O28
CAPÍTULO VEINTIOCHO
Cuando JungKook caía en cuenta que sería padre, se ponía a pensar en cómo luciría su bebé, y le gustaba la idea de que él o ella se pareciera más a Youn Geon, por sus regordetas mejillas, sus ojos redondos y sonrisa contagiosa; porque si se parecía a él, sería un niño aburrido, ¿Qué rasgo suyo sería bueno para su bebé? Si a lo largo de su vida no ha habido nada en sí mismo que le resultase atrayente. Por eso, mientras la ve, se da cuenta de esos mínimos detalles que por muchos años considero abrumante a su vista. Tiene unos labios gruesos que permiten perfectamente unirse a los suyos, también un par de cejas pobladas que se fruncen cada vez que lee un libro en clase. Oh, y su cabello… es muy suave, le gustaría poder acariciarlo cada vez que se siente decaído.
Pero no podría.
Entrando a la sala de enfermería, el castaño caminó por el interior hasta dejarla sobre una camilla, y caminó en busca de algún remedio para el estado de Geon, quien seguía pálida sin fuerzas.
— La enfermera Choi se júbilo. —dijo, buscando entre los cajones alguna pastilla— Al parecer aún no han encontrado un reemplazo.
— No necesito estar aquí, me voy ahora. —cuando quiso bajarse de la camilla, él corrió para volverla a sostener entre sus brazos, así reteniéndola contra el suave colchón. La acorraló con ambas manos a los costados de su cadera, y mirándola fijo hacia arriba— JungKook, estas exagerando.
— Necesitas descansar un poco. ¿El doctor no te dijo que evitarás exaltarte?
— Estoy perfectamente bien.
— No, no lo estas. Recuéstate unos momentos, yo le diré al profesor que estás aquí.
— Ugh. —exclamó descontenta, cruzando sus brazos. JungKook pudo predecir que no le gustaba la idea de estar sola en enfermería, por lo que optó por sentarse a su lado. Su expresión de sorpresa se suaviza con un suspiro— Tal vez tienes razón, estoy un poco cansada.
— Entonces dormir te hará bien.
Tomando su brazo, la empujó hacia atrás, haciendo que su cabeza chocará contra la almohada blanca, la siguió, teniendo ambos rostros lado a lado. Era curiosa la forma en que, pese a haber pasado una noche juntos, les resultaba vergonzoso compartir una misma cama, con sus cuerpos tan cerca. Tenía el impulso de acariciar su cabellera marrón, le era hermosa la imagen que ante sus ojos lucía, con el sol filtrándose entre las cortinas del salón y reflejándose en sus rizos. Era tentador.
— Lamento lo de tus padres —susurró, con sus ojos viendo hacia abajo—, no sabía cómo decírtelo, pero me siento muy culpable por lo que sucedió.
— No es tu culpa. —sus largos dedos que muchas veces sostuvieron un florete para pelear contra ella, ahora se extienden para tocar su mejilla, lo observa— Está todo bien, más que bien. Conseguí trabajo, vivo con mi hyung y puedo seguir en el equipo. No hay nada de que preocuparse.
Aunque intentará hacerle ver que lo malo ya había pasado, para Geon era solo el principio de una vida de sube y baja. La ansiedad la carcome por dentro, cuestionando si su hijo sería feliz pese a las circunstancias de su nacimiento, con dos padres que no son nada, y unos abuelos que se niegan a verlo. Era bastante complicado.
— Hay mucho de qué preocuparse, JungKook. Cuando nazca, ¿no crees que se preguntará porqué no tiene una familia como las otras? va a preguntarse por qué sus padres no están juntos como el de los otros niños. Merece una familia, y nosotros… no logramos ser una.
— Estás sobrepensando todo. —negó— Y por supuesto que tendrá una familia, nosotros somos sus padres, somos su familia juntos o separados.
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