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15. CRUEL SUMMER

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"¿Que odio del verano? El horrible calor, la ropa ajustada, el sudor, y el sol a una temperatura insoportable. Ah, si, y estar con Klaus Mikaelson."

He pasado los últimos tres meses con el diablo en persona. Puedes creer que es el anticristo. O que es un ángel caído del cielo para hacer el mal. Pero como sea, el está aquí. Y hace que odie mi existencia.

Lo único que hemos hecho, es, cazar licántropos; adaptarme a mi nueva realidad, que es la de un híbrido, y ver la peor faceta de Stefan.

Ha sido muy difícil para mi apartarme de mi lado bruja. Es algo con lo que viví décadas, y era algo que amaba. Ahora solo siento un vacío en el pecho. Uno que nada puede llenar.

Stefan ha hecho cosas terribles, cosas que Klaus le obligó a hacer. Yo he estado con el todo el tiempo, tratando de mantener su lado humano a flote. Que mi hermano no se pierda en su propia oscuridad.

— ¿Puedes dejar de escribir en tu diario y venir a unirte al plan? — me regañó Klaus y bajé la pluma

— Lo siento, me perdí en la parte que tú me dices que hacer.— volví a mi cuaderno

— Hablo en serio, Bella, baja del auto.— refunfuñé y dejé caer mi diario

Estábamos en Tennessee. Seguíamos una pista de Klaus sobre una manada, el y su obsesión con crear a un ejército de híbridos. Y yo haré lo que esté en mis manos para que eso no pase.

— Ya me harté de esto. Es aburrido y patético.— me le acerqué furiosa

— ¿Sabes? Me arrepiento de haberte traído. Tal vez, Stefan me hubiera servido perfecto.— contraatacó

— ¿Pueden no pelear? — pidió Stefan — Parecen una pareja de recién casados.— hice gesto de disgusto

— Mira, Stefan, preferiría matarme que tener algo que ver con este.— le señalé con asco

— Pues, a este, solías...— le callo la boca con mi mano

— Si vuelves a decir algo así, te arranco la lengua. ¿Entiendes? — sonríe y quita mi mano

— Fuiste mi novia por un año, algo bueno debí tener.— rodee los ojos — Vamos, no tengo todo tu tiempo.— suspiré

Me encaminé a una casa en medio de la nada, tenía un gran patio, y estaba muy escondida.

El lugar era lindo y campirano. A lo lejos se veía a una mujer, parecía llamar a su mascota.

— Hola.— la saludé y se sobresaltó

— Dios, me diste un susto.— expresó agitada y sonreí

— Como lo siento, no quería asustarte.— pedí serena y niega sonriendo

— Está bien, ¿en que puedo ayudarte?— menciona servicial y suspiro con culpa

— Mi auto se averió a unos kilómetros, he caminado por horas y me da algo de miedo la carretera tan oscura y sola. Tu casa es la primera que veo, y esperaba poder usar tu teléfono para hablar con mi novio.— expliqué con calma

— ¿No tienes teléfono? — preguntó incrédula

— Si. La pila se acabo.— se lo muestro — Mira, no quiero estar en la carretera sola, es muy peligroso y me da algo de miedo. Te juro que no soy una asesina.— reí y me vio fijamente — Me llamo Bella.

— Claro. Te entiendo completamente. Te muestro dónde queda.— sonreí cálida y fue a la puerta

Me sentía tan culpable, pero no tenía alternativa.

— Gracias. Eres muy amable.— le seguí el paso y vi alrededor para dar con los chicos

— Amor...— me llama y ambas volteamos

— Ahí estás.— exclamé y fingí estar emocionada de ver al idiota de Klaus 

— Estaba buscando ayuda, te perdí de vista y me preocupé.— rodeé los ojos y nos abrazamos

— Estoy bien. Esta mujer tan amable me dejará usar el celular y así podremos largarnos de este lugar.— expuse y me dió un pellizco, nos apartamos

El me tomó de la cintura y me puso aun lado suyo con una amplia sonrisa. Yo vivía un infierno.

— Claro...No tardo.— volteo a ver a Klaus

— ¿Podrías dejarnos entrar? Es que hace un calor infernal y caminé mucho.— pedí y ella me da una mirada algo dudosa

— Si...Pasen.— exhalé aliviada y me quité al instante de su agarre

Cuando estoy apunto de poner un pie dentro, algo me jala apartándome de golpe.

— ¡Stefan! — exclamé sorprendida — ¿Qué haces?

