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(35) Sueño premonitorio: El dominó de Sun-Tzu.

    «Para mí, escribir era como llorar. No hay libro alegre sin indecencia. Debería llevarse luto, como si fuera en sí mismo una civilización, por la memoria de las muertes decretadas por los hombres, cualesquiera fuera su naturaleza, penitenciaria o guerrera».

Yann Andréa Steiner, Marguerite Duras [*].

Helena lee un cartel gigante. Está en la entrada de una sala de actos descomunal:

Deutsch Domino Rekord

German Domino Record

-BERLÍN-

ᅳ¿Y esto? —le pregunta la chica a Valentín.

ᅳUna sorpresa para ti, Helen. Aquí es todo un espectáculo. El acontecimiento del año en la ciudad. Caen más de cien millones de fichas de dominó. Sé que te gustaba verlos por la televisión así que decidimos traerte aquí de paseo.

ᅳEs verdad, me encanta. Gracias, amigo.

ᅳ¿Sabes? Estuvimos a punto de hacer igual que el Deutsche Bank y alquilar todas las habitaciones del mejor hotel de la ciudad. Un cinco estrellas, durante tres días, para ti y para mí. Con tanto trabajo nos lo merecemos, mucho más que ellos. Lo hicieron para anunciar que iban a tomar medidas de austeridad y despedir a dos mil trabajadores.

ᅳ¿Un cinco estrellas para anunciar medidas de austeridad?, ¿por qué mejor no empiezan por ellos en lugar de machacar a Grecia? —lo interroga la chica.

ᅳHelen, los recortes siempre son para los mismos. Tienen tanto descaro porque nadie hace nada por evitarlo. Nadie les para los pies. La paciencia con los bancos es infinita, le llamó la atención un ministro a otro, cuando criticó a los banqueros, por televisión...Nosotros preferimos ir y venir en el día para no despilfarrar ni siquiera soñando. Y ahí los tienes a ellos, dándose sus orgías de lujo mientras piden recortes para los demás y subidas de impuestos.

ᅳEs que en esa época ya se veía que España no tenía el mejor sistema bancario del mundo. Las Cajas eran un problema, demasiada política en ellas —dice Sun-Tzu, el autor de El Arte de la Guerra—. Aunque siempre dije que una estúpida precipitación en la guerra puede llevar al fracaso, nunca se ha visto la inteligencia asociada a los retrasos, cuando es necesario tomar medidas urgentes.

ᅳ Es verdad, se demoraron —coincide Valentín—. Si hubiesen comenzado a tomar medidas en el momento apropiado, en lugar de colgarse medallas, no estaría todo como está.

ᅳLos pondría a todos juntos en una isla desierta, para que se saquen los ojos entre ellos. Así no tiene que seguir suicidándose la gente por sus culpas —se enfada Helena

ᅳNada de eso...En el medio del desierto, en Somalia, siendo mujeres... ¿Entramos?

  Por el altoparlante se escucha, a todo volumen, la canción Eye of de tiger, de Survivor.

Risin' up, back on the street

took my time, took my chances

went the distance

now i'm back on my feet

just a man and his will to survive [I]

ᅳ¡Cómo me gusta esta canción! —dice Helena—. Me pone guerrera.

ᅳ¡A todos, claro! —se ríe Valentín—. Por eso la han puesto, para que hagan algo en lugar de seguir ahogándonos. Mira a Sun- Tzu, saltando... Llevaba mucho tiempo inactivo.

ᅳVeintisiete siglos —les recuerda él—. Se ganan las batallas al no cometer errores... No cometer errores es lo que establece la certidumbre de la victoria. Significa conquistar al enemigo que está derrotado.

ᅳParece un disco rayado —le susurra Helena a Valentín—. ¿No estará demasiado desfasado como para servir de referente en la dirección de empresas?

ᅳMás bien, da la sensación de que está en stand by, Helen. Dale tiempo.

