14. Caos
Payton
Apenas podía creer lo que había sucedido. De un minuto a otro, Scarlett había entrado en una crisis, hablando consigo misma y gritando. Hiriéndose al clavar sus uñas en su piel. Contó sus dedos unas siete veces antes de salir corriendo de la habitación donde encontró una enfermera y la apuñaló con un bisturí, el cual no sabemos de dónde sacó. Simplemente lo que hizo.
También había utilizado sus poderes en Derek al huir. En mí también. Era su truco de hacernos hervir la sangre para infligirnos dolor insoportable, inmovilizándonos mientras se iba.
— ¿Qué sucedió mientras hablaban? —le pregunté a Derek—. ¿Qué le dijiste?
— ¡Nada! Solo estábamos hablando y me dijo que alguien quería entrar, que la puerta seguía abierta y que era demasiado fuerte. Entonces comenzó a entrar en pánico. Payton, no creo que ella supiera lo que estaba haciendo —dijo demasiado rápido.
Era extraño cómo Derek podía estar de ese modo porque él no era de los que perdía el control rápido. Scarlett verdaderamente le importaba mucho. Tanto como a mí y lo que acababa de suceder no era algo que Scarlett haría en sus cinco sentidos.
Fue como si perdiera la mente de un momento a otra. Algo hizo 'clic' en su cabeza y perdió el control. Scarlett estaba siendo manipulada, pero ¿por quién?
— Necesitamos ir con Scott —dije—. Tengo que hablar con Sandra también. Tal vez ella sepa algo. La haré hablar. No sé cómo, pero tengo que hacerla hablar.
Derek asintió.
— Vamos.
Nos escabullimos entre el caos del hospital y salimos hasta la camioneta de Derek para llegar a nuestro vecindario. Estaba conduciendo en exceso de velocidad, pero no creo que me importaba. Scarlett se había marchado sin dejar rastro alguno, ni siquiera dejó un aroma. Era como si se hubiese esfumado en el aire.
Al llegar a la casa de Scott, había comenzado a caer la noche, de modo que los ninjas estaban apareciendo de nuevo. Lo supe cuando escuché el grito de Kira y el olor a sangre inundó mis fosas nasales.
Derek y yo bajamos de la camioneta y nos transformamos por completo. No solo era ojos brillantes y colmillos, sino las orejas puntiagudas, el pelo en las mejillas y el cambio de piel en nuestro ceño. Entramos por la puerta de la cocina y rugí. Scott se dirigió a pelear con uno de los ninjas y Derek con otro, mientras que yo me dirigí hacia Kira porque un ninja se encontraba detrás de ella.
— ¡Mamá, la ceniza! —le gritó Scott a Melissa, la cual llegó un par de minutos antes que nosotros.
Empujé al ninja lejos de Kira y evité su espada. Pelear con ellos era una pérdida de tiempo porque nuestros golpes apenas les hacían cosquillas, pero a su vez, nos hacía ganar tiempo, si es que eso hacía sentido alguno.
Los gemelos entraron a la casa rompiendo la ventana de la cocina. Como si no hubiesen puertas suficientes para entrar, pensé y quise rodar mis ojos, pero eso me distraería de mi pelea. Le di una patada en el pecho al ninja, apenas empujándolo un poco y utilicé mis garras para intentar herirlo. Tenía que mantenerme en constante movimiento porque él intentaba cortarme con su espada. Lo agarré de su ropa y lo lancé por una de las ventanas.
Al parecer no había suficientes puertas.
— ¡Mamá, ahora! ¡Hazlo ahora!
Derek sacó al último ninja y Melissa rompió el frasco de ceniza de montaña para crear el escudo.
— Gracias a Dios —susurré, recuperando mi aliento.
Entonces Scott nos miró a Derek y a mí.
— ¿Qué hacen ustedes aquí? —nos preguntó.
— Tenemos un problema —anuncié—. Fuera de este. Scarlett escapó del hospital.
— Después de apuñalar a una enfermera —agregó Derek, aunque su expresión decía que no quería decirlo.
— ¡¿Qué?!
— No estamos seguros de que haya sido ella —me apresuré en decir—. Scott, ¿recuerdas cuando Stiles, Allison, tú y ella tenían las puertas de sus mentes entreabiertas?
— Sí, pero las cerramos cuando salvamos a Malia —dijo.
— No creo que Scarlett lo haya hecho —mencioné.
— Ella dijo: «La puerta sigue abierta. Quiere entrar.» —citó Derek las palabras que Scarlett había dicho antes de desaparecer del hospital en medio de su crisis.
Scott frunció su ceño con confusión.
— Era como si no supiera lo que hacía, Scott. Contó sus dedos siete veces antes de atacar a la enfermera. Siete.
— Pensaba que era un sueño —murmuró—. Es algo que Stiles hace. Dice que es la única forma en la que sabía que no estaba soñando. Se contaba los dedos.
Scarlett
Miré mis uñas luego de haber limpiado la gran cantidad de sangre que había derramado la enfermera, y me apoyé en el capó del auto, esperando a que saliera. Podía escuchar la voz irritante de la propietaria del cuerpo intentando recuperar el control, pero olvidaba algo.
Ella me dio el control.
Ahora tenía que atenerse a las consecuencias. En esencia, somos la misma persona, solo fue como si apagara la humanidad en su interior. Ella era la consciencia. Yo solo era la maldad intentando salir al exterior y él me dio el poder para entrar.
