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xxvii. la pena más dolorosa


DEMENCIA,
capitulo veintisiete: la pena más dolorosa!



          HABÍA ALGO FRÍO QUE TERMINÓ POR HELAR LA SANGRE DE JOY CUANDO LAS GRANDES PUERTAS DE METAL BLINDADO SE ABRIERON FRENTE A ELLOS. Algo que la propia Joy no podía descifrar con claridad y el resto de sus compañeros tampoco. Sin embargo, ella permitió que su mirada divagase por el gran centro de mando que se encontraba en esa sección, cosa que no habían visto antes en los pisos superiores o en la primera sección cuando bajaron con el gran ascensor. La cantidad de maquinaria destinada a una simple zona de investigación le pareció extravagante, teniendo en cuenta de que ese tipo de maquinaria valía millones en el mercado y que era solamente de uso médico — cosa que no ocurría en aquellos pasillos, si no que se trataba de algo peor. El salón de control se encontraba iluminado en una mezcla de luces azules, rojas y blancas, cada una mostrando su sección. Una gran pantalla grande se desplegaba a sus anchas, mostrando diferentes secciones de cámaras tanto por dentro que de por fuera del predio.

          El querido anfitrión había escapado antes de tiempo.

          —¿Qué diablos es esto?—preguntó Jill a su lado.

          Una pregunta que podrían encontrarle respuesta pronto, quizás.

          Chris guardó su arma en la funda que se encontraba atada en su pierna derecha, dispuesto a investigar cada espacio de aquella sala de control; buscando alguna respuesta que indicase que otros contactos tenía con el mundo exterior y a dónde manufacturaba sus productos. Joy, en cambio, permaneció con su mirada en la pantalla, buscando algún indicio de las tropas que se encontraban fuera. Su anfitrión siempre tuvo un ojo en ellos durante todo el tiempo y desde ese lugar orquestaba su obra de teatro para buscar separarlos o simplemente matarlos para que nadie dijese una palabra al respecto del asunto. La rubia no tardó en sentir una ola de profundo triunfo al saber que ellos habían ganado con esto y ganado a lo grande, pese a las dificultades. Logró desactivar el sistema de seguridad, simplemente bloqueando las salidas para otras armas bio-orgánicas que intentaban utilizar el ascensor para subir a la superficie.

          —Joy, Chris—llamó Valentine mientras señalaba la pantalla—. ¡Son las tropas!

          Los dos ex pilotos miraron en dirección a donde se encontraban las cámaras en el exterior, donde el ambiente era más frío que allí dentro y la tormenta de nieve había mejorado hasta el punto de tener una imagen limpia de las tropas eliminando el cargamento bioterrorista con los lanzallamas de protocolo. La rubia se permitió sonreír, sabiendo que esa sí se trataba de una simple victoria, a pesar de la cantidad de bajas efectuadas — esas vidas no serían perdidas en vano, ni serían perdidas sin un propósito: librar al mundo del bioterrorismo.

          —Lo lograron—señaló la rubia sintiéndose alegre luego de tantas horas rondando por aquellos pasillos.

          —Todo novato puede convertirse en un veterano—dijo Chris cruzándose de brazos mientras miraba la pantalla—. ¿Podemos comunicarnos con ellos?

         —Huh, lo intentaré—asintió la castaña de cabellos cortos—. Dudo que Sergey haya deshabilitado las comunicaciones por completo. Capaz pidió un equipo de extracción por parte de Umbrella para que lo sacasen de aquí.

          —También debemos recopilar toda la información sobre esta base—añadió Williams mientras dejaba colgar su rifle de asalto en el hombro—. Los datos sobre vacunas o agentes víricos podrían ayudar a Rebecca.

         Chris asintió antes de mirar a Jill—¿Por qué le pediría a Umbrella una extracción?

