iii. onward & upward
⇢˚₊· onward & upward.
FANDOM: historia original, alta fantasía.
RESUMEN: donde elfos y humanos se unen para combatir las fuerzas oscuras de Razar, un usurpador.
NOTA: se prohíbe copia y/o adaptación de este one-shot.
❝¿Quién levantará la espada y dará su vida por mí?❞
Apretaba su puño con fuerza hasta el punto que su acompañante pensara que lo haría sangrar, aunque la rubia mujer a su lado entendía su enojo. Le había sido arrebatado todo lo que tenía hasta ser condenado por un crimen que no había cometido, todo el pueblo lo sabía pero era tan perfecta la excusa de inculparlo y así sacarlo del camino que nadie dijo nada, nadie quería interponerse ante la decisión tomada por el tirano que era su tío, el Rey de Daedra. Pero eso no era todo, pues había vivido en una mentira.
La mentira de que solamente era el sobrino, que no tenía ningún solo derecho y tal vez era el décimo en la línea del trono —sinceramente nunca le había importado aquello—, también que los elfos Dovih, o Los Brillantes, eran los enemigos del reino, los elfos Voltlkrim, Los Oscuros, cuando la realidad era todo lo contrario. Eren era el legítimo heredero y su tío era nada más que un usurpador que había matado a su hermano junto a su cuñada para tomar el trono, había asesinado a toda la corta para que el aún pequeño príncipe nunca se diera cuenta de la verdad. No matarlo había sido misericordia, según Razar.
Y todo caso, los Voltlkrim eran los enemigos, Eren era la última esperanza de traer paz a todos los habitantes de Daedra, tanto mortales como elfos, al ser el legítimo Rey. Los Brillantes lo habían aceptado por más que sea un Oscuro, él era el elegido y Razar nada más era el Rey nacido del miedo del pueblo.
Miró, parado arriba de una colina, hacía abajo donde el ejército Dovih y del Norte estaban sobre sus caballos en una línea recta mirando al enemigo del otro lado del campo. Detrás de sus banderas rojas salió uno de los caballos más espléndidos de la armada de su tío, sobre él estaba la comandante Rizan, su prima, ella lo odiaba y si somos sinceros, el sentimiento era mutuo.
Eren tenía muchas ganas de liderarlos pero había un plan y debían acatarlo cuanto antes, él tenía que ir contra Rizan o debían dar la revolución por acabada. La castaña era por lejos la más fuerte de los Oscuros, no por nada la llamaban El Terror Sangriento, si no la quitaban del camino sería casi imposible marchar hasta el castillo. Sentía un gran miedo en decepcionarlos y no lograr lo que todos esperaban de él, no era un héroe, sin embargo, estaba dispuesto a recuperar las tierras que su propia familia había llevado a la desolación.
Un agarre en su mano hizo que desviara su atención de la castaña que miraba a los Brillantes soncarrona, como si sabía que la batalla iba a terminar ganándola. Bajó ligeramente la mirada hasta la rubia quien le dio una sonrisa de lado.
— Todo va a salir bien —murmuró dándole un apretón, el castaño entrelazó sus dedos con el de ella.
— ¿No te dije que no me leyeras la mente, Riellia? —preguntó dándole una mirada, la aludida se limitó a encogerse de hombros mostrando que aquella platica que habían tenido no le había importado mucho.
— No hace falta leerte la mente para saber que estás pensando, te lo dije y te lo volveré a decir, eres un libro abierto, Eren, uno fácil de leer, al menos para mi —volvió su mirada a él más seria—. Su ejército espera sus órdenes, Majestad.
— Ellos ya saben lo que deben hacer, ve a liderarlos entonces, General.
Riellia sonrió de lado antes separarse de él para caminar hasta la orilla de la alta colina, arrastrando por el suelo sus grandes alas negras antes de dejarse caer por el vacío y abrirlas dejando motrar lo majestuosas que eran. Aterrizó con fuerza en el suelo con la vista fija en Rizan, sabiendo todo lo que aquella mujer le había hecho a los inocentes, a su raza y a su familia. En cambio la castaña la observó burlona al encontrarla de vuelta, prometiendose a si misma que esta vez si la mataría.
Rizan entonces levantó su mano y al momento de bajarlo la orda oscura de orcos, hombres mutados, harpias y elfos fieles a Razar rompieron filas para correr hasta ellos. En todo ese estruendo, la castaña no se movió de su sitio, como siempre enviaba a los peones a morir primero antes de que las piezas más importantes tomaran partido, ya cuando el otro ejercito quede cansado. Era una buena estrategia, tal vez lo único que Eren reconocía en lo que ella era bastante buena.
— ¡Arqueros en posición! —ordenó el castaño agarrando también uno de los arcos, todos detrás de él obedecieron poniendo a la vez una flecha en la cuerda—. ¡Disparen!
Una cantidad exuberante de flechas fue disparada manchando el cielo nuboso con su estela antes de terminar incrustadose en los cuerpos de sus enemigos o en el suelo. Bajó la mirada conectado con la de Riellia sabiendo lo que ella trataba de decirle, asintió dando así la orden de contraatacar. La rubia entonces volvió su vista al enfrente desvainando su espada y con un grito de guerra Los Brillantes cabalgaron igualmente. Eren suspiró teniendo su objetivo a la vista, corrió entonces hasta el precipicio hasta caer por el junto a demás elfos alados.
