Único
Si le preguntaban a Yeosang, ¿cuál es esa cosa que odias tanto cómo la materia de química? Él, sin siquiera dudarlo, te respondería:
-No es exactamente una cosa, es un alguien. Se llama Park Seonghwa, mejor conocido cómo Príncipe.
La rivalidad de estos dos comenzó en un día de clases, el gobierno había decidido juntar las escuelas para omegas y betas con las de los alfas; según decían para lograr la igualdad entre razas.
Ya habían pasado tres semanas desde que empezó a asistir la escuela, en tres simples semanas ya se llevaba mal con Park Seonghwa. Extraño, pero cierto.
Ahora mismo se encontraba en la cafetería, esperando a su amigo Hongjoong. Un omega, más bajito que él pero con un carácter fuerte; aunque seguramente estaría en el baño besuqueandose con sus novios: San y Yunho.
Yunho era su amigo también, alfa, alto, muy alto. Carismatico y alegre todo el tiempo.
Luego estaba San.
San era amigo de Seonghwa, beta. Pelirosa y con hoyuelos que se marcaban cuando sonreía. No era un mal chico, debía admitirlo; él pensaba que todas las personas cercanas a Seonghwa serían igual de mierdas que él, pero no.
Escuchó, claramente, la estruendosa risa de su otro amigo, Wooyoung. Alfa, medía lo mismo que él y, a comparación con Yunho, no dudaba en usar su voz de alfa si la situación lo ameritaba.
Venía agarrado del brazo de su pareja, Song Mingi. Y Yeosang se recordó a si mismo que era el único de sus amigos sin pareja. La solteria era su pareja, que más.
Mingi, era alfa, y amigo de Seonghwa. Aunque al igual que San, resulto ser muy buen chico. Simple, humilde y cariñoso.
"Otro día aguantando a mis amigos hablar de sus parejas"
Claramente no se lo esperaba. Rn su casillero había una notita, un papelito doblado a la mitad sobre el libro de informática. Lo tomó entre sus dedos y lo abrió, leyendo lo que contenía. Era una invitación.
"Has sido invitado a la fiesta de fin de semana. La misma será en casa de Park Seonghwa, puedes llevar dos acompañantes.
P.S"
Releyó la nota dos veces, asegurándose de no haber leído mal. ¿Park Seonghwa lo había invitado a una fiesta en su casa?
-Ya veo que también te invitaron, ¿iras no? -Yunjo apareció de quien sabe donde, apoyándose en el casillero a su lado. Llevaba la invitación en manos, era obvio que sería invitado; San lo invito. A él y a Hongjoong.
Y Mingi invito a Wooyoung, claramente.
Suspiró. Suspiró porque se sentía solo a pesar de tener a cientos de estudiantes alrededor.
-¡Hey!
Sus otros dos amigos llegaron desde atrás, borrando sus expresiones de felicidad al ver al omega pelirosa.
Yeosang no quería llorar, no allí. No quería preocupar a sus amigos, no quería que lo vieran cómo de verdad era. Frágil.
-Sanggie, ¿dije algo malo? -cuestionó Yunho, y sus ganas de llorar aumentaron.
No, no había dicho nada malo. Solo era él, él y sus inseguridades, sus problemas.
Le pareció irónico que hace horas estaba sentado pensando que la solteria era lo suyo, y ahora estaba a punto de llorar por lo solo que se sentía.
Soltó una risa sin gracia, y unas lágrimas escaparon de sus ojos. No quería que lo vieran así, por lo tanto se giro y corrió hasta el baño; escuchaba a sus amigos detras, pero no se detuvo hasta estar en un cubículo.
Seonghwa estaba repartiendo las invitaciones para la fiesta, les había dado tres invitaciones a sus amigos, San y Mingi; para que les diersn a sus respectivos novios.
A lo lejos divisó esa cabellera rosada e ignoró el hecho de que su corazón se saltó un latido. Sus amigos le decían que debía aceptar la realidad, que le gustaba Kang Yeosang.
Que estaba enamorado.
Pero era imposible, él no conocía el amor. O mejor dicho, lo conocía, pero no confiaba en el; ya lo había traicionado una vez.
-Deja de mirarlo, invitalo a la fiesta Hwa. -San llegó a su lado. -Dale una oportunidad.
-Lo invitare, pero eso no quiere decir que le vaya a dar la oportunidad de destrozarme.
-Nada ni nadie te asegura que así será, él puede ser diferente. Solo debes darle la oportunidad de demostrartelo.
