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37. El último plan para salvarse

Scarlett

Payton y yo nos quedamos con los chicos esperando noticias de Stiles en lo que armábamos un plan. Era difícil armar uno cuando la mente maestra nos faltaba, es algo que tengo que admitir, aunque me cueste hacerlo. Stiles siempre sabía qué hacer. A fin de cuentas, nuestro plan terminó siendo esperar a que todos salieran de los vestidores para abrir el casillero de Stiles y que los hombres lobos lo rastrearan por su aroma.

El sheriff se encontraba más preocupado que todos. Stiles era su único hijo y familiar que conocíamos aquí en Beacon Hills, estaba claro que estaba a punto de perder la cabeza por la desaparición de su hijo luego de que un estudiante y compañero de equipo terminara muerto en el campo de lacrosse.

— Debo ver al médico examinador para averiguar qué le sucedió a Jackson. Hay una orden de captura para Stiles. Su jeep aún está en el estacionamiento, eso significa que...—dejó la oración en el aire y apretó sus labios en una firme línea—. No sé qué significa.

— Está bien, sheriff —le dije, dándole un pequeño apretón en el hombro para reconfortarlo.

Sé que mi padre también hubiera estado así o más preocupado en el lugar de él.

Ni siquiera sé porqué me torturo con este tipo de pensamientos, pero es inevitable. Supongo que era cierto lo que todos decían. Nunca sabemos apreciar lo que tenemos hasta que ya no están.

— Si contesta su teléfono o su correo, si alguno de ustedes lo ve...

— Te llamaremos —aseguró Isaac.

— Seguramente está asustado por toda la atención o algo así. Lo encontraremos —aseguró mi mejor amigo.

El sheriff nos dedicó una mirada agradecida a los cuatro.

— Nos vemos, ¿sí? —se despidió.

Justo cuando se marchó, Finstock apareció frente a nosotros luciendo preocupado. Entonces reparó en que Payton y yo nos encontrábamos allí metidas en un vestidor lleno de chicos cambiándose.

— ¿Qué demonios están haciendo ustedes dos aquí?

Encogí mis hombros.

— ¿Dándole apoyo moral al equipo? —sugerí.

Finstock sacudió su cabeza, aclarando sus pensamientos y fijó su mirada en Scott.

— McCall, te necesitamos en el equipo, ¿sí? Sabes que no puedo hacerte jugar la próxima temporada si no subes tus calificaciones.

— Él lo sabe, entrenador —dije—. Tenemos un plan para ello, Payton le dará tutorías.

Tanto Scott como Payton y Finstock me miraron como si me hubiese vuelto loca.

— Ella apenas pasa mi clase, Brann —expresó Finstock—. Tú en la otra mano...

Rodé mis ojos.

— De acuerdo. Yo le daré tutorías, lo prometo —accedí.

— Bien. —Finstock iba a irse, pero volvió—. Sé que grito mucho, pero no es porque los odie. Odio un poco a Greenberg, pero eso es diferente. Es Greenberg —se rió un poco y tomó una bocanada de aire antes de continuar hablando—. Solo digo que...te necesito en el equipo. Mejora tus calificaciones.

— Lo haré —aseguró Scott.

— Lo sé —el entrenador comenzó a alejarse y se dio la vuelta para señalarme con el dedo índice—. Y tú vuelve al maldito periódico. Es una mierda sin tus palabras.

Solté una carcajada.

— ¡Eso no sucederá, entrenador!

Me miró con ojos suplicantes.

— Haré lo que sea —dijo.

— ¿Lo que sea? —Él asintió—. Bien, quiero un silbato.

Finstock se quedó boquiabierto y negó.

— Me quedo con los artículos de porquería que parecen escritos por Greenberg —masculló, marchándose por fin.

Miramos a ambos lados y vimos que el vestuario por fin se encontraba vacío.

— ¿Se fueron todos? —preguntó Scott.

— Creo que sí —respondió Isaac.

Y lo siguiente que oímos es el ruido de Scott arrancando la puerta del casillero de Stiles.

¿Delicadeza? ¿Qué es eso?

Sacó un zapato y una camisa.

— ¿Lo encontrarás por olfato?

— Sí, ambos lo haremos —contestó Scott, dándole uno de los zapatos.

Isaac se quedó mirándolo por unos segundos.

— ¿Por qué te toca su camisa y a mí un zapato? —La indignación de Isaac estaba presente en sus palabras.

Entonces todos nos percatamos de otra presencia en el vestuario. Derek estaba de pie con las manos detrás de su espalda, mirándonos.

— Tenemos que hablar —anunció.

Peter apareció detrás de él.

— Todos nosotros.

— Maldición —susurró Scott.

Sí, se me olvidó quizá mencionarle a Scott que su antiguo alfa había vuelto a la vida con mi ayuda y la de Lydia. Pero también se me olvidó mencionarle que maté a mi padre, así que he estado olvidando muchas cosas en estas últimas semanas.

— ¿Qué demonios es esto?

Derek y yo intercambiamos una mirada. Encogí mis hombros en respuesta.

