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15. Cristales comestibles

Salí junto a Lydia de la clase de economía porque quería asegurarme que se encontrara bien después de lo ocurrido en el salón. Lo que sea que hubiera ocurrido la había espantado lo suficiente como para hacerla llorar y Lydia no era de las personas que perdía el control tan rápido y menos en un lugar tan público. Ella siempre prefería guardar apariencias antes que dejar ver lo que guardaba su corazón.

—Lydia...—comencé a decir, pero ella me interrumpió.

—Estoy bien, Scarlett —aseguró, dedicándome una brillante sonrisa. Dirigió sus manos hacia mi cabello castaño y lo acomodó un poco—. Me gusta tu cabello así.

—Eh...Lydia, lo llevo así todos los días —acoté, forzando una sonrisa en mi rostro.

—Claro que sí, Scarlett. Pero eso no quita que te quede bien. Mira, ese chico te está observando —señaló a alguien detrás de mí.

Entorné mis ojos sin siquiera dignarme en ver al supuesto chico del que Lydia hablaba.

—Te juro que si se trata de Greenberg...

— No es Greenberg —aseguró haciendo un pequeño puchero—. No soy tan mala, ¿recuerdas?

Sí, recordaba nuestra charla en el bosque cuando Allison quería probar las flechas del armamento de su querida familia de cazadores. Un hermoso da para recordar. Nótese mi muy evidente sarcasmo.

Encogió sus hombros y caminó hasta una silla vacía, dejándome completamente confundida con su repentino cambio de actitud. Lydia estaba poniendo esa máscara que utilizaba con todos para evitar que las personas vieran lo que ocultaba en el interior.

— No, solo eres cincuenta por ciento de maldad. Quizá sesenta —murmuré para mí mismo, mirando el techo para buscar algún tipo de inspiración divina y paciencia que carecía.

Justo cuando iba a sentarme al lado de Lydia, siento que me empujan a otra mesa y me obligaron a sentarme. Volteé mi cabeza para ver a la persona y me encuentro con una sonrisa muy familiar, pero una que no me agradaba en lo más mínimo. Payton me miraba fijamente a los ojos al mismo tiempo que sacaba su cuaderno de su bolso.

Mis ojos se trasladaron hacia mis amigos, Scott y Stiles, y luego hacia la parte trasera de la clase donde Érica y Isaac estaban haciendo acto de presencia. Maldije en mi interior porque sabía que eso no traería buenos augurios. Desde que Isaac volvió a la escuela porque retiraron sus cargos, me deja saber que traman algo.

Derek trama algo.

— Laboratorio de química, ¡qué emocionante! —exclamó Payton, removiéndose en su lugar y haciéndome sobresaltar por su repentino comentario—. Espero que seas buena en química, primita —dijo.

Scott y Stiles corrieron a sentarse junto a Lydia para evitar que Isaac o Érica ocuparan esos lugares. Definitivamente, había algo que no me cuadraba y esto de andar perdida y atrás con las noticias no me agradaba. Soy Scarlett Brann, lo que significa que siempre seré demasiado curiosa y querré saberlo todo antes que todos.

—Tengamos algo en claro, Payton —comencé a decir sin apartar mi vista de lo que sucedía en las mesas de en frente—. No somos amigas, no soy buena en química ni nada que tiene que ver con ciencias y definitivamente no pensaba hacer este laboratorio contigo.

Ella ni se inmuta por mis palabras que son mitad mentira. No soy mala en química y tampoco en las ciencias, solamente no son mi materia favorita. Además, algo me dice que hay más de lo que preocuparme en este momento que un simple laboratorio con Harris. Solo Lydia es capaz de sacar exámenes y laboratorios perfectos en su clase y eso se debe a que es una genio.

— Einstein dijo una vez: "Dos cosas son infinitas, el universo y la estupidez humana. Y no estoy tan seguro del universo." Yo mismo he encontrado estupidez infinita —dijo Harris palmeando el hombro de Stiles—. Así que para combatir la plaga de ignorancia en mi clase, van a combinar esfuerzos con unos experimentos en grupo. Veamos si dos cabezas son mejores que una o en el caso del señor Stilinski, menos que una. Érica, toma la primera estación. Empezarás con...

Todos vimos cómo la población masculina de la clase alzaron sus manos, exceptuando a a Scott, Isaac y Stiles. No podían ser más desesperados los chicos de esta escuela. Con razón no me apetece tener un novio de aquí. Van de mal en peor.

