17. Protegiendo a Lydia
Apreté el volante con mis manos y presioné el acelerador a fondo, sintiendo la adrenalina correr por mis venas mientras los neumáticos derrapaban sobre el pavimento cada vez que daba un giro a gran rapidez. Escuché un chillido ahogado de mi prima desde el asiento del copiloto.
— ¡Estás completamente loca, Scarlett! ¡Nos vas a matar! —exclamó, histérica por mi forma de conducir.
La realidad era que ni siquiera estaba conduciendo a tanta velocidad. En el carro de Derek conduje el doble de rápido cuando huíamos de la tía de Allison. Eso parece que fue años atrás de tantas cosas que han sucedido desde entonces.
— Ya cálmate, ¿quieres?
Payton gimoteó.
— ¿No puedes ir un poco menos rápido? —preguntó.
La miré de soslayo.
—No.
La verdad era que tenía que llegar a la casa de Scott lo más rápido posible para ayudar a Allison a proteger a Lydia. Digo solamente a Allison porque aunque Stiles esté allí, sé que no va a ayudar de gran forma a nuestra amiga con dos hombres lobos sedientos de sangre.
— ¿Tienes que ir al baño o algo? Porque no le veo lógica a que conduzcas tan rápido.
Entorné mis ojos.
— ¿Qué? No —resoplé—. Estoy tarde para un grupo de estudio.
Bravo, Scarlett. Las mejores mentiras del universo las inventas tú, me dijo mi subconsciente.
— ¿Grupo de estudio? ¿Esto tiene que ver con tus amiguitos extraños? —interrogó.
Frené de sopetón, haciendo que la nariz de Payton casi se estrellara con el parabrisas. Sonreí de forma inocente cuando ella por poco me mata con su mirada.
— Solo cállate, ¿quieres?
El resto del camino —no quedaba mucho— Payton se mantuvo en silencio completamente, cosa que fue un gran alivio para mí porque realmente necesitaba concentrarme en lo que estaba sucediendo con todo el asunto de Lydia. No quería llegar demasiado tarde para ayudarlos. Tenía tiempo para llegar porque en lo que Isaac y Érica descifraban que la habíamos sacado de la escuela, nos daría un poco de ventaja.
Aparqué el vehículo frente a mi casa y apagué el motor, saliendo del auto para dirigirme a casa de mi vecino casi corriendo. Payton me observó confundida, pero entró a mi casa encogiendo los hombros. Me daba por loca.
— ¡Ábranme!
Golpeé mis manos contra la madera de la puerta. No importaba que tuviera una copia de la llave de la casa de Scott porque la perilla no cedía. Segundos después Stiles abrió la puerta.
— ¿Puedes explicarme por qué demonios tenías una silla contra la perilla? —interrogué.
Stiles aclaró su garganta. —Como le estaba explicando a Lydia, han habido varios robos en el vecindario y también un asesinato.
Allison rascó su cabeza, Lydia alzó sus cejas sin creer lo que decía y Jackson rodó los ojos ante el intento tan estúpido de Stiles para ocultar la verdad. Allison le hizo una señal a Jackson con la cabeza para que llevara a Lydia a la segunda planta.
— Lydia sígueme —dijo Jackson—. Necesito hablarte un minuto.
Lydia suspiró.
— ¿En serio? ¿Qué les pasa a todos? —preguntó, siguiendo a Jackson.
Tanto Allison como yo volteamos a ver a Stiles con los brazos cruzados.
— ¿Qué?
— ¿En serio? ¿Robos y asesinatos?
— ¿Una silla? —pregunté yo, arqueando una de mis cejas—. Son hombres lobos, Stiles, no unos vagabundos de la esquina con escobas.
Stiles rodó los ojos con molestia.
— ¿Qué hubieras hecho tú? —replicó de forma cortante.
Allison mordió su labio inferior.
—Okay, ustedes necesitan tomarse un minuto para aclarar sus problemas porque me están poniendo los pelos de punta. Tienen exactamente un minuto en lo que llamo a Scott. Scarlett, préstame tu teléfono —pidió, extendiendo su mano para que yo le diera el teléfono.
Con un resoplido, se lo di, desbloqueando la pantalla y Allison se alejó un par de metros para llamar a Scott. Miré a Stiles con el rostro enseriado. Él me miró de igual forma sin pronunciar palabra alguna.