          —Según Carlos, hay algunos cuerpos de la UBCS que permanecieron bajo al mando de Umbrella para servir como equipos tanto de asalto como extracción—respondió ella mientras se mantenía enfocada en mover sus dedos muy rápido por el teclado sensible a sus momentitos—. En Raccoon City, él me dijo que habían desplegado un equipo de asalto perteneciente al Servicio de Seguridad de Umbrella: el Equipo Delta¹.

          —Supongo que la misión no era de rescate—dijo Joy rodando los ojos.

          La chica de cabellos castaños cortos negó con la cabeza—Su misión era eliminar testigos, justo como Némesis lo hacía con los miembros de STARS y como el Tyrant intentó hacerlo con Claire.

          —Realmente me alegra no haber estado allí—balbuceó la rubia encogiéndose de hombros.

          Chris ladeó su cabeza a un lado—Te estabas escondiendo debajo de una piedra, cabe mencionar.

          —Es vivir con perfil bajo, idiota—contraatacó la rubia—. Tú fuiste el único que decidió ir a buscar la boca del lobo por su cuenta.

          —Estaba haciendo lo que es correcto.

          —Estabas poniéndote en riesgo.

          —No es lo mismo.

          —Lo es, Redfield, solamente tú no lo admites por que sabes que tengo la razón—declaró Williams con tono firme, manteniendo su posición frente al castaño de metro ochenta, sintiendo su sangre hervir ante su declaración tan osada—. Tú fuiste quien decidió ir detrás de Umbrella incluso siendo un blanco primordial para ellos, eso no es sobrevivir, eso es un movimiento estúpido e imprudente. ¿Acaso fuiste con un plan?¿Acaso fuiste sabiendo que tenías una persona esperándote al otro lado del país y quien cruzó todo un camino para encontrarte?

          Chris apretó los labios.

          No le des la razón, pensó el castaño.

          Entre tantas palabras, la muchacha Williams tenía razón en lo que le dijo y los hechos hablaban por si solos; Chris llegó a tener consciencia de sus acciones y sus decisiones como ser humano, así concluyendo que sus decisiones lo llevaron hacia donde él estaba ahora y tal vez esa era la única manera de ver las cosas pero su compañera había decidido permanecer con un perfil bajo luego de haber experimentado los horrores de la mansión y sus propios demonios, algo que le pasaría factura en cualquier momento. El castaño abrió la boca para poder contraatacar con algo que pusiese a la rubia de mal humor, pero la mano que alzó su compañera castaña los mandó a callar a los dos en un instante — un ruido de estática se escuchó en el ambiente.

          —Creo que logré reestablecer las comunicaciones—replicó Valentine mirando la pantalla—. Equipo, aquí Alfa, ¿me escuchan?

          Más estática.

          —Equipo, aquí Alfa, ¿me escuchan?—insistió la castaña.

          —Alfa, aquí equipo Charlie—se escuchó al otro lado—. Al fin podemos establecer comunicación con ustedes. Creíamos que estaban muertos.

          —Es bueno escucharlos—añadió Chris al lado de Jill—. Necesitamos una actualización de la misión en la superficie.

          —Las ordenes se mantienen, nosotros ya nos encargamos de eliminar toda arma biológica en la superficie—respondió el soldado al otro lado—. Y las estamos exterminando con los lanzallamas, ¿lograron entrar a la base?

          —Estamos hablando desde la sala de control, soldado—dijo Joy sonriendo de lado—. Pueden entrar por la zona superior, pero tengan cuidado, hay ojos y oídos por todos lados. ¿Cuánto tiempo llevamos aquí?

          —Unas seis horas, teniente.

          Joy chasqueó su lengua—Ya creía yo que llevábamos mucho aquí dentro.

          —Empiecen la operación de incursión aquí dentro para la limpieza y extracción de información—ordenó Redfield con voz firme—. Tengan cuidado y esperen lo inevitable.

