(13) La pantera y la tigresa.
«Todo juego erótico consiste en eso: en ser uno mismo y el otro; experimentar las propias sensaciones e imaginar la de quien nos acompaña».
André Malraux: Una vida", Olivier Todd [*]
Se escucharon las suaves notas de la canción Reunited, de Peaches and Herb.
Reunited and it feels so good
Reunited 'cause we understood
There's one perfect fit
And, sugar, this one is it
We both are so excited
'Cause we're reunited, hey, hey.[i]
Jean Pierre y Helena seguían abrazados. Los dos aún en shock, a causa del nuevo crimen que había cometido el psicópata asesino de niños. Era la primera vez que la chica intervenía en un suceso que trascendía su entorno cercano.
ᅳ«¿Tendrá que ver con el aire de París?» —pensó—. «¿Me encontraré dormida y soñando?»
No en vano tenía al gemelo de Jean Joseph, amarrado con fuerza entre los brazos y acariciándole la espalda. En el mundo "normal" estos acontecimientos no sucedían y menos a ella. Nunca le habían acaecido en su país ni en Barcelona, tampoco.
Helena levantó la vista y los ojos de ambos quedaron, una vez más, adheridos. No se contuvo, ¡era tan igual a Jean Joseph! Se levantó y se le sentó en la falda. Pudo apreciar la sorpresa, si bien no la rechazó.
La chica le acercó la cara y, con la boca, comenzó a jugar con los labios del hombre. ¡Los tenía tan llenos, tan jugosos y excitantes! Después de todo, había pasado horas contemplándolos en la biblioteca. Se los delineó con la lengua, despacio, sin apuro. Helena había estado a punto de atacarlo, así, aquella ocasión en la que conversaron sobre Faulkner y otros autores. Ahora se sacaba las ganas.
El gemelo la dejaba hacer, se mantenía quieto. ¿Era leal con él? ¿No se estaría aprovechando de la debilidad del momento, con todo el tema de los niños de por medio? Lo borró de la mente: no le importaba nada en ese instante. No iba a permitir que se le pasara el tren por una minúscula duda...
La mano de Jean Pierre/Joseph le trepaba por la pierna. Al fin él también comenzaba a reaccionar y salía de su parálisis. Le frotaba los muslos, por dentro y por fuera. ¡Ay, que rico el perfume! ¡Cómo le gustaba! ¡Por favor, que no dejara de acariciarle el cuerpo! ¡Esa noche materializaba todas sus fantasías!
Al pensar en la fragancia, L'Homme, de Yves Saint Laurent reparó en que, con el que estaba haciendo el amor, era Jean Pierre y no el hermano. Y que ella lo disfrutaba de manera intensa. También lo deseaba a él, los anhelaba a los dos.
ᅳ«C'est la vie!» —se dijo, con filosofía.
¿Cómo le iba a preocupar si el hombre acababa de llegar, con la mano, a la parte baja de su bodie azabache e intentaba desprenderlo, así, sin siquiera quitarle la falda? No pudo. Apartó la prenda un poco y empezó a rozarla en esa zona, muy lento, con movimientos giratorios. Helena no aguantaba más: llevaba mucho tiempo deseando hacer esto, no soportaba los preliminares.
Le quitó la mano de allí. Bruscamente. En la cara de Jean Pierre surgió una sombra, como de enfado. Antes de que protestara, lo cogió del brazo y lo llevó al dormitorio. Él no opuso resistencia. Un segundo después, Helena le bajaba la cremallera y liberaba el miembro del amasijo en el que se había convertido la ropa de él. Tiró al hombre sobre la cama, de espaldas. Se le echó encima, poniéndolo en su interior. Él la giró enseguida, sin salir de ella, y se quedó arriba, marcando el compás, los movimientos, las embestidas. Parecía un director de orquesta; el ritmo perfecto, un dos, un dos. Helena lo acompañaba, iba con él, sin pensar, porque un orgasmo le quitó todo pensamiento. Jean Pierre seguía encima de ella, con cara de concentración, con fuerza. Y la muchacha volvió a subir la cima por segunda vez... Y, después, una tercera.
Cuando el francés se corrió, quedó unos minutos arriba de ella. Luego se puso en la cama, en la misma posición que Helena: los dos mirando el techo. Sin pronunciar ni una sola palabra. La melodía había sido suficiente: la del equipo de música y la de ellos. Los jadeos, los sonidos de sus sexos al colisionar, los suspiros, habían colmado hasta la última molécula de aire, al igual que el aroma a sexo, el tacto de las pieles excitadas, el descubrimiento del sabor del otro. La chica no quería ni podía pensar, no deseaba regresar a la realidad. Mejor dicho, sólo tenía una idea fija: «quiero hacerlo de nuevo».
Se acercó a Jean Pierre y, reclinándose sobre él, le puso las manos sobre los ojos, para que los cerrara, y comenzó a acariciarle el cuerpo. No podía dejar de mirar los músculos de los brazos. Bronceados y con una pantera negra tatuada cada uno. Cuando pasaba las manos por allí, por el felino, la piel se le ponía de gallina. Y más cuando lo frotaba con la lengua y, luego, le soplaba la zona. Jean Pierre se estremecía sin control.
Empezó a palparle lentamente el pecho, el estómago. ¿Cómo podía alguien ser tan perfecto? Tan potente, como si fuese una máquina humana, todo en el sitio. Las piernas de Jean Pierre la fascinaron, lucían velludas. Helena odiaba la moda actual, que obligaba a los hombres a parecer pollos desplumados. Pasó las de ella por las extremidades de él, la excitaba sentir los vellos, la piel suave, no podía parar. Y a la vista estaba que Jean Pierre también disfrutaba, aún con los ojos cerrados. Los hombres no podían disimular. O quizás todavía más por ello, por esa mezcla de ojos cerrados y de lo prohibido. Siguió el recorrido con la lengua, hacia abajo. Exquisito. No pudo continuar porque Jean Pierre abrió los ojos y la colocó sobre el estómago. Se sumergió, una vez más, en Helena. Parecían dos animales, una pantera y una tigresa, como en el sueño.
Así continuaron toda la noche. Sin hablar, sólo sintiendo, un round detrás del otro...
Como una moto.
[*] Página 97, Tusquets Editores, S.A, Barcelona, 2002.
[i] Reunidos y se siente tan bien
Reunidos porque comprendimos
Que hay un ajuste perfecto
Y, dulzura, así es
Ambos estamos muy excitados
Porque estamos reunidos, hey, hey.
NOTA.
En el vínculo externo dejo el link a la página de Facebook de esta novela y en multimedia de arriba del todo la canción Reunited, de Peaches and Herb.
No olvidéis que se agradecen los comentarios y estrellas. :)
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