99- Promesas de esperanza y futuro
Francia diez años después...
Degel y Krest hablaban animados en el salón de los reyes... ya todo estaba listo y sólo esperaban que comenzara la gala de presentación.
Tras un largo reinado, Degel, a sus sesenta años decidió que ya era hora de abdicar en nombre de su hijo Antoine y cederle el trono de Francia.
Habían sido años de prosperidad y paz, donde habían entablado nuevas relaciones con reinos vecinos y profundizado lazos con España y Portugal.
Tenían tratados comerciales y políticos con toda Europa y se erigían como una poderosa potencia.
El rey Degel había superado todas las expectativas de Krest y esto lo llenaba de orgullo y emoción.
Parados uno junto al otro, vieron entrar al Delfín de Francia, con su traje ceremonial militar, acompañado de su consorte y sus herederos.
Con poco más de treinta y siete años, Antoine tomó el cetro que le cedía su padre, la corona fue colocada en su cabeza y se leyeron los estamentos de protocolo que lo declaraban Rey de Francia.
Con mucha emoción, Degel se hincó ante su hijo y le besó la mano con devoción.
-No tengo más que palabras de felicidad y orgullo en este momento... eres el rey que siempre soñé, el hijo que soñé y mi corazón habla por mí cuando digo que serás, ya eres, el rey que Francia soñó y merece.
¡Larga vida al rey Antoine!
Se escuchaba a través de los grandes ventanales del palacio... gritos del pueblo que festejaban a su nueva majestad...
Antoine estaba muy emocionado y, al darse cuenta de ello, Degel llamó a Apolo y colocó las insignias que lo consagraban no sólo como jefe de la guardia nacional francesa, sino como el legítimo consorte real.
Recibió los honores en silencio, tomando de la mano a Antoine, apretándola apenas como para darse confianza mutuamente, mientras sus hijos, padres y demás familia, estallaban en el grito de todo un pueblo.
¡Viva la realeza francesa! ¡Vivan el rey Antoine, su consorte Apolo y sus príncipes herederos!
Alejo de dieciséis años y Desirée de once, subieron junto a ellos y así, la nueva familia real, fue recibiendo los saludos de los representantes de todo el mundo que habían presenciado la coronación.
Degel, Marié, Saga y Kanon veían felices los rostros de sus hijos y sus pechos se henchían de orgullo.
Eran los padres de los nuevos reyes de Francia!
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Portugal
Hades, con una larga vida como regente de su país, hacía mucho tiempo que había delegado de manera tácita el mando a Valentine...
Radamanthys no había querido sucederle por preferir sus estudios y postgrados en neurología.
Su padre no había tenido nada en contra de ello y sin dudarlo, le otorgó el título de regente a su yerno.
Valentine había trabajado arduamente en limpiar el nombre de Hades, recuperando aliados y amistades...
También había manejado con sabiduría la economía y ya no dependían de la venta de armamento, teniendo mejores condiciones de vida para sus habitantes.
Radamanthys había logrado que Ángel trabajara un tiempo en Portugal y, aunando conocimientos de medicina, obstetricia, neurología y psicología, habían mandado a construir un enorme hospital donde la atención era gratuita y estaba abierto a los doctores y enfermeros estudiantes, para perfeccionarse y seguir sus carreras allí mismo.
Ya era tiempo de que Valentine dejara su lugar a Lune, quién con sus treinta y cuatro años, asumiría la regencia de Portugal.
Tanto Lune como Amelié, se habían dedicado a cuidar a Filipa hasta que tuvo la edad suficiente para que ellos pudiesen retomar sus estudios.
Ahora el futuro regente, ostentaba el título de economista y Amelié era estadista.
Con sumo placer y frente a las autoridades representativas de varios países, Hades, Radamanthys y Valentine recibieron al orgullo de la familia, Lune, quién entró al recinto junto a Amelié, Filipa y el pequeño Joao, de tres años de edad.
Escuchó con emoción las palabras que le dedicaron sus mayores, recibió los honores que lo ponían al frente de la regencia de Portugal y luego fue felicitado por todos los presentes...
Al salir al exterior, todo un pueblo gritó su nombre, enorgulleciendo aún más a sus padres y abuelo.
-Nuestra nación cambió, todos hemos cambiado y es mi sueño que sigamos adelante juntos, como una unidad entre la regencia y sus ciudadanos!
Las palabras de Lune fueron recibidas con efusividad y alegría...
La nueva generación de regentes ya tenía descendencia y el futuro les sonreía...
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España
Francisco y Krest veían con nostalgia y emoción cómo Shura y Camus ayudaban a Emmanuel con el traje de gala ceremonial.
Kanon y Saga hacían lo propio con Ángel, acomodando el cabello fuera del cuello de su traje.