          Repentinamente, las puertas que les concedieron la entrada a la sala de control se cerraron, dejándolos acorralados en otro lugar sin salida. Joy y Chris se giraron abruptamente cuando escucharon cómo la puerta se sellaba a sus espaldas y los dos soltaron un respingo.

          —¿Quién cerró la puerta?—preguntó Joy.

          —Definitivamente esa no fui yo—se excusó Valentine mientras miraba la pantalla—. Alguien lo hizo de manera externa.

          —Conéctate con las tropas, diles que no avancen—exclamó Chris dirigiéndose hacia el mecanismo de la puerta.

          —Mierda, esta cosa no acepta los comandos que le doy—masculló la castaña—. Creo que nuestro anfitrión tiene un as bajo la manga.

          —No me jodas, Jill—masculló Joy tomando su rifle de asalto en la mano y miró hacia todos lados—. ¡Ya me cansé de esto, Vladimir!¡Aparece!

          Y como si fuese de la nada, una voz habló a través de unos parlantes—Oh, yo siempre estuve presente, señorita Williams.

          Chris, Jill y Joy se tensaron, soltando un respingo al encontrarse cara a cara con la persona que intentó asesinarlos todo el tiempo. Al sacar sus armas, buscaron algún punto que les indicase que él estaba en la habitación, pero lo único que escucharon fue una risa entre dientes a través de los parlantes, como si el anfitrión realmente se estuviese burlando de ellos a propósito. Joy permaneció con uno de sus dedos cerca del gatillo, esperando que alguna puerta secreta se abriese revelando al bastardo que ingenió todo eso.

          —No se nota—espetó la rubia de mala gana—. Deja de esconderte como una rata y ven aquí para una pelea justa.

          —Yo no debo rendirle cuentas a nadie, señorita Williams, ni siquiera a usted—respondió Sergey Vladimir por los parlantes—. Ustedes son invasores que traspasaron mi propiedad y vandalizaron mi investigación, así que me pareció lo mejor que intentase quitarlos del camino con mis conejillos de indias.

          —Eres un terrorista y eso no va a cambiar en nada, bastardo—gruñó Chris dirigiendo su mirada hacia alguna cámara—. Te tenemos acorralado, ¡así que sal de tu escondite!

          —Dudo que tenga el tiempo para eso, Redfield—añadió Vladimir con un fuerte acento ruso—. Aunque, tengo el tiempo para mostrarle algo a la señorita Williams. Mire a su lado izquierdo, por favor—una placa con un tubo se desplegó hacia el frente—. Creo que encontrará algo que la llevará a unos muy buenos recuerdos.

          Joy bajó su arma, sintiendo la mirada de sus dos compañeros en ella ante el inquietante silencio en el que la rubia se sumió. Su mirada se puso en el mismo lugar donde Sergey le había indicado y le esperaba un tubo tapado con polvo e iluminado de color azul, junto con una carpeta de color metálico posado cómodamente a su lado — como si se lo hubiesen servido en una bandeja. La rubia dio un paso hacia adelante y sintió que alguien le agarraba de la muñeca, reteniéndola allí.

          Ella ladeó su cabeza hacia el dueño de aquella mano que le sostenía su muñeca y Chris negó en silencio.

          No vayas.

          Él no tenía idea de qué era lo que planeaba Sergey para ella.

          (Y Joy estaba tan, pero tan confundida.)

          Primero, un soldado iraquí que lograron extraer cerca de su posición, mutado y muerto en el proceso.

          Luego, otro soldado que sirvió a los iraquíes que fue traicionado y enviado a la guerra justo como el anterior.

          Ella definitivamente tenía que saber qué diablos estaba ocurriendo allí.

          La rubia se soltó del agarre de Chris y caminó con pasos lentos hacia el lugar señalado, esperando a que el anfitrión dijese algunas palabras de cortesía — pero permaneció igual de silencioso como sus compañeros. Joy se acercó hacia el tubo completamente tapado con polvo y tomó la carpeta en sus manos. Primero, pasó su mano manchada con suciedad y sangre seca por el polvo, manchándola más y encontrándose con un cuerpo conectado a soporte vital. Su piel era de color muy pálido, con facciones demasiado familiares para ellas y al menos con un mechón de cabello pelirrojo muy desaturado debido al desgaste y la infección que podía tener su cuerpo.