— No puedo permitir que te sigas relacionando con los planes de Klaus. Puedo ver como tú sed va aumentando, aunque sólo te deje beber de bolsas. No podré contenerte.— expuso y suspiré

— Intento mantenerme en control, intento seguir tus pasos. Lo intento. Pero tú y Damon siempre quieren controlarme, me cansé de esto.— retrocedí

— Arabella...— me alejé

— Es Bella.— corregí y fui a la casa de nuevo, cuando estaba por abrir la puerta, una mujer trataba de huir

Soltó un grito al verme y vi a Klaus acercarse con la rubia, pasé saliva

— Me encanta que corran.— exclamó y me vio con miedo, yo sólo veía su carótida

— Está en Tulley.— respondió la chica de cabello negro rizado — Cerca de la frontera. El bar es Southern Camfort, en la ruta 41.— le tembló la voz

— Gracias, mi amor. Ahora...— Klaus le quitó el peso del rostro a la chica que lloraba de miedo — Bella, únete.— me acerqué

— Por favor, por favor.— me vio la rubia desesperada y sólo mantuve la mirada fría

— ¿Quieres hacerme los honores? — las venas saltaron bajo mis ojos — Con ella se rápida. Se que es tu primera presa.— la tomé de los brazos y sentí tu miedo

— Bella...— escuché la voz de Stefan de fondo — No hagas esto, Klaus.— sus ojos mostraban terror

Mi garganta estaba más que húmeda, y mi hambre era algo de lo que ya no tenía control. Es como si me dominara, y quería que lo hiciera.

— Por favor, no...— suplicó la rubia y soltó un grito al ver mis colmillos

— Lo siento.— fui tras su garganta mientras gritaba de agonía

— ¡Arabella! — me llamó Stefan en súplica mientras disfrutaba del sabor

Mis colmillos se incrustaron en su carótida y me desvivía por el delicioso sabor de la cacería.

No quería parar ante la satisfacción, me aferré al cuerpo bebiendo cada gota como si fuera la última, ese fresco sabor que deleitaba mis papilas gustativas. Estaba fascinada por la adrenalina.

— ¡Bella! — abrí mis ojos de impulso — ¡Detente!

Solté el cuerpo y me quedé helada al ver lo que había hecho. Sostenía...sostenía su cabeza.

Solté un grito que resonó por todo el lugar, dejé caer lo que tenía en las manos y mis ojos se llenaron de lágrimas. Retrocedí avergonzada.

— Hey, Bella.— me sostuvieron el rostro mientras chorreaba sangre — ¿Estás bien? — vi a Klaus con tristeza

— ¿Qué está mal conmigo? — se me quebró la voz y me rodeó con sus brazos, me quedé inmóvil

No había podido parar, casi como, como Stefan.


────── ⋆⋅☆⋅⋆ ──────

Narrador omnisciente
Damon había discutido con Elena por la insistencia en revisar un lugar en Memphis. Le había negado que la acompañara para mantener el secreto de que está con vida y protegerla de Klaus.

Pero el tenía su propio plan y sus propias pistas. No había parado de buscar el paradero de sus hermanos, y se había culpado durante meses por lo que su hermana tuvo que pagar para que se mantuviera respirando. Es algo de lo que jamás podrá seguir adelante.

Entró con la nota a su habitación, abrió el pequeño clóset que tenía y adjuntó el post-it en el tablero con varias indicaciones en un mapa.

— Ya van por Tennessee.— mencionó Damon ante Andie

— La víctima de Florida que investigamos tenía familia en Tennessee.— agregó la rubia

— ¿El de Pensacola? — cuestionó y ella asintió — ¿Un viajecito? — la rubia sonrió

— No creo, debo trabajar.— aclaró — Pero si quieres, busco la dirección.— se dan un beso — Te veo en la fiesta.

— Necesito esa dirección.


────── ⋆⋅☆⋅⋆ ──────

Arabella
Estaba en el auto sólo en silencio. Tallaba mis manos con ansiedad esperando a que pudiera calmar mis nervios. No sacaba esa imagen de mi cabeza.

— No dormiste.— habló Stefan y me detuve

— No pude.— me dió un vaso de café — Tengo pesadillas.— se puso junto a mi

— Eres nueva, te perdiste en la cacería.— bajé la cabeza — Irás aprendiendo.— negué

— Lo disfruté, Stefan.— volteé a verlo — Disfrute cada gota que bebí. Gocé de tomarla hasta que ya no quedara mas, lo deseé.— se me quebró la voz

— Ara...— pone su mano en la mía — Es justo de lo que quería protegerte.

