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i. lose control

⇢˚₊· Lose Control.

FANDOM: marvel, post-endgame.
RESUMEN: donde wanda pierde el control de si misma.

NOTA: girlxgirl, existen los mutantes, guiños de house of m.

❝Necesito saber, ¿podrías ser tú quien llame cuando pierda el control?❞

Se sentía ahogada, como si le faltaba al aire, como si le faltaba algo o tal vez alguien. Quien sea que dijera que todo había vuelto a la normalidad luego del último chasquido, que se había llevado la vida del hombre detrás de Iron Man, estaba mintiendo. Pues nada estaba bien, nada era normal.

Habían pasado cinco años para los sobrevivientes, era un largo tiempo en el que forzadamente debieron seguir adelante ya que las esperanzas de ver de nuevo a sus familias, amigos o parejas era escasa, para no decir nula. Y luego estaba aquel porcentaje que había desaparecido, quienes sintieron que no había pasado ni un solo segundo cuando en realidad era todo lo contrario. A veces era difícil saber cual de las dos situaciones era peor. Dichosos eran aquellos que regresaron y fueron recibidos por las personas que amaba, que estaban completos de nuevo.

Ese no era el caso de Wanda Maximoff.

La vida de la alterada, aunque para este tiempo todos hablaban de ella como mutante —y tal vez lo era, por eso había sobrevivido al poder del cetro—, era solitaria. Las únicas personas que había amado o con quienes tuvo una amistad ya no estaban, agradecía a Clint por toda la atención que le otorgaba pero Wanda no quería quitarle el tiempo que podía darle a su familia, luego de estar por cinco años sin ellos era lo que se merecía. Pero Clint simplemente no podía llenar el vacío que le habían dejado, ella había perdido a su hermano, a Visión, a Natasha quien era su amiga y una de las mujeres en la base que la había ayudado, y como broche de oro Steve había decidido ir a pasar su vida en otro tiempo.

Desde la muerte de sus padres había estado buscando una familia y cuando finalmente pudo tenerla, de nuevo la perdió. No estaba bien por más que quisiera admitir que podía avanzar como los demás lo hacían, ellos lo intentaban al menos, pero ella... ella era otro caso. ¿Cómo hacerlo cuando escuchaba los pensamientos de los demás y que se aglomeraban en su cabeza? ¿Cómo hacerlo con aquel feroz poder que corría en sus venas? A veces pensaba si hubiera sido diferente si no se ofrecían de voluntarios para los experimentos de HYDRA, ¿Pietro estaría vivo de ser así? ¿Si no tenían estos poderes nada de esto hubiera pasado?

La mente, en estos casos, siempre quiere buscar algún culpable. Así que Wanda pensó, ¿de quién era la culpa?

El sonido de la puerta abrirse la sacó de sus pensamientos y sonrió al ver a su amada Lydia entrar. La mutante de pelo negro traía una bandeja con comida, incluso traía un baguette en la boca, con lo que se acercó para ponerla sobre la pequeña mesa de luz a lado de la cama donde la actual pelinaranja se encontraba. Hizo un sonido con su garganta al verla despierta antes de poder hablar como una persona al sacar el pan de su boca.

— Buenos días, mi ángel —saludó la pelinegra sentándose al borde de la cama, alzó una de sus manos para pasar un mechón naranja detrás de su oreja—. ¿Amaneciste mejor?

— Estoy bastante segura que cualquiera amanecería bien con una persona así a mi lado —respondió con una sonrisa realmente encantada por el cariño que Lydia era capaz de otorgarle, la mutante era por sí una bola de algodón de azucar que explotaba cuando amaba a alguien. Además de eso también quería darle el amor que la vengadora poco o nada tuvo, era así como Wanda la recordaba.

— Pues que suerte tienes entonces —sonrió divertida antes de acercarse y dejarle un pequeño beso en las comisuras de sus labios, que Wanda lo sintió efímero. Antes de que la mutante se separe completamente la detuvo tomando sus mejillas entre sus manos.

