82- Alegrías, regalos y romance
Tras los increíbles regalos que recibieron los gemelos, los comentarios no se hicieron esperar.
Camus quería saber con detalles dónde se hallaba la construcción que sería el futuro hospital de Ángel y Emmanuel...
Shura sonreía feliz de haber dado no sólo una oportunidad a los muchachos de cumplir sus sueños y ser felices juntos, sino también de alegrar a su consorte quién se hallaba cabizbajo últimamente debido a la tristeza de su hijo mayor...
Ángel abrazaba a sus padres, lágrimas de emoción y felicidad corrían por su rostro...
-Ya no tendré que elegir... sólo seguiré mis estudios hasta que el hospital esté en funciones y podré concluir aquí mi tesis y postgrados! ¿Ustedes lo sabían?
-No hijo... Shura nos llamó en privado cuando llegamos y nos llevó hasta el lugar... para nosotros también fue una sorpresa! Además no te hubiésemos ocultado algo así mientras veíamos cómo sufrías!
Se volvieron a abrazar y luego el menor fue en busca de sus padrinos, quienes lo recibieron con una gran sonrisa...
-Yo... no sé cómo agradecerles lo que han hecho por Emmy y por mí... me enloquecía la idea de tener que elegir...
-Sólo pon lo mejor de ti en tu carrera y haz feliz a nuestro hijo... eso es lo único que necesitamos y esperamos de ti, pequeño...
-Sí, padrinos... dedicaré mi vida a lo que más amo... Emmy y la medicina!
Camus sentía que su emoción lo desbordaba y allí estaban los fuertes brazos de su esposo para contenerlo...
Los años habían hecho que el lazo que los unía no sólo se afianzara, sino que se estrechaba más y más... no se concebían el uno sin el otro...
-Gracias Shura! Mis hijos son un milagro pero tú eres el regalo más hermoso que me dio la vida!
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Emmanuel charlaba con Apolo y Antoine mientras esperaban a Ángel, que seguía siendo felicitado por los portugueses y la realeza gala...
-Te mereces todo lo que te está pasando, Ángel! Has logrado tus metas en tiempo récord, serás el dueño y director del nosocomio más importante de España y podrás ejercer también!
Radamanthys hablaba emocionado...
-Cuando pase la fiesta y tengas la cabeza en frío, deseo hacerte una propuesta... eres demasiado joven y sé que te interesará...
-Sí, señor... hablaremos luego... gracias!
-¡Qué placer será volver a tenerlos viviendo cerca de los dos reinos!
Degel sonreía feliz, mientras miraba a Antoine, quién tenía abrazado a Apolo y se sonreían todo el tiempo...
Su hijo había cambiado desde que el gemelo estaba en su vida; el intento de suicidio del menor le había marcado profundamente, gritaba lo mucho que lo amaba con orgullo!
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La fiesta continuaba entre risas, comidas y música...
Kanon le había regalado a Camus un libro de poesía griega y sentados en una mesa a solas, el galo lo devoraba, mientras Kanon lo observaba nervioso... en menos de media hora, lo había leído todo...
-¿Qué te pareció?
-Es hermoso! Tiene mil sentimientos grabados en cada palabra! Me llegó al corazón... muchísimas gracias por el regalo!
-Mira la contratapa, por favor...
Así lo hizo... la hermosa campiña francesa era el fondo de la tapa, al abrir el libro por completo se veía que eran los jardines de su amado reino...
-Pero...
Antes que pudiera decir más, Kanon le mostró un apartado en la última hoja del libro:
Este pequeño libro es un regalo para una persona especial, alguien que me dio el honor de su amistad, su confianza y amor...
Llevamos tantos años de conocernos que no necesitamos estar cerca físicamente para que nuestros corazones latan al unísono...
Te he amado en todos los modos posibles... te respeto y eres un gran regalo en mi vida...
Mi amado príncipe, este libro es para ti... te adoro, Camus!
