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63- Angustia y horror

Leían una y otra vez la carta recibida horas antes.

Camus había caído desvanecido y era socorrido por Kanon, que trataba de mostrarse fuerte pero su corazón estaba destrozado y la angustia no le dejaba respirar...

-Es una venganza contra nosotros... quién? Por qué? Por qué los niños?

Shura estrujaba la carta y temblaba sin darse cuenta; por primera vez en su vida se sentía impotente, sin saber qué hacer y todos los que estaban a su lado, se sentían igual... y tenían miedo, mucho miedo!

Los niños, sus niños, estaban secuestrados y en serio peligro!

La carta había llegado con fecha del día anterior, una eternidad en un caso así, teniendo en cuenta que si tenían un cómplice en el reino, ya los podían haber llevado a otro país...

Los reyes y los gemelos leyeron nuevamente el mensaje.

La letra era del príncipe sin duda, estaba nervioso y asustado porque era dispareja y se salía de las líneas...

Había unas marcas transparentes, lo cual significaba que la había escrito llorando...

Los médicos del palacio habían dado la orden de sedar a Camus pero el príncipe se oponía porque, a pesar de estar apabullado por lo que sucedía con los niños, no quería quedarse fuera de la búsqueda...

Además veía a Kanon muy pálido, tratando de no mostrarse abatido pero en sus ojos se podía leer la desesperación que lo carcomía...

-Debemos salir fuera del reino, pediremos ayuda a los regentes de Andorra y a Hades, que son nuestros vecinos próximos...

Shura y Saga asintieron a la propuesta de Degel y se pusieron en contacto inmediatamente con sus iguales... estaban en paz por lo que ellos no eran sospechosos de tan cobarde accionar...

Todos los reinos vecinos se pusieron en alerta para buscar información sobre el Príncipe de Asturias y al gemelo menor.

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Andorra... capital...

Abel abrió el portón de la cabaña y bajó en brazos al adolescente, que se retorcía para que no lo tocaran.

-Oye principito! No colmes mi paciencia y quédate quieto!

Bramó Abel, quien no tenía pensado lastimar al chico, sólo mantenerlo cautivo y en caso de que las cosas fueran mal, abandonarlo a su suerte...

Pero el joven heredero ibérico no ayudaba en lo absoluto: pateaba, se defendía como podía y no paraba de llorar...

Menos mal que estaba amordazado porque si no, también gritaría con todas sus fuerzas!

Emmanuel sólo tenía un pensamiento y ese era Ángel..."¿dónde estás?¿cómo estás? No te rindas... sé fuerte!"

Él no podía imaginar lo que pasaba con el otro adolescente...

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Abel se había perdido de vista...
Suspiró aliviado y entró a la cabaña meditando sobre todo lo sucedido y la nueva información que poseía...

Ese adolescente era importante para muchas personas, al igual que el príncipe... sin querer se había llevado a alguien de quien podía sacar provecho monetario.

Abel estaría lejos y no se enteraría... por otro lado, ese chiquillo lo desafiaba cada vez que tenía oportunidad en lugar de temerle... eso lo excitaba mucho.

No conocía a sus padres pero si eran los consejeros de guerra del rey seguro habían criado a su hijo con carácter fuerte y formación militar...

Sería una buena fiera para doblegar y domesticar...

Se dirigió a la habitación donde el adolescente dormía por las altas fiebres que tenía.

Tal cual le había dicho a Emmanuel, en las paredes había cadenas que terminaban en esposas y grilletes con pesas para los pies.

Allí estaba Ángel, esposado con sus manos caídas a ambos lados del cuerpo, pero sin llegar al piso y los grilletes en ambos tobillos...

Le había puesto una especie de colchoneta para que la superficie no fuera tan dura; así y todo, esperaba demostrarle al adolescente quién estaba a cargo y que él no era otra cosa más que su prisionero.

Ángel despertaba de a ratos y trataba de ver a su amigo sin lograrlo, haciendo que su corazón se estremeciera de incertidumbre y miedo...

-Emmy... Emmy...

Lo llamaba entre sueños.

-Aún entre delirios lo llama... será que se aman de verdad, aún siendo tan jóvenes?

El hombre se perdió un momento en el delgado cuerpo del chico, lo acarició a través de la ropa y al llegar al rostro, delineó sus labios... eran muy besables, deseables... todo del chico era hermoso...

Se separó de golpe y salió de la habitación.

Con rabia sin sentido, tomó una hoja y lapicera y comenzó a escribir su pedido de recompensa por el peliazul...

"La situación ha cambiado radicalmente y ahora está en mi poder sólo el bello peliazul, por quién pediré recompensa y salvoconducto para abandonar el continente.

Les aclaro que este niño me ha desafiado desde el principio y planeo darle un castigo ejemplar.

Ustedes tendrán todo el tiempo para cumplir mi pedido, pero deben saber que por cada hora que transcurra tras haber recibido esta carta, mi prisionero sufrirá una humillación diferente... será algo que disfrutaré enormemente.

Si se preguntan por el príncipe, el verdadero propulsor de esta venganza se lo ha llevado con rumbo desconocido... ya no tengo responsabilidades en su infierno.

Les envío el lugar donde entregarán el dinero y una vez efectuado el pago y entregado el salvoconducto, les diré dónde está su lindo niño.

La cantidad que pido es Un millón de euros y quiero mi salida libre hacia América a nombre de Atlas de Carina.

Si quieren volver a ver a esta hermosa tentación con vida, les sugiero que apuren los trámites y la entrega del dinero.

Un placer tratar con ustedes."

Suspiró cansado pero sonriente y levantándose de su asiento, se dirigió a la habitación donde el adolescente pendía de las cadenas, su mirada perdida...

Tenía sangre en sus muñecas, seguramente había estado intentando liberarse; lo mismo sus tobillos.

El hombre lo miró con maldad

-Ya te resignaste a que eres mi prisionero, mi propiedad hasta que paguen por tu libertad?

-Donde está Emmanuel?

-Preocúpate por ti, niño... te aseguro que tu posición es mucho más complicada que la del príncipe...

-No me importa... quiero saber dónde está...

Notó que su voz era apagada y su mirada no tenía brillo.

-Se te están bajando los humos, hermoso?

Se le acercó demasiado y lo intentó acariciar.

-No me toque, sucio depravado...

Nunca debió haber dicho eso... el rostro del hombre se desfiguró en su furia y sin dudarlo, se abalanzó sobre el adolescente, chocando su cuerpo contra el muro.

El menor jadeó de dolor pero no le importó.

A tirones le arrancó la poca ropa que traía puesta, lo miró a los ahora ojos aterrorizados del chico y sonrió con sorna

-¿Quieres saber lo que hacen los sucios depravados como yo?

Nada pudo hacer para detener al monstruo que lo tenía cautivo, nadie oyó los desgarradores gritos por piedad del adolescente y las risas febriles del violador...

Nadie ayudó al pobre chico que era víctima de los más bajos y aberrantes instintos del hombre... nada ni nadie...

Al caer la noche, lo único que quedaba era el silencio... un hombre alcoholizado en el salón de la cabaña, reía al recordar lo sucedido tiempo antes...

Un inocente ángel yacía inconsciente en el piso de su prisión, su cuerpo mancillado, desgarrado en su interior, destruida su pureza, habiendo sido víctima del peor de los ultrajes...

Los brazos y piernas aún colgando de los grilletes, sangrando... la inocencia robada, la muerte rondando...

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