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18. Tiempo de calidad de primas

Abrí mis ojos, mirando a Derek completamente perpleja con lo que había sucedido tan solo unos segundos atrás. Tragué en seco y mordí mis labio inferior  sin romper el contacto visual. Las manos fuertes de Derek estaban ubicadas en mi cintura, pegándome a él sin dejarme alguna escapatoria. Una de mis manos se encontraba en su brazo y la otra enredada en su cuello. Ni siquiera sabía en qué momento las había llevado a esa posición, pero no me sorprendía de hecho.

En el momento en el que Derek estrelló sus labios contra los míos, cualquier contacto directo que tuviera con mi cerebro se eliminó. Solo estaba consciente del movimiento de los labios, de la fuerza con la que me besaba y también cuando me pegó a él y a la puerta al mismo tiempo.

¿Mucho Christian Grey? Solo le faltaba ponerme las manos sobre la cabeza para evitar que lo tocara.

Saliendo de mis pensamientos, parpadeé, mirando a Derek nuevamente. Tuve que reprimir mis ganas de besarlo esta vez porque había algo distrayéndome.

—Derek, tu pierna está vibrando —murmuré.

— ¿Qué? —Derek lucía confundido, entonces comprendió. Metió su mano en su bolsillo y sacó su teléfono—. Yo...

—Tienes que irte —completé—. Ve. —Derek me miró durante unos segundos, dudando entre hacerlo o no, pero sé que se trata sobre el kanima—. En serio, Derek, ve. No entraré en depresión por tu repentina ida como una protagonista de película.

— Scarlett...

— Derek, si no te vas ahora a donde sea que te están solicitando, te voy a quemar la cara.

Espera, no debí haber dicho eso. ¿Y si se trata de Érica solicitando su presencia en otros lugares? Ni siquiera puedo pensar en ello. Nada más de imaginarme que seguramente ahora tengo el ADN de Érica en mi saliva me hace sentir arcadas.

— Todavía tenemos que hablar —me dijo antes de marcharse.

Me deslicé por la madera de la puerta hasta caer al suelo, apretando mis rodillas contra mi pecho. No comprendía qué demonios acababa de suceder y tampoco sabía si quería tener otra conversación con Derek de este tipo. Me refiero a que quién sabe cómo hubiéramos terminado si su teléfono no hubiera parado de vibrar de forma molestosa.

No pasaron más de cinco minutos cuando escuché que tocaron la puerta de mi habitación. Gruñí, casi gateando hasta la puerta para entonces ponerme de pie y girar la perilla.

— Vístete, iremos a un club —anunció Payton, entrando como Juan por su casa a mi habitación. Se dirigió hacia mi armario y comenzó a ver todas mis prendas—. ¿Por qué tienes un vestido roto en el fondo del armario?

Fruncí mi ceño.

— ¿De qué ha-...?—dejé de hablar en el instante que vi el vestido. No sabía cómo había llegado hasta ahí. Era el vestido que había utilizado la noche del baile de invierno—. Déjalo, Payton. Además, nunca dije que iría contigo.

Payton hizo un mohín.

— Mira, la realidad es que se trata de un club gay. Hay un chico en el equipo de lacrosse que es demasiado tierno y es gay. ¡Es el mejor amigo gay que he tenido nunca! Bueno, el punto es que dijo que lo acompañara porque su ex iba a ir, pero seamos realistas, es un club donde no podré ligar. Entonces pensé que sería bueno pasar un tiempo de calidad entre primas —explicó, moviendo sus manos para darle más énfasis y al final sonrió.

La miré con el rostro completamente serio. No sabía qué esperaba ella que hiciera. ¿Le aplaudía? ¿Esperaba que yo la abrazara y le dijera que era le mejor prima que tenía en el universo cuando jamás había pasado tiempo con ella que yo recordara? Apenas conocía a mi familia, por el amor a Dios.

— ¿Y?

— Oh, vamos, Scarlett. Necesitamos fortalecer nuestros lazos de familia. Mis tíos me han comentado lo mucho que te has apartado de la familia —me agarró de las manos—. Tienes que recordar que la familia es muy importante, Scarlett.

Aparté mis manos de las de ella, frunciendo mis labios en una mueca de disgusto y pude ver cómo la sonrisa de Payton se borró de golpe. No parecía contenta con mi rechazo, pero ¿cómo confiar en ella? No, mejor dicho, ¿cómo poder pasar tiempo con mi familia cuando cada persona que terminaba involucrada acababa mal? Lydia es un claro ejemplo de ello.

A Lydia la mordieron para llegar a Stiles y poder manipularlo. A mí por curiosa y metiche. También para darle un pequeño empujón a Stiles para tomar la decisión de ayudar a Peter.

— Espera un segundo, ¿dijiste un chico gay del equipo de lacrosse? —Payton asintió, confundida—. ¿Danny? ¿Te refieres a mi Danny?