— Necesito saber algo —murmuró ella eliminando todo rastro de alegría, Lydia la miró con curiosidad antes de asentir para que continuase—. Necesito saber si estarás ahí cuando pierda el control, hazme saber que puedo contar contigo, que estás aquí conmigo.

— Wanda, mi amor, estoy aquí y siempre lo estaré —respondió rápidamente con una sonrisa sellada acariciando la mejilla con su mano que aún se encontraba ahí—. Vas a estar bien, estaremos bien. Estás en casa.

La alterada sonrió de lado con ojos llenos de esperanza creyéndola, se acercó a ella importandole poco el desayuno para darle un beso más largo que el anterior. Creyendo que todo iba a estar bien y que no iba a sentirse tan mal por lo que estaba haciendo.

Pero Wanda no hizo nada más que empeorar.

Pasados los meses Lydia seguía sonriendole como aquella primera vez en la Torre de los Vengadores cuando iban a ir a enfrentarse a Ultrón en Sokovia, recordaba que se sentía culpable por haber apoyado al robot y que estaba nerviosa por la primera misión real, la pelinegra se había acercado mostrándole como una luz dorada salía de su mano diciéndole "tú no estás sola y nunca más lo vas a estar". Fue la primera vez que Wanda se sintió bien consigo misma, porque Lydia estaba a su lado.

Pero aunque ella estuviera a su lado regalandole muchos momentos, ella no podía controlarla, no ahora, no podía. Wanda se dijo así misma que merecía ser feliz junto a Lydia despues de tantas desgracias y nadie sabe cómo pero quedó embarazada, tampoco le importó, si ella estaba feliz la pelinegra también pues para ella era real.

Y fue lo más lindo que pudo recibir, gemelos como su hermano y ella —incluso uno de ellos le parecía—, mientras Lydia cargaba a uno y Wanda los miraba con una sonrisa cargada de felicidad una voz sonó rompiendo toda su realidad.

— Wanda, vuelve todo a la realidad, ahora —exigió la voz con una calma que la asustó porque sabía de quien se trataba. Charles.

— ¡No! —exclamó aferrandose a su bebé, a quien creía fervientemente que era su hijo, pero este solo comenzó a romperse en pedazos como si fuera hecho por piezas.

Wanda comenzó a llorar alzando la mirada para ver a Lydia tan desesperada como ella, pues Lydia solo era una parte de ella, era su voz, era ella queriendo tener a su lado a la mujer que amaba. Pero todo comenzó a romperse, la sala donde estaba, sus hijos y su amada mutante pelinegra se hicieron añicos dejándola totalmente sola en una habitación oscura de aquel devastado país mutante llamado Genosha. La devolvió a la realidad, a la realidad que odiaba porque estaba sola. Los recuerdos la golpearon y se dio cuenta que realmente la habían arrebatado de nuevo.

Lydia había muerto en la última batalla contra Thanos, siendo asesinada por Proxima Midnight al tratar de protegerla a ella. Había sido su culpa, su lindo gorrión negro había muerto por culpa suya, de su distracción. De nuevo, ¿de qué les servía tener poderes si no podía usarlos? ¿si al menos no le dejaban usarlo para ser feliz? ¿acaso no merecía tener felicidad?

Nadie podía controlar a Wanda Maximoff, la única capaz a la que podía llamar si aquello pasaba estaba muerta, la única en amarla y aceptarla sin importar lo destructiva que podía llegar a ser si aquel poder se desbordaba ya no estaba. Solo quería un poco del amor que Lydia le había dado pero nadie parecía atento a eso, solo a contenerla, a tratarla como el arma que era.

Entonces se cansó, luego de tantas peleas supo de quien era la culpa. De ellos mismos. Ellos causaron todo esto. Todos eran culpables. Todos cargaban con el mismo pecado.

Wanda Maximoff había perdido complementamente la razón y el control de si misma. Así que se levantó por los aires ayudada por sus habilidades bajo la vista de todos los presentes, vengadores y mutantes por igual y exclamó:

— No más mutantes.


⇢˚₊· conor leslie es lydia.

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