So many times, it happened too fast

you trade your passion for glory

don't lose your grip on the dreams of the past

you must fight just to keep them alive [II]

ᅳPor cada victoria que se alcance, se sufrirá una derrota —grita Sun-Tzu, sin escuchar el intercambio de los otros dos.

ᅳHablando de derrotados... no nos vamos a encontrar aquí con el ex presidente de la sonrisa idiota, ¿verdad? Dime que no.

ᅳNo, anda por ahí, incordiando, se les ha escapado otra vez. Está obsesionado con eso de no estar solo. Hace un tiempo, incluso, intentó mediar, también, en un caso de secuestro.

ᅳNo lo sabía, amigo —expresa la chica.

ᅳEn América lo han hecho creerse experto en todo, mucho me temo. Vamos a tener que vigilarlo más, para arreglar sus desaguisados. ¡Qué trabajo le está dando al jefe!

ᅳAsí que Aureliano va a seguir sin venir por aquí, ¡qué pena! —y Helena lanza una carcajada mientras agrega—: Prométeme que no se me va a aparecer en este sueño. La última vez que lo vi estaba vestido de monja... Cuando lo veo en la realidad, cambio de canal. Me resulta insoportable su sonrisita.

ᅳNo te puedo prometer eso, Helen, eres tú la que lo convoca, depende de ti —y él se carcajea, también—. Vamos a nuestros asientos. Tienen una vista excelente de todo el recinto. Ven tú también —le pide al funcionario militar del Reino de Wu.

ᅳMuy bien —acepta Sun-Tzu.

  Cuando la chica se sienta, comienza a mirar para abajo, donde están las formas que han construido con las piezas. Le llaman la atención tres banderas. La primera, la de Grecia, con sus nueve franjas horizontales en blanco y azul alternadas y la cruz blanca, símbolo de la Iglesia Ortodoxa Griega. La segunda, la de Irlanda, tres franjas verticales en verde, blanco y naranja. Por último, la de Portugal, en verde y rojo, con el escudo nacional y la esfera armilar.

  A la derecha, hay una estructura que se levanta del suelo hasta los tres metros, aproximadamente. Los dominós han sido colocados de costado, formando un océano en el que, la figura central, es un tiburón blanco. Está rodeado de trece peces payasos muy pequeños, iguales a Nemo, el de la película.

ᅳMira ahí —le indica Valentín.

  Helena ve una estructura que forma la Estatua de la Libertad y que dice:

Dinero público de Estados Unidos en:

  Y luego aparece una lista de bancos rescatados con dinero público.

ᅳMira ahí, Valentín —le muestra la chica, a su vez.

  Hay un toro llorando, formado con las piezas de dominó, en el que están escritos los nombres de todas las entidades bancarias y cajas rescatadas con dinero público.

ᅳSí que me gusta esta fiesta —expresa Helena—. Muy interesante. Es una especie de denuncia, porque piden que nos apretemos el cinturón los mismos que nos han llevado a la ruina. Lo tremendo es que la mayoría ha perdido la memoria y no recuerda nada. ¿Se la están refrescando aquí?

ᅳEs una cuestión de vida o muerte —manifiesta Sun-Tzu con su voz monótona—. Un camino conduce a la seguridad y el otro a la desesperación.

ᅳY a la ruina, cuando caigan todas las piezas —expresa Helena—. Va a ser un espectáculo de cientos de colores y formas.

ᅳY mira ahí, también —le muestra su amigo a una mujer—. ¿Sabes, Helen? Ésa tuvo la desfachatez de demandar a la Caja, después de que los interventores la despidieron. Diez millones de euros por despido improcedente, pedía. Se había puesto, además, una pensión vitalicia de cientos de miles de euros anuales. ¿Por hacer qué?, ¿por hundir la Caja?

ᅳ¿Y después no saben por qué se hundieron los bancos y cajas? —pregunta Sun- Tzu, estupefacto—. Si en medio de las dificultades estás dispuesto a aprovecharte, tendrán lugar para ti años de infortunio.