¡Danny es propiedad pública! Es demasiado tierno y bueno como para ser herido. ¿Dijo que lo acompañara porque su ex estaría allí? Definitivamente tengo que ir al maldito club gay ese. Tengo el ligero presentimiento de que iremos a Jungle.

— ¿Cambiaste de opinión? —preguntó Payton cuando me vio acercarme al armario para elegir un conjunto con rapidez. 

Mi armario estaba en su mayoría compuesto por pantalones y remeras. Tenía solo una falda negra ajustada y también unos cuantos vestidos, pero nada exagerado. Los vestidos no eran apropiados para ir a un club, ya que eran más veraniegos. Así que opté por algo más cómodo a su vez, unos pantalones de cuero negro y una blusa de hombro caído del mismo color.

Con rapidez me vestí en el baño y justo cuando iba a ponerme mis botas, Payton me dirigió una mirada reprobatoria. Entonces sacó una caja de zapatos que jamás había visto en mi perra vida y me mostró los tacones negros.

—No hay forma en el mundo donde me veas con tacones —negué con mi cabeza.

Payton rodó sus ojos.

—Oh, vamos. Ya estás rompiendo los esquemas al salir conmigo, ¿por qué no lo haces por completo? —animó, moviendo la caja de lado a lado con una sonrisa insistente.

Me dieron ganas de espetarle el tacón en el rostro, pero después de todo eran lindos. Con un gruñido de fastidio, me puse los tacones y ambas salimos de casa para entrar al auto. Yo conduciría y me estaba sintiendo más como su chofer que como su prima tratando de hacer un acto voluntario para ayudar a Danny.

En menos de lo pensado, ambas nos encontrábamos frente al club que tenía el letrero verde brillante donde se podía leer «Jungle». Es el club gay más famoso de Beacon Hills por así decirlo. Bueno, es un pueblo relativamente pequeño donde todo se sabe, así que no me sorprende que sea tam conocido.

Vemos a Danny haciendo la fila y nos colamos con él. Muchas personas protestaron ante esto, pero bueno. No pensábamos hacer la fila completa cuando solo veníamos a acompañar a Danny.

— ¡Scarlett! —exclamó Danny bastante sorprendido de verme allí—. No sabía que Payton y tú se conocieran.

Chasqueé mi lengua, encogiendo mis hombros para restarle importancia.

— Somos primas en realidad —respondí, arrugando un poco mi nariz.

Danny alzó sus cejas, —Vaya. Ahora que lo noto, sí se parecen un poco —comentó, señalándonos.

Hice una mueca de disgusto. Sabía que era cierto ese detalle, pero no me gustaba que las personas lo notaran de forma tan abierta. Para mí, Payton y yo éramos y siempre seríamos personas completamente distintas que no podrían pertenecer al mismo grupo.

—Tengo una pregunta, ¿cómo entraremos si todos somos menores de edad? —interrogué.

Payton y Danny intercambiaron una mirada cómplice. Entonces él sacó una tarjeta de su bolsillo y me la entregó. Era una identificación falsa en la que decía que tenía veintiún años de edad y mi nombre era Candy Flynn.

Vaya, al menos pudieron haberme elegido un nombre que no sonara como una stripper que salió del programa de televisión Phineas y Ferb. Además, parezco un feto en esa foto de la identificación.

— Danny y yo te sacamos una identificación falsa con la esperanza de que nos acompañaras esta noche —explicó Payton—. Claro, Danny no creía que yo fuera a tener el poder de convencimiento suficiente como para arrastrarte hasta aquí.

— Genial —comenté con cierto toque de sarcasmo.

Pasamos hasta el guardia de seguridad, Payton le dedicó una sonrisa al hombre y sacó un poco el pecho para ofrecerle una buena vista de su escote mientras le mostraba su identificación falsa. Al ser un bar gay, el hombre no veía mucho de ese tipo de coqueteos y la dejó pasar con rapidez, guiñándole un ojo.

Danny le siguió y luego yo, aunque el guardia me miró extraño por la foto de mi identificación. Repetiré nuevamente que me veo como un feto en la foto, pero bueno. Al final me dejó pasar y nos dirigimos a la barra, zigzagueando entre los hombres y las Drag Queens. Tanto Danny como Payton pidieron unas bebidas.

El humor de Danny cayó al ver a su ex en la multitud bailando con otro chico.

— Estás mejor sin él —le dijo el bartender.

— Aún así duele —murmuró Danny.

— ¿Sabes qué te hará sentir bien? Ese tipo —señaló a un chico sin camisa que bailaba provocativamente con su trago en mano.

— Lo apoyo —comenté, sonriéndole a Danny.

Él me devolvió la sonrisa y se dio la vuelta para comenzar a andar. Payton le dio una nalgada.

