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CAPÍTULO TREINTA Y SEIS

Las palabras de por quien entendía, es la hermana de Youn Geon, le habían hecho un enorme eco en su cabeza, provocandole insomnio. Daba vueltas en su cama improvisada, que en realidad era un viejo futon que les sobraba. Debido a las fuertes lluvias -además de su fiebre- las mujeres de la casa se habían negado a dejarlo ir, así que llamó a su hyung diciendo que pasaría la noche allí, al lado de su… amiga.

Jungkook se encuentra mareado, y no era por su gripe, era por culpa de él mismo y de sus sentimientos que nunca termina de entender del todo. Frustrado intenta desesperado hallar las palabras correctas para decirse, aunque termina siendo imposible, pues jamás había experimentado algo igual. En realidad, está seguro que muy pocos adolescentes han pasado por una situación de ese estilo, a punto de ser padre con una chica a quien durante años estuvo seguro de odiar. Y ahora, no la odia para nada, ni un poco.

« Quiere estar cerca de Geon.

Mierda, de verdad quiero eso. »

Entonces, como una ráfaga de realidad que se atravesó por su pecho, hasta llegar a su cabeza, se sentó en el colchón y subió la mirada. La muchacha dormía de espaldas en su cama, aunque no estaba del todo seguro si ella dormía, no podía escuchar algún ronquido o una respiración fuerte. Así que se levantó, y aún temblando un poco, se metió debajo de las sábanas rosadas.

— Geon… —susurró. Ella se dio la vuelta, mostrando que no había podido pegar un ojo en lo que iba de noche— ¿Tienes frío?

— Un poco.

— Yo también. —fingió.

— ¿Sigues con fiebre? —preocupada subió su mano para tocarle las mejillas, un leve rubor se apoderó de estas— Hmnh, parece que bajó. Que alivio.

— ¿Sabes… yo…?

— ¿Qué pasa?

— He estado pensando últimamente…

— Estoy sorprendida, no sabía que podías pensar. —rió con burla, ante su silencio, carraspeo— Solo bromeó, ¿qué te pasa? —espero su respuesta, y cuando llegó, quedó muda.

— Geon, ¿qué somos?

Bueno, de cierta manera ya se esperaba aquella interrogante, ambos habían estado fingiendo demencia hacia la realidad, pero ya no es momento, no después de lo que pasó y de lo que seguirá pasando.

Tratando de hallar las palabras correctas, lo miró mientras detalla cada parte de su rostro.

— ¿Qué quieres que seamos?

— Amigos, amantes, novios… tan solo necesito tenerte cerca y saber que tú también quieres eso, nunca pensé decirlo, pero te necesito. Me siento bien a tu lado, como si hubiera vuelto a nacer.

Geon es bastante dura al amor, aunque no se rehusa a sentirlo. Y de cierta extraña manera, había comenzando a adaptarse a esa no tan común unión con el Jeon; amigos, amantes, pareja... no le importa en lo más mínimo, mientras esté a su lado, mientras pueda seguir discutiendo por babosadas o escucharlo hablar, se nombraría así misma de cualquier forma.

— Jungkook… —sus ojos comenzaron a lagrimear, no había encontrado la respuesta a su pregunta, “que son” aún se mantiene a la deriva, sin embargo, encontraron la honestidad del otro en sus miradas, mientras sus rostros se acercaban con timidez, a diferencia de esa primera noche donde sus instintos les ganaron— Eres un idiota que sabe hablar lindo.

— Sólo bésame. —murmuró, tomándola por la cintura y acercando más su cuerpo al suyo, allí debajo de las colchas sus labios se habían unido con una delicadeza asombrosa, deseosos de cada vez más.

Podría ser por la fiebre, o por sus innegables ganas de tomarla, pero Jungkook, luego del beso, no paró de hablar toda la noche sobre sus planes a futuro, alardeando tener un gran futuro en el deporte como para ser un campeón olímpico y darle una buena vida a Geon y su hijo. Ella, con una sonrisa, trataba de no quedarse dormida, mientras acariciaba su cabello alborotado.

Así, hasta que el sueño les ganó.

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