Una advertencia, una forma de descubrir la verdad

Al día siguiente esperé a Dian y Ellen, me vestí con algo que yo consideré decente, en mis propias palabras sería un pantalón suelto, un polo muy grande, y una polera aun más grande.

No tengo un buen gusto para la ropa, solo sé que es algo que usan todas las personas por temor a mostrar su cuerpo.

Pero nosotros ya mostramos nuestro cuerpo desnudo cuando habíamos nacido y hasta que fuimos niños, de qué avergonzarse, en verdad no lo entiendo.

Un mensaje borra todos mis pensamientos. Era Ellen.

«Hi~, no podré venir hoy, sigo enferma, siento que ya me voy a morir »

«Nooo, enserio mi suerte es muy culera»

«Pero no pensarás decirle a Dian que ya no vaya a tu casa, o ¿Sí?

«Pff, no cómo crees»

«Más te vale»

«Sí, bueno lo seguiré esperando»

«Chau»

En este punto, nada podría ser peor.

Solo tomé un café, para despejar mi mente. Troné los dedos en la mesa, impaciente.

Ya eran las 8:00 am, tal vez Dian se enfermó.

Cómo habían pasado alrededor de treinta minutos, pensé que Dian no vendría.

Pero tal y como te representan las películas, el chico llega en un segundo, antes de que sea tarde.

—Pasa.

Abrió la boca, para decir algo, pero lo interrumpí.

—No me des alguna explicación del por qué llegaste tarde, solo hay que empezar el trabajo—. dije señalando hacia la punta de su nariz.

—Eh... Pe...—. intentó decir, pero de nuevo lo interrumpí.

—¿Qué no me escuchaste? No digas nada, solo... hay que hacer el trabajo— lo fulminé con la mirada, yo quería empezar el trabajo, no hacer vida social.

—Sí, entiendo, traje unas hojas en blanco, para que... hagamos el resumen— reposó su mochila en uno de mis sofás.

—Hey, no dejes tus gérmenes— dije con tono burlón.

—Ja, Ja ¿Qué te digo?¿Comediante?— dice irónico.

—Sé que no soy graciosa, pero trato de aliviar el ambiente— ruedo los ojos.

—Tú fuiste la que hizo que el ambiente se tornara serio.

—Lo siento— susurré.

—¿Qué dijiste?— preguntó, esperando que diga lo de antes en un tono más alto.

Pero yo tenía planes diferentes.

—Jódete— respondí.

—No fue lo que esperaba, pero estoy satisfecho— se encogió de hombros.

Busqué mi laptop para empezar a hacer el trabajo, mientras tanto Dian buscaba información en su celular, y lo transcribía a los papeles.

Su mirada se centró en mí, y ni siquiera trató de disimular, eso me incomodaba mucho.

—Eh...si quieres decir algo, hazlo ahora.

—No quiero decir nada— dijo ordenando los papeles.

—Como digas.

—¿Soy mierda?— preguntó directo.

Eso fue inesperado para mí, qué clase de pregunta era esa, claro que ante mis ojos él era mierda.

—Según yo, sí.

—¿Alguna vez te viste en un espejo?— preguntó pensativo.

—No.

—Jajaja eso lo explica todo— revolotea su cabello y se ríe.

—Jódete otra vez.

—Si quieres podemos ser novios— sonríe de lado y me lanza una mirada pícara.

Increíble, el chico que yo tanto "amo", ¿me pide que seamos novios? Siento que me voy a desmayar.

—¿En serio? Entonces... nos tomaremos de la manos, me comprarías un oso de dos metros, chocolates, también nos besaríamos— suspiro embobada — Esas cosas son las que más odio en toda mi vida— mi voz cambia a un tono brusco.

—¿Me odias?

—No, solo me dan ganas de vomitar cada vez que veo tu rostro- sonrió.

—Eres irremediable, aunque ese humor negro tuyo, es algo que me gusta de ti— juega con su lapicero.

—Gracias, supongo.

Lo demás fue un silencio absoluto, solo hicimos el resumen, cada uno por su parte, y al final lo terminamos. Casi accidentalmente chocó los cinco con Dian, pero recuperé la consciencia.

No me iba a dejar llevar por las emoción del momento.

—Bueno, adiós— ladeo la cabeza con una sonrisa.

—Adiós— se coloca la mochila, y me da la mano.—Buen trabajo.

—Lo mismo— correspondo su apretón de manos.

Dian se va, me quedo sola. Mi madre se había ido a pasear con mi padre. No sabía qué hacer.

En realidad, había algo que quería hacer, pero mis padres se enojarían.

Eso era lo divertido.

—Bien, hoy haré una goma casera, vídeos de YouTube por favor no me defraudan— hice un gesto de oración.

Me demoré exactamente una hora en hacerlo, salió perfecto, según yo. Eso si ignoramos el hecho de que mi ropa estaba manchada de fluidos extraños, mi cara tenía pequeños rastros de manchas blancas, y etcétera.

Hoy es el día de mi muerte.

Tomé una soda que encontré en el refrigerador. Cogí una galleta y me la comí de un bocado.

Oí el tocar de la puerta, tal vez era mi madre, eso significaba que tenía que darle una buena explicación.

Me equivoqué, no era mi madre. Era Dian.

—Perdón, se me olvidó mi lapicero.— dijo rascándose la nuca.

—Podrías haberme enviado un mensaje para dártelo el lunes, en clases.

—Sí, soy un poco torpe, igual buscaré mi lapicero— dice abriéndose paso por mi lado.

Hurgó en el sofá y lo encontró, fue muy rápido. Luego me dio una mirada discreta.

—Increíble— aumentó el brillo en sus ojos.—Te ves aún más horrible que antes.

Auch, eso me dolió. No soy bonita, pero mi aspecto en ese momento era horrendo.

—Lo sé, adiós— balanceo mi mano, en un movimiento de despedida.

—Antes de eso...— hace una breve pausa y mira alrededor, se acerca a mí de a poco.—No te entrometas en mi vida— susurra en mi oído.

—¿De qué estás hablando?— preguntó exaltada.

—Adiós, nos vemos en el colegio— se despide con una gran sonrisa.

Cierra de un portazo la puerta, y empieza a correr lejos de mi casa. Pierdo su rastro, no pensé que sería tan veloz.

¿Por qué me dijo eso?

¿Lo dijo en broma?

¿Los cerdos vuelan?

Ups, confusión, lo último no tiene nada que ver.

Volviendo a la seriedad, Dian guarda muchos secretos, los cuales descubriré con el tiempo. De eso estoy segura, no me detendrá con una mísera advertencia.

***
Hola personas que leen esto :')

Me estoy esforzando mucho por mejorar con la historia, pero no sé si esté dando frutos.

Lo importante es que les haya gustado.

Gracias por su atención 💙