6. Mujer perra
En la hora del almuerzo no me senté con Stiles ni con Scott. Me encargué de sentarme en la mesa más alejada y vacía que pude encontrar, aunque eso era prácticamente imposible dado a todas las personas que se encontraban allí. De hecho, ni siquiera me atreví a agarrar una de las bandejas para comprarme el almuerzo, sino que solo me quedé observando a las personas que estaban allí.
Stiles estaba a unas mesas de mí intercambiando dinero con Boyd, un chico extremadamente solitario que trabajaba en la pista de hielo de Beacon Hills. Ya me estaba imaginando lo que estaba haciendo porque conociendo lo predecible que era Stiles, le estaba pagando por una noche en la pista. Por eso le pagaba, quería las llaves.
Rodé los ojos y dirigí mi vista hacia los demás, sobresaltándome cuando vi a Allison a mi lado tratando de asimilar lo que me sucedía. Ella ya sabía que me sentaba con Scott y Stiles todo el tiempo.
— Estoy bien —aseguré antes de que pudiera preguntarme.
— Yo no he dicho nada —comentó encogiendo sus hombros y miró su bandeja antes de volver a verme—. Sé que no estás bien, Stiles podrá creerte y todos los demás también, pero yo no.
Mordí el interior de la mejilla y estuve tentada a quitarle su mini botella de agua para ahogarme en ella, pero no lo hice por el hecho de que probablemente se evaporaría antes de que pudiera darle un sorbo. Podía sentir el ligero calor que emanaba de mis manos. Estaba afectada por lo que estaba ocurriendo en mi vida.
— Vale, no estoy bien. Supongo que todo esto me afectó más de lo que yo pensaba. Yo no quería esto, Allison. Ser atacada, no saber ni lo que soy...—No ser elegida—. Todo está de mal en peor. Ni siquiera puedo agarrar las cosas porque si me encuentro molesta, abrumada o cualquier sentimiento fuerte quemo las cosas. Así que no, no estoy bien.
Se sintió bien sacar eso de mi pecho como si liberara un gran peso de mis hombros. Llevaba ahogándome con las palabras durante días y necesitaba sacarlas de mi ser para poder respirar mejor. Antes de que pudiera darme cuenta, Allison tenía una mano puesta sobre la mía y sonrió.
— Te calmaste. Están a temperatura normal ahora —explicó sonriendo un poco.
Era cierto, mis manos habían adquirido su color natural y estaban a la temperatura correcta. Quizá necesitaba sacar todo lo que me estuviera abrumando del sistema. Solté un suspiro y le agradecí con la mirada, a lo que ella respondió con una sonrisa más amplia.
De repente toda la cafetería se quedó en silencio viendo todos hacia el mismo lugar. La curiosidad me picó y tuve que también ver lo que todos estaban viendo. No podía ser cierto lo que mis ojos veían. La Érica insegura de ayer había sido convertida en una Érica que destilaba sensualidad y confianza en sí misma.
Llevaba tacones de aguja, una mini falda que con suerte le cubría el trasero, chaqueta de cuero y un maquillaje que le favorecía bastante en especial por sus labios pintados de rojo. Era todo lo que los chicos podían desear de una chica casi convertida en Afrodita. Bueno, quizá no en Afrodita, pero sí en mujer lobo.
Érica caminó moviendo las caderas de una manera sensual hasta doblarse sobre una mesa en una pose seductora para los chicos. Cogió una manzana y la mordió de tal forma que de seguro hizo a varios chicos tener deseos impuros, podía verlos por cómo la miraban casi babeando.
Así mismo como entró, disfrutando que había capturado la atención de todos en la cafetería, sonrió y se marchó contoneándose. Inmediatamente vi como Scott y Stiles salieron corriendo detrás de Érica. Ellos también sabían lo que había ocurrido.
— ¿Ese era mi novio corriendo detrás de una Érica completamente renovada? —preguntó Allison.
Asentí.
— Sí, ese fue tu novio corriendo detrás de Érica junto a Stiles —afirmé.
Saqué mi teléfono y rogué a Dios que nada le ocurriera, aunque no estaba abrumada del todo como para que mis manos se calentaran. Estaría bien por el momento. Busqué el contacto que quería y envié un mensaje.
— ¿Sabes? Scott, Stiles, Lydia y yo saldremos en la noche, ¿quieres ir? —preguntó.
— ¿Stiles y Lydia? —Arqueé una ceja al preguntar.
Allison asintió.
— Creo que sería bueno que interactuaran y también para saber cómo están funcionando las cosas para ella. Ya sabes, no conoce nada de todo esto —explicó—. No va a ser cosa de otro mundo. Solo cinco amigos saliendo juntos.
Una vez más mi rostro de convirtió en una mueca y negué. No quería estar en un mismo lugar que Stiles porque las cosas andaban tensas entre nosotros desde nuestra última discusión, si es que se le puede llamar así. Ni siquiera discutimos como tal porque ninguno dijo mucho. Solo terminamos hablando en tonos molestos y cada cual por su lado.
— Pasaré, quizá para la próxima —ofrecí para que no se sintiera mal por la forma en la que estaba rechazando su oferta.
