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Prólogo

Una historia que se remonta al gran amor entre tres hermanos. Unos que se han protegido, cuidado y amado alrededor de los años.

Stefan y Damon eran los hermanos mayores de Arabella.

Aquella castaña de ojos color marrones que estaban llenos de vida. Su tono de piel casi tan claro como la nieve. Su sensación era de porcelana. Mejillas rosadas con labios rojos carmesí. Un cabello rizado y largo que cautivaba a cualquiera que le admirara. Era la verdadera belleza del pueblo.

Sus hermanos estaban celosos de ello. Era la niña de sus ojos. Nadie ni nada era suficiente para ella. Nadie merecía ese gran corazón. Tanta pureza. Ellos la veían como la perfección.

La diferencia entre los hermanos y ella; que Arabella era producto de una infidelidad que Lily jamás confesó. Sabía que si lo hacía, Giuseppe las echaría y jamás volvería a ver a sus hijos de nuevo. Sería capaz de matarla y regalar a su pobre bebé. Una que no tenía la culpa del desliz en que cayó.

Lily mantuvo una relación en secreto con Samuel Labonair. Un licántropo que se mantenía en bajo rango ya que en esa época los cazaban y mucho más que esa especie casi nadie la conocía. Lo matarían al segundo en que lo descubrieran.

El cautivó su corazón y ella cayó rendida a sus pies. Producto de ese amor nació Bella. Y desde ese día el tuvo que huir para que Giuseppe no lo descubriera.

Lily Salvatore provenía de un linaje de brujas. Uno en el que sólo las mujeres podían contener aquella habilidad. Un miembro por familia. Y como Bella era la única en su familia; ella fue la que resultó ser bruja.

Lily también lo era, pero lo mantuvo en secreto toda la vida. Puesto que su padre la obligaba a suprimirlo. Ella sabía que Giuseppe haría lo mismo con su hija y por eso jamás lo menciono.

Al paso de los años los Salvatore llevaron una vida complicada. Su padre era abusivo y su madre no hacía nada para detenerlo. Stefan y Damon temían que le hiciera daño a su pequeña hermana. Por esa razón siempre intentaban protegerla.

Bella convivió mucho más con el castaño por llevar una diferencia corta. Solo se llevaban por un año. Damon era el protector de ambos. Fue más un padre para ellos de lo que lo fue el verdadero.

Lily intentaba darle todo el amor que era posible. Quería que su inocencia durara por mucho más tiempo. Que su mundo fuera rosa aunque a su alrededor fuera negro. Al lecho de su muerte. Todo cambió.

Las cosas eran más difíciles. Su muerte destruyó por completo a la pequeña Bella. Amaba a su mamá y era la única de sus padres que le demostraba amor.

Su padre se volvió alcohólico y solo se refugiaba en sus hermanos. Ellos intentaban hacer todo lo posible por que tuviera una buena infancia. Pero al final del día. Solo eran niños.

—Bella, te traje esto.— le habla Stefan mientras la castaña lloraba en su cama — Se que la extrañas.— Arabella baja la mirada y el le entrega una figura de cristal — Se cuanto amabas que te contara la historia del ángel.— ella voltea a verlo con sus ojos llorosos — Compré esto para ti.— ella ladea una sonrisa

— Gracias, Steffy.— la toma con delicadeza — Es que la extraño mucho. Papá no me quiere.— vuelve a llorar y el castaño la rodea con sus brazos

— No digas eso, Bella. El nos ama. A su manera supongo.— ella se aferra a él — Pero te haré una promesa. No hay nada en el mundo que me detenga de protegerte.— se aparta y los ojos marrones de Bella se impactan en los verdes de su hermanos.— Nos manteamos juntos. Siempre.

Cuando Bella cumplió 16; todo cambió. Se mudaron a Mystic Falls y se instalaron en aquel pueblo. Uno en el que su padre formó parte de su fundación.

Eran unas personas respetadas y adineradas. A pesar de vivir un infierno en su casa. A los Salvatore nunca les faltó nada; solo amor.

Una noche, algo extraño le sucedió a Bella. Algo que la dejó helada del miedo. No entendía que fue lo que había sucedido o la razón del acontecimiento.

—Arabella..— su hermano la nombraba por todo el bosque. Lámparas brillaban en aquel oscuro sitio.