— ¿Realmente eres tan orgulloso que no puedes ni formular una disculpa? —pregunté.
Stiles chasqueó su lengua, sonriendo con sorna.
— ¿Disculpa? No tengo que disculparme contigo.
Abrí mi boca sin poder creerlo.
¿En serio Stiles pensaba que no tenía razón para disculparse conmigo?
— Respóndeme algo, Stiles. Si en este momento fuésemos Lydia y yo las que estuvieran en peligro, si tuvieras que elegir proteger a una y solo a una, ¿a quién elegirías? —pregunté.
Tenía miedo de su respuesta. No sabía si estaba preparada para escuchar la realidad que ya conocía, pero al mismo tiempo necesitaba hacerlo. Necesitaba escuchar que siempre sería ella y no yo para poder arrancármelo del pecho completamente, para no sentir.
— No me hagas responder eso, Scarlett.
Pude ver cómo Stiles metía sus manos en los bolsillos de su pantalón y huía de mi mirada, mirando sus pies en todo momento.
— Es una simple respuesta. Solo responde la maldita pregunta.
— ¿Por qué quieres que responda eso? —interrogó.
— ¡Haz una decisión, Stiles!
— ¡Sabes la respuesta! —exclamó.
¿Escucharon eso? Fue mi corazón romperse peor que cuando estuvimos en la misma situación en el campo de lacrosse.
— Puedo ver ahora lo mucho que valoras esta amistad y hasta dónde va a llegar —comenté, asintiendo un poco para aceptarlo.
Bien.
No estaba enojada con Stiles como una chica que tuvo sentimientos hacia él. No me enojé con él por celos o porque no podía aceptar que él estuviera enamorado de otra. Estaba molesta porque no podía creer el poco valor que le daba a nuestra amistad.
— Dijiste que hiciera una decisión. Es solo una situación hipotética...—lo interrumpí.
— Está bien, Stilinski. No es como si realmente fuese realidad, ¿no? Porque nunca estarás en una situación de vida o muerte donde tengas que elegir entre Lydia y yo —no de nuevo.
Giré sobre mis talones, dándole la espalda a Stiles y vi a Allison observándome con un toque de lástima. Perfecto, lástima era lo último que necesitaba en estos momentos. Pasé por su lado y me dirigí a la cocina, apoyándome en la encimera.
— Scarlett.
— Estoy bien, Allison —aseguré entre dientes.
—No lo estás, Scarlett. Tus ojos cambiaron cuando me miraste y siguen estando color fuego —observó.
Cerré mis ojos, bajando mi mirada y presioné la palma de mis manos en ellas, respirando fuertemente por la nariz. Entonces me di cuenta del nudo en mi garganta que no me deja respirar o hablar.
— Es solo que...no importa lo mucho que lo intente, siempre va a ser ella. Ni siquiera pestañea a la hora de elegirla y él es invisible a sus ojos. Estoy cansada de ello, enferma. Si tenía sentimientos hacia él, alguno restante, se ha ido completamente, porque no es la primera vez que la pone primero. Una amistad tampoco debería doler tanto —solté, limpiando una lágrima de rabia que salió de mi ojo.
Tampoco quería llorar. De hecho, era lo menos que quería.
—No soy quién para decirte esto, pero tú mereces a alguien que no lo piense dos veces para elegirte —me dijo, acomodando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y me sonrió en una forma que solo Allison podría hacerlo.
—Gracias.
— ¡Chicas, están aquí! —escuchamos la voz de Stiles—. Todos ellos.
— Deberíamos ir a ayudarlo. Estoy segura que una silla no aguantará a tres betas furiosos y un alfa —mencionó, arrugando un poco su nariz.
Reí.
—Deberíamos.
* * *
Allison miraba su teléfono cada dos segundos y luego dirigía su mirada a través del cristal al lado de la puerta que nos permitía una fina vista de Érica, Boyd y Isaac junto a Derek esperando fuera de la casa de Scott. Observé mi casa y agradecí mentalmente que mamá estuviera de turno y que mi padre no hubiera llegado de trabajar. Payton seguía encerrada en la casa.
Me relajé un poco al saber que al menos nadie vería lo que podría llegar a suceder.