          ¿Acaso era...?

          —No—masculló ella antes de abrir la carpeta.

          La primera página le dio una primera pista de quien se trataba, de quien era la persona que había recaído en el virus y se encontraba conectada a millones de máquinas, produciendo más y más en cantidades exageradas: se trataba de su teniente en jefe, Rhina Jansen.

          Joy jadeó violentamente, mirando las páginas que detallaban cada experimento que le hicieron a su cadáver, volviéndola a la vida como un muerto viviente y no como una humana.

          Le faltaba el aire.

          Sintió un nudo muy grande en su garganta.

          —Es preciosa, ¿no es así?—continuó Vladimir—. Fue una operación algo desastrosa, pero pudimos sacar provecho de los daños colaterales.

          —No, no, no, no—masculló la rubia antes de correr hacia donde se encontraba su compañera castaña.

          Chris se acercó hacia el tubo, encontrándose con el cadáver mutado de la pelirroja y Joy buscaba furiosamente entre los archivos de investigación la misma fecha que indicaban los indicios médicos de los soldados anteriores. Cuando llegó al año 95, se encontró con fechas ubicadas en el mes de octubre, donde todos los acontecimientos se vieron convergiendo en la misma ubicación donde estuvo ella con su equipo: Bagdad, en el país iraquí. Encontró grabaciones de los miembros de la unidad rebelde que ellos tenían que detener inyectándose lo que en un principio sería la cepa del Virus T y cómo estos morían en el intento.

          —Ser, ispytuyemyye ne proshli protsess (Señor, los sujetos no lograron pasar el proceso)—declaró un soldado en ruso—. Zakazy? (¿Órdenes?)

          —Otpravit' dva voyennykh samoleta (Envíen dos aviones militares)—respondió Vladimir.

          —U nas yest' dva podrazdeleniya v predelakh dvukh chasov ot pozitsii, my otpravim ikh ubrat' etot besporyadok (Tenemos dos unidades a dos horas de la posición, los enviaremos a limpiar ese desastre).

          Joy sabía que ellos estaban en ruta para dirigirse hacia esas coordenadas para eliminar al enemigo. Las cámaras mostraban a su equipo entrando a la base muy lentamente, entre tanto silencio y peligro entre sus casillas, que parecía que ella había vuelto a ese terrible recuerdo otra vez.

          —Líder rojo, aquí Everett. Hemos encontrado dos cuerpos sin vida de soldados rebeldes con Brooks y Torres, cambio.

          Ella no podía creerlo.

          —Líder rojo, aquí Ross. Ana y yo encontramos a todos los guardias de las torres sin vida, sus heridas son recientes, cambio.

           El aire no le podía llegar a los pulmones.

          —Ser, teplovyye datchiki otmechayut nam 9 aktivnykh ob"yektov na meste. Zakazy? (Señor, los sensores térmicos nos marcan 9 sujetos activos en la posición. ¿Órdenes?).

          —Zakazy sokhranyayutsya, udalite lyubyye sledy virusa (Las órdenes se mantienen, eliminen cualquier rastro del virus).

          Su equipo había sido víctima de daños colaterales.

          Y el bastardo había orquestado todo.

          Chris y Jill por fin veían lo que tanto afectaba a Joy durante algunos de sus primeros días conviviendo con ella — comprendieron el por qué de sus visitas al cementerio y la foto que estaba posada al lado de la que tenían con los otros miembros de STARS. Chris se dio cuenta también, del por qué Joy también sufría aquellos episodios de Síndrome de Estrés Post-Traumático y, finalmente, por qué ella decidía hacer misiones en solitario.

          —General, dos aviones de combate se están acercando, cambio.

