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La sensación de que miles de personