trajo de vuelta a la realidad y me di cuenta de que me había perdido por completo en el beso.

Un remolino de emociones estaba presente en mi estómago y estaba segura de que si me ponía de pie de golpe, sería capaz de caerme porque mis piernas no podrían sostenerme. Mi respiración estaba demasiado agitada y mis labios seguramente se encontraban bastante rojos e hinchados por la fricción de nuestros besos. A pesar de que mi cuerpo hormonal estaba deseoso de más, me obligué a mí misma a razonar. No tenía porqué apresurarme a hacer algo que no tenía planificado cuando entré al loft. Además de que Derek había estado herido hace unos minutos atrás y que su cuerpo se encontraba ensangrentado y su camisa rasgada.

Simplemente no era el momento adecuado para llevarlo a más.

Derek pareció notar cómo había cambiado el ambiente y me miró a los ojos, ambos respirando de forma irregular. Sus ojos verde pálido se encontraban un poco más oscuros y sus pupilas estaban ligeramente dilatadas.

— Creo que debería irme a bañar —anunció y fue cuando noté que su voz se encontraba mucho más ronca que antes.

Mhm —formulé, incapaz de pronunciar una palabra. Sabía que si lo hacía mi voz saldría como un hilo de voz y sería demasiado vergonzoso porque estoy segura de que sonaría como una adolescente hormonal muy deseosa de continuar con lo que estaba sucediendo.

— Scarlett, no es que me moleste que estés sobre mí, pero...

— Oh, sí, lo siento —murmuré, levantándome de su regazo, sintiendo mis mejillas arder con fervor. Rasqué mi nuca, incómoda con la situación—. Quizás es mejor que me vaya —señalé la puerta—. Es tarde, digo, temprano —me corregí al notar que había amanecido y que habíamos pasado toda la noche persiguiendo a Erica y a Boyd por la reserva—. Tú me entiendes —terminé mi interminable balbuceo y vi la mirada divertida de Derek.

Mordí mi labio inferior, dando unos pasos hacia atrás, debatiéndome entre si darle un beso de despedida o no. Tenía miedo de perder el control y no el tipo de control referente a mis poderes, sino el control que muchos adolescentes hormonales pierden, aquel en el que se te pierden las neuronas. Al diablo todo, reuní todo el control en mi cuerpo y uní nuestros labios, ejerciendo solo una presión en ellos y luego me separé.

— ¿Y no que te tenías que ir? —preguntó sin poder ocultar la sonrisa de sus labios.

Rodé mis ojos.

— Mira cómo me marcho, Hale —dije, dándome la vuelta para caminar hacia la puerta. Entonces algo en mi interior me dijo que volteara a verlo, solo para encontrarlo mirándome en una zona más baja de mi espalda—. ¿Qué se supone que haces?

Derek levantó sus manos con un deje de inocencia.

— Obedeciendo tus órdenes y viéndote ir —respondió.

Oh, claro. En mis tiempos no se le conocía así al acto de verle el trasero a una chica.

— Ajá, te creo —mascullé con cierto toque de sarcasmo y continué mi camino fuera del loft sin poder ocultar la sonrisa en mis labios.

Demonios, sí que estaba perdida

* * *

— Entonces, ¿estuvo bueno el revolcón con Derek? —preguntó Payton, mientras nos dirigíamos al interior de la escuela.

Casi dejé caer mis libros al suelo al escuchar su pregunta demasiado atrevida para mi gusto. Miré a ambos lados, rezando en mi interior para que ningún hombre lobo se encontrase demasiado cerca de nosotras y volteé a verla, mis mejillas quemando de forma incómoda.

— Payton —pronuncié su nombre en un tono de reclamo.

Una sonrisa se abrió paso en su rostro. La muy maldita estaba disfrutando mucho de esta situación mientras que yo me encontraba casi muriendo de la vergüenza que estaba sintiendo en esos momentos.

— ¿Qué? Es normal, Scarlett, Derek es muy atractivo y tiene un trasero —hizo un gesto con sus manos, indicando lo buen proporcionado que estaba en su retaguardia—. No tiene nada de malo divertirse un poco, incluso es saludable. Claro, siempre y cuando te protejan...—le tapé la boca con mi mano para impedir que continuara hablando.

— Por favor, detente —pedí en un lastimero susurro.

Payton dejó salir una carcajada de sus labios, apartándose de mi mano.