—Apuesto a que yo podría levantar todas las manos de este salón —manifestó Payton con una sonrisa de superioridad.

Oculté mi rostro en mis manos porque no podía creer que ese ser tan regalado fuese mi prima. ¿Desde cuándo las Brann son tan...así?

—...No he pedido voluntarios —dijo Harris—. Pongan sus pequeñas manos hormonales abajo —ordenó en su habitual tono monótono. Quizá me duerma en la mayoría de sus clases, pero le agradecí mentalmente que hubiera puesto un control en este lugar—. Empieza con el señor McCall. De acuerdo, los dos siguientes.

Harris prosiguió emparejando a los demás estudiantes. Allison estaba con Lydia, Payton le coqueteaba a Isaac y a mí me tocó con Stiles afortunadamente. Necesitaba ponerme al corriente con todo lo que estaba sucediendo.

—...¿Jackson? —interrogué al escuchar que Whittemore había sido sometido a la prueba del veneno del kanima—. Entonces pasó la prueba del kanima. ¿Lydia es la siguiente?

Stiles asiente mientras yo vierto la cantidad exacta de sustancias.

— Creo que la quieren matar —susurró—. Si ella es el kanima, cosa que no creo, ha matado a muchas personas...—lo interrumpí.

—Lydia no ha matado a alguien. Mírala, es un cachorro indefenso —Stiles me obedeció y se quedó mirando a la pelirroja con cara de tonto. Lo golpeé—. Stiles, vuelve a la Tierra, ¿quieres? Ahora, en lo que iba, si Lydia falla la prueba Isaac y Érica son los que estarían a cargo de asesinarla.

—Lo sé.

—No podemos dejar que se sienten cerca de ella —acoté.

— También lo sé.

Rodé los ojos, terminando el proceso y Harris sonó un timbre para que cambiáramos de estación. Stiles estaba junto a Isaac, Allison junto a Payton y Scott junto a Lydia. A mí me tocó la mala suerte de estar junto a Érica, quien no dejaba de mirarme con una sonrisa burlona en el rostro.

¿Acaso no había ácido por aquí? Me sería útil para derretirle la cara de perra que tiene. Dios, se le borraría la sonrisa en un dos por tres y yo realmente disfrutaría de ello.

—Curioso, Scarlett. Para creerte tanto no creo que apoyes mucho en todo el lugar —comentó, moviendo sus rizos rubios casi en mi rostro.

Perra.

Dejé las sustancias sobre la mesa, apretando mi mandíbula, controlando mis ganas de quemarle el rostro. Casi poda sentir el calor emanando de mis manos, trasladándose hasta mi interior, me recorría el cuerpo entero. Le agarré el brazo a sabiendas de que estaba lo suficientemente caliente como para quemarla.

Érica siseó bajo mi tacto y rió un poco.

—Hagamos algo claro, ¿quieres? No me pongas a prueba, perra. Puedo ser peor de lo que te puedes imaginar —mascullé.

Se zafó de mi agarre, su sonrisa transformándose en una mueca de superioridad. Retuve las ganas de lanzarla de su asiento y golpearla en el rostro hasta más no poder. Me pregunto, ¿sanará si mi poder llega a su máxima potencia y termina con quemaduras de primer grado? Quizá pueda utilizar a Peter de referencia. Después de todo, él estuvo bastante quemado también por mucho tiempo.

— ¿Sabes, Scarlett? Siempre he sido poderosa, psíquica si quieres llamarlo así. Es por ello que siento en mi corazón que no te queda mucho de vida —gruñó lo último, clavando sus garras ligeramente en mi muslo.

Apenas me inmuté, — ¿Psíquica, huh? Veremos si puedes predecir mi próximo acto.

Antes de yo poder actuar, Harris tocó el timbre nuevamente que anunciaba que debíamos cambiar de estación. —Y cambio.

Érica y yo nos quedamos mirando fijamente hasta que Harris volvió a repetirnos que debíamos cambiar de estación. La escuché gruñir por lo bajo de forma lobuna y me paré del asiento para dirigirme a mi próximo lugar. A Allison le tocó con Érica, Stiles con Scott y a Lydia con Isaac.

Stiles intentó ponerse de pie para intervenir, pero Harris lo mantuvo en su lugar.