ᅳ¡Hay que demandarlos a todos por mala administración, imputarles delitos y que pasen años en la sombra, sinvergüenzas! —grita Helena, indignada—. Y cobrarles nosotros, los ciudadanos, lo mal que lo estamos pasando por tener que rescatarlos. Demandarlos entre todos, incluso. ¡Si encima hasta echan a la gente de sus pisos, para seguir ganando!

ᅳMenos mal que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dice que la ley antidesahucios y su modificación son inconstitucionales. Pero yo opino igual que tú, Helen. Es inmoral. Mira ahí, está lo de Estados Unidos. A ellos les pasó lo mismo, antes que a los demás. Los rescataron y se fueron de viajes y fiestas todos los directivos con el dinero público.

ᅳMientras el ex presidente de la sonrisa tonta estaba en la luna, diciendo que su sistema bancario era el más sólido de todos y que no necesitaba rescates —ironiza la chica—. Y después tuvieron que salir corriendo a rescatarlos, antes de que se hundiera todo el sistema.

ᅳ¡Sí, en la luna sin escafandra! —exclama Valentín, riendo.

ᅳAquel que no ejerce su capacidad de previsión y toma a la ligera a sus contrincantes, puede estar seguro de que será capturado por ellos —manifiesta Sun-Tzu.

ᅳAmén —le contesta Helena—. Y termina recluido en una urbanización lunar de lujo.

ᅳTe dije que el jefe va a hacer limpieza, Helen, no te preocupes —continúa Valentín—. Ahí están los sesenta y seis mil millones de libras esterlinas que Gran Bretaña tuvo que poner en el dos mil ocho en dos de sus bancos. Y en ese otro sitio lo que pusieron Francia y Bélgica en otro. Queríamos incluirlo todo pero tuvimos que abreviar, hubiéramos necesitado varios estadios de fútbol para este acontecimiento y tú varios libros. Mira, ahí, lo de Alemania.

  La chica lee:

Dinero Público de Alemania en:

Hypo Real Estate

HSH Nordbank

LBBW

West LB

IK B

Ahora:

17 entidades necesitan recapitalizarse, incluido el Detsche Bank que alquila Hoteles de 5 Estrellas mientras pide dinero. Y el Commerbank y las Landesbanken.

ᅳEs que les falló el Xian, además —dice Sun -Tzu—. Se olvidaron de vigilar a los competidores y los cogieron desprevenidos a todos. Como quien dice, la competencia se los merendó.

 ᅳ¿Sabes, Sun? Con el paso de los minutos te estás modernizando. Y pensar que todo comenzó por culpa de la psicopatía de empresa. Los tiburones de Wall Street actuaron como verdaderos psicópatas, pensando sólo en las ganancias a corto plazo —les recuerda Helena—. Dinero, dinero, dinero. No hubo empatía. Y las Agencias de Calificación le dieron la triple A, como si fueran lo mejor de lo mejor. Luego esas cajas de pandora, con las subprime dentro, estuvieron diseminándose por todo el mundo. Ni hay empatía ahora, tampoco, no les importa quién cae. No han cambiado. Si al menos hubiera una trasformación de la mentalidad. Pero la experiencia no les ha servido para nada. Y así todos los demás al ir encubriendo las pérdidas y haciendo que las paguemos los mismos de siempre. Como los psicópatas que matan, deberían estar en la cárcel. ¡Cuántas vidas se han llevado y se están llevando! Para mí muchos son asesinos, aunque no hubieran disparado con un arma.

ᅳ¡Sí, el jefe está cabreado, Helen! —vuelve a exclamar Valentín—. Sus medidas van a ser más expeditas.

ᅳSu jefe lleva las de ganar —manifiesta Sun-Tzu—. Porque gana aquel que sabe cuándo luchar y cuándo no luchar. Sin duda ahora es el momento. La gente está harta. Muchos empresarios están hasta las narices con los bancos. Hay que manejar todas las fuerzas, superiores e inferiores, para conseguir el objetivo de que se haga Justicia.