— ¿Nada de nada? ¿Ni siquiera una sesión de besos caliente? —continuó preguntando. Mis mejillas se volvieron más rojas que antes y quise ocultar mi rostro en alguno de los casilleros para que no viera mi expresión, pero era en vano. Payton ya la había visto—. Oh, así que la pequeña Scarlett sí se está divirtiendo con el alfa.

— Para —exigí y estallé en risas sin poder evitarlo—. Demonios, Payton, tienes que cuidar tu filtro verbal. Además, soy mayor que tú, sin contar que también soy más alta.

— Nah, yo creo que no —dijo, encogiendo sus hombros—. Por cierto, el tamaño es relativo, Scarlett. Puedes ser mayor y más alta, pero soy más fuerte —me guiñó un ojo.

Arqueé una de mis cejas.

— ¿Eso piensas? —inquirí.

Antes de que pudiera decir algo más al respecto, escuché a una persona llamando mi nombre casi a gritos en medio del pasillo. Varias personas voltearon a verme, interesados en saber cuál era el apuro de Stiles Stilinski.

— Oh, gracias a Dios que te encuentro por fin —dijo—. ¿Para qué tienes un teléfono si no planificas utilizarlo? —preguntó.

Encogí mis hombros.

Mi teléfono había estado muerto hasta esta mañana cuando decidí cargarlo. Me había encontrado completamente exhausta tanto física como mentalmente luego de lo sucedido la noche del banco y necesitaba alejarme un poco de todo el embrollo sobrenatural, aunque solo fuese por un día o dos.

— ¿Murió alguien?

— Tres personas —soltó de golpe.

Las palabras me cayeron como un balde de agua fría, paralizándome por completo. Tres personas completamente inocentes muertas. ¿Cómo demonios había sucedido eso en tan poco tiempo?

— ¿Cómo que tres personas, Stiles? —pregunté sin poder creérmelo.

Stiles asintió.

— Heather fue una de ellas —murmuró.

No pude evitar sentir lástima por mi amigo. Él había estado muy preocupado por ella y tenía la esperanza de que pudiera encontrarla antes de que algo malo le ocurriese. Ya veo que el destino tenía algo distinto en sus planes. Es...fuerte saber que otra chica adolescente muriera.

— ¿Qué fue lo que sucedió? Boyd y Cora no estaban fuera de la bóveda cuando Heather desapareció —dije, intentando procesar toda la información que me estaba proporcionando en estos momentos.

— Esa es la cuestión, no fueron Boyd y Cora, Scarlett. Tres personas con tres heridas exactamente iguales: estrangulamiento, garganta cortada y la cabeza abierta.

— ¿Cuál es el conector entre todo esto? —pregunté, un poco confundida.

Esas no eran heridas que un hombre lobo causaría. ¿Por qué gastaría su tiempo estrangulando a una persona cuando simplemente podría despedazarlas con sus garras? Todo eso era demasiado extraño, incluso para mí que estaba completamente metida en el mundo sobrenatural.

— Heather, Emily y el chico que Lydia encontró en la piscina, los tres eran vírgenes —puntualizó.

Fruncí mi ceño.

— ¿Cómo rayos sabes que Heather era virgen? —cuestioné, ladeando mi cabeza. Las mejillas de Stiles se encendieron por completo y una carcajada se escapó de mis labios—. Vaya, el pequeño Stiles iba a ir por todo, eh —lo provoqué sin poder evitarlo.

— Basta, Scarlett —dijo, avergonzado—. Volviendo al punto, estos no son homicidios al azar. —Elevé mis cejas, animándolo a continuar hablando—. Son sacrificios, sacrificios humanos.

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Otra actualización en menos de 5 horas, merezco más amor de parte de ustedes 7w7r. Ahr, la verdad es que se portaron bien en el capítulo pasado dejándome tantos comentarios, siento que aprecian mi esfuerzo con ellos. Plus, amo responderlos e interactuar con ustedes. Así que, ¡comenten!

Preguntas: ¿Les ha gustado ese momento Derett? 7w7r ¿Cuántas quieren matarme por haberlo detenido justo ahí? ¿Payton molestando a Scarlett? (Payton es yo en la vida xD) ¿Aman su relación de primas tanto como yo o es que soy la única?

PD: Si hay alguien que todavía no está en el grupo de whatsapp y quiere unirse, pueden enviarme sus números. No mordemos 7w7r. Además de que estar ahí tiene sus ventajas, pueden preguntarle a mis chicas de allí 🌚

Chau y hasta la próxima. ❤️

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