          —¿Son nuestros?

          —No, no lo son.

          —Salgan todos de aquí, ¡ahora!

          Las lágrimas salieron sin permiso por los ojos de Joy, rodando por sus mejillas mientras ella luchaba por no sentirse envuelta entre toda esa ira, miedo y desesperación. Los gritos que emitieron sus compañeros se cortaron en cuanto toda la base fue destruida y ellos junto a la misma.

          —La señorita Jansen fue un excelente sujeto de muestra para mi investigación, general—continuó Vladimir luego de ver cómo ella se desmoronaba poco a poco—. Debo agradecerle por su generosa ofrenda a la ciencia.

          —Eres un monstruo—masculló Jill—. ¡Una escoria humana!

          Chris ladeó su cabeza a un lado, jurando que nunca había visto a Joy Williams tan pálida como lo estaba en ese momento; paralizada por el miedo y la simple culpa de no haber conseguido el mismo destino que sus compañeros. Ella sentía nauseas, sentía frío y que una capa de sudor gigante la envolvía entera — se ahogaba con sus propias lágrimas y con su propia desdicha. Se giró rápidamente, soltando un sollozo agonizante antes de caer rodillas al suelo y vomitar lo que ella había contenido gratamente.

          Ella veía rojo.

          Y su corazón se encogía más y más del dolor.

          Joy simplemente no podía soportarlo.

          Rompió en llanto instantáneamente, teniendo el firme recordatorio que ella simplemente había fallado, no solo a sus compañeros, si no a ella misma. Su respiración comenzó a agitarse y le faltaba el aliento, claramente indicando que le estaba dando un ataque de pánico ante como podía sentir poco control sobre ella misma en ese momento y eso preocupó demasiado a sus compañeros. Chris recordó la primera vez que presenció un ataque de pánico mientras que su compañera cargaba con el tanque lleno de Nitroglicerina.

          Tranquila, todo está bien.

          Vio esa misma mirada de miedo otra vez.

          Era casi insoportable.

          —Jill, extrae toda la información que puedas y abre esa maldita puerta—gruñó Chris antes de trotar hacia la rubia, quien se había movido un poco y luchaba por volver a ser dueña de su cuerpo—. ¿Joy? Eh, eh, tranquila.

          Inevitablemente, Joy se apartó un poco de Chris, negando con la cabeza mientras sollozaba con su rostro rojo y cubierto de lágrimas. Redfield sabía que la rubia intentaba apartarlo, pero él mantenía su posición al ver que no quería que ninguno de sus compañeros se volviese a sentir así, entonces se agachó para sentarse en el suelo, tomando a la rubia por sus brazos y pasando una mano por su cintura para atraerla hacia su cuerpo, tal como él lo hacía con Claire cuando ella tenía pesadillas.

          —No, no, no—sollozó Joy intentando de apartarse.

          Chris la apretó más contra su cuerpo, dejando que ella hundiese su rostro en el cuello de este—Tranquila, estás bien. Respira hondo.

          Y ella sentía tanto, pero tanto dolor.

          Las palabras de la doctora Atlas pasaron por su mente en ese momento.

          El dolor siempre está dentro de nosotros, Joy.

          Se dio cuenta de que debía enfrentar ese abismo, que ella realmente debía dejar que el dolor la atravesase.

          No lo fuerces, no lo esperes, deja que simplemente fluya. Confía en el proceso.

          Se sentía cálido, casi cómodo.

          Aún te faltan dos y eso...es un largo camino que no deberías hacer sola.

          Y allí estaba ella, dejando que la única persona a quien odiaba en un principio la sostuviera entre sus brazos mientras la rubia finalmente se desmoronaba.