¿Demostrarle qué? ¿Qué el amor es una mierda? ¿Qué el amor solamente destruye a las personas por dentro? ¿Qué si eres correspondido solo durará unos meses? ¿Qué si no eres correspondido te miraran cómo un bicho raro?
No. Ya había sufrido mucho por el amor.
De todos modos, se acercó al casillero del chico y metió la invitación dentro; y se fue al baño.
Se acercó al lavatorio y mojó sus manos, para luego pasarlas por su rostro. Se vio al espejo y comenzó a arreglar su cabello. En un intentó vago de alejar todo pensamiento que tuviera sobre Yeosang.
Aunque eso fue un poco difícil al ver al dueño de sus pensamientos cruzar la puerta, una mano tapando su boca, e ir al cubículo del fondo.
Seonghwa no tenía la mejor audición pero estaba seguro que había escuchado un sollozo escapar de los labios ajenos. Se preocupó y por eso mismo se acerco la puerta del pequeño espacio donde se había encerrado el chico. Yeosang parecía no darse cuenta de que no estaba solo, soltando sollozos que se escuchaban muy bien.
Un golpecito, los sollozos disminuyeron.
Otro golpe, pararon.
Otro golpecito a la puerta y se abrió.
Apenas asomado, estaba Yeosang. Miraba a Seonghwa con ojos rojos y un poco hinchados.
Park le sonrió, y ya era muy tarde para procesar cuando se encontraba abrazando al pequeño cuerpo con sus brazos.
Yeosang lloraba, y a pesar de estar avergonzado por derrumbrase frente a Seonghwa, se aferró al cuerpo ajeno. Porque a pesar de odiarlo, estaba allí.
-Ya, tranquilo. No sé lo que te pasa, tampoco te voy a pedir que me cuentes. Pero si quieres, adelante. -Seonghwa acariciaba los suaves cabellos rosas, a la vez que acariciaba la espalda del contrario.
-¿Por qué me invitaste? A tu fiesta.
¿Y ahora que iba a decir?
-Pues... no lo sé, me pareció lo correcto. Sería cómo una bienvenida, o algo así.
-Oh...
No dijeron nada más, en minutos Yeosang se durmió; con su rostro escondido en el cuello de Seonghwa mientras respiraba de su aroma que, de alguna u otra forma, lo tranquilizaba.
Park estaba yendo por el mismo camino. Cabezeaba, y cada ratito sus ojos se cerraban. Hasta que se cerraron.
Era el día de la fiesta, faltaban dos horas pero la casa ya estaba decorada y con el acohol sobre la isla de la cocina.
Luego del suceso del baño, Yeosang y Seonghwa no han vuelto a hablar. Seonghwa se había despertado, no, lo habían despertado; y el pequeño omega ya no estaba allí.
-¿Te vas a declarar? -San apareció desde la cocina.
-¿¡Qué!? Escuché mal, ¿cierto?
-Hwa, deja de ser tan idiota y pon los putos pies sobre la tierra. Te gusta Yeosang.
-Ya te dije, miles de veces, que no. Es lindo, solo eso.
-Estoy harto de hablarte del mismo tema, has lo que quieras pero luego si lo ves con otra persona no te quejes ni andes celoso. -y así se fue, volviendo a preparar algún que otro bocadillo.
Tal vez tenía razón, Yeosang podía comenzar a salir con alguien más en cualquier momento, y él no podría hacer mucho más que ver y reprocharse a si mismo su idiotez.
Por un segundo pensó en decirle al omega lo que sentía, y pudo sentir a su alfa saltar de alegría ante esa idea.
—¿Qué carajo?
Antes de poder cuestionarse otra cosa, el tiembre resonó en el salón. La gente comenzaba a llegar, poco a poco.
La casa comenzó a llenarse, sus amigos habían desaparecido, probablemente con sus parejas. Y él se encontraba en la cocina tomando una lata de cerveza.
—Hola.
La voz sonó muy bajito, apenas audible. Pero Seonghwa pudo oírla, y reconocerla. Se volteó, encontrándose con Yeosang vestido con un jean negro rasgado en las rodillas y una camisa blanca con detalles rojos.
—Hola. —deseó co toda su alma, que esa simple palabra no haya demostrado lo feliz que estaba de ver al omega. —Entonces, si viniste.
—Sip, más que nada para asegurarme de que mis amigos no hagan una estupides. Pero ya se fueron con sus novios, y me dejaron solito.
—Felicidades! Bienvenido al club de los dejados por sus amigos, soy el lider del club. Puedes ser mi mano derecha si gustas.