— ¡Ve por él, tigre! —No pude evitar reír—. ¿Tú no piensas beber? Sé que me dijiste que nunca habías tomado, pero siempre hay una primera vez.

— La verdad es que sí he tomado antes, Payton —confesé, mis ojos viajando por la multitud de hombres bailando los unos con los otros.

Mi prima a mi lado casi escupió su bebida.

— ¿Hablas en serio? —Asentí—. Vaya, me habías dicho que no habías tomado una gota de alcohol en tu vida.

—Seamos realistas, me estabas acusando de ser una adicta a las drogas, Payton. Si te decía que había tomado alcohol me hubieras tachado de alcohólica.

Payton arrugó su nariz en una mueca y torció el gesto.

—Quizá no. —Nos quedamos en silencio durante varios minutos hasta que finalmente suspiró—. Bien, ¿quién es Derek?

Parpadeé un poco sorprendida por su súbito cambio de tema. Incluso me espantó el hecho de que fuera tan directa y preguntara sobre Derek cuando ella ni siquiera lo ha visto antes o escuchado de él. No recordaba haber hablado con ella donde mencionara a Derek.

— ¿Quién? —Decidí hacerme la tonta.

— No te hagas, Scarlett. No sé si recuerdas, pero me estoy quedando en el mismo pasillo que tú y las paredes son bastante finas. Casi escuché toda su conversación. Así que, ¿es tu novio? —preguntó finalmente.

Me atraganté con mi propia saliva y comencé a toser de forma histérica. Incluso tuve que tomar un trago para poder calmarme.

— ¡No!

— ¿No? —arqueó una de sus cejas.

— No, no es mi novio —respondí cuando recuperé el control sobre mi propio cuerpo.

Antes de que Payton pudiera indagar más en el tema y comenzara a interrogarme, escuchamos a dos chicos a nuestras espaldas pidiendo dos cervezas. Voces demasiado conocidas para mis oídos.

— ¿Scarlett?

—Hola, Scott —murmuré—. Stiles.

— ¿Qué haces aquí en un club gay? —preguntó Stilinski, frunciendo su ceño como muestra de su confusión.

Pasé mi brazo alrededor de los hombros de Payton. — ¿No sabes? Estoy explorando todo lo prohibido y he decidido tener una cita demasiado sensual con mi prima, cometer incesto y quizá convertirme en lesbiana —repliqué.

Nótese mi fuerte y presente sarcasmo.

Stiles me dedicó una mala mirada, casi como si supiera que me había besado con Derek antes de ir al club. En mi mente se reprodujeron los recuerdos de cuando Stiles me gritó su decisión y fue cuando agarré el resto de la bebida de Payton y me lo tomé de golpe. El sabor amargo del alcohol me quemó la garganta.

Era desagradable.

— Deberíamos bailar —le propuse a Payton.

Ella me miró extrañada, pero asintió, siguiéndome hacia la pista de baile. Tenía que alejarme lo más que podía de Stiles porque no podía tolerar siquiera mirarlo.

— ¿Es tu ex? —interrogó Payton, señalando a Stiles disimuladamente con su mentón.

Resoplé. —Ya quisiera él.

Payton frunció su ceño.

— Estoy confundida. ¿Derek o Stiles?

¿Derek o Stiles? Esa era la cuestión y la pregunta del millón. Definitivamente no quería convertirme en la típica protagonista de telenovela atrapada en un triángulo amoroso. De hecho, esto ni siquiera es un triángulo porque en ningún momento Stiles dio señal de haber correspondido mis sentimientos.

Iba a abrir mi boca para hablar cuando noté algo pegado en el techo. Era el kanima esperando el momento perfecto para alguna de sus víctimas.

— Mierda.

Comenzó a salir humo y lo próximo que sé es que varias personas están cayendo al suelo completamente paralizados. Payton me empujó detrás de su espalda antes de que el kanima llegara hasta mí, aunque no parecía que fuese a atacarme, quizá era a alguien que se encontraba cerca.

Pude visualizar los ojos rojos de Derek brillando entre el humo y cómo alzó sus garras para atacar al kanima.

— ¡Derek no! —exclamé y cerré mis ojos.

Había sido demasiado tarde porque Derek rasgó el cuello del kanima con sus garras. Apenas me miró antes de desaparecer. La multitud comenzó a gritar espantada.

Fue ahí cuando capté algo.

Payton tenía sus ojos azules brillando, colmillos resaltando en su dentadura y las garras en sus manos.

Era mujer lobo y sus ojos indicaban que había asesinado a alguien inocente.

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Baia baia muchos comentarios en el cap pasado 7w7 así me gusta. Nope, todavía no he desaparecido, tranquilos.

¿Preguntas, dudas u opiniones respecto al fic?
Dejaré que ustedes me pregunten a mí y yo les responderé en los comentarios.

Besos!

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