— Pero no puedo vivir en una burbuja para siempre, Stef. Maté a es mujer de una forma horrible.— murmuré avergonzada y sobó mi mano

— No es tu culpa...— asentí — Eres nueva, no habías bebido, no seas tan dura.— sollocé

— Quiero más...— pedí y frunció el ceño — Entre más lo pienso, más sangre quiero. Siento millones de navajas en mi garganta. Me siento sedienta.— suspiró

—Bella, yo...— retrocedió — No se que decirte.— noté su preocupación

— Temes que sea destripadora, como tú.— pasó saliva — Oh Dios.— me llevé las manos a la cabeza

— Demasiada charla.— Klaus abrió la puerta — Hay un sujeto que buscar, perdemos el tiempo.

— Lamento que mi cordura te parezca una perdida de tiempo, pero no todos somos psicópatas que matan y duermen como bebés.— reproché

— Es tu naturaleza, cielo. Es quien eres ahora, entré más rápido la aceptes...— lo interrumpí

— Tu me hiciste esto, me convertiste en mi peor versión. Arruinaste mi vida.— abrí la puerta para bajarme

— Arabella...— me nombró Stefan — Solo, vamos por un trago. Relajará tus nervios.— suspiré

— Necesito la botella.— caminamos al bar y siento un nudo en el estómago

— Bella...— se me acerca Klaus y lo ignoro abriendo la puerta — Genial.

El olor a licor me entró por la nariz apenas puse un pie dentro. No lucía tan mal y estaba decente y limpio, no había tanta gente por suerte.

Me alteraba totalmente el olor a la sangre, escuchar los corazones y la sed que me quemaba la garganta.

— ¿Qué quieres de tomar? — me pregunta Stefan mientras nos sentamos

— Vodka.— alzó sus cejas — ¿Qué? Necesito algo fuerte. Huelo a sangre por todos lados.

— Tampoco quiero que termines vomitando en una esquina, o, cantando en el karaoke.— se burló y sonreí — No eres tan buena.

— Un vodka, por favor.— pedí y el bartender asintió yendo en su búsqueda

Golpeaba mis dedos sobre la mesa, haciendo este ruido incesante con la madera. Estaba casi temblando de la ansiedad.

— Hago lo mismo.— bebió cerveza — Cuando estoy ansioso y no me puedo mantener tranquilo.— relamí mis labios

— Luces muy serio.— me dan mi trago — Gracias.

— Por que aprendí, pero intento mantenerme en control lo más que puedo.— me bebo el shot y suelto un quejido ante lo fuerte

— ¿Por que? — hago una mueca y lo dejo en la mesa

— Por ti.— lo veo con sorpresa — No quiero que veas ese lado de mi.— relamí mis labios

— El que compartimos, parece de genética.— informé y bebí más

— Aún estás a tiempo. Yo lo he vivido por 154 años, y no lo he logrado, pero yo te voy a ayudar a que puedas tener control.— sonreí

— ¿Terminaron con la charla motivacional? — se acercó Klaus con burla

— Casi olvidaba tu existencia.— bebí mi trago

— ¿Qué pasa, Ray? — todos escuchamos el llamado y volteamos a ver

El sujeto que Klaus estaba buscando, había llegado al bar. Justo como el lo esperaba.

— Hola, Red. ¿Me das una cerveza? — se sentó en la barra y me guiñó el ojo

— Has el trabajo sucio.— me susurró Klaus al oído y rodee los ojos

— Vete al diablo.— me bajé de la silla y terminé mi trago

Fui tras el sujeto y me puse junto a él, le dediqué una sonrisa coqueta.

— ¿Ray? ¿Ray Sutton? — preguntó fingiendo sorpresa y asiente

— ¿Quien pregunta? — desliza su mirada por mi cuerpo con descaro

— Un linda chica que te ha buscado por doquier, tienes una banda, ¿cierto? — inquirí y bebió asintiendo

— Si, ¿la conoces? — me vio con entusiasmo

— Tal vez, tal vez no. Tal vez sólo sea una loca y acosadora chica.— sonríe negando

— Eres demasiado linda para ser loca.— me reí y agarré su cerveza

— Te sorprendería lo que puedo ser.— bebí y frunció el ceño — Soy una mujer llena de secretos.

— Te entiendo. Yo cargo con uno.— expuso viendo alrededor

— ¿Cadáveres en el clóset? — sugerí entre risa y negó — Ya se, ¿te conviertes en perro? — se le bajó la sonrisa — Eso si sería raro.— se tensó

— Yo...— lo interrumpen

— ¿Hablando con mi novia? — Klaus me rodeó con su brazo alrededor de mis hombros

— No sabía que tenía novio.— respondió nervioso y dejé su cerveza

— Yo tampoco.— solté y me reí, me vio con confusión

— Discúlpala, está algo ebria.— indicó Klaus y suspiré — No sabe beber.— le guiñé el ojo y el hombre negó