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          Chris aún podía percibir el olor a jazmín que emanaba del cabello rubio de Joy mientras la abrazaba. Era tenue, casi lejano, pero persistente en ella y él sabía perfectamente que estaba mezclado con el olor a sangre seca y el sudor de su cuerpo — pero eso no fue un impedimento para poder percibirlo realmente allí. Mientras que Jill intentaba descubrir una forma de desbloquear los cerrojos que mantenían la puerta cerrada, Chris permanecía acunando a la rubia entre sus brazos y ella parecía haber calmado su respiración, dejándola con un hipo leve cuando pasaron al menos unos quince minutos — el castaño no aminoró la fuerza de su agarre en ningún momento.

          Joy tembló debajo de sus brazos.

          Y él sintió irremediable ira de asesinar a ese bastardo.

          Sin duda, él recordó aquella charla que tuvieron la noche antes de partir hacia Sudamérica.

          Eso fue bueno, hasta que me convirtieron en general de pelotón, dijo ella.

          ¿La foto que está cerca de la ventana?

          Recordó que Joy le miró de manera tensa.

          Algo pasó con ellos, dijo él.

          Y se dio cuenta, finalmente, que había llegado hasta el fondo de aquel hoyo. La respuesta no le gustó para nada y ella había pagado el precio con su dolor. Chris había llegado a ese fondo encontrándose a la propia Joy, sumida en su propia miseria y angustia por algo que no había sido su culpa. Ahora entendía qué era lo que faltaba para poder conocerla completamente, una persona muy leal, decidida, completamente imprudente, pero con un sentido de justicia igual a la de él — a él le faltaba comprender por qué siempre ella intentaba tomar misiones en solitario o simplemente aislarse del resto: como cuando escaparon de aquella base en la Antártida; porque Joy decidió no ir con ellos.

          Ella había perdido tanto.

          Y tal vez, ella no quería perderlos a ellos.

          En mi entrenamiento me enseñaron no solo a tener resistencia, si no a quitarme de la ecuación. Eso fue lo que hice por el bien de la misión, intenté quitarme de la ecuación.

          (Claramente, eso provocó que apretase más su agarre en ella.)

          Joy abrió un poco sus ojos, encontrándose envuelta entre dos brazos que permanecieron sosteniéndola por un buen rato y ella se preguntó cuando había dejado de respirar tan agitadamente — pero se sentía cómoda, sus brazos descansaban a sus lados y su cabeza apoyada delicadamente en el recoveco entre el hombro y el cuello de Chris; provocando que la rubia se sonrojase furiosamente ante tanta cercanía. El distintivo aroma a sudor mezclado con aloe vera era demasiado fuerte, pero logró calmarla por unos minutos, dándole a ver que se encontraba en un lugar completamente seguro, que ella estaba a salvo.

          Ella estaba a salvo.

          Era algo cálido.

          ¿Por qué se sentía tan bien?

          Se sintió más sonrojada que antes.

          —Este bastardo se está haciendo el difícil—masculló la castaña detrás de ellos—. Logré extraer lo que pude, pero tuve que retirar la memoria extraíble antes de que el idiota empiece a eliminar los archivos.

          Chris ladeó su cabeza a un lado—Busca abrir otra de las puertas, así podremos buscar una forma de avanzar o salir de aquí.

          Joy se removió un poco, mirando por encima del hombro de Chris a Jill batallando con las teclas para poder buscar una salida o volver a habilitar las comunicaciones. Al notar movimiento, Chris volvió su mirada en la rubia, quien mantenía su mirada en la castaña — en absoluto silencio. Sus ojos estaban algo rojos, dejando más prominente el color verde en sus orbes. Él sintió que sus piernas ya no le respondían y eso tal vez se debía a que sostuvo a la rubia por un largo periodo de tiempo.

          —Eh, ¿cómo te sientes?—le preguntó él muy suavemente.

          La mirada de Joy se dirigió hacia la de él en silencio y había tanta cercanía entre ellos.