ᅳCon las superiores pueden contar, sin duda —promete Valentín, riendo—. Creo que empieza el espectáculo... Ahí está el presentador...

  Helena se queda de piedra cuando ve quién es: ni más ni menos que un ex ministro sobre el que siempre planearon las denuncias por corrupción, sin llegar a ser condenado.

ᅳVino gratis a este sueño, no te preocupes —le aclara su amigo—. Lo obligó el jefe. Dejó de dar la lata con eso de ser candidato a una comunidad y, cuando no le hicieron caso, empezó a darla de nuevo con lo de Europa. Al final, lo han premiado con un puesto europeo. Está aquí para que vea parte de su obra. Tendría que estar el ex presidente de la sonrisa tonta que lo nombró ministro, también, para aprender Economía pero tú lo quieres lejos.

ᅳCuando no se cometen los errores de una nación moribunda, esto es lo que se llama la Vía y sus reglas —expresa Sun-Tzu—. Se usa la armonía para aplacar a la oposición, no se ataca a un pueblo intachable ni se toma botín ni cautivos.

Ladies and Gentlemen —retumba la voz del ex ministro por los altoparlantes—. Estamos aquí para presenciar el gran acontecimiento de la ciudad de Berlín. En unos momentos Ángela Merkel, en persona, hará caer la primera pieza de dominó, que va a hacer que caigan todas las demás a un tiempo. La Luna brillará dentro de este recinto. Será una experiencia alucinante. Cien millones de fichas de dominó van a caer en este evento. El más grande del año, sin duda. La noche pasada nadie durmió porque tuvieron que montar las figuras. Trabajaron toda la noche. Tenemos, por tanto, que agradecer a todos los colaboradores y sponsors. Muchas gracias.

  Toda la gente comienza a silbar, a abuchear. Muchos gritan:

Fuera, fuera, que no salga en la televisión. No lo queremos ver, ni a él ni al ex presidente que lo nombró.

  Las víctimas de un tren que se descarriló cuando era ex ministro, portan un cartel que dice:

  Negligente al permitir, siendo Ministro, el funcionamiento de una línea de alta velocidad sin la seguridad adecuada. ¡¡Responsabilidades ya por las 80 muertes!!

ᅳPara eso lo trajimos, Helen —manifiesta Valentín—. Para que se dé un baño de realidad.

ᅳ¡Vaya morro! —comenta la chica.

ᅳSeguiremos recordando desde aquí —dice su amigo—. Hasta que piensen en el descanso eterno de los muertos y en el dolor de las víctimas que sobrevivieron.

ᅳNo sabe que sus armas han perdido el filo de antes —manifiesta Sun-Tzu—. Nadie, por sabio que sea, podrá impedir las consecuencias que sus actos tendrán sobre sí mismo. Si no conoces al enemigo ni te conoces a ti, sucumbirás en cada batalla.

¡Arriba los hosteleros! —se escucha una voz, que grita—. ¡¡Por culpa de su gobierno cerraron nuestros bares y cafeterías y nos quedamos en la calle!!

  Se hace el silencio cuando entra Ángela Merkel en el recinto. Todos están a la expectativa.

ᅳEs que tampoco hay un dirigente que se anime a coger la batuta, Helen —susurra Valentín—. Ella, equivocada y todo, sí que se ha atrevido. Todos están acojonados. No quieren que caiga sobre ellos la responsabilidad de lo que pueda pasar.

Estimados amigos —vocea la Canciller en el sueño de Helena—. Afortunadamente los alemanes estamos estancados pero no seguimos cayendo al abismo en picado. He sido dura con los griegos y con los niños palestinos, pero es necesario, debo pensar en mis votantes alemanes. Ahora, preparaos que me dirijo a hacer caer las fichas.

¡Boicot a los productos alemanes! —grita alguien—. ¡Boicot, boicot, boicot!

