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66- El rescate en marcha

Shura y Camus fueron recibidos por Alberich, quién les dio la bienvenida con una sonrisa, sin tener idea de los motivos de la visita...

-¡Qué sorpresa vuestra visita alteza! No he podido acercarme a vuestro reino porque mi esposo tuvo a nuestro bebé hace poco y aún está convaleciente...

¿Qué los trae por aquí?

-Alberich, venimos a solicitar tu permiso para movernos dentro de tus tierras y pedir tu ayuda militar...

Abel quiere cobrar venganza contra nuestros reinos y secuestró a nuestro hijo...

La voz de Camus se quebró y Shura lo abrazó protectoramente.

-Pero en qué piensa Abel? Qué puede lograr llevándose al príncipe?

-Golpearnos donde más nos duele... nuestro pequeño Emmanuel es lo más importante de nuestra vida...

Contestó Shura.

-Y cómo saben que lo trajo aquí?

-El cómplice que tuvo en su huida se arrepintió y confesó... ya pudimos encontrar a Ángel y ahora venimos por nuestro retoño...

-¿Quién es Ángel?

-Es el hijo de nuestros mejores amigos, estaban juntos en el momento del secuestro y se los llevaron a los dos...

-¿Y qué les dijo el otro chico? Emmanuel estaba bien?

-Ángel fue brutalmente lastimado y...

Camus rompió en llanto y Shura siguió por él

-Ese maldito torturó y ultrajó al niño... no sabemos cómo estará en este momento porque sus padres se lo llevaron para que fuera atendido con urgencia...

-Dios mío! No podemos permitir que el príncipe pase por lo mismo... nos movilizaremos ahora mismo hacia los distintos lugares que tiene Abel...

-Muchas gracias Alberich! Te estaremos eternamente agradecidos!

-No majestad... soy padre ahora y si algo sucediera y pusiera en peligro a mi bebé, movería el mundo para salvarlo... créanme que entiendo perfectamente su angustia...

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Abel caminaba de un lado a otro, sus nervios al borde de un ataque... el príncipe era muy terco, se negaba a comer o beber algo hasta saber de su amigo.

El mercenario no tenía forma de saber qué había pasado con el otro adolescente, aunque, habiendo sido testigo de la lujuria que mostraba el hombre por el chico, no podía asegurar que estuviese bien...

-Quiero saber de Ángel, por favor...

Hacía casi una semana que el príncipe no probaba bocado y estaba débil y con síntomas de deshidratación...

No lo habían maltratado, no era la idea de Abel hacerlo... sólo deseaba hacer sufrir a sus padres, pero el chico se estaba poniendo en peligro él mismo...

-Ya se lo dije, príncipe... desde el momento que partimos de la cabaña, ya no supe nada de él... coma por favor, beba un poco de agua...

-No... quiero saber qué pasó con Ángel... por favor...

Su tono no era altanero y se oía cansado...

-Príncipe... si yo puedo averiguar qué pasó con él... ¿usted comerá?

-Solo quiero saber de mi amigo... él me defendió de ese hombre y fue duramente golpeado...

Sus sollozos alertaron a Abel de que podía ponerse peor...

Salió de la habitación y se dirigió a su hombre de confianza

-Ve a la cabaña y observa el estado del peliazul; luego vuelve a mi y por favor, hazlo rápido...

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Shura, Camus y Alberich unieron sus guardias y salieron en busca de Abel.

Al llegar a un punto determinado, Alberich dio la orden y se separaron en tres filas, yendo a cada uno de los lugares que utilizaba el mercenario para esconderse...

Camus encontró el cobertizo abandonado, parecía que hacía tiempo se habían marchado de allí para no volver... regresaría al lugar de encuentro...

Alberich recorrió el terreno ya conocido y vio que aún había armamento, provisiones y unos pocos guardias, que no tardaron en reducir.

Pero Abel no se encontraba allí, tampoco Emmanuel...