— Yo ya me voy...— trato de alejarse y Klaus lo freno de golpe

— No tan rápido, amigo. Recién llegaste.— advirtió — Tipos como tú son difíciles de encontrar.— trata de huir y obstruyo su paso

— Yo no lo haría.— lo senté de golpe y Stefan se puso a mi lado

— ¿Vampiros? — expuso molesto y sonreí apoyando mis brazos en mi cintura

— Somos rápidos, ¿no?— alardeó Stefan — Si, mi amigo es un vampiro. Hipnotizó a todos los del bar. Así que no pidas ayuda. Sin embargo, la chica con la que te querías acostar...— alcé la mano — y yo, somos diferentes. Otra clase de monstruo. Algo de vampiro y también lobo.— frunció el ceño

— ¿Qué? — soltó perplejo

— Solos híbridos, ¿ves? Somos ambos.— aclaró Klaus — Y quiero crear a más cómo nosotros. Como eres el primer licántropo que veo en muchas lunas...Un juego de palabras, Ray.— se rió y rodee los ojos — Necesito saber dónde está tu manada. ¿Donde está la manada, Ray? — lo vi con atención

— Si me hipnotizas, no funciona.— añadió hostil y Klaus me dedicó una mirada, suspiré

— Un whiskey en las rocas, por favor.— pidió Stefan y Klaus se sentó — Escucha esto, Ray, vamos a jugar a beber. Un juego que llamo verdad o matalobos.— mostró la hierba

— Y esto se pone aburrido. Por que no mejor le das tu sangre y le rompes el cuello, ¿no crees?— sugerí fastidiada

— ¿Qué? — intervine Ray preocupado y Klaus y Stefan se miran crédulos

— Esta chica siempre habla de más, comienza a irritarme.— se quejó Klaus — Bella, ve por tragos y deja a Stefan hacer su trabajo.

— Al diablo.— retrocedí alzando mis brazos

— Esto será divertido, Ray.




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Narrador omnisciente
Damon y Avery habían ido a la ubicación que Elena les había dado. Ambos tenían un interés en común; una castaña con apellido Salvatore.

— Por fin estoy lejos de ti.— expresó Avery con alivio al bajar de la camioneta

— Lo mismo digo. Como si fuera muy divertido venir con la versión junior de Alaric.— se burló y el suspiró

— Te odio.— el Salvatore sonrió

— Como si me importara.— suena el celular de Damon

— ¿Elena? — le preguntó con interés y el bajó el aparato — ¿Por que no pudimos decirle dónde estamos? Es su novio al que estamos buscando.

— Por que esto no es seguro y no quiero ilusionarla. Tú eres su tío, debería saberlo.— aclaró y el Gilbert alzó sus cejas — Y no sólo buscamos a Stefan.

— ¿Algún interés en particular? — se mostró tenso y Damon lo vio — Nada es seguro y extrañamente soy tu cómplice.

— ¿Crees que no se por que estás aquí? — el frunció el ceño — Se que te gusta mi hermana, idiota.— Avery se puso nervioso

— Y se que gusta mi sobrina, idiota.— se contraatacan

— No te traje para pelear. Estamos aquí por mis hermanos, tú vienes de equipaje.— indicó y el Gilbert rodó los ojos

Habían notado algo en particular, no había nada de ruido. Era extraño en una casa tan grande, al menos escucharías voces.

— Que callado.— soltó Avery

— Si. Demasiado.— añadió y fueron a la entrada

Damon abrió la puerta, y su primera impresión fue que la casa era un desastre. Cosas en el suelo, manchas de sangre. Deducía que había sucedido.

— Ah, si.— logró entrar, ya no había dueño

Avery se quedó helado al ver tal escena. Era digna de una película de terror. Ni en su trabajo como policía había visto horrores como este.

— Por Dios.— soltó sin aliento al recorrer la casa

— Un lugar feliz, ¿no? — ironizó y se detuvieron en una habitación

El Gilbert se sobresaltó al ver los cadáveres en el sofá cubiertos de sangre. Eran dos. Dos pobres chicas.

— Fue un vampiro.— expuso con asco

— Fue Stefan, de hecho.— corrigió el Salvatore y se acercó

— ¿Como sabes? Bella también se hizo vampiro.— añadió viendo alrededor

— Así es el. Le decían el destripador, no creo que mi hermanita arranque cabezas.— aclaró — El pierde el control al comer y las descuartiza, pero luego, siente remordimiento. Es increíble.— se acercó — Vuelve a armar los cuerpos.— la cabeza cae ante el movimiento de Damon

— ¿A amarlos? — preguntó el Gilbert con escalofríos — ¿Bella sabe?