— Creo que tengo que llamar a mi papá —murmuró Allison casi a punto de echarse a llorar.
— Pero si te encuentra aquí tú y Scott...—comenzó a decir Stiles, pero ella lo interrumpió.
— Lo sé —lo cortó—. Pero, ¿qué se supone que hagamos? No están aquí para asustarnos, ¿vale? Están aquí para matar a Lydia.
Stiles suspiró.
— Solo esperemos un poco, ¿sí? Antes de que lo llames, esperemos. Scott siempre llega tarde a estas cosas. Créeme —aseguré, tratando de darnos una esperanza.
Al menos Lydia y Jackson estaban bastante entretenidos con su conversación. Espero que solo estén hablando porque sería realmente incómodo que tuvieran algún tipo de diversión cuando todos acá abajo estamos intentando que la asesinen.
Volvimos a mirar por los cristales. Allison sostenía su ballesta en la mano, atenta a cualquier cambio.
— Tengo una idea —Stiles habló—. Solo dispárale a uno de ellos.
— ¿Estás hablando en serio? —preguntamos Allison y yo al unísono.
Ellos seguían afuera sin hacer algún movimiento. Dispararles solo ocasionaría que se molestaran y no teníamos la fuerza suficiente como para lidiar con tres betas furiosos y un alfa.
—Le dijimos a Scott que podíamos defendernos, entonces hagámoslo. Al menos dale un tiro, ¿sí?
Allison asintió, —Está bien.
Esto es una mala idea. He visto la fuerza con la que Boyd ataca, también he visto a Érica y a Isaac en acción. Aquella vez Érica me rasguñó con sus garras. Perra.
— Mira, ellos no creen que nosotros vamos a pelear. Si uno de ellos es herido, les garantizo que se irán.
Apreté mis labios en una fina línea.
— Es una mala idea.
— ¿Tienes una mejor? Soy todo oídos, entonces.
— Sí, esperar a que hagan algún movimiento que resulte amenazante para entonces poder atacar. Si les disparamos solo los enfadaremos y, perdóname si te ofende, pero no tienes los músculos suficientes como para pelear siquiera con Érica —espeté.
Allison suspiró,
— Es nuestra única oportunidad de dar el ataque sorpresa, Scarlett —trató de razonar conmigo y miró a través del cristal—. ¿A cuál de ellos?
—Uh, Derek. Sí, dispárale a él, preferiblemente en la cabeza.
Reprimí mis ganas de romper el cristal con su cabeza.
—Preferiblemente no.
—Si Scott fue capaz de agarrar una flecha, Derek definitivamente puede —le recordó Allison.
Stiles entornó sus ojos, —Bien, entonces dispárale a uno de los otros tres.
— Quieres decir dos.
— No, tres.
Miré a través del cristal. Solo estaban Érica y Boyd luciendo completamente casuales con unas sonrisas en sus rostros.
— ¿Dónde demonios está Isaac? —cuestioné.
Allison dio dos pasos hacia atrás, levantando la ballesta con dirección hacia la puerta. Isaac apareció detrás de ella y en dos simples movimientos le quitó la ballesta y la tumbó al suelo. Tiró a Stiles con rapidez al suelo también, este cayendo al pie de la escalera.
Cuando fue por mí, sabía que tenía que derribar todo el control de mi cuerpo. Tenía que ponerme igual o peor que en la pasada luna llena. Cerré mis ojos y cuando los abrí sabía que estos brillaban, empujé a Isaac lo suficientemente fuerte como para que se alejara de mí y gruñó. El calor había traspasado su chaqueta de cuero.
—¡Allison, ve!
Allison obedeció, subiendo las escaleras de dos en dos y retuve a Isaac en la primera planta. Yo no tenía el menor conocimiento en pelear, no tenía ningún tipo de habilidad como los hombres lobos y tampoco tenía súper fuerza. Solo tenía ojos brillantes y una temperatura excesivamente caliente con la que podía causar quemaduras.
Isaac me golpeó en el pecho, haciendo que me estrellara contra la pared. Gemí de dolor cuando mi espalda impactó la superficie con fuerza y luego caí al suelo.
— ¿Puedes tener un poco de respeto por la decoración de Melissa? —pregunté, poniéndome de pie.