Shura llegó al lugar indicado por la guardia de Alberich.

Era un espacio apartado de los poblados y celosamente custodiado por hombres armados.

Planearon una estrategia de distracción y tras prever los pro y los contras de la operación, Shura se quedó junto al segundo grupo...

Pasaron sólo unos pocos minutos desde que se dejaron oír unos disparos a la distancia, cuando los guardias se dispersaron por todos los caminos que llevaban al lugar del ataque, dejando sólo unos cuantos hombres custodiando la casa principal.

Silenciosamente, se fueron deshaciendo de los guardias, sin usar las armas de fuego para no alertar a los demás...

Shura entró sigilosamente en la casa por la puerta posterior y seguido por sus guardias, fueron revisando las distintas habitaciones y aniquilando a cada enemigo que encontraban.

La habitación del fondo estaba tenuemente iluminada y Shura sintió su corazón acelerarse... lo sabía... su hijo estaba allí... lo presentía...

Una mano en su hombro lo detuvo y un guardia se puso delante suyo para abrir la puerta...

Giró la manilla y se abrió, dejando ver al príncipe dormido sobre una cama. Shura fue a acercarse y de pronto apareció Abel frente suyo, su arma apuntando al chico.

-No me obligue a hacerle daño, majestad... no lo he hecho hasta ahora...

-Sólo quiero llevarme a mi hijo... si quieres venganza, puedes tomar mi vida, no me resistiré... pero deja que vuelva con su madre, por favor...

Shura cayó de rodillas ante el mercenario, quien sonreía en silencio.

-Esto es mucho más de lo que esperaba... nunca creí ver a un rey postrado ante mí...

-Haz lo que quieras conmigo pero deja ir a Emmanuel.

Abel iba a hablar, cuando el emisario volvió y entró de repente...

-Señor... la cabaña ya no existe, todo se redujo a cenizas... quién sacó al príncipe estaba muerto, atravesado por una espada o algo parecido...

-Pero... qué sucedió allí? Yo lo dejé al cuidado del otro chico...

-Al cuidado del niño? Lo encontramos torturado y ultrajado... casi sin vida...

-Yo... yo no sabía eso... yo-

-Miente...

Fue interrumpido por Emmanuel que había escuchado de la suerte de su amado amigo.

-Él se lo dio en parte de pago... no le importó de Ángel, padre... debes hacer que pague por el dolor de mi Ángel...

Ya no pudo seguir hablando y estalló en llanto...

Sin saber qué hacer, Abel tomó al adolescente del brazo y lo puso delante de él, apuntándolo.

-Levántese majestad... los tres daremos un pequeño paseo...

Sin más, Shura salió caminando delante de ellos, sabiendo que Emmanuel tenía un arma apuntando a su cabeza.

-No tenía pensado haceros daño, sólo sería un susto para ustedes... pero ese niño peliazul arruinó mis planes y ahora deberé matarlos a ambos...

-No mates a mi hijo, por piedad...

-Justo él es mi peor preocupación ahora... él debe morir...

Los hizo caminar hacia una zona descampada, no había más que pocos árboles cerca.

-Arrodíllense y en silencio...

-Qué quieres? Deseas una guerra? Le declararé la guerra al mundo entero si con eso perdonas la vida de mi Emmanuel...

-¿Pondría a su reino en peligro, sólo por su hijo? Eso es egoísta de su parte, majestad...

-Por mi hijo y mi esposo seré egoísta y pondré al mundo de cabeza... déjalo ir y tendrás tu ansiada guerra...

La vista de Shura en su hijo, su vida entera... en verdad lo haría por ellos...

-Demasiado tarde majestad... las cartas están echadas y ya no hay vuelta atrás...

Abel se posicionó frente al adolescente y quitó el seguro del arma, apuntando directo al rostro.

El disparo se oyó desde lejos, fueron dos y luego el silencio envolvió el lugar.

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