Saga había sido guiado a maternidad donde sus gemelos eran atendidos en sus incubadoras...

Tenía miedo, no sabía cómo reaccionaría al verlos, estaba aterrado ante la idea de perder a Kanon y se creía capaz de culpar a sus dos niños de la suerte de su madre...

-Pase por aquí joven... sus pequeños se encuentran allí... los puede acariciar a través de los guantes de protección pero es necesario que sientan el calor de alguno de sus padres...

Saga se acercó con nerviosismo y al verlos no pudo más que empezar a llorar y ya nada lo podía frenar...

Sus retoños eran la viva imagen de Kanon, su mismo color de cabello y esa paz que siempre admiraba en su igual, la veía en sus pequeños rostros.

-Hola... soy su papá y... los voy a cuidar y amar hasta el final de mis días... debemos ser fuertes por mamá, él no se encuentra bien aún...

Sintiendo los temblores en su propio cuerpo, metió los brazos por los guantes y los acarició a los dos al mismo tiempo...

Dormían plácidamente y una leve sonrisa se dibujó en el rostro de Saga... era la primera en muchos meses pero era sincera y se las entregaba con todo su amor...

Moldeando los pequeños detalles de sus cuerpitos entendió que nunca los podría hacer responsables de lo que sucediera con Kanon...

Si él había sacrificado su cuerpo y su vida para traerlos al mundo, Saga no era quién para rechazarlos...por el contrario, debía amarlos con todo su corazón...

Una lágrima volvió a rodar justo cuando entraban Camus y Shura y el orgulloso padre les sonrió emocionado

-Son perfectos... como mi Kanon...

El matrimonio se acercó y quedaron encantados con los dos pequeños ángeles, que apenas se movían en su sueño... estarían mes y medio allí pero estaban bien y eran muy saludables!

-Te felicito Saga! Son hermosos!

Shura le palmeó la espalda mientras Camus no despegaba los ojos de los recién nacidos.

-¿Puedo acariciarlos?

-Claro que sí, alteza!-

Saga quitó los brazos y dejó que el príncipe pusiera los suyos, para comenzar a acariciar a uno y otro pequeño... los miraba con adoración, con tristeza pero sonriendo.

-En verdad son iguales a Kanon!

Su mirada pasó de Saga a Shura...

-Debes buscar los mejores especialistas en estados de coma y traerlos... por favor! Deben hacerlo volver...

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Lejos, en Portugal, Hades hablaba con un joven y éste le daba información acerca del paradero de alguien.

-¿Estás completamente seguro que está en España? Ubícalo y tenme informado de sus movimientos...

No quiero que vuelva a desaparecer como la otra vez... ese chico significa mucho para alguien importante para mí...

-Si señor... después de la guerra volvió a España y se quedó allí... lo ubicaré y le aviso...

-Mi hijo estará feliz de que pudimos encontrar su amado héroe... ofreceré lo que sea necesario para que lo acepte como esposo...

-Señor... ese joven... creo que tiene pareja... tal vez no quiera aceptar...

-A mi hijo nadie lo rechaza! Radamanthys es mi sucesor para continuar mi regencia y necesita dejar su legado para el futuro...

Nunca se enamoró de nadie hasta que ese muchacho le salvó la vida...

-Puede ser que confunda amor con agradecimiento...

-No lo creo... habla de su ángel de cabellos azules y ojos esmeralda con fascinación...

Así sea un capricho, se lo cumpliré... me traerás al joven a como dé lugar y lo obligaré a desposarse con mi hijo.

-Está bien señor... buscaré a ese joven y lo traeré frente a usted...

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Saga se repartía las horas del día yendo y viniendo, desde neonatología hasta la sala donde estaba Kanon...

Ahora se hallaba sentado junto a la cama de su igual, le peinaba el largo cabello y suspiraba pesadamente...

Lo estaba perdiendo... su respiración era entrecortada y Saga sentía morirse a cada momento...

-No se te ocurra dejar de respirar! Cada vez que respiras me devuelves la vida... ¿Acaso no quieres conocer a nuestros hijos?

Les haces mucha falta igual que a mí... yo les hablo, los acaricio pero necesitan el olor de su madre... despierta mi vida...

Sus lágrimas volvían rebeldes aunque se prometía todos los días que no lloraría más, porque los doctores le habían dicho que los bebés presentían su angustia...

-Yo juré cuidarte para que nadie te lastimara y míranos, otra promesa que no pude cumplir... jamás debí mirarte con otros ojos que no fueran los de un hermano... ¿qué te hice?

FLASHBACK

Grecia
En una pequeña casa, el cuerpo mancillado de un joven yacía inconsciente mientras que otro, idéntico físicamente, lo atendía con cariño...

Lavaba sus heridas que empezaban a sanar, le vendaba y quitaba el sudor provocado por las altas fiebres...

-Despierta Kan... debes comer y beber algo o te debilitarás aún más...

Ya habían pasado varios días desde que lo había rescatado del campamento y el menor recuperaba la conciencia de a ratos; cuando los recuerdos y el dolor volvían, la inconsciencia también.

Saga lo miraba ensimismado, tratando de entender qué había visto en su gemelo el ibérico, para tomarlo de tan cruel manera, saciando sus necesidades básicas en él, ultrajándolo de semejante forma...

Tal vez había sido su bien formado cuerpo, que con dieciséis años mostraba una belleza absoluta...

Tal vez su cabellera larga y sedosa... o sus hermosos ojos verde esmeralda que tenían un brillo increíble cuando se emocionaba o se sentía feliz...

Tal vez su ternura innata, esa que lo hacía sentir empatía por los más débiles y desamparados, que lo hacían llorar ante las injusticias...

O tal vez su fervor en la batalla, donde era un guerrero a temer... qué habría sido?

Sus pensamientos se quedaron en blanco al posar sus ojos en los rosados labios... eran carnosos y apetecibles, besables...

Bajó su mirada hasta el pecho que subía y bajaba tranquilo, su abdomen marcado por horas de prácticas de entrenamiento...

Su mano se deslizó temblorosa sobre su rostro y fue delineando cada detalle, bajando por su cuello, hombros... hasta llegar al corazón donde su cabeza reposó cansada y sólo quedó escuchando los latidos y sintiendo que los propios se aceleraban ante tal cercanía con su hermano.

-Me estoy volviendo loco... no puedo enamorarme de ti... eres mi hermanito, mi sangre... pero...

Su rostro fue acercándose más y más a esos labios que lo llamaban a ser besados, los miraba fijo como esperando que alguna señal lo detuviera, le dijera que era una abominación lo que estaba por hacer, pero nada pasó y sus labios se unieron.

Saga movía su lengua saboreando y trazando los labios ajenos... se sentía tan bien aunque incorrecto... abrió los ojos y se encontró con los de Kanon que lo miraban fijo, tal vez sorprendidos...

-Kan... yo... lo siento... yo... me dejé llevar... te estaba curando y viéndote dormir y yo... perdóname... por favor...

Se levantó de su lado y dio la vuelta para marcharse, cuando una mano suave lo detuvo...

Volteó avergonzado por sus acciones pero sólo encontró una mirada tranquila que le brindaba paz...

-Lo siento Kanon... soy un enfermo por sentir lo que siento... acabas de sufrir una vejación y yo te beso así...

-No te vayas de mi lado... yo... yo te amo Saga... como a un hombre, más allá de nuestra hermandad... no me dejes nunca...