Antes de que pudiera atacarme de nuevo, Scott apareció, transformándose para pelear con Isaac. Aproveché ese momento para perseguir a Érica hacia la segunda planta. La muy perra acababa de aparecer de la nada e iba tras Allison y Lydia. Corrí por el pasillo viendo a Érica de pie en el marco de la puerta.
—...¿Sabes? No creo que vaya a ser tan difícil. ¿Por qué él estaría esperando para robar diez minutos contigo cuando puede tenerme a mí cuando quiera? —preguntó Érica.
Perra.
Escuché el sonido de la ballesta y me acerqué para ver cómo Érica reía con la flecha en la mano. — ¿Realmente pensaste que eso iba a funcionar?
—De hecho, lo hice.
Érica miró su mano y vio que la flecha estaba cubierta con una sustancia transparente. Veneno paralizante del kanima.
Allison sonrió, sosteniendo su ballesta en alto y Érica cayó al suelo completamente paralizada.
— Pensé que eras psíquica —hablé con un toque de burla, pisando su mano a propósito.
Choqué puños con Allison y volteamos a ver a Érica.
—Perra.
Agarré a Érica por una de las botas y la arrastré, sabiendo que mi tacto le quemaba. Allison sonrió a mi lado, adivinando lo que yo pensaba hacer. Al llegar a la escalera, empujé a Érica por ellas.
¿Qué?
Es mujer lobo, va a sanar.
Scott ya se encontraba acabando con Isaac y cuando Érica llegó abajo, Scott los arrojó fuera de la casa. Todos salimos tras él.
Miré a Derek aceptando su derrota.
— Creo que finalmente entiendo porqué sigues negándote, Scott. No eres un omega, tú ya eres un alfa de tu propia manada. —Derek sonrió y juro que quería retratar este momento porque se le marcaron unos hoyuelos hermosos en las mejillas—. Pero sabes que no puedes vencerme.
—Puedo mantenerte hasta que la policía llegue —contraatacó Scott.
La sonrisa de Derek se borró automáticamente. Entonces escuchamos algo desde el techo de la casa y salimos para ver de qué se trataba. El aborto de basilisco se encontraba caminando en sus cuatro patas por el techo. Volteó a vernos, soltó un alarido horrible y desapareció.
—Sácalos de aquí —le ordenó Derek a Boyd, refiriéndose a Isaac y a Érica.
Lydia salió de la casa dando grandes zancadas.
— ¿Podría alguien decirme qué demonios está pasando aquí? —preguntó sonando histérica.
—Es Jackson —susurramos Scott y yo al unísono.
* * *
Exhausta con todo lo que había sucedido en el día, me entré a mi casa luego de haber hablado con Scott durante un rato en el pórtico de su casa. Subí las escaleras sintiendo el cansancio apoderarse de mi cuerpo. Todo había sucedido tan rápido y tan lento al mismo tiempo que me había agotado por completo. En especial el asunto de Stiles.
Stiles...
Ni siquiera sabía cómo demonios sentirme al respecto. Sabía que las cosas habían cambiado entre nosotros y también la forma en la que me sentía respecto a él, pues desde que estaba en el hospital sabía que había roto mi corazón por completo. No iba a ser ese tipo de chica que lloriquearía toda la vida por un pequeño gusto de secundaria.
Subí las escaleras, arrastrando mis pies por el pasillo y giré la perilla de mi habitación, sobresaltándome al ver la persona que se encontraba allí de pie.
— ¡Maldición! —exclamé, cerrando la puerta detrás de mí y coloqué una mano en mi pecho—. ¿Quieres matarme de un maldito susto, Derek?
Derek apenas me dedicó una mirada, caminando por mi habitación y analizándolo todo con sus ojos verdes. Esto me dio tiempo de analizarlo con mi mirada, notando que Derek ya no tenía su chaqueta puesta, sino que la había dejado sobre mi cama. Al parecer se había puesto cómodo.
— Tienes una chaqueta de Stiles aquí —comentó.
Me había olvidado por completo de ello. La chaqueta que Stiles me había dado el día que fui atacada por Peter en la tienda de vídeos.
— ¿Cómo entraste? —opté por preguntar.
— La puerta trasera estaba abierta.
— Sabes que las personas van a la cárcel por cosas así, ¿no? —interrogué, arqueando una de mis cejas y cruzando mis brazos para adoptar una pose más firme—. Además, estoy cansada. Así que apreciaría bastante que te marcharas de mi casa.