— Definitivamente Stefan.— a Avery se le revolvió el estómago — Claro que sabe. Tienen pasado oscuro. Solían ser cuentos de terror.



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Arabella
Stefan había encadenado a Ray a un tiro de dardos. Lo torturaba lanzándoselos con wolfsbane. El sujeto estaba muy mal herido.

Ray se resistía bastante y la cabeza me estallaba por escuchar sus gritos. Estaba tan sedienta que no me podía concentrar.

— No te ves feliz.— me habló Klaus y bebí sin mirarlo

— No lo estoy. Pensé que era evidente.— jugué con mis dedos golpeándolo en la mesa

— Tienes hambre.— voltee a verlo — Probaste la sangre de la vena y es en todo lo que piensas.

— Tu me hiciste esto.— me llevé el trago a la boca

— Yo sólo te di a probar lo que todo vampiro hace cuando se convierte. Es parte de tu naturaleza.— lo vi con molestia

— Mi naturaleza era ser una bruja licántropo. Ahora soy un raro espécimen, casi único en el maldito mundo. Esta no era mi naturaleza.— decreté bajándome del asiento

— Entre más rápido lo aceptes, te darás cuenta que es quien debiste ser.— nos vimos fijamente

— Entonces jamás me conociste. Y por eso lo nuestro no funcionó.— solté sin tacto y me acerqué a Stefan

— Tu ya eres una asesina cuando te conocí.— me frené — No actúes sorprendida.— suspiré

— Ray, puedes detener esto.— alardeó Stefan después de lanzarle un dardo

— Sólo dile donde estará la manada en luna llena. Deja de ser tan masoquista.— intervine y me senté en la mesa de mi hermano

— No puedo.— soltó agitado

— Ya lo sé. Tienen un código y todo eso. Pero el no me deja detenerme, hasta que hables.— insistió mi hermano — Y yo hago lo que él diga, así son las cosas.

— Si, por que es su mascota.— me burlé y Stefan volteó a verme — ¿Mentí? — bufea y regresa con Ray

— Hola, señor Klaus.— escuché una voz femenina y miré de reojo

Una camarera se le acercó al híbrido. Puse mi mirada enfrente para escuchar como una señora entrometida.

— Tengo más información.— frunzo el ceño — Me dijo que le avisara si veía algo. Vi al hermano de los Salvatore en la casa.— me pongo pálida y cruzo mirada con Stefan

— Pues gracias, Claudine. Solo dile a tus amigos que sigan así, cuidando al vecindario.— la mujer se fue y caminé hacia el

Damon estaba buscándonos y eso lo ponía en peligro. Klaus no estará contento y eso podría ocasionar problemas.

— ¿Mi hermano aun nos sigue? — lo vi tensa y me vio fijamente

— Se está acercando. Tendré que encargarme.— aclaró y trató de avanzar pero lo detuve poniendo mi mano sobre su pecho

— Si lo lastimas, Damon no será de quien debes preocuparte.— advertí y sonrió viendo mi mano

— Me estoy cansado de tus amenazas, Arabella. Te crees intocable, pero no será por siempre.— expuso y tuvimos contacto visual

— Entonces, mátame.— solté directa — Es la única forma que encuentro para que deje de atacarte.— sonríe

— No me tientes, lobita.— alardeó y quitó mi mano

— Déjame encargarme.— intervino Stefan y ambos volteamos a verlo

— ¿Por que te dejaría ir? — Klaus se muestra incrédulo

— Sabes que volveré.— afirmó y lo vi confundida

— ¿Lo sé? — inquiere dudoso y mi hermano me dedica una mirada

— Por que la tienes a ella.— me señaló y suspiré — No me iré a ningún lado sin ella.

— ¿Qué haces? — me quejé

— El amor fraternal es tan tedioso, ¿no es cierto?.¿No se están divirtiendo un poco? — pregunta con una amplia sonrisa apuntando a Ray

— Hay muchos lugares en los que prefería ir que estar contigo. Esto es como secuestro.— indiqué y Stefan sonrió

— Claro, olvidaba lo pesimista, amargada y rencorosa que eres.— menciona Klaus entre dientes y sonreí

— Arabella Salvatore, un gusto.— me burlo señalando mi mano

— Me asegurare de que mi hermano jamás nos moleste.— Stefan se alejó y lo frené

— También es mi hermano.— me quejé y sobó mi mejilla

— Tengo que hacer esto yo. Lo que haré no te va a gustar. Es la única manera de mantenerlo a salvo.— explicó y lo vi con tristeza

— Lo extraño.— sentí el nudo en la garganta y asintió

— Lo se.— besa mi frente — No tardaré.— me soltó y pasé saliva

Ojalá pudiera regresar el tiempo. Me duele estar tan distanciada de lo que alguna vez fue una familia.

