CAPÍTULO VEINTISÉIS

Ji Hyo se había enterado de cómo Youn Geon acorraló a su mejor amiga pretendiendo intimidarla, por supuesto, no se quedaría de brazos cruzados ni mucho menos. Nunca le ha caído bien la esgrimista, le resultaba engreída, además de estúpida, así que teniendo en cuenta su estado actual, había logrado dar con una debilidad de ella, estaba en su estado más vulnerable y se aprovecharía de eso cuanto pudiera. Al verla sentada en la cafetería devorando hambrienta su almuerzo, no pudo aguantar la risa, las dos chicas a sus lados también rieron, aunque Chae Won se mostró un poco incómoda al principio.

Lo que JungKook le dijo seguía muy presente en su cabeza.

— Pero miren quien está aquí, la cerdita Han. ¿Tienes quintillizos, o por qué comes como cerdo para el matadero? —estando frente a ella en su mesa, sonrió con malicia. Geon subió la cabeza, y Mingi que estaba a su lado se puso de pie provocando un gran estruendo— Oh, lo siento, ¿te ofendí?

— Vete de aquí antes de que te golpee, Ji Hyo. —gruñó la rubia.

— Solo venía a avisarle a Han —sus ojos bajaron a aquel cuerpo ahora un poco más robusto, tenso en su asiento—, no vuelvas a meterte con Chae Won. ¡Deberías pedirle disculpas después de haberte metido con el chico que amaba!

— ¡Voy a…! —las intenciones de Mingi de abalanzarse sobre el delgado cuerpo de la pelinegra fueron detenidos por una mano en su camisa. Geon se puso de pie, bajo la atenta mirada de toda la cafetería, rodeó la mesa hasta llegar frente a Ji Hyo, tenía tantas ganas de abofetearla que su mano picaba por el deseo. Estaba bastante segura que sus padres jamás le pusieron límites, ni le enseñaron sobre modales, por eso era tan irritante. Alguien debería enseñarle a respetar, o a tener un mínimo de conciencia.

Tal vez, esa persona sería ella.

El ruido de la bofetada resonó en todo el espacio. Bocas cayeron al suelo con sorpresa, y algunos se pellizcaron creyendo que seguían en algún sueño loco. ¡Pero era real! Youn Geon acababa de golpear a Ji Hyo, aún en su estado y teniendo todas las de perder, decidió hacerle frente.

La mejilla roja e hinchada de la pelinegra de cabello largo era una prueba contundente de la humillación que saboreo. Cerró los puños mientras volvía su cabeza al frente, y la vio.

— Siendo honesta, me das lastima. Nunca podrás ser ni un mínimo de lo que yo soy. —con una sonrisa, la vio de arriba a abajo, observando cómo hervía de furia— Tranquila, procure no tocar tu nariz, sería una pérdida de dinero golpear una cirugía tan costosa, ¿no?

— Por suerte la tuya resiste más. —dijo. Y como un luchador profesional, su puño viajó directamente al rostro de Geon, aunque ella, teniendo años de experiencia a su favor, giró su cuerpo a un costado evitando el golpe que ella pretendía darle. Sin embargo, sus propios pies le jugaron en contra, y así como creyó estar salvada, terminó cayendo al suelo— ¡Já! —se burló.

— ¡Geon! —en su trance, con sus mejillas rojas y ojos viendo al techo del salón, ni siquiera el dolor de su espalda era tan importante en esa situación, quería morir, huir, escapar de todas las miradas por unos minutos y nunca más volver a recibirlas. Pero era imposible. JungKook apareció a su lado, asustado, y Mingi también, parecía a punto de golpear a Ji Hyo hasta hacer que la expulsen por mala conducta— ¿Estás bien? Te caíste muy fuerte, déjame ayudarte. —insistía.

— ¡Yo puedo sola! —con un movimiento brusco se separó de su agarre e intentó con todas sus fuerzas levantarse, pese al dolor de músculos y el mareo que sufría, se colocó de pie para caminar fuera de la cafetería.