— Pensé lo mismo cuando hablabas con Gerard en la estación de policía —contraatacó Derek.

— Espera, ¿qué? —pronuncié sin comprenderlo.

Tal parece que yo no fui la única olvidando mencionar detalles importantes.

— Espera. Amenazó con matar a mi mamá y tenía que acercarme a él. ¿Qué debía hacer?

Gerard hizo, ¿qué?

Con cada minuto que pasaba se le añadía otra razón para matar al patriarca de los Argent.

— Le doy la razón a Scott. ¿Han visto a su madre? Es hermosa.

— ¡Cállate! —ordenamos Derek, Scott y yo al unísono.

Peter miró hacia otro lado como si la cosa no fuese con él.

— ¿Quién es él? —preguntó Isaac.

— Eso, necesito saberlo.

— Es Peter, el tío de Derek. Hace un tiempo intentó matarnos a todos, me mordió a mí, mordió a Scarlett, luego lo incendiamos y Derek le cortó la garganta —resumió Scott.

Yo no lo habría podido resumir de una mejor manera. Quizá le hubiera añadido un toque de 'es un psicópata manipulador que nunca se muere', pero supongo que esa versión también funciona.

Peter levantó su mano izquierda en forma de saludo.

— Hola.

Isaac forzó una sonrisa.

— Es bueno saberlo.

— ¿Cómo está vivo? —interrogó Scott.

— Sí, sobre eso...—Derek me interrumpió.

— Para ser breve, sabe cómo detener a Jackson. Quizá cómo salvarlo.

Todos nos miramos, buscando una forma de romper la noticia.

— Eso nos ayudaría muchísimo, excepto por el detalle de que Jackson está muerto —habló Payton.

Derek y Peter lucieron confundidos. De inmediato pude ver que el mayor de los Hale se ponía a pensar con rapidez. Lo único positivo de tenerlo de nuestro lado en este instante era que él pensaba más rápido que todos nosotros.

— ¿Qué? —pronunció Derek.

— Sí. Acaba de ocurrir en el campo.

Derek volteó a ver a su tío.

— De acuerdo, ¿por qué nadie lo toma como buenas noticias?

A veces me mataba la inocencia de Isaac.

— Porque si Jackson está muerto, no solo sucedió. Gerard quería que sucediera —explicó Peter.

— Pero, ¿por qué?

— Eso es lo que tenemos que resolver. Y algo me dice que se acaba el tiempo. Rápido.

* * *

Todos volvimos a la casa de los Hale, ya que según Peter, la respuesta a lo que estábamos buscando se encontraba allí. No me gustaba trabajar mano a mano con ese psicópata, pero teníamos que aprovechar toda la ventaja que pudiéramos y eso era él, ventaja. Nada más. Solo lo estábamos utilizando por conocimiento.

— Encontraron a Stiles —anunció Scott, aliviado.

Bien, eso era una cosa menos por la que preocuparse en nuestra enorme lista. Y esa lista era una muy larga actualmente.

— Te dije que busqué por todos lados —repitió Derek.

— No buscaste aquí.

Peter subió algunos peldaños de las escaleras, se agachó y sacó una de las tablas, buscando algo en el interior del escalón. De ahí sacó un objeto cuadrado.

— ¿Qué es? ¿Un libro?

Peter miró a su sobrino como si hubiese cometido un gran pecado al preguntar eso.

— No, es un ordenador portátil. ¿En qué siglo vives? —Derek rodó sus ojos de forma exagerada para expresar su irritación—. Unos días después de salir del coma, transferí todo lo que teníamos. Por suerte, los Argent no son los únicos que guardan records.

El teléfono de Scott sonó y él comenzó a hablar con su madre. Melissa se encontraba en el hospital y estaba bastante asustada con lo que estaba viendo. Tanto así que estaba pidiendo que fuéramos a verlo por nuestros propios ojos porque ni siquiera podía describirlo.

Eso aumentó nuestra preocupación.

— Iré con ellos —le dije a Derek—. Te llamaré si algo sucede.

Él asintió y me fui tras mis amigos para dirigirnos al hospital.

Lo que nos esperaba allí no era nada que podía haberme imaginado. De hecho, creo que podría tener pesadillas con ello y yo he visto bastantes cosas monstruosas para este punto de mi vida.

El cadáver de Jackson se encontraba dentro de una bolsa negra sobre una mesa de metal, pero lo que verdaderamente era desconcertante era el hecho de que se encontraba cubierto en su propio veneno de los hombros para abajo. Era como si hubiera formado un capullo con la substancia pegajosa.

Era asqueroso.

— ¿Qué le sucede? —preguntó Scott.

Melissa nos miró histérica.

— Creí que tú me lo dirías. ¿Es malo?

— No se ve bien —comenté.

De repente el cuerpo de Jackson se movió y todos nos sobresaltamos, pegándonos a las paredes.

— Mamá, ¿puedes cerrar la bolsa, por favor? —pidió Scott.

Lo miré incrédula.

— ¿Estás loco? ¿Estás enviando a tu madre a cerrar la bolsa de un kanima? —cuestioné.