Yeosang soltó una risita que pronto se convirtió en una carcajada. Siendo acompañado por Seonghwa en segundos.
Así pasaron horas, tomando y hablando. Ninguno de los dos tenía mucha resistencia al alcohol, pero seguían bebiendo cada trago como si de agua se tratara. Claramente, quedando borrachos.
—Y luego... se cayó. —ambos estallaron en risas. Estaban en el jardín, junto a la piscina. Hablaban de anécdotas "graciosas", y a pesar de no entender nada se reían.
—Cómo que hace mucho calor, ¿no? —Yeosang se abanicó con su mano derecha. Lueho se levantó y se quito la camisa, dejando a Seonghwa estupefacto. —Vamos a la piscina, vamoos~.
Seonghwa no pudo negarse, no sabe bien si por el alcohol o porque era Yeosang quien se lo pedía.
Se despojaron de sus prendas, quedando en ropa interior y se lanzaron al agua juntos, tomados de la mano.
Pronto todo el mundo estaba bañandose y tirandose agua. Y entre medio de todo ese bullicio fue que ocurrió, las palabras salieron de su boca naturalmente.
—Me gustas.
Seonghwa, sin esperar una respuesta, besó los delicados labios ajenos. Perdiendose en la suavidad y el sabor a cereza de los mismos.
Y cuando pensaba separarse, unas manos tomaron delicadamente sus mejillas, impidiendole apartarse.
Y esos labios correspondieron ante su tacto.
A la mañana siguiente los rayos del sol lo despertaron, se removió en la cama y se estiró; pero al hacerlo sintió algo duró. Se giró y vio esa cabellera negra que conocía tan bien.
Seonghwa estaba durmiendo a su lado, su rostro relajado y angelical. Se asustó al inicio, pero al darse cuenta que ambos estaban vestidos suspiró con alivio.
Una punzada de dolor en su cabeza lo hizo emitir un quejido que despertó al contrario.
—¿Yeosang? ¿Qué haces en mi cuarto?
—Dormimos juntos, pero tranquilo fue solo eso.
—Oh, entiendo.
—Seonghwa, ¿es verdad?
—¿Qué cosa?
—Dijiste... que te gusto.
Seonghwa se quedó con la mente en blanco por unos segundos, hasta que los recuerdos de la nochr anterior lo golpearon y lo trajeron a la realidad.
¿De verdad él había hecho eso? El alcohol le subía la valentia, definitivamente.
—Yo, emm... no sé que decir.
—Dime si es verdad o no, solo eso.
—Nunca pensé que iba a confesarme así, sí es verdad. Me gustas Yeosang.
Pensó en mil maneras de que Yeosang lo rechazaría, desde simplemente urse hasta que le diera una bofetada. Pero nada de eso pasó.
En cambio, una tímida sonrisa asomó por el rostro del más bajito. Seonghwa no entendía nada.
—Sabes, ayer mientras hablabamos descubrí que no eres el alfa engreído que creí que eras. Siento que descubrí cómo eres de verdad y me gustó. Mucho.
—No estaría entendiendo nada.
—Mi omega se puso muy muy felíz cuando me besaste, y yo también. ¿Ahora entiendes?
—Honestamente, sigo sin entender nada.
—Que también me gustas bobo.
Y cómo la noche anterior se besaron. Sonriendo en medio del beso por sus sentimientos correspondidos.
Pero Seonghwa tenía miedo, no quería que eso volviera a ocurrir. Así que apartó a Yrosang delicadamente.
El pelirosa miró con curiosidad, y un poco de decepción, al mayor.
—¿Qué pasa Hwa?
—Yo... esto es estúpido, pero tengo miedo.
—¿Miedo? ¿A qué?
—No muchos saben esto, pero dadas las circunstancias creo que deberías saberlo. Hace unos años yo tuve una novia, una omega. Iba todo bien, pasamos cinco meses juntos. De la nada ella no quería juntarse más conmigo, no quería que nos vieran juntos y demás. Yo pensé que era porque se había cansado de mi, o del hecho de que nuestra relación no avanzaba. Así que pensé que, si tenía relaciones con ella me querría. Lo sé fui un estúpido de primera, dimelo.
—Tranquilo, no voy a juzgarte por el pasado.