— ¿Que haré Katherine?— le pregunta la castaña a su mejor amiga — Hice, hice esa cosa y no entiendo como.— había volado varios árboles a su alrededor

— Yo si se que es. Pero tendrás que confiar en mi Steph.— asiente — Conozco a una amiga que te ayudará con esto.— lágrimas se derraman por las mejillas de aquella joven

— No entiendo. No entiendo nada.— expresa saturada y el Salvatore las encuentra

— Miss, Katherine. Arabella.— las nombra Damon — Te hemos estado buscando por todos lados. Papá quiere que cenemos juntos.— la castaña suspira — ¿Qué pasó aquí? Estás bien.— se le acerca preocupado

— No fue nada, Damon. Todo bien.— el las analiza a ambas. Sabía que ocultaban algo.

— Tú no me mientes, Bella. ¿Qué pasó?.—Arabella voltea a ver a Katherine. Esta suspira y asiente

— Yo hice esto.— le señala y el frunce el ceño viendo al rededor

—¿A que te refieres con que tú hiciste esto?.—pregunta con confusión y soba sus manos nerviosa — Arabella, habla.— suspira

— No lo se, Damon. Solo me enoje tanto por que papá me dijo que tenía que casarme con George Lockwood por el honor de la familia y no quise. Vine corriendo aquí por que sentía que el pecho me iba a explotar y solo salió una extraña ola de energía de mi cuerpo.— la ve perdido — Ahora crees que bebí de más. Solo tengo 16 y me quiere casar. Solo pasó, ¿si?.— se cruza de brazos y Damon las ve a ambas

— Es una bruja.— menciona Katherine y voltean a verla — No puedes mostrarle tu magia a nadie. En este pueblo te cazarán si se enteran de esto. Hay pocas por que se esconden de quienes quieren matarlas y ponerlas en una hoguera. No confíes en nadie.— la castaña menea la cabeza aturdida

— ¿Que dices?. Esos son cuentos de terror.— añade Damon mientras Arabella procesa la información. La palabra bruja retumbaba en su cabeza. Eso le aterraba

— Si quieres proteger a tu hermana. No puedes decirle a nadie. Ni tú, Bella.— le habla Katherine pero ella sigue en su propia burbuja —Arabella.— repite y voltea a verla — Voy a ayudarte. Solo promete que no le mostrarás a nadie esto. Ni tú le dirás a alguien, Damon.— el se acerca y Arabella también

— Bien. Me mantendré oculta.— menciona con sinceridad

— No le diré a nadie. Siempre veré por tu bienestar. Aunque no entienda nada de esto.— aclara y Arabella sonríe ligeramente

— Bien. Tampoco le diré a nadie. Es mejor regresar a la casa o vendrán más a buscarte. No pueden ver este desastre.

La brujería estaba prohibida en aquella época. Las brujas que la practicaban eran cazadas o quemadas en la hoguera. Por eso se manejaba de forma secreta. Si usaba la magia era solamente para casos importantes.

Bella mantenía su verdadera identidad oculta. Aunque fuera negar una parte de ella.

Con el paso de los meses; Katherine se enredaba con los Salvatore y Bella estaba más concentrada en su magia. La vampiro le presentó a su amiga Emily Bennett. De quien la pequeña Salvatore se hizo amiga.

Le enseñaba pequeños hechizos y una forma cautelosa de practicarlos. Bella comenzaba a amar ser bruja. Veía las cosas lindas de la naturaleza y conectaba con ella. Le confesó a su hermano, Stefan, lo que era. No podía mantenerlo un secreto a su mejor amigo. Ellos dos tenían una clase de vínculo irrompible. Bella veía a Damon como un padre y a Stefan como un mejor amigo.

— Te vuelves muy buena. Casi experta.— le dice Emily a Bella mientras la ayuda a decorar un pastel

— Lo sé. Con los meses que has convivido con nosotros. Me has salvado. No me había sentido más viva en la vida.— le sonríe y a lo lejos, Bella nota una disputa entre Pearl y Katherine — Annabelle.— La castaña se le acerca

— ¿Que pasa, Bella?—se pone frente a ella

— ¿Sabes que pasa entre tú mamá y Kat?— ella voltea a ver hacia la dirección donde amaba se ubicaban

— Si, creo que si.— responde seria y Arabella voltea a verla — No puedo hablarlo contigo.— Anna sale casi huyendo de ahí. Cosa que a la Salvatore dejó con intriga

— ¿Que secreto se traen?— pregunta con interés y Emily baja la mirada discreta. Damon había decidido que ella no sabría de los sucios trapos bajo la mesa. Nada de vampiros ni que Katherine era una. No quería que su hermana se viera involucrada en ello

— Hay cosas que aun no sabes, mi pequeña.— Bella voltea a ver a Emily — Cosas que es mejor que no sepas.— frunce el ceño

— ¿Katherine oculta algo?— pregunta con interés— Por que mi hermano está enamorado de ella. No quiero que le rompa el corazón.—Emily pone su mano sobre la de Arabella

— No pienses en eso. Mejor ayúdame a terminar esto. — suspira y sigue con el betún.