Era su momento... ellos ya lo habían pasado cuando sus padres les cedieron el trono de su país y luego, fueron los orgullosos padres que traspasaron el legado a sus hijos, en Francia y en España...
Francisco y Krest presenciaban cómo sus hijos abdicaban en nombre de su heredero, el príncipe Emmanuel.
Fue recibido en el salón de los reyes, toda la dinastía española y francesa presente, así como también, Saga, Kanon, sus familias y los representantes de todo el mundo que habían asistido a la coronación.
Con treinta y seis años cumplidos, Emmanuel entró al recinto y se posicionó junto a sus padres y abuelos.
El príncipe no había seguido la carrera militar como el rey saliente, por lo que su uniforme carecía de condecoraciones, sólo las insignias que lo reconocían como el heredero al trono de España.
Tras la lectura de los alegatos, Shura tomó el cetro de mando y se lo entregó a su hijo...
La corona fue colocada en su cabeza y, al momento de ceder la faja roja que le daba el cargo de comandante en jefe del ejército español, fue Felipe, de quince años, quién la recibió.
Con mucho orgullo y emoción, Shura colocó la faja en la cintura de su nieto mayor y heredero directo... le abrazó con cariño, recibiendo un: "Te amo, abuelo"...
Con los ojos aguados en su emoción, Shura se acercó a su hijo, su sucesor y le dedicó unas palabras:
-Emmanuel, mi amado hijo y heredero... hoy tomas el mando del reino y yo sólo tengo palabras de orgullo y felicidad para ti...
Cuando llegaste a nuestras vidas, nos colmaste de amor y ya soñábamos con este momento en que te convertirías en rey...
Aquí estás ahora, con una familia hermosa, una vida por delante y al frente de España... eres mi mayor orgullo, Emmy, todo lo que soñé y sé que serás mucho mejor rey que yo...
Tienes nobleza de corazón y todo en ti destila amor y buenos sentimientos... te amo, hijo...
Emmanuel sintió que estallaría en llanto y se abrazó a su padre, ese hombre que junto a su madre, le habían hecho quién era, le habían inculcado valores y prioridades...
-Gracias papá... me siento orgulloso de estar aquí tomando este lugar que ocupaste con honor por tantos años, pero mi mayor orgullo es tenerte como padre, llevar tu sangre... te amo...
La ceremonia continuó cuando Ángel fue llamado a colocarse junto a su esposo y rey, y le fue colocada la corona y la capa de consorte real, de la mano de Camus.
-Lleva el título de consorte con orgullo, Ángel... han crecido juntos, formaron una gran familia pero ahora serán también, los rostros que representen a España en el mundo...
Emmy siempre te necesitará a su lado y tú serás su apoyo en los días difíciles, así como en los de felicidad y gloria...
-Mi orgullo ya es ser el esposo de Emmy, padrino... claro que llevaré mi título con la frente bien en alto y nunca dejaré solo a mi hermoso príncipe... es el tesoro más grande que tengo junto a nuestros hijos.
-Vivan el rey Shura y su consorte Camus!
Larga vida al rey Emmanuel, su consorte Ángel y los futuros herederos!
Larga vida a la familia real española!
El pueblo español vivía otro momento histórico junto a la realeza y se vestía de gala para honrar a los monarcas salientes y recibir a la nueva generación.
Shura había traído paz y adelantos tecnológicos a España... su unión con el príncipe galo había fortalecido los lazos con Francia y juntos habían luchado por mejorar su posición en los mercados europeos y del resto del mundo...
Junto a Ángel habían elevado los niveles de vida y buena salud, los mejores promedios en estudios de medicina, venían a hacer sus postgrados y se instalaban en el país por sus grandes posibilidades de éxito y reconocimiento.
Con el nuevo rey, se renovaba la esperanza de seguir en ese camino de adelantos y mejoras, desafiando los límites y siempre viendo a futuro...
Emmanuel, Ángel y sus príncipes herederos fueron saludados por sus pares y luego salieron al exterior para ser recibidos por todo un país que vivaba sus nombres y la algarabía tomaba lugar en las calles ibéricas...
Shura, Camus, Kanon y Saga, junto a Francisco y Krest, eran testigos silenciosos de todas las emociones que desbordaban a los nuevos reyes, sus hijos...
La vida continuaba, las nuevas generaciones se sucedían y aquellos que alguna vez fueron enemigos, que se odiaron por generaciones, habían dejado todo en el olvido...
Se habían atrevido a romper las barreras de sus antepasados y gozaban plenamente de la unión fraterna entre sus integrantes...
Francia y España... ayer, enemigos acérrimos... ahora, ya no eran enemigos sino familia... ahora tenían lazos íntimos que los unían para siempre...
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