ᅳYa —se enfada Helena—. Y Merkel no dice nada de sus bancos o de la Unión Bancaria Europea. Tiene la oportunidad para hacer algo ahora, pero no dice nada.

ᅳSí, pero los políticos no se quedan atrás, Helen. ¿Puedes creer que el ex presidente griego Yorgos Papandreu estuvo cobrando cincuenta y cinco mil dólares por conferencia más gastos de viaje, después de que lo barrieran? Para la empresa Harry Walker Agency, que lo ofrecía como conferenciante. Tenía programadas dieciocho conferencias en el dos mil doce, en todo el mundo, ve haciendo la cuenta. Más de un millón de euros. Y además, como profesor visitante en la Kennedy School of Government, de la Universidad de Harvard, cobraba veinte mil dólares más. A eso había que sumarle su sueldo de diputado griego, aproximadamente cinco mil euros al mes. ¿Cómo iba a cobrar como diputado si ni siquiera estaba en el país? No tiene vergüenza. Y como él, montones. Salen de la política a la empresa privada, parece una puerta giratoria. O acaparan varios cargos públicos al mismo tiempo.

ᅳ¿Como conferenciante para hablar de qué?, ¿de cómo hundió a Grecia con la ayuda de otros?, ¿de cómo esquilmaron al pueblo griego? —se enfada Helena—. ¡¿Cómo alguien puede contratar a este tipo de fracasados?!

ᅳEl mundo funciona al revés, Helen. En lugar de llevar gente de éxito invitan a mediocres, para sentirse mejor. Tendríamos que poner nosotros una pancarta que diga:

Condiciones para ser conferenciante:

Servir de ejemplo

ᅳ¿Y yo dónde estaría? —le pregunta Raimunda, sentándose a su lado y dándole la mano.

ᅳTú, mi amor, estarías dentro de los prodigios —y Helena le da un beso; la presencia de la niña la calma de inmediato—. ¡Le has salvado la vida a Paul, cariño! ¿Te das cuenta de lo que has conseguido?

ᅳ¡Qué bien, qué bien! —palmea Raimunda—. ¿Te gustó mi flor? Valentín y Melusina me ayudaron, yo sola no podía.

ᅳMuchísimo, cada vez me gustan más las nomeolvides... ¿Sabes? Cuando quieras vamos al Palacio de Linares, te lo mereces. En la realidad, claro, en sueños ya hemos ido.

ᅳAún no —le dice ella—. Yo te aviso. Tengo un dato para ti. El hombre malo es de Angers, me lo dijo David. El hombre malo se va a escapar. El jefe dice que tú lo sigas y que veas a dónde va. Que no digas nada y vuelvas, al otro día, a la misma ahora. ¡Mira, empiezan a caer las fichas de dominó!

  Helena le hace caso. Las primeras en venirse abajo son las correspondientes a España. Del reverso dicen:

Rescatada la banca, país hundido. ¡A la mierda la macroeconomía, el paro sigue por encima del veinte por ciento!

  En segundo lugar, caen las tres banderas, en orden. Griega, irlandesa y portuguesa. Se puede leer, en cada una de ellas, el reverso de las fichas, que forman las palabras:

País rescatado, país hundido para la gente de a pie.


Y las piezas de dominó caen una y otra vez...

 [*] Página 26, Salvat Editores, S.A, Barcelona, 1994.

Levantándome, de nuevo en la calle

[I] Tomé mi tiempo, tomé mis posibilidades

Fue a la distancia

Ahora estoy de nuevo sobre mis pasos

[II] Sólo un hombre y su voluntad de sobrevivir.

Muchas veces, sucedió demasiado rápido

que comerció su pasión por la gloria

no perdió el control sobre los sueños del pasado

hay que luchar sólo para mantenerlos vivos.

NOTAS. 

   En multimedia tenéis la canción Eyes of de tiger, de Survivor.

  En el vínculo externo cuelgo la noticia de la falta de empatía de Angela Merkel  ante la niña Palestina, a la que hizo llorar con su comentario. Contiene el video.

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