Ese día la duda en Arabella creció. Una que no debía. Katherine era su mejor amiga y la quería muchísimo. Pero amaba más a su hermano.

Una noche decidió seguirla. Al hacerlo, lo que vió fue algo que la destrozó por completo. Ella se acostaba con su hermano, Stefan. Pero era la novia de su hermano, Damon.

Al ir a enfrentarlos, algo la freno; la castaña fue sobre el cuello de Stefan provocándole dolor. Arabella se cubrió su boca de la impresión y lágrimas fluyeron por su rostro. No creía lo que veía. No era posible.

Su mente solo explotó ante el monstruo que vió. Bebía sangre de Stefan mientras sus gritos pararon. Ella había hecho que eso pasara.

Bella salió corriendo en búsqueda de su padre.

— Papá, Papá.— le habla agitada entrando al despecho. El se levanta de su asiento

— ¿Qué sucede, Arabella? Por que el escándalo.— toma un poco de aire para recuperar el aliento —Habla, hija.— asiente

— Era un demonio, papá. Bebía sangre de mi hermano. Ella le mordió en el cuello y, y...— la interrumpe

— ¿Que dices?— se le acerca exaltado y se la corta la voz a Arabella — Explícate.— toma valor

— Katherine es un demonio. Parece que se alimentaba de mi hermano, Stefan. El estaba tan asustado papá y ella...ella solo lo calmó con verlo a los ojos. No entiendo nada.— expresa abrumada y su padre se le acerca. Apoya su mano en el brazo de la pequeña

—Tranquila, hija. Tu padre lo resolverá. No te preocupes.— ella asiente con algo de alivio y el le da un pequeño abrazo. Cosa que sorprendió a la castaña. El casi no era afectuoso con ella.

Gracias a la revelación de Arabella; Todos los del consejo fueron tras los vampiros del pueblo. Ya tenían el plan solo les faltaba el incentivo.

Los Salvatore estaban aterrados por que se llevaban a la mujer que amaban y Katherine estaba furiosa. Aunque como ya sabíamos, tenían un plan con antelación y la persona que iba a pagar por ello.

George Lockwood le dijo que Arabella la delató y eso no le gustó para nada. Al ser tomada de la habitación de Stefan, el Salvatore fue por sus hermanos por el caos. Pero si caen uno, caen todos.

Katherine le dijo a George que Arabella era una bruja y que fueran tras ella. Dulce venganza.

La puerta de la habitación se azoto sobresaltando a la joven

— ¿George? ¿Qué haces..?— hombres van tras ella y la toman del brazo. Ella pone resistencia —No. No. ¿Qué hacen?— pregunta exaltada y George la toma del rostro

— Eres un fenómeno. Ahora te colgaremos en la hoguera.— la castaña se queda perpleja. El terror la invade por completo

— No. No. ¡Stefan! ¡Damon!— grita despertada y le ponen cinta en la boca. Lágrimas fluyen por su rostro mientras la cargan entre los hombres. La sacan de su casa para llevarla a un carruaje

— Arabella. Arabella.— la nombran sus hermanos y entran a su habitación. Notan que estaba totalmente desordenada. Como si alguien hubiera peleado

— ¿Donde está, Damon?— le pregunta Stefan asustado mientras el Salvatore se queda analizando

— La tomaron. Como a Katherine.— expresa asustado — Tenemos que encontrarla. Ahora.— salen disparados. Notan a lejos como se llevan a hermana y la meten al carruaje.

