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013. Stars, Spells, Witches

Lumity Oneshot

Las noches como aquella eran frías y silenciosas, y a esas horas, ella tendría que estar en su cama, durmiendo, pero en cambio se encontraba afuera de la mansión Blight, esperándola.

No te acerques mucho, le había advertido Amity, yo te encontraré en el bosque. Espérame ahí.

Ella espió entre los arbustos, impaciente, con la mirada fija en la ventana de aquella habitación, hasta que por fin captó sus destellantes ojos dorados en la oscuridad y su capa blanca, escabullendose en la noche a través del enrejado.

Ella era un fantasma, su fantasma.

-Lo siento, lo siento- se disculpó la chica Blight, quitándose hojas secas del cabello. -Mis padres alargaron innecesariamente la cena, mis hermanos no se iban a dormir y yo...-.

-Amity- la detuvo Luz, tomándo a la chica de los hombros. -Tranquila ¿Si?- dijo, soltando una suave risa.

Amity suspiró, abrazándose a si misma. Escaparse a medianoche con su novia podía ser muy arriesgado, pero era tan divertido.

Ella tomó su mano y, trazando un círculo morado en el aire, invocó a su palisman, una gata con alas de halcón llamada Ilara, para luego invitar a su novia a subir en su bastón.

Esa noche tendrían una cita especial.

Luz se subió, aferrandose con fuerza de la cintura de la otra chica mientras ambas se alzaban hacia el cielo, que esa noche estaba impregnado de estrellas y luceros. Ella estaba tan enamorada de aquella vista.

Llegaron a un claro en el bosque cerca de la playa y Luz salto hacia el suelo, tendiendole la mano a Amity para que bajara también.

-¿Y que aprenderemos está noche?- exclamó Luz, quitándose el suéter a pesar del frío y arrojándolo al suelo.

Amity evitó sonrojarse al observar el top blanco de su novia y apartando la mirada, sacó de su bolsa un pequeño frasco de cristal con un viscoso líquido violeta en su interior.

-Aprenderemos a hacer abdominales- dijo Amity, alzando el frasco.

-¿Abominables salvajes? ¿Abominables salvajes?- preguntó Luz con entusiasmo.

-Abominables salvajes- confirmo Amity.

-¡Siii!- festejo Luz. -¿Que tengo que hacer?- preguntó, sentándose en la hierba.

-Lo primero que tenemos que hacer es decidir cuál será la materia base de nuestro espécimen- recitó Amity.

-Mmm ¿Puedes ser de tierra?- sugirió Luz, tomando un poco de tierra y hierva entre sus manos.

-Si y no- respondió Amity. -La tierra puede ser útil, si su consistencia es similar al lodo o la arena. Pero está es muy sólida- explicó, golpeteando el suelo con sus botas -por lo que mantener el control sobre el hechizo será más dificil para tí. Te sugiero empezar con algo más fluido-.

-¿Más fluido?- repitió Luz, observando a su alrededor. -¿Como el agua?- preguntó.

Amity miró hacia el vasto océano, inmenso y oscuro, y asintió.

-Si, un poco de eso funcionará bien- dijo ella. -Toma- exclamó, pasándole un frasco vacío.

Luz lo tomó, poniéndose de pie, y corrió hacia el agua, disfrutando de la sensación de la brisa salada contra su rostro.

-¡Tambien trae arena!- le gritó Amity, y Luz la obedeció, tiritando de frío cuando sus manos hicieron contacto con las gélidas aguas del océano.

-Agua y arena- anuncio Luz, volviendo junto a la bruja.

-Bien, perfecto- dijo Amity, arrodillada en el suelo con a un montón de cosas que había esparcido ahí. -Ahora lo siguiente que haremos será calcular las cantidades- explicó, indicándole que se sentará.

-¿El abominable será del tamaño de lo que tengo aquí?- preguntó Luz, poniendo el frasco en el suelo, el cuál tenía el tamaño de una manzana.

-Asi es- respondió Amity. -En la escuela empezamos a prácticar con calderos pequeños, pero no cabe uno de esos en mi capa- aclaró -y está poción es un poco complicada de hacer, así que tendrá que ser un abominable pequeño. Muy pequeño-.

-Oww, está bien- aceptó Luz, tomando una varita de madera y revolviendo la arena en el fondo del frasco.

Amity le pasó tres viales, uno de color verde muy espeso, otro con un líquido azul muy brillante, y otro que contenía unas hierbas secas, explicándole que eran y para que funcionarían a medida que los integraba a la pócima.

-Ahora necesitará una gota de sangre- dijo Amity, sacando una aguja.

-Oh, ¿Sangre de que?- preguntó Luz.

-Mmm, pues tuya- aclaró Amity, tomándole la mano.

Luz río nerviosa, mirando hacia otro lado mientras su novia hundía la aguja de metal en su dedo y dejaba caer una gruesa gota de sangre dentro de la poción.

En cuanto la soltó, llevó su dedo herido a su boca.

-Eres una bebé- río Amity, destapando el frasco que contenía la poción base.

-Shi, velo soy du bebe- murmuró Luz con el dedo aún en su boca.

Amity se ruborizo, riendo suavemente, mirando a Luz. -Si, lo eres- le dijo, pasándole el frasco.

Ella lo tomó y, con cuidado, vertió el líquido espeso y cristalino en la pócima de arena, tratando de no derramar ni una sola gota.

El líquido resplandeció, burbujeando un poco al principio y luego volviéndose muy oscuro, hasta que finalmente tomó el color violeta traslúcido del océano.

-Ahora, invócalo- dijo Amity, sonriéndole con complicidad.