—Sigo. Bueno, pasó. Tuvimos sexo y no sé cómo hizo pero me convenció de que si la marcaba las cosas iban a cambiar, que volveriamos a ser la pareja de antes. Y yo le creí, la marqué. Pero nada cambió Yeosang, nada. Ahora ella presumía ser una omega marcada en la escuela y me dejaba de lado, ya ni siquiera pareciamos amigos. Si no fuera por la marca, todos pensarían que nos separamos.
Se tomó unos minutos para continuar.
—Y un día, yo estaba en mi casa. Estaba por irme a dormir cuando sentí un fuerte dolor en el cuello, ardía. Mucho. El dolor se intensificaba, pasaban los segundos y solo aumentaba. Mis padres se preocuparon mucho cuando empecé a gritar y llorar del dolor. Ella se había dejado marcar por otro alfa, la marca que había hecho ella en mi cuello desapareció. —le mostró al pelirosa una cicatriz, lo que anteriormente, había sido su marca.
—Eso es horrible Hwa.
—Si, por eso nunca más me quise enamorar. Pero llegaste tu y, por más que traté de negarlo, me enamore de ti.
—Hwa, ni siquiera sé que decirte. Yo quisiera que nosotros lo intentemos, al menos.
—Tengo miedo que te aburras de mi cómo ella.
—No va a pasar, lo prometo. Dame una oportunidad para demostrarte que el amor es algo hermoso.
Seonghwa lo miró con geniuna esperanza y admiración en sus ojos, asintió. Esperando que esta vez, las cosas fueran diferentes.
Su relación fue, según sus amigos, la más bella de toda la secundaria. Luego de dos meses intentando, decidieron formalizar su noviazgo.
Los años pasaron, se graduaron y empezaron la universidad. Una marca adornando sus cuellos. Además vivían juntos, luego de haber conseguido trabajo claro.
Seonghwa paseaba por los pasillos, en realidad estaba buscando a Mingi pero muy tranquilamente. Yeosang no había asistido a la universidad debido a que estaba enfermo. La noche anterior había tenido fiebre muy alta y había vomitado toda la cena. Estaba preocupado.
Su novio no se enfermaba muy seguido, y que de repente se enferme así le sorprendió.
Cómo si fuera obra del destino, su celular vibró en su bolsillo, era un mensaje de Yeosang.
Cheonsa
Cuando vuelvas debo contarte algo.
Es importante.
Frunció el ceño, no sabía que podía llegar a ser. Pero lo sabría al llegar a casa.
—¡Cheonsa! Llegué amor.
La casa estaba más silenciosa que de costumbre, dejó sus cosas en el sofá y se encaminó a la habitación. Con la esperanza de que su novio estuviera allí.
Pero no, el cuarto que ambos compartían estaba vacío. Sin embargo unas arcadas, provenientes del baño, le indicaron el lugar donde se encontraba su pareja.
Golpeó suavemente la puerta.
—Ya voy amor.
Y otra arcada. Quiso entrar para asegurarse de que Yeosang estuviera bien, pero escucho el agua del retrete irse y el grifo abrirse, dejando correr el agua. Un minuto despues, el chico salió del baño.
—Hola.
—Hola, ¿empeoraste?
—Un poco, ya no tengo fiebre pero me duele la cabeza y estoy un poco mareado.
—Ay mi cuchurrumin. Vamos a la cama.
—Si, espera. ¡Cierto! Debo mostrarte algo.
Yeosang tomó su manos y lo llevó hasta la cama, donde lo sentó y comenzó a buscar algo en su cajón.
—Aquí esta, cierra los ojos y extiende tu mano.
Dudando hizo lo que su novio le dijo y pronto sintió algo ser depositado en su mano derecha.
—Abrelos.
Al abrirlos, observó con atención el objeto alargado que tenía en mano. Sabía muy bien lo que era, al igual que sabía lo que significaban las dos rayitas.
Miró a su pareja quien sonreía viendo su reacción.
—Nosotros. Vamos a ser padres.
—Sip.
—Dios. ¡Dios, sí! Yeosang, sí. Te amo. Te amo.
Comenzó a llenar la catita del más bajo con besitos y luego acarició con ternura su pancita.
—Soy papá Seonghwa, pequeñito o pequeñita.
—Hwa, no puede oirte aún.
—No importa. Acostumbrate, porque lo haré seguido.
Ambos se acostaron y se llenaron de mimos hasta caer dormidos.
Ambos sin poder creer que iban a formar una familia.
Ambos sin poder creer que eran enemigos.
2722 palabras, bueno.
Esto era una historia, con capítulos y tal, pero decidí resumirla en un os.
Espero que les guste y de nuevo, gracias por la paciencia.
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