PRÓLOGO
PRÓLOGO
Jeon nació siendo el hijo menor de una familia un tanto especial, donde debía ser el mejor en cada cosa que hiciera. Su hermano era bueno en el arte, y él es increíble en los deportes, en especial con la esgrima donde siempre se sentía un ganador, participando en concursos de intervalos entre escuelas, hasta las competencias de Seúl donde ganó medallas de oro siendo sólo un niño de primaria. Se sentía un triunfador, sentía que podría dedicarse a ello durante el resto de su vida y ser parte de los juegos olímpicos hasta convertirse en el mejor del país, era así, hasta que ella apareció. Luciendo su cabello largo y esponjoso, con unos ojos redondos que transmitían confianza, sin una pizca de vergüenza lo destrozó en la competencia nacional. Ganó el primer puesto junto a los aplausos de la multitud.
A partir de ese momento, supo que debía esforzarse mucho más que el resto, era una humillación ser derrotado por una niña de diez años con mejillas tan regordetas. Los siguientes años su nombre, Han Youn Geon aparecía en las tablas de concursantes sin darle el mínimo respiro, ella estaba ahí representando a su escuela en cada oportunidad, ambos quedaban en las finales, y aunque le resulta vergonzoso, de siete años con once enfrentamientos, tan solo pudo ganarle cinco. Es una ganadora nata, ágil en sus movimientos, con una gran elocuencia al idear estrategias. Era la espadachín perfecta.
Al ingresar a la secundaria, pensó que nada cambiaría. Iba a anotarse en el club de esgrima para continuar su entrenamiento, y ser el mejor de éste como en cada año, pero entonces, volvió a aparecer, y ya no era de alguna escuela contraria, no, su peor pesadilla estaba adentro del gimnasio, mostrando sus habilidades frente a un profesor maravillado. Le había robado el foco nuevamente.
Eso había sido a hace un año, un par de meses después, se obligó a acostumbrarse a su irritante presencia en el club, y en su salón de clases. ¡Es un fastidio! Tiene buenas notas, es buena en los deportes, y también buena socializando, ¡Todos la aman! Claro, menos él, porque JungKook la detesta con cada célula de su tonificado cuerpo capaz de vencerla.
—¡Deténganse! —la potente voz del entrenador hizo que volviera a su posición, y tras inclinarse en forma de respeto por la batalla amistosa, ambos se quitaron los cascos— Youn Geon gana. —declaró. Tirando las herramientas al suelo, la chica le dio una sonrisa burlona— Jeon, es la segunda vez hoy que ella gana, deberías esforzarte más.
—Sí, señor. —asintió. Mentiría al decir que no le duele, odia cuando le toca verla mofarse en su cara, dando saltos a los vestidores femeninos con las demás chicas alagandola. Pasa todos los días entrenando, se alimenta bien, lee libros para mejorar y aún así, lo único que recibe son regaños por no lograr vencerla.
—JungKook, relájate, has estado muy tenso. —la mano del hombre toca su hombro— He sido tu entrenador todo un año desde que ingresaste, y sé de lo que eres capaz. ¿Acaso algo te pone nervioso? —sí, era ella, en su segundo año de escuela debía soportarla, era como el infierno.
—N-No, señor. No es eso, solo es una mala racha.
—Toma mi consejo, soluciona aquello que te mantiene tenso y vuelve a los combates, hasta entonces, tómalo como unas vacaciones.
—¡¿Me está suspendiendo, señor?!
—Por supuesto que no, solo quiero que mi mejor alumno descanse. —pese a que lo pusiera de esa forma, el adolescente tiene muy en cuenta que era una técnica para mantenerlo distraído en lo que se ocupa en entrenar individualmente a su alumna estrella, tenerlo a él en ese estado no le servía de nada— Hoy es el cumpleaños de Yug Jeom, sé que invitó al club a su casa. ¿Por qué no tratas de socializar con los demás, eh?
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