— No, tenemos una conversación pendiente —me recordó.
Negué.
— Nunca accedí a ello —repliqué, caminando hacia el baño y me encerré ahí.
Quizá si me tardaba lo suficiente, Derek se marcharía y podría irme a dormir en paz. Abrí la pluma del lavabo dejando el agua correr para distraer la audición de Derek, luego me apoyé en él observando el espejo roto frente a mis ojos. Recuerdo de la primera vez que perdí el control con mis padres.
Me quité la chaqueta que traía puesta y la dejé sobre el lavabo. Pasados unos minutos, cerré la pluma porque estaba claro que no pensaba gastar tanta agua en evitar a Derek y salí del baño, cerrando la puerta detrás de mí. Él seguía ahí.
— ¿Nunca te piensas ir? —gruñí con molestia.
— Te dije que teníamos una conversación pendiente.
Entorné mis ojos.
— Nunca accedí a ello —repetí.
— ¿Por qué estás tan molesta conmigo?
— No estoy...—la mirada de Derek me cortó. No podía mentirle a un hombre lobo—. Vale, sí estoy molesta contigo, pero no puedo creer que en serio preguntes la razón. No te creía tan tonto.
Derek mantuvo su rostro serio como siempre. Maldito hombre y su humor de perros que solo puede ser comparado con el mío en estos momentos. Estoy furiosa con él y por si fuera poco me pregunta la razón.
— ¿Es por lo de Lydia? —interrogó.
Rodé los ojos.
— No todo es sobre ella, ¿sabes? Estoy más molesta por el hecho de que pensaba que confiabas en mí, Derek.
Él frunció el ceño, completamente confundido por mi comentario. Se acercó a mí quedando solo a un metro de distancia.
— ¿De qué demonios hablas?
— ¡Já! Fui probada, bueno, lo intentaste porque mi prima fue la que terminó con el veneno del kanima en su sistema —mascullé, tratando de pasar por su lado para dirigirme hacia mi armario, pero Derek me detuvo.
Su mano estaba enrollada alrededor de mi brazo, cosa que me hizo retroceder lo suficiente para que mi espalda chocara contra la madera de la puerta del baño.
— Yo no envié a que te hicieran la prueba. Confío en ti. Además, he estado contigo todas las veces en las que apareció el kanima —dijo, su rostro se relajó por un momento y sus ojos recorrieron mi rostro.
Resoplé.
— ¿Se supone que simplemente te crea? —pregunté y Derek dio un paso hacia delante, su pecho casi chocando contra el mío. Mi boca se secó en cuestión de segundos y mi respiración se volvió más agitada y nerviosa—. Derek, mi espacio personal.
Los ojos verdes de Derek vuelven a encontrarse con los míos y tengo que reprimir un jadeo que amenaza con escaparse de mis labios al notar la manera intensa con la que me mira.
— Tu corazón está latiendo excesivamente rápido —me delató, una media sonrisa asomándose en su rostro.
—Sí, bueno, soy claustrofóbica y me estás acorralando contra una puerta. Sería mejor que te alejaras —balbuceé de forma atropellada.
— Mentirosa —acusó.
— Derek en serio debes alejar...
— ¿Realmente quieres eso? —preguntó, su pulgar rozó mi labio inferior.
Menos hormonas, más neuronas, Scarlett. Menos hormonas, más neuronas. Menos neuronas, más hormonas. Espera, no. Así no iba la cosa.
— Y-yo...
Y como me quedé en silencio, incapaz de formar otra mentira más, Derek me besó.
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Justo cuando ya pensaban que iba a desaparecer por tres meses, les traigo un capítulo de más de 3,000 palabras y con final candente. 7w7r. Originalmente lo iba a publicar el 14 (ya son la 1:01am acá), pero me envolví leyendo y eso, jsjsjsjs.
Preguntas: ¿Comentarios respecto a la conversación de Stiles y Scarlett? ¿Del consejo que le dio Allison? ¿Del final? Oh, la, la. El alfa tomó la delantera *mueve las cejas*
Comentarios de las Derett emocionadas aquí.
Comentarios de las Stilett frustradas y queriendo matarme aquí.
Chau!
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