Como verán, cada elfo tenía una habilidad, Riellia tenía alas y leía mentes, su hermano Darriel también poseía alas pero con la diferencia de que él controlaba el hielo. Los Dovih tenían habilidades mágicas y bonitas, en cambio los oscuros no, ellos eran cambiaformas. Así que cuando Eren cayó el cuerpo elfico fue abandonado para que se convirtiera en un dragón negro como la noche. Fue bajando hasta quedar sobre su ejército en la punta donde lanzó un rugido furioso, el sonido de un dragón enojado era algo que nadie querría escuchar.
Eren se adelantó hasta la armada enemiga soltando el fuego de sus pulmones hasta ellos, no era una sorpresa ver un dragón en estos tiempos y Rizan lo estaba esperando de todas maneras. Pero incluso así sabía que sería difícil defenderse, ¡era un dragón, por el amor de Zaphic! La castaña gruñó para si misma haciendo retroceder a su caballo unos pasos para que las llamas no le tocaran y observó con una furia flameante a su primo, siempre había pensado que el animal al que podía cambiar iba a ser aquella criatura pero nunca creyó que iba a ser tan grande y feroz.
Mientras ambos ejércitos llegaron entre sí en un golpe seco, Rizan retrocedió aún más hasta que saltó de su caballo sin quitarle la vista a la criatura alada que iba hacia arriba antes de caer en picada con rapidez para quemar a los Voltlkrim y aliados de estos. Era un problema que debía sacarselo de encima. Caminó entonces bajando del promontorio de roca donde había subido al retrocerder, con tanta calma que a cualquiera le daría envidia, aunque por dentro esté más que furiosa.
Traspasó el fuego que ardía sobre la tierra seca y los cuerpos de sus hombres muertos sin que le haga el más mínimo daño, resultaba hasta aterrador verla hacer aquello, te metía en la cabeza que sería imposible derrotarla al ella no sentir nada de miedo. Sin embargo, eso no era así, Rizan no era indestructible. Pronto sus pies fueron reemplazados por patas monstruosas, sus brazos por alas de murcielago, su cuello se alargó al igual que su rostro, sus hocico mostró una hilera de dientes filosos y su cuerpo se cubrió de escamas rojizas y doradas. El Terror Sangriento había hecho acto de presencia, como el dragón más grande y cruel de la época.
Se impulsó con sus dos patas traseras abriendo sus alas cual huracán y se lanzó hasta La Sombra Nocturna, arriba en lo alto con suma rapidez hasta que ambos dragones chocaron en un sonido parecido al de una explosión. Entre rasguños y mordidas mortales, la batalla en el cielo había comenzado.
Rizan rasguñó con fuerza el pecho de Eren con sus garras al igual que mordió su cuello dejándole marcas —posiblemente— permanentes, se notaba quien tenía mas experiencia en batalla en aquella pelea. Eren rugió de dolor pero no se detuvo en devolverle aquel suplicio. Cada vez iban más alto, más lejos, hacia adelante y arriba, perdiéndose entre las grandes nubes. Desde abajo lo único que se podía ver eran las grandes figuras aladas entre las sombras que causaban el fuego expulsado de sus pulmones, provocando más preocupación en la comandante de los Dovih.
La pelea continuaba en tierra con violencia, entre sonidos de espadas chocando, cuerpos golpeandose, huesos rompiéndose y gritos de dolor, les llegó a sus oídos uno que les heló la sangre. Riellia mentiría si aquel día hubo alguien que no había levantado la cabeza para fijarse en el cielo, puesto que todos, sin importar raza, lo habían hecho. Se trataba del rugido tormentoso seguido de un clamor espantoso de dos seres gigantes cayendo entre las nubes grises, la Sombra Nocturna se encontraba sobre el Terror Sangriento quien trataba de morderlo desesperadamente, el ala rojiza estaba rota y colgaba mientras caía.
Eren atajó a su prima y la miró por última vez antes de atacar su cuello con toda sus fuerzas, sacar fuego para ayudar a sus dientes filosos hasta que estos pudieron ser incrustados en su dura coraza y desprenderlo del cuerpo que lo rasguñaba con dureza. Finalmente la dragona dejó de tener la fuerza necesaria cuando el otro le partió a la mitad segundos antes de tocar el suelo. Una oleada de polvo y tierra se levantó en su caída dejando ciegos a los hombres y mujeres expectantes.
De entre estos salió caminando el cuerpo de un hombre rasguñado y embarrado en sangre, cuando el polvo se disolvió lentamente notaron el cuerpo de la dragona de un lado y de su cabeza del otro manchando la tierra de un fuerte color negro. Los Dovih sonrieron al ver que su Rey se encontraba vivo y que había matado a una de sus más grandes amenazas.
Los alados se levantaron del suelo moviendo sus alas para mostrar autoridad a aquellos traidores, quienes no hicieron amague de moverse siquiera de su lugar por la sorpresa de que Rizan yacía muerta en la forma menos noble posible. Eren se hizo paso entre ellos con cansancio pero dispuesto a seguir peleando si los contrarios decidían vengar a su comandante.
— Acepto su rendición —habló con firmeza, fue lo único que necesitaron para que los Oscuros soltaran sus armas y decidieran entregarse. Los Brillantes bajaron a tierra posandose a lado del legítimo Rey victoriosos.
Aunque debían recordar que habían ganado una batalla, no la guerra.
⇢˚₊· Ben Barnes es Eren.
⇢˚₊· Millie Brady es Rizan.
⇢˚₊· Evan Rachel Wood es Riellia.
⇢˚₊· Drogon es Sombra Nocturna.
⇢˚₊· Smaug es Terror Sangriento.
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NA: Está inspirado en El Señor de los Anillos de J. R. R. Tolkien, Una Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martin y Las Crónicas de Narnia de C. S. Lewis.
Pd: sí, Eren es una referencia a Eren Jaeger de snk.
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