— Debemos ir a la iglesia. Nos esperan. — comenta Johnathan Gilbert y los caudillos lo siguen

—Ve por aquel lado. Yo los distraeré. Ve — le dice Stefan y Damon asiente. Se mueve de lugar — Por aquí. Hay otro..— les habla llamando su atención — Rápido, ayúdenme. — todos van con Stefan

— Tomen sus armas.— les dice Johnathan y van corriendo hacia el bosque. Damon aprovecha y va por el carruaje. Golpea al que estaba en guardia y le saca las llaves. Stefan regresa y Damon intenta abrir las puertas

— No tenemos tiempo.— menciona Stefan agitado y entre los dos abren la puerta. Se impactan al cruzar mirada con su hermana. Estaba aterrada en una esquina

— Arabella. Bella.— le habla Damon mientras sus ojos están repletos en lágrimas. Sus manos estaban atadas y temblaba

—Ya vamos, hermanita...— entre los dos entran por ella y la sacan. La recuestan en el suelo para desatar sus manos. Stefan le quita el adhesivo — Te sacaremos de aquí.— asiente

— Lo siento tanto. Esto es mi culpa.— expresa desconsolada y su hermano acaricia su rostro

— Todo va a estar bien. Nos iremos lejos.— le dice Damon y asiente

— Damon, apúrate. Apúrate.— le insiste Stefan desesperado y termina de desatar las manos de Bella. La ayudan a levantarse y un disparo se escucha. Se escucha el grito de la Salvatore al ver a su hermano Damon caer. Se le va el aliento

— No. No.— grita desesperada y Stefan va sobre su hermano. Arabella se queda procesando la información sintiendo que se muere por dentro

— Damon.— le habla su hermano y el le da su último aliento. Lágrimas fluían por el rostro de aquella chica. Se escuchan personas correr y cabellos. — Arabella. Corre.— ella los observa de lejos y ve en el suelo un arco

— Mataron a nuestro hermano. Pagarán.— expresa hostil y levanta el arco. Apunta

—Arabella...Vete.— le ordena Stefan y ella comienza a lanzar flechas destrozada. Apenas podía ver algo por que las lágrimas nublaban su vista.

— No.— responde a secas y Stefan va por un arma. Al querer tomarla nota algo que le desgarra el alma

— ¡Arabella!— se escucha un disparo y le da a la menor de los Salvatore. Suelta un quejido y deja caer su arco. Escupe a sangre en agonía — ¡No!— se desvanece en el suelo y le dan otro disparo a Stefan. Ambos caen rendidos mientras van muriendo lentamente. Ella ladea la cabeza para ver a su hermano

— Lo lamento.— expresa con la voz entrecortada. Stefan transpira y estira su mano

— Nos mantenemos juntos. Siempre.— ella sonríe ligeramente mientras el sabor a sangre era todo lo sentía. Su cuerpo se había entumecido. Su hermano cierra sus ojos y una lágrima se resbala por el rostro de aquella chica.

Katherine va tras ella y la ve en el suelo. Apunto de morir le da su sangre. Curaba totalmente sus heridas y con ayuda de George la levantan del suelo. Estaba inconsciente pero vivía. No se había hecho vampiro

— Pensé que la querías muerta.— le dice con confusión y la transportan a otro carruaje

— Tengo más planes para ella. Lo mismo para los hermanos. Luego verán.— cierran las puertas y Katherine le entrega la piedra lunar.— Todos sabrán.

Al día siguiente en que los hermanos despertaron. Desearon no haberlo hecho. Emily les había confesado la verdad sobre Katherine.

A Stefan le dijo que le había hecho beber su sangre bajo hipnosis durante semanas y con Damon, no fue necesario. Al momento de preguntar por su hermana fue lo desgarrador. Les dijo que había muerto por un disparo y Katherine quemada bajo la iglesia. Ambas habían desaparecido del mapa de ambos.

Estaban destrozados al saber que la chica que ambos más amaban. Su única familia. Se había ido para siempre. Que habían perdido lo más preciado que tenían en su vida. Ese día su luz se apagó. Ambos se distanciaron y se culparon contra el otro. Lo que los unía los separo. Al perder a Bella algo murió en Damon. Cambió. Se convirtió en alguien letal y Stefan....el se volvió sanguinario. Nunca volvieron a ser los mismos. No sin ella.