          Chris llevó a ver un par de filamentos negros pequeños que estaban intrusos en los ojos de su compañera y como sus pupilas se encontraban algo retraídas por la cantidad de luz que había en la habitación. El castaño sintió que sus mejillas ardían ante la mirada inquisitiva y vulnerable de Joy en ese momento. Y Joy, dios, ella aún intentaba de procesar el simple hecho de que su primerísimo rival estaba ayudándola a pasar uno de sus peores momentos de su vida — teniendo un hombro cálido en donde llorar y brazos que ya no la empujaban o tironeaban de ella, si no que la protegían de los duros demonios que ella intentaba escapar. Williams esperó burla, esperó un mensaje de "madura, ya eres una mujer", no, nada de eso.

          Recibió todo lo contrario a eso.

          (Y a ella le costaría admitirlo en voz alta.)

          La rubia apretó los labios antes de asentir, evitando la mirada de Chris con mejillas sonrojadas y envolvió el cuerpo del muchacho con sus brazos para poder devolverle el gesto de manera cálida.

          Chris se tensó al ver que su compañera le devolvía el abrazo.

          ¿Por qué?

          ¿Por qué la brecha que ellos crearon para separarse se unía más y más?

          El castaño le devolvió el abrazo con fuerza, hundiendo su nariz en el cabello de ella, mientras que Joy lo apretaba con fuerza; soltando una última lágrima.

          (Sintió que daba un paso más.)

          Ella se encargaría de continuar para enfrentar y adormecer ese dolor que tanto tenía alojado hasta en su propio corazón.

          —Gracias—murmuró ella de manera inaudible, pero él la escuchó.

          No lo fuerces, no lo esperes, deja que simplemente fluya. Confía en el proceso.

          Joy Williams realmente confiaría en el proceso.

          —¡Lo logré!—exclamó Valentine en victoria, logrando que los dos se separasen abruptamente—. Eso creo.

          Joy se puso de pie antes de tenderle una mano a Chris, sin darle una última mirada antes de acercarse a Jill; quien continuaba apretando varias teclas, observando por las cámaras que las tropas lograron entrar a la base sin problemas. Ella sonrió de lado y las puertas se abrieron frente a ellos, permitiéndoles avanzar el siguiente tramo por su cuenta.

          —De acuerdo, este debe ser el último tramo para poder encontrarnos con la gran arma sorpresa que estaban realizando—dijo Chris mirando a las dos chicas—. Espero que estén preparadas.

          —¿Después de lo que le hizo ese bastardo a mi amiga?—reclamó la castaña quitándole el seguro a su rifle de asalto—. Estoy lista para patearle el trasero.

          Chris miró en dirección a Joy, descubriendo que ella se había alejado hacia donde se encontraba el cadáver de Rhina Jansen. Ella tocó el tubo lleno de líquido y observó el monitor con sus signos vitales, los cuales pitaban de manera muy lenta y pausada, generando un ritmo que mantenía a su compañera con vida — pero Joy sabía que tenía una misión: eliminar armas bio-orgánicas. Ella debía quitarle la vida y con tan solo brindarle paz, Joy lo haría sin dudarlo.

          —Lamento que hayas tenido de pasar por esto—murmuró Joy antes de que se le quebrase la voz.

          Y desconectó los cables del soporte vital.

          El cuerpo de su compañera se movió violentamente, retorciéndose en su espacio consumido por líquido azul y perdiendo lo último que le quedaba en vida — hasta que se detuvo y el monitor mostraba otra vez aquella línea recta que vio antes con el soldado iraquí. Sintió una mano tocando su hombro de manera suave y ella se giró, encontrándose con Chris a su lado, mirándola de manera suave.

          —Debemos continuar—dijo él en voz baja.

          Joy asintió—Lo sé, Chris, lo sé.

          Y ambos se unieron a Jill para continuar hacia la siguiente sección, dejando el cadáver de la pelirroja atrás.




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sin editar

¹ El Equipo Delta proviene como referencia al videojuego resident evil: operation raccoon city, el cual transcurre en el mismo tiempo que el 2 y el 3.

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