Mis hermanos alejados, mi nueva personalidad asesina. Me tiene totalmente llena de tristeza. Frustración. Perdimos demasiado, y no sabemos cómo recuperarlo. Pobre Damon.

— No ocultas para nada que odias haberte quedado.— habla Klaus y voy a la barra

— Odio cuando mis hermanos siempre me dicen que hacer. Me sacan del medio.— expliqué y pedí bourbon

— Nunca te había visto beber tanto.— se puso junto a mi

— Estoy en un bar, eso suele pasar...— ironicé y sonrió

— Solías sonreír más. Recuerdo escuchar tu risa por toda la casa. Era brillante.— me dan mi trago

— No he tenido razones para ser feliz, ¿no lo crees? — bebí y cerré mis ojos por unos segundos

— Te hice híbrido por que no sería capaz de perderte para siempre.— voltee a verlo — No podía cancelar el sacrificio, no quería matarte...

— Pero lo hiciste.— suspiró — Tal vez me veas viva, pero mataste a la versión humana de mi. Me quitaste la elección. Siempre hiciste eso.— aparté la mirada

— Aunque te cueste creerlo, aún te amo.— bajé la cabeza negando

— ¿Me amas o solo tienes miedo de estar solo? — solté y nos vimos fijamente — Siempre le tuviste miedo a la soledad. Y cuando estaba contigo, no lo estabas. Es dependencia emocional.

— Cree lo que quieras.— agarró una cerveza — Se que amas a Elijah. Pero no lo piensas por que le guardas rencor, esa es tu debilidad.— apreté mis labios

—Yo no amo a nadie.— solté sincera — No lo he hecho en muchas décadas. No por nada dicen que soy fría como hielo.— bebo

— Entonces aún no te conocen.— me sonríe — Te voy a enseñar a beber un trago real.— negué

— No contigo.— dejé en claro y me quitó mi bebida

— Puedo ser un buen maestro si me lo propongo.— me río — Es enserio, Bella.— suspiré

— ¿Y no te debes de encargar del sujeto que tienes atado a un tiro de dardos? — señalé y volteó a ver suspirando

— Me encargo de el y de ti luego.— se aleja y hago una seña militar

— Bien, capitán.— me burlé y bebí más

Ya me sentía algo ebria, bastante ebria en realidad.

— Escucha, es un proceso de tres pasos, ¿si? Este es el paso uno. Quiero que bebas mi sangre.— se le acercó

— Ya te dije dónde está la manada. ¿Qué más quieres de mi? — pidió fastidiado

— ¿No has oído nada de lo que te he dicho, Ray? Tengo grandes planes para ti.— Klaus corta su muñeca y alcé mis cejas

Pone su muñeca en la boca del licántropo mientras el forcejea, me acerqué asombrada.

— Me dará las gracias después. Eso es vamos.— alardea y aparta la muñeca

— ¿Y ahora que harás? — le pregunta preocupado

— Cumplir el paso dos, Ray.— le rompe el cuello sobresaltándome

— Lo hiciste.— solté impresionada y se me acercó con una sonrisa

— Poco a poco formo mi ejército.— se pone frente a mi — ¿Vamos a la otra parte? — me quita el trago

— No se si es buena idea.— mostré inseguridad y me tomó del rostro

— Por una vez, confía en mi.— nos vimos con intensidad

Algo dentro de mi se aceleró. Sentía nervios de tenerlo enfrente, algo diferente.

— Bien. Te haré caso.— sonrió satisfecho

— Claudine.— nombró a la chica y fruncí el ceño — Ven aquí, Cariño.— se acercó y la tomó de la muñeca

— ¿Si, señor Klaus? — el mordió su muñeca y ella ni siquiera parpadeó, mi sed se alarmó

El apartó sus colmillos y me dejó ver como la sangre chorreaba llamando mi atención.

— Bebe.— relamí mis labios ante la tentación — Vamos, se que quieres.— me acerqué lentamente

— Espero que no sea una terrible idea.— expuse

Mi garganta salivaba y no podía aguantar más. Era como poner una botella de agua en un desierto.

Abordé a la chica bebiendo de su muñeca. Tan pronto mis colmillos se encajaron, la satisfacción me llegó al instante.

Mi cuerpo estaba extasiado. Me sentía completa y no me quería apartar.

— Tranquila.— me aferré y sentí como la chica estaba por colapsar

Yo sólo estaba fascinada de lo delicioso que era aquel sabor. Tan diferente al de la bolsa. Era satisfacción pura.