Arabella estaba muerta en vida al saber que sus hermanos murieron. Katherine la engañó al mo decirle que se hicieron vampiros. La hizo sentirse culpable de su muerte y ella cargó con eso. Intentó morir pero la vampiro la detuvo. Sentía un gran vacío en su pecho. Algo que no tenía sentido. No veía razón para seguir viviendo. Stefan y Damon eran su mundo y sin ellos. Se sentía perdida. Lo único que le quedaba era Katherine. Ella se aprovechó de ese dolor y la convirtió en su bruja personal. Alrededor de los años, Arabella se preservó con magia. No envejecía gracias al hechizo correcto. No se hizo vampiro y se mantuvo como la bruja más temida en el mundo sobrenatural. Se hizo despiadada y sanguinaria. Podía ser tú peor pesadilla si así lo deseaba. Durante 162 años no ha sonreído o sido feliz. Todo lo que ve en ella es oscuridad. Todo lo que ve es un vacío del cual no cree llenar.

Una noche todo se salió de control. Arabella mató a alguien que la hizo enfurecer y algo se activó en ella. Algo que la aterró al instante. Un dolor le vino al cuerpo, uno agonizante. Sus ojos se tornaron ámbar y Katherine se sorprendió al verlo. Jamás pensó que su mejor amiga lo sería.

1995
Nueva York

— ¿Que fue eso?— pregunta exaltada. Se ve en el espejo del baño — Mis ojos. Mi cuerpo. Sentí cómo cambió. Se hizo más fuerte.— le tiembla la voz mientras apenas podía mantenerse en pie

— Eres licántropo, Arabella. Justo como George.— expresa Katherine sin tacto. Los ojos de la castaña se impactan con la vampiro. La ve de forma desconcertante. Eso explotó su mente.

¿Licántropo? Siquiera esa palabra existía. Era lo rondaba por su mente. Dudas y miedo crecían en su interior.

— No. No es posible.— expresa sin aliento — No puede ser.— Katherine sonríe mientras la Salvatore está aterrada. Se deja caer al suelo mientras rozan lágrimas por su suave piel.

Ahora era esclava de la luna llena. Cada luna sus huesos se rompían múltiples veces acompañada de mucho dolor. Ella quería encontrar una cura e investigar su verdadero linaje. Su mundo cambió y lo volvió ahora más interesante. Tenía que descubrir su pasado.

Katherine y Arabella se separaron con los años. La castaña estaba más enfocada en descubrir a su linaje y Katherine en huir de Klaus Mikaelson. La Salvatore se mudó a un sitio donde una amiga le había recomendado. Se decía que ahí vivían vampiros y brujas. Era dominado por un Rey. Y todo lo que ella quería era no sentirse tan sola.

2000
Nueva Orleans

— Eres nueva. Un rostro tan lindo lo reconocería por donde fuera.— menciona el vampiro mientras ella bebe en aquella barra del Bar

—Esos cumplidos no funcionan conmigo, guapo.— voltea a verlo — Soy más difícil.— el ladea una sonrisa mientras mantienen contacto visual

— Te invito unos tragos.— ella alza sus vaso y asiente sonriendo — Dos Whiskeys a las rocas, por favor. — se sienta junto a ella — Soy Marcel por cierto.— ella bebe un sorbo

— Arabella Salvatore, un placer.— le ofrece su mano y el la besa con delicadeza

— Eres humana. Pero no tanto.— relame sus labios. Se dejaba notar que llevaba labial rojo.

— Y tu vampiro, ¿jugamos a las adivinanzas?.— menciona petulante y el alza una ceja. Les dejan los vasos.

— Eres bruja. Lo supiste cuando besé tu mano.— expresa asombrado y bufea. Toma el trago

— Cariño, lo supe desde que cruzaste esa puerta. Tus guardaespaldas me han vigilado desde que entré. Lo que me dice que tú les diste la orden, ¿o no?— se ven de forma desafiante — Y dime, Marcel Gerard. ¿Por que el interés en mi?— levanta el vaso y lo lleva a sus labios

— No muchas adolescentes brujas se mudan a la ciudad del Jazz.— bebe y asiente — No vienen de la nada.

— Tengo 143 años, cielo. Lo adolescente lo dejé hace décadas.— escupe un poco de whiskey y ella lo ve disgustada— Aunque tú no tanto.— se limpia la boca

— Te ves de 17.— expresa incrédulo.— Como es que...— Lo interrumpe

— Soy una bruja. Me he hecho algunos arreglos. Pero no te preocupes, el tiempo me alcanzará en algún momento.— ella bebe de su vaso y Marcel la ve impresionado

—Eres demasiado ardiente.— ella alza una ceja — Sin ofender. Tu actitud es dominante. Casi puedes ver el hielo a tu alrededor.— le sonríe y Marcel bebé

— Por que no tengo corazón.— deja el vaso en la mesa — Ese murió hace tiempo. — se baja de la silla

— Permíteme mostrarte la ciudad. Hay sitios que te encantarán.— ella lo ve con interés y el se le acerca

— Me gustaría. Pero si intentas algo más. Puedo matarte antes que parpadees.— el le sonríe y asiente alzando sus brazos

— Soy tuyo.— ella sonríe de forma muy ligera. Ambos se miraban con un contacto visual dominante.

El vampiro terminó conquistando el corazón de aquella castaña. Uno que nunca creyó que tendría. Mantuvieron una relación larga y duradera. Se demostraban amor, cariño y sobre todo respeto. Aunque ella no le decía toda la verdad. Mantenía su identidad en secreto. Había aprendido a controlar su licantropía y era doctora en el hospital de aquella ciudad. Tenía una vida normal y plena. Por fin había construido lo que había perdido hace tiempo. Se sentía en paz después de 145 años.

— Esa marca. Estos diez años me había preguntado que era.— le dice Marcel mientras soba su espalda desnuda.

— A que te refieres. Es algo estúpido de nacimiento. Lo he tenido toda la vida— se levanta serena y se pone una blusa. El asiente incrédulo

— Se tu secreto, Bella.— ella voltea a verlo — Esa marca es de la manada de los crecientes. Eso significa.— se queda estática frente a él. Marcel estaba recostado en la cama con una sábana encima.

— Marcel...— la interrumpe y se levanta

— Me has mentido durante diez años, Bella. Hemos compartido todo. Navidades, cumpleaños...Una vida. Pensaba proponerte matrimonio.— lo ve perpleja— Me mentiste. Pensé que no había secretos entre nosotros. Pensé que éramos más fuerte que eso.— los ojos de la castaña se cristalizan

— Aquí odian a los licántropos. Ni siquiera sabía que esa marca de nacimiento significaba algo. He vivido toda la vida sin saber de mi linaje. No hay un registro ni nadie con vida que me ayude. Se que soy una bruja y licántropo, pero no se que significa. Intentaba hacer aún lado eso. Si no lo decía no era verdad. Tú me hacías sentir mejor. Aquí era feliz, no sabes cuanto tiempo no le sido. Se que me equivoqué, Marcel. Lo acepto, solo...— ella intenta acercarse y el retrocede

— Te hubiera amado aunque lo fueras. Nunca hubiera dejado que alguien te pusiera una mano encima.— ella baja la mirada con un dolor el pecho.- Me duele pensar que no creías que te amaba lo suficiente como para saberlo.— levanta la cabeza

— No se que es el amor, Marcel. Hace tanto tiempo lo perdí.— los ojos del vampiro se quiebran.— Mereces más que yo. No soy la chica que se casa y te prepara una cena los domingos. No queremos las mismas cosas.— el suspira y ambos se miran con sufrimiento.— Espero que encuentres lo que busques.— ella camina a la puerta y Marcel deja caer una lágrima

— Si te lo hubiera propuesto. ¿Que hubieras dicho...?— se resbalan lágrimas por su rostro. Voltea a verlo

— Que no..— el silencio invade la habitación. Marcel estaba desecho por perder a la mujer que amaba. Y ella por perder a un buen hombre. Ambos dejaron una parte de ellos en esa habitación. El la amaba pero ella a él no con la misma intensidad. Bella era una persona dañada que no se permitía amar. No lo ha hecho por tanto tiempo que ya lo olvidó.

Al salir a la calle tomo un cigarrillo y comenzó a fumarlo mientras lloraba en su camino. Marcel era lo más cercano al cariño que había perdido. Sabía que nada se sentía igual y que Marcel quería más de lo que ella le podía dar. Solo era cuestión de tiempo. Mientras soltaba su duelo. La llamada de una vieja amiga le fue requerida. Rose había perdido a su mejor amigo en manos de un viejo vampiro y se sintió sola. La necesitaba y le confesó un secreto que la dejó helada. Personas que disponen del mismo apellido que ella. La duda se sembró. Tal vez eran charlatanes. Dudó mucho en ir por qué lo odiaba. Le recordaba a aquella trágica noche. No la había pisado en 145 años. Necesitaba un tiempo lejos de Marcel y el drama vampírico. Tal vez su próxima parada sea el pueblo y luego quien sabe. Se quede. Aunque no se imagina lo que está por venir.

No con tres Salvatore's en la borda. No con tres corazones rotos que buscan la salvación.

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