— Está bien. Puedo hacerlo, quiero ayudar. —Se acercó a la mesa y comenzó a cerrar la cremallera de la bolsa—. Aquí vamos.

Esta se estancó justo antes de llegar a la barbilla de Jackson. Él abrió su boca, revelando las dos hileras de colmillos e inclinó un poco su cabeza. Tuve que cubrir mi boca para no dejar salir un grito del susto.

— Mamá, ciérrala.

— Está bien, está bien.

— ¡Ciérrala, mamá, ciérrala!

Melissa terminó de cerrar la bolsa y todos respiramos. Todavía podía sentir mi corazón martillear con fuerza dentro de mi caja torácica. Estaré otra semana sin dormir, de eso no hay duda alguna.

— Creo que es hora de llamar a Derek —anuncié, buscando mi teléfono.

— Sí, tú haz eso —coincidió mi mejor amigo.

Marqué con rapidez el número de Derek, ni idea de cuándo me lo había memorizado, y lo llamé. Él respondió de inmediato y comencé a relatarle la forma en la que Jackson se encontraba casi en una caja trasparente de su propio veneno saliendo de sus garras y que también comenzaba a moverse.

¡Estaba muerto! Los muertos no se mueven. Al menos no se suponía que se movieran ni que sacaran colmillos y tampoco que se encontraran sumergidos en su propio veneno. Pero teníamos que estar en Beacon Hills donde hay hombres lobos en cada esquina, un kanima y también donde los muertos vuelven a la vida.

En especial aquellos que deseamos que se queden tres metros bajo tierra.

— ¿Se está convirtiendo en eso? Eso tiene alas —lo escuché hablar a lo lejos. Espero que estén hablando de que se está convirtiendo en un hermoso unicornio alado y no en la versión basilisco con alas—. Tráiganlo.

— No creo que haya tiempo para eso, Derek.

Jackson seguía moviéndose en la bolsa.

— Scar, sáquenlo de ahí, ahora —ordenó, colgando la llamada.

* * *

— Este plan realmente comienza a apestar —comentó Payton con voz temblorosa.

Asentí, dándole la razón. Payton solo está recibiendo una pequeña cucharada de nuestros planes y estos suelen apestar la mayoría del tiempo, por no decir siempre. En especial cuando Stiles no estaba con nosotros para hacer un plan que apeste menos que este.

— Créeme. Lo sé.

Ambas caminábamos junto a Isaac y Scott, quienes cargaban la bolsa negra de Jackson fuera del hospital. Las dos nos encargábamos de que nadie nos viera llevarlo hasta el auto. Justo cuando nos encontrábamos llegando, a Scott se le cayó su lado de la bolsa y todos nos miramos, esperando a que el basilisco alado saliera para matarnos, pero no sucedió.

Lo que sí sucedió fue que una camioneta negra entrara al estacionamiento.

— Mierda, apúrense —susurré.

Pero la realidad fue que todos nos quedamos paralizados sin saber qué hacer. La camioneta se detuvo justo en frente de nosotros y de esta salió Chris Argent, el padre de Allison.

Oh, mierda.

— Estás solo —observó Scott cuando Argent se quedó en silencio.

— Más que lo sabes —comentó.

Scott ladeó su cabeza.

— ¿Qué quieres?

Argent tomó aire.

— No tenemos mucho en común, Scott. Pero ahora, tenemos un enemigo en común.

Mi mejor amigo asintió.

— Es por eso que estoy intentando sacarlo de aquí.

Agarré su brazo.

— Él no se refiere a Jackson.

Estaba claro de quién hablábamos.

— Gerard le ha lavado la mente a Allison, justo como lo hizo con Kate. Y la estoy perdiendo y sé que tú también —habló Argent.

Qué maldita pena.

Nótese el sarcasmo en mi pensamiento.

— Sí, bueno, yo perdí a mi padre gracias a Gerard también y no veo a nadie moviéndose para ayudarme —mascullé, mirando a Argent.

Él apretó sus labios en una fina línea.

— Lamento lo de tu padre —dijo.

Se podía ver que era una disculpa sincera, pero ya era demasiado tarde.

— Esas palabras no lo van a traer de vuelta —murmuré y pude ver la mirada suplicante de Scott—. No me meteré en el camino de ustedes hacia Allison, pero les advierto que si Gerard se mete en el mío, no me disculparé por lo que pueda hacerle.

Ambos intercambiaron miradas. Finalmente fue Argent el primero que asintió, para mi sorpresa. Quizá hasta él mismo aceptaba que su padre estaba haciendo demasiado daño.

— ¿Confías en que puedo arreglar esto? —Argent se lo pensó y luego asintió de forma casi imperceptible—. ¿Puedes dejarnos ir?

— No. —Estuve a punto de sacar la daga que llevo en mi bota, pero él continuó hablando—: Mi auto es más rápido.

______________________

¡Un capítulo más para el final!

Preguntas: ¿Tienen teorías de cómo acabará? ¿Mejor o peor que la primera temporada? ¿Cómo creen que sea la tercera temporada? ¿Preguntas, dudas o comentarios sobre lo sucedido hasta el momento?

Besos y hasta la próxima! ❤️

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