Siempre tuyo, Kanon Katsaros
Camus levantó su rostro bañado en lágrimas y se abrazó a su amigo de siempre, agradecido y halagado por tan hermoso gesto, sorprendido porque nunca imaginó la veta poética de quién fuera su guardia personal, su amigo, su amante... su otro amor...
-Gracias Kanon! Es... maravilloso! Estoy tan feliz y orgulloso de ti, mi amado amigo!
-Gracias a ti, Camus... toda mi vida ha sido estar junto a ti desde mis dieciséis años...
Saga y yo no tuvimos a nadie más que a ustedes hasta que formamos nuestra familia, y aún así seguimos unidos siempre...
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La noche cayó en el reino y todos se fueron retirando a sus aposentos... había sido un día inolvidable, para los gemelos, sus padres, las realezas...
Antoine caminaba con Apolo por los jardines, rumbo a las caballerizas; se miraban cómplices y reían como niños...
-Aquí...
Dijo el príncipe, al parar en un pequeño privado, pasando el área de los corceles.
-¿Estás seguro? Por qué no otro lugar?
-Aquí nadie nos molestará y ya tengo todo lo que necesitamos...
Sin más, comenzó a besar al gemelo, se sonreían con picardía mientras los labios y lenguas danzaban entre ellos; las manos no se quedaban atrás y se acariciaban buscando por mayor contacto entre ellos...
Apolo tenía apoyado al príncipe contra una pared y colaba sus manos por debajo de la camisa, acariciando su espalda y sacando leves gemidos de su boca, los cuales callaba con demandantes besos...
La ropa fue molestando en tanto el calor corporal aumentaba entre ambos...
-Te amo Apolo... he esperado mucho tiempo por este momento...
Su respiración se agitaba en la medida que el menor le quitaba las prendas de a poco y le besaba con ansias e inexperiencia mezcladas...
-Yo te amo mi príncipe y te deseo... ayúdame...
Antoine sonrió con ternura y ayudándose mutuamente, la ropa quedó de lado; habían puesto mantas en el piso y una lámpara que los alumbraba tenuemente...
Se recostaron y una danza sensual dio inicio, rozando sus sexos, besando, acariciando cada porción de cuerpo ajeno que podían...
Apolo simulaba embestidas y el príncipe se deshacía en gemidos de placer y necesidad...
-Tómame hermoso mío... proclama que soy tuyo en cuerpo y alma... hazlo Apolo...
El gemelo sintió hervir su sangre pero tomó el control y lo preparó con mucho cuidado y todo su amor...
Ver a Antoine hecho un desastre de gemidos, gritos de placer, su cuerpo retorciéndose de gozo cada vez que rozaba su próstata, era lo más hermoso para él y, sin aviso previo, conquistó el virginal cuerpo.
Lo colmó de besos, caricias y palabras de amor, mientras lo hacía suyo y se convertían en uno solo...
Antoine deliraba de placer y exigía más y más, haciendo las delicias de su novio, que se esmeraba en darle lo que le pedía y más...
Ya estaban cerca, podían sentir sus cuerpos pidiendo el desahogo de sus deseos... Apolo quiso salirse pero Antoine lo envolvió con sus piernas, lo aferró aún más a su cuerpo, haciendo que el gemelo no pudiera moverse...
-No te salgas... quiero ser completamente tuyo... acaba dentro y lléname de ti... en poco tiempo estaremos casados y nadie nos juzgará si un hijo resulta de esta noche... te amo mi hermoso... jamás he sentido lo que siento por ti, Apolo!
Ante semejantes palabras de amor, el gemelo sólo le dedicó una sonrisa y lo siguió embistiendo con pasión desmedida hasta que llegaron juntos al orgasmo...
Se besaban y acariciaban hasta que la pasión renacía y se volvían a enredar en una danza sexual que los mantuvo toda la noche despiertos, amándose hasta llegar la mañana...
La primera vez de Apolo y su príncipe galo...
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