Tampoco quería pasar tiempo con Lydia porque ella parecía completamente normal mientras yo seguía teniendo estos cambios extraños en mí. No tenía nada en contra de Lydia, solo la envidiaba de cierto modo. Además, pensaban llevarlas a la pista de hielo. Frío y yo en estos momentos no hacíamos buena combinación. Si en el hospital me estaba muriendo de frío, allí probablemente tendría el triple.
— De acuerdo, pero en la próxima no podrás zafarte, ¿vale?
Le sonreí en modo de disculpa.
— No me zafaré de la próxima, lo prometo —aseguré. Mi teléfono vibró notificándome de la respuesta y sonreí—. Y tengo planes para hoy, no podía aunque quisiera.
***
Todavía no me acostumbraba a ver el almacén donde Derek tenía su morada. Me había acostumbrado de un modo u otro a la casa en ruinas, aunque solo hubiera estado allí pocas veces. Tal vez Derek consideró mis burlas de su carro excelente y su casa de ese modo. Era cruel ese tipo de burlas teniendo en cuenta que la mayoría de su familia murió allí.
— ¿Qué estás haciendo tú aquí?
Giré ante la voz femenina y no me sorprendí por el hecho de que fuera Érica. Seguía vestida de la misma forma en la que visitó la cafetería. Definitivamente había mejorado bastante con la mordida porque de cualquier otra forma no se podría haber visto de esa forma para el almuerzo. Su rostro se veía demasiado perfecto, sin acné ni marcas. Inclusive su cabello parecía haber sido sacado de algún comercial de Pantene para nada comparado a como estaba antes, reseco y esponjado.
— ¿Te importa? —inquirí cruzando mis brazos.
A ella no le gustó el tono en el que le hablé porque enseguida estaba casi acorralándome para tratar de intimidarme. No funcionó. ¿Cómo iba a funcionar cuando yo misma había enfrentado hombres lobos desde el comienzo del año escolar? ¡Fui atacada por Peter Hale, mi mejor amigo es un hombre lobo y había pasado suficiente tiempo con su nuevo alfa! Prácticamente nada podía hacerme sentir miedo.
— Voy a preguntarlo una vez más, ¿qué estás haciendo aquí? —repitió. Yo solo chasqueé mi lengua de manera divertida y reí de forma burlona—. Tú no sabes con quién te estás metiendo ahora, Scarlett.
Ladeé mi cabeza y chasqueé mi lengua. Estaba disfrutando de su forma altanera de hablarme cuando ella no conocía ni la mitad de lo que yo era. De hecho, ni siquiera yo lo sabía, pero estaba bien con ello en ese momento. Tenía factor sorpresa por si ella quería pasarse de lista conmigo.
— Puedo pensar en algunas...como una mujer perra —dije y le ladré, literalmente lo hice.
Los ojos de Érica brillaron, tornándose amarillos. Me estaba tratando de intimidar con sus ojos de mujer lobo. De hecho, traté de visualizarme teniendo los ojos así, pero no funcionó. Inclusive me alegré de no haberme convertido, aunque no tuviera ni la menor idea de qué era.
Antes de que Érica pudiera amenazarme o dar otro paso hacia mí, agarré su brazo y la escuché gimotear. Rápidamente se deshizo de mi agarre viendo la quemadura de su brazo comenzar a sanarse. Me alegré de tener algo bueno que contar con lo que me estaba sucediendo. Me preguntaba cómo las personas planeaban amenazarme de ahora en adelante.
— Sí, yo sé con lo que me estoy metiendo, Érica. Aquí la única que no sabe con lo que se está metiendo eres tú —aseguré, guiñándole un ojo a lo que ella gruñó—. Ahora, ¿dónde está ese alfa tuyo?
— ¿Te refieres a mí?
Giré para ver a Derek con los brazos cruzados quien tenía la diversión impregnada en sus ojos. Sí, disfruta de tu mujer perra mientras puedas, maldito alfa caliente.
— Si te refieres al alfa traidor y pedófilo, sí, me refiero a ti —señalé a Érica—. ¿Sabes que es menor de edad? Podrías ir a la cárcel por eso... No, espera, has ido por cosas peores.
— Graciosa —murmuró con sarcasmo.
Mi rostro se iluminó con autosuficiencia.
— Mueve tu trasero, Derek. Necesito unos doritos antes de hablar contigo —él arqueó una ceja—. Bien, si no lo haces yo no tengo problema en quitarte las llaves, aunque estén en el bolsillo trasero de tu pantalón. Soy lo suficientemente descarada como para hacerlo.
Sí, en verdad era lo suficientemente descarada como para meter la mano dentro de sus bolsillos. Estaba llegando a pensar que había perdido mi vergüenza en algún momento de mi vida que no recuerdo.
— Bien —accedió antes de marcharse seguramente a buscar su chaqueta.
— ¿Has estado en su auto? —preguntó Érica.
Esta vez sonreí con una enorme satisfacción. Estaba disfrutando de lo que estaba ocurriendo y definitivamente disfrutaría más de su expresión cuando soltara lo que pensaba decirle. Ya no se sentirá tan halagada de ser la primera beta mujer en la manada.
— Querida, yo he conducido su auto.
Sí, su expresión fue épica y me dio una satisfacción que no pude explicar.
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¿#TeamScarlett o #TeamErica?
Scar está sacando sus garras, no literalmente xD Extrañaba a Scarlett pidiéndole a Derek doritos, lol.
¿Qué opinan?
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