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CAPÍTULO TREINTA Y OCHO

El tiempo pasaba más rápido de lo que podía llegar a darse cuenta, y con él, su barriga crecía al punto de parecer que llevaba una enorme sandía debajo de sus vestidos de maternidad. A los cinco meses de embarazo es cuando normalmente se hace la primer ecografía del bebé para saber su sexo; hace unos días atrás le había dicho a Jungkook que quería llevarse la sorpresa en el día de nacimiento, pero él insistió que era mejor saberlo en ese momento para poder comprarle ropa adecuada. ¡Vaya retrógrado! Aunque no estaba de acuerdo con su idea, insistió tanto que terminó aceptado, nadie podía competir contra la ansiedad del Jeon, ni siquiera ella.

Así que, al final, allí estaba. En una camilla bastante cómoda, con su barriga descubierta siendo acariciada por una bola que le dejaba gel, y con un enorme dolor de pechos.

En lo que llevaba de proceso, lo más incómodo de todo son sus constantes mareos inoportunos y su dolor corporal, no tenía tantas náuseas como su madre le comentó pasar en su juventud, aunque sí tenía muchos antojos, a veces se levantaba en medio de la noche para ir a la cocina y comer pepinos con nutella, oreos mojadas en jugo de naranja, o su más sabrosa combinación, frutillas con salsa de tomate.

Las pocas veces que Jungkook dormía con ella, el pobre no pegaba un ojo en toda la noche. ‘Ah… me duele la espalda, hazme caricias.’ ‘Estas ocupando todo el espacio, ve al futon.’ ‘¿Estoy gorda?’ ‘Ve a la tienda por pepinillos.”

— Doctor… ¿Qué posibilidad hay de que sea niño? —cuestiono JungKook. En un principio le gustaba la idea de que sea una niña, una muy parecida a Geon, luego… simplemente se encuentra asustado de tener dos Geon al mismo tiempo.

— Veamos —movió una máquina pequeña sobre la barriga de la muchacha, ella tomó la mano de su pareja mientras nerviosos observaban la televisión. Era apenas visible en blanco y negro, una cabeza descansando, un pie estirándose y…— ¿Ven allí? No hay presencia de testículos, entonces quiere decir que…

— Mierda.

— ¡Es niña! —la castaña sonrió en grande, apretando la mano del muchacho— Jungkook, es una niña. —celebró— ¿No estás feliz?

— Por supuesto que sí —suspiró, esbozando una frágil mueca de felicidad—, una mini Youn Geon, ¿qué tan malo puede ser?

— ¿Quien sabe? Tal vez es más parecida a ti.

— Dios me ayude… —susurró.

— ¿Qué dijiste?

— Nada, nada. —carraspeo, cambiando la mirada al amable doctor de canas— Señor, ¿En qué fecha nacería?

— Bueno, no podría dar una fecha exacta en estos momentos, pero estimando su tamaño diría que en mediados de enero. O en caso de ser prematuro, aunque dudo, a finales de Diciembre.

— Oh, hará mucho frío en esas épocas.

— Tranquila, estoy seguro que tu bebé nacerá muy sano. Solo cuídate, no hagas movimientos bruscos ni te estreses, ¿de acuerdo?

Asintiendo mutuamente, la pareja se despidió del hombre mayor con una inmensa gratitud. Desde el comienzo del embarazo, el Doctor Choi había sido su médico de cabecera, conocía muy bien a Geon así que la regañaba con regularidad, es el único que consigue mantenerla quieta unos días. Pese a su condición, no hay forma de hacerle entender que es mejor que se mantenga acostada tranquila.

Cuando la pierden de vista un momento, la encuentran haciendo la actividad más peligrosa que una adolescente de dieciséis años embarazada puede hacer.

Por ejemplo, hace dos días atrás su padre la encontró tratando de levantar el microondas de la cocina para cambiarlo de lugar. Luego, con una escalera se ayudaba para llegar al techo de su habitación y pintar algunas estrellas.

— Geon, ven aquí. —llamó Jungkook.

— Mira, una tienda de deporte. —señaló la vidriera— Oh, cómo quisiera correr o ejercitarme.

— Después del parto puedes hacerlo.

— Definitivamente, no me quedaré con esta figura por mucho tiempo. —chasqueó— Oh, mira ese conjunto de entrenamiento, ¿no te parece lindo? te quedaría bien.

El Jeon observo el conjunto azul oscuro con detalles negros, iba junto a unas zapatillas costosas, perfectas para correr todos los días. Asintió, le gustaba pero era demasiado costoso, y tenía otras preocupaciones mayores que esa.

— Meh… —dio la vuelta para seguir caminando. Geon bufó.

— Si te gusta dímelo, no finjas.

— Es muy costoso, y yo ya tengo ropa para entrenar.

— Pero estás más alto, ya no te queda bien. —sujeto su mano— Y no creas que olvidé que hoy es tu cumpleaños…

— ¿especulaciones sobre el posible final? las leooo..

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