Debió haber cerrado la puerta cuando tuvo la oportunidad. Una vez estaba dentro, era imposible sacarme. Ni siquiera la muerte sería capaz de hacerlo porque él tenía mil años. No podían matarlo.
— ¿Qué demonios haces aquí, Scarlett?
Una sonrisa fría y sin sentimientos cálidos se hizo presente en mi rostro. Acomodé la chaqueta y la miré. Sandra Brann era su nombre. Mi madre. Bueno, de mi lado débil. Lucía atemorizada de verme, cautelosa en sus movimientos, intentando mantener sus manos firmes cuando podía ver que solo querían temblar. Ella era tan débil como todos a mi alrededor.
Una completa pérdida de aire y saliva al hablarle.
— Pensé en detenerme y saludar —dije, arrastrando las palabras.
— Todas las unidades están buscándote por lo que hiciste en el hospital —dijo en un tono acusador que no me gustó en lo más mínimo. Ella era inferior a mí, no tenía derecho para hablarme de esa forma.
La agarré del cuello, ejerciendo un poco de fuerza y la elevé unos centímetros del suelo. Sus ojos se abrieron con pánico e intentó librarse de mi agarre, pero era imposible. Ella no tenía la fuerza para enfrentarse a mí. Lo único que tenía era una lengua muy larga. Vi que su teléfono en su mano y en la pantalla se podía ver cómo estaba intentando llamar al 9-1-1.
Le quité el teléfono y lo quemé en mi mano. Sus ojos se abrieron con terror. Ahora estaba viendo quién era la que mandaba en este juego.
— ¿Qué pensaba que harías? ¿Decirle a las autoridades mi ubicación? —chasqueé mi lengua con pena—. Eres patética.
— ¿Qué es lo que quieres? —preguntó con voz rasposa y ahogada debido a mi presión en su cuello.
— Quiero respuestas —dije—. Y quiero que sepas quién está al mando ahora. No eres mas que una piedra en mi camino. Eres nada.
Demuéstrale tu poder. El poder que ella siempre codició, pero que nunca tendrá.
Apliqué calor en su piel y siseó de dolor. Podría quemarla viva con tan solo pensarlo, pero no quería hacerlo. Sería una pérdida de poder innecesaria.
— Detente, por favor —suplicó.
— Yo conozco la verdad que ella no.
¿Qué verdad?, preguntó. Cerré mis ojos y la empujé de vuelta a su lugar en el lugar más oscuro y peligroso de nuestra mente. Ella no debía saberlo todavía.
— N-No sé de qué hablas —balbuceó con nerviosismo.
— Mándale saludos a Rafael por mí, ¿quieres? —sonreí ampliamente al ver el pánico en sus ojos.
— Tú no eres Scarlett —realizó.
Me sorprendía que le tomase tanto tiempo averiguarlo. ¿Realmente creía que su tonta hija sería capaz de ponerle un dedo encima? Esa Scarlett era demasiado débil y blanda para hacerlo.
— Oh, pero lo soy. Soy la versión mejorada de ella. Soy a la que debes temer, ¿entiendes? Yo controlo ahora y tú no eres más que un peón en mi juego —hablé, arrastrando mis palabras—. Hasta que me canse de ti —advertí.
Golpeé su cabeza contra el cristal de su auto, haciéndola perder el conocimiento.
Patética.
* * *
Cuando entré de vuelta al hospital, nadie parecía estar pendiente a mí. Ni siquiera me reconocían. Continué mi camino hacia una sala vacía en el ala oeste del tercer piso y vi a Stiles rodeado de los oni. ¿Debería continuar llamándolo Stiles cuando sabía que él era mi verdadera fuente de poder?
El nogitsune.
Metió una de sus manos en el pecho del oni y sacó la luciérnaga que le daba vida. Aproveché la oportunidad y me hice cargo de los otros dos que lo rodeaban, tirando las luciérnagas al suelo. Volteó a verme con una sonrisa malvada en su rostro pálido y se la devolví.
— Finalmente cedió ante ti —observó.
En ningún momento dejé de sonreír.
— Tenías razón. La kanji la volvería desquiciada —dije, acercándome a él y señalando la marca que yacía detrás de mi oreja izquierda.
La marca del 'yo mismo' la cual solo era un cinco invertido.
— No puedes ser tú mismo cuando tienes una parte nula yendo y viniendo, ¿no? —inquirió, arqueando una de sus cejas con maldad.
— ¿Qué hay de ti? ¿Ya cedió? —quise saber.
— Aún no es tiempo. Necesitamos más caos para poder mantenernos —dijo—. Y todavía quiero jugar un poco.
— ¿Eso significa que tengo que dejarla recuperar el control? —hice un mohín.
— Solo por un tiempo más. Ellos solo pensarán que tienes la puerta de tu mente entreabierta. No se darán cuenta de la realidad —aseguró—. No sabrán que te estaré dando una parte de mí.
— Aún no me la has dado —le recordé.
— Lo haré cuando me hayas dado lo que quiero —dijo encogiendo sus hombros como si estuviésemos hablando del clima.
— Caos —adiviné y me sonrió de lado.
— Mucho, mucho caos.
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Súper corto, pero no podía extenderlo más. Me parecía innecesario. Es más una introducción al half-VoidScar. Técnicamente ella NO es el nogitsune, pero SÍ es afectada por ello. De modo que es una versión sin humanidad de la preciosa Scarlett 7w7r Dejen que vean lo diva que es, se los juro, si les gustan los personajes villanos/divas al estilo Katherine Pierce y los Mikaelson, les agradará esa Scarlett 😂
Chau y hasta la próxima ❤️
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