Luz tomó el frasco entre sus manos, concentrándose en llamar al abominable que había creado, y cerrando los ojos, lo invocó.

-Abominable, despierta- susurró.

La bruja de ojos dorados observó moverse la poción dentro del frasco que sostenía su aprendiz, subiendo como una serpiente hacia arriba y tomando la forma de una personita.

Luz había creado su primer abominable.

-Lo hice- jadeó Luz, mirando con orgullo y entusiasmo su pequeña creación. -¡Lo hicimos Amity!- exclamó.

-Felicidades, brujita- le dijo Amity, acercandose a ella y dejando un suave beso en su mejilla.

-Gracias, en serio- susurró, mirando a su novia a los ojos.

-Luz, basta- dijo Amity. -Prometí que te ayudaría, ¿lo recuerdas? Y no descansaré hasta que seas la mejor bruja de la historia-.

-Seamos- corrigió Luz. -Tú eres la mejor estudiante que salió de Hexside, y si voy a hacer historia, será contigo- le dijo.

Amity volvió a ruborizarse y está vez Luz lo notó, sonriendo ante lo adorable que podía ser su novia cuando estaba nerviosa.

Las chicas comenzaron a guardar los frascos vacíos y los utensilios nuevamente en la bolsa de Amity, preparándose para volver, cuando Luz recordó algo.

-Oh, aprendí un nuevo hechizo- exclamó ella, sacando un bolígrafo y un trozo de papel, de esos que siempre llevaba encima. Trazó un círculo, y en él, un patrón de intrincadas líneas cruzadas, tocándolas con la punta de su dedo al finalizar el dibujo.

El papel comenzó a arrugarse, elevarse y disolverse, quedando solo dos finas láminas blancas que aleteraron y aleteraron, volando al rededor de las dos chicas con prisa.

-Una mariposa de papel- murmuró Amity, observandola alejarse. -¿Cuando aprendiste a hacer eso?- le preguntó.

-Oh, está mañana- dijo Luz, tomando su suéter del suelo. -Estaba tratando de dibujar un logotipo y mi libreta salió volando por la ventana- relato, riendo con el recuerdo.

-Es un lindo hechizo- dijo Amity, colocándose su capa. -Y tú una linda bruja- coqueteó, trazando el círculo en el aire para invocar otra vez a su palisman.

-¿Puedo volar yo?- preguntó Luz.

-¿Volar?- cuestionó Amity, observando su bastón.

-Si, por favor- imploró, poniendo aquellos ojitos de cachorro a los que Amity no negaba nada.

-Está bien- aceptó Amity. -Pero ten mucho cuidado- le advirtió, dejandola tomar el control del bastón. Se acomodó detrás de ella, sujetándola de la cintura con más fuerza de la que debería, y en cuanto sus pies dejaron de tocar el suelo y el aire comenzó a rozar con fuerza su rostro, el miedo la invadió, temiendo que Luz perdiera el control y ambas cayeran.

-Amity, puedes abrir los ojos, está bien- le dijo Luz. Ella no se había dado cuenta en qué momento los había cerrado, pero los abrió, encontrándose con la ciudad de Bonesborough bajo sus pies.

Solo las estrellas se interponían entre ellas y el cielo.

Luz siguió maniobrando el bastón, nerviosa porque muy pocas veces había volado uno, hasta que por fin llegó a las afueras de la mansión Blight, dónde Amity se bajó rápidamente, agradecida por volver a tierra.

No es que Luz sea mala conductora, de hecho, lo había hecho muy bien, era que a ella le daba escalofríos volar rápido y tan alto, temiendo siempre caer.

-¿Estás bien?- preguntó Luz al verla así, acercandose a ella.

-Si si, yo, creo que me mareé- respondió Amity, apoyando sus manos en los hombros de su novia. -Pero estaré bien- le aseguró.

Luz la observó unos segundos, su mirada perdida en aquellos ojos dorados que reflejaban las estrellas del cielo, y tomándola con suavidad de la cintura, acercó su rostro al de ella.

-Esta bien, te creo- susurró a solo centímetros de su piel. -¿Te puedo dar un beso de buenas noches antes de que te vayas?- le preguntó.

-Si, claro- susurró Amity, cortando la poca distancia que las separaba.

Sus labios tocaron los suyos, cálidos en comparación con la fría noche, y con un suave movimiento, se adueñó de su boca, tomando para ella el más profundo de sus besos.

Pero un solo beso no era suficiente, y los minutos pasaron, convirtiendo una simple caricia en un vaivén de ilícitos roces y de besos descuidados.

-Espera- jadeó Amity, colocando un dedo entre sus bocas. -Si me sigues besando- murmuró, tomándo un poco de aire -tendré que invitarte a pasar la noche conmigo-.

Luz sintió sus mejillas acalorarse y, con dulzura y deseo, volvió a besar a Amity, sorprendiendo a la chica.

-¿Que haces?- preguntó Amity, sintiendo como los besos se estampaban no solo en sus labios, si no también en sus mejillas y en su frente.

-Quiero que me invites a pasar esta noche contigo- le dijo, dejando de besarla y mirándola a los ojos.

Amity sintió como los nervios y la adrenalina recorrían su cuerpo, hacienda temblar un poco.

¿Pasar la noche con su novia, entre besos y caricias?

-Entonces quédate está noche conmigo- respondió ella, tomando a la chica de las manos y llevándosela hasta el enrejado. Ella subió primero, y cuando alcanzó la ventana, la ayudó a entrar a su habitación, cerrando la ventana.

El amor es un hechizo complicado, pero ellas ya tenían la receta perfecta y aquella noche los hechizos aún no terminaban.

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