—Si intenta probar mi paciencia, señor Stilinski, le garantizo que perderá el curso —amenazó nuestro querido profesor de química.

Giré para ver a mi compañera y resoplé con irritación al ver que se trataba de mi prima Payton, la cual no dejaba de parlotear respecto a lo tierno y lindo que era Isaac con sus enormes ojos azules y rizos que le daban un toque de inocencia.

— Es tan tierno, ¿por qué no lo había visto antes? —preguntó, suspirando de forma dramática como si estuviera en una película.

Reí sin gracia, apretando mi mandíbula en el proceso.

— Bueno, quizá podemos empezar por la parte donde era un fugitivo de la ley luego de ser acusado de matar a su padre —comenté con una sonrisa un tanto sádica y escalofriante.

Abrí uno de los potes y vertí el contenido según las instrucciones. Payton hizo un mohín cuando le dije eso, pero era relativamente verdad. Isaac había sido fugitivo luego de que lo ayudáramos a escapar de la estación del sheriff en la que estaba por haber sido el primordial sospechoso del asesinato de su padre.

Todo genial, ¿no?

— Pero, ¿cómo? Él puede parecer todo chico malo con su chaqueta de cuero, pero míralo, es un terroncito de azúcar.

Casi tuve ganas de vomitar al escucharla hablar de esa forma. ¿Quién, en su sano juicio, hablaba así? Parecía una niña pequeña intentando sonar como una adulta, cosa que no era y jamás sería.

— Querida, no todo lo que brilla es oro —le recordé chasqueando mi lengua.

Payton hizo una mueca y casi golpeó el suelo con sus pies como una niña pequeña. Estoy volviendo a desear que Peter vuelva de la muerte y me termine de asesinar porque no la tolero en lo más mínimo.

Podía sentir la tensión en el ambiente. De todos lados. Isaac con Lydia, Érica con Allison, Scott y Stiles sin poder hacer algo al respecto y yo estancada con mi prima en un laboratorio de química. Esto está yendo de mal en peor.

Se volvió a escuchar el timbre por última vez.

—Tiempo. Si has catalizado la reacción como corresponde, estarás viendo un cristal.

Miré dentro de mi contenedor y saqué el cristal con las pinzas.

—Ha salido bien —comentó Payton encogiendo sus hombros.

—Ahora, esta última parte del experimento estoy seguro que la disfrutarán. Pueden comerlo —anunció Harris.

Miré el experimento de Scott y Stiles, notando que en el fondo de su contenedor solo había una substancia pastosa y cremosa. A ellos no les ha ido muy bien como a los demás, puesto que son los únicos que han tenido el experimento de esa forma en todo el salón.

Payton fue la primera en agarrar los cristales y los llevó a su boca. Mis ojos se trasladaron hacia a Lydia quien estaba a punto de comer el cristal del cual goteaba una sustancia transparente; veneno de kanima.

Scott se levantó de su asiento, — ¡Lydia!

— ¿Qué? —preguntó ella, confundida.

No tuvo reacción. Nada le estaba ocurriendo a Lydia porque no se encontraba paralizada en lo más mínimo y dicen que una serpiente no puede ser envenenada por su propio veneno. Por Dios, Lydia...

Entonces me agarran el brazo, Payton parece estarse atragantando o como si quisiera decirme algo importante.

—No puedo sentir...—balbuceó forzadamente.

El pánico recorrió mi cuerpo y agarré el frasco, notando una sustancia transparente que bañaba los cristales. Era veneno de kanima. Miré con rapidez a los hombres lobos, notando cómo Érica me estaba mirando fijamente. Ella estaba esperando que el cristal me lo comiera yo.

Era a mí quien querían probar.

— Scott —lo llamé—. Necesito tu ayuda.

Mi mejor amigo me miró y cuando vio la forma en la que yo sostenía a Payton, entendió todo. Ignorando a Harris, sacamos a mi prima del salón, lejos de los hombres lobos y de los cristales llenos de veneno de kanima.

¿En qué diablos la había metido?

______________

Jujujú, pelea de gatas or nah? Tengo una pregunta preguntativa: ¿creen que a Scarlett le hicieron la prueba del kanima por orden de Derek? ¿Qué sucederá ahora con Payton? Nos veremos en el próximo capítulo que probablemente será en unas horas o...no lo sé, un año. Ahr, no. Estoy de broma xD

Mucho love para todos.

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