— Siente su pulso.— escuché a Klaus — Siente como va disminuyendo. Como su cuerpo está dejando de funcionar por la pérdida de sangre.— apreté mi mano sobre la de ella

Algo dentro de mi quería volver, pero la otra parte, era más fuerte. El hambre no me dejaba parar.

¿Lo peor? No me importaba.

—Respira, concéntrate en su pulso.— sentí el tacto de Klaus — Detente. La matarás.— fui apartando mis colmillos y el cuerpo cayó

Klaus lo sostuvo y recuperé mi aliento. Estaba cubierta de sangre.

— Bien, cariño.— sonreí mientras el la curaba

Pasé mi mano por mis labios al sentir la sangre. La vi entre mis dedos y me sorprendió.

Me sentía excitada, demasiado. El rojo carmesí era tan brillante, justo como mi objeto de deseo.

— ¿Como te sientes? — relamí mis labios satisfecha

— Increíble. Fue adrenalina pura.— respondí agitada y se me acercó

— ¿Qué más? — pidió y mi corazón se aceleró

No negaré que sentía que podía explotar, estaba tan excitada que podría cometer una maldita locura.

— ¿Que quieres que te diga? — cuestioné y quedamos tan cerca

— Lo que quieras.— bajó la vista a mis labios y pasé saliva

— Al diablo.— lo abordé besándolo con mis hormonas disparadas como nunca

El me agarró con fuerza de la cintura, aferrándose a mi cuerpo. Nuestros labios se encontraron con una mezcla de suavidad y urgencia, como si el contacto fuera al mismo tiempo delicado y feroz.

Nuestras bocas se entrelazan en un baile ardiente, explorándose con deseo. Como si ambos supiéramos que, aunque el fuego aún no ha estallado, es solo cuestión de tiempo.

El calor aumenta lentamente y la pasión se siente en cada toque, en la forma en que nuestras lenguas se entrelazan con un deseo contenido. Es un beso que arde, pero no se consume, prolongando el placer.

Cuando nuestros labios se separan, nuestras miradas se reencuentran, mi corazón late con fuerza y en el aire queda una tensión palpable, como si ambos supiéramos que nada será igual después de ese beso.

— ¿Esto que significa? — el aún me sostenía mientras tomaba aliento

— Sólo diversión, ¿no? — relamió sus labios y me saqué la playera 

El deslizó su vista por mi cuerpo desnudo, con esa llama en sus ojos de deseo. Como si fuera lo que más esperaba y deseaba.

— Arabella, ¿que me estás haciendo? — sonreí y se me acerco — ¡Sálganse todos! — grito y vi a la gente irse

— Sólo una vez, ¿entiendes...?— no me dejó terminar y me llevó a sus brazos

Me agarró con brusquedad tomándome por sorpresa, su boca se aferró a la mía casi devorándome.

Era una pasión inigualable. Una que alteraba toda mi química corporal. Sentía casi fuego.

Le rompí la playera y al instante me subió a su cintura para llevarme a la mesa, no despegaba sus labios de los míos.

Me sentó y bajé mis manos para desabrochar su pantalón. Quitó sus labios de los míos para bajar a mi cuello, comienzo a gemir de satisfacción.

Me apoyó en la mesa de billar y se acomodó arriba de mi. Nos vimos fijamente, y fue como una ola de recuerdos. Como memoria muscular.

Hace mucho fue la última vez que tuvimos intimidad. Y tenerlo tan cerca, era algo nostálgico.

El fue bajando mi pantalón provocando que muerda mi labio inferior.

Dios, Stefan, no debiste dejarme sola.


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Narrador omnisciente
Stefan había armado su plan. Tenía a Andie sometida en el estudio de noticias. Damon iba a recogerla, cuando se encontró con alguien inesperado.

Una pequeña reunión de hermanos.

— Stefan.— soltó sorprendido y este le sonrió maquiavélico

— Hola, hermano.— se vieron con tensión

Damon esperaba dar también con su hermana, hubo decepción cuando no la vio junto a él.

— No escriben, no llaman...ambos.

— Ya deja de seguirnos. Causas problemas.— explicó

— ¿Como esta Bella? — se acerca y Stefan mantiene su postura — Dime algo de ella.— rogó

— Ella está bien. Se adapta.— aclaró — Pero la meterás en problemas si sigues apareciendo.

— ¿Con quien, con Klaus? ¿Debería importarme?—alardeó sin importancia

— Lo que debes hacer es dejarnos.— indicó hostil

— Vi tu obra de arte en Tennessee. Estás al borde del abismo. Bella no debería verte así. Si continuas, nadie te salvará.— informó y Stefan sonrió

— La cuestión es que no necesito salvación. Solo quiero que nos dejes.— dejó en claro y el Salvatore mayor negó

Stefan cubrió a su hermanita, como de costumbre. Sabía que Damon iría por ella al segundo que se entere del caos que hizo. Deben tenerlo alejado.

— ¿Ahora hablas por Bella? — cuestionó — No me voy a rendir de recuperar a nuestra hermana. Le debo eso. Lo sabes.— Stefan suspiró

— Tal vez no me expliqué bien. Nuestra hermana está de mi parte. Sabe lo que es mejor para todos, deberías de aprender.— esclareció

— No la dejaré.— insistió y Stefan inhaló hondo

— Bien. Oye, Andie, ¿sigues ahí? — la nombró y el vampiro frunció el ceño

— ¿Andie? — Damon se quedó confundido

— Damon, no puedo moverme.— lo llamó la rubia con miedo — Me dijo que no puedo.

Ella estaba en la parte alta de las luces, justo en la orilla hipnotizada.

— No, tranquila, Andie, cálmate.— le pidió Damon viéndola desde abajo — ¿Qué te pasa? — ve a Stefan

— Ay, Damon. Es interesante, ¿no? — Damon se le acerca imponente — Oye, Andie. Ya puedes moverte.

— No.— Damon le gritó y Stefan lo acorraló contra la pared

Ella cayó por el suelo muriendo instantáneamente, eso dejó a Damon perplejo y furioso.

— Dije que nos dejes.— ordenó mientras lo sometía

— ¡No puedo dejarla! ¡No a Bella!

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Arabella
Vino la culpa. La terrible culpa. No te acuestes con tu ex, es un grato recordatorio.

Buscaba mi ropa mientras el se vestía. Fue un total error. Y me sentía avergonzada.

— Que tiempos, ¿no crees? — relamí mis labios subiéndome la blusa — Rompiste mi playera, gracias por eso.— suspiré

— Ya no quiero hablar de esto.— me agacho a agarrar mis zapatos

— Tu estabas sobre mi, yo fui la víctima.— rodee los ojos — Ya, Bell.— suspiré poniéndome las botas

— Fue un error, ¿si? — recalqué y me puse de pie

— Eso no decías cuando...— lo fulminé con la mirada — Bien. Lo olvidaré.— asentí

— Gracias.— fui a la barra y agarré una botella

— ¿Podemos intentarlo? — fruncí el ceño y volteé a verlo — Te extraño.— me llevé la botella a la boca

Tenía que agarrar valor para las locuras de este hombre. Está algo desatornillado.

— Estaba ebria cuando te besé. Stefan tenía razón, hago locuras cuando bebo vodka. Y luego lo de la sangre, fue un error.— dejé en claro y sólo me miró

— ¿Y que es lo que en verdad quieres? — me quedé en silencio solo viéndolo

— No lo se.— solté confundida — Me hiciste mucho daño. Me convertiste en híbrido.— apartó la mirada — Nada de esto esta bien.— tomó mi mano

— Haremos lo que tú quieras.— me perdí en sus ojos azules — Volviste.— fruncí el ceño 

— ¿Lo dudabas?— voltee a ver a Stefan y me aparté el instante

— Ni por un segundo.— Klaus se levantó de la barra — Sabia que pasarías la prueba. Te interesa tu hermano, tu vieja vida.

— No, no me interesa nada de verdad.— aclaró y se acercó a la barra — ¿Estás todo bien, Bella?

— Si, todo bien.— relamí mis labios

Sexo y sangre, soy un desastre.

— Eres un gran actor, Stefan. Casi te creo.— Klaus se le acerca y Stefan se sienta — Espero, que por el bien de tu hermano, que el te crea.— sentí el nudo en la garganta — Jamás deja de importarte la familia, ¿o si? — Klaus nos vio

— Detente.— me queje y el se puso junto a mi

— Pero cada vez que bebes, la sangre puede ayudarte a apartarte.— relamí mis labios ante su comentario

— Déjala.— pidió Stefan y fui a la salida

Salí del lugar y tomé algo de aire.

Me sentía descarrilada y fuera de control. Casi perdida. La persona que era, ya no existe.

— ¿Estás bien? — escuché a Stefan y me giré

— No, Stef, no lo estoy.— se me acercó y me dió un abrazo

— Estoy aquí, Bella. Siempre.— me aferré — Nos tenemos el uno al otro. No estás sola.

Lo malo de los cambios, son las nuevas decisiones. Aceptar que no eras la misma persona y que debes buscar la forma de seguir adelante.

Es doloroso, pero lo es más si te quedas estancado en el pasado. Las consecuencias te alcanzan y terminas en sufrimiento.

Ahora debo averiguar cuál es mi nuevo papel en esta vida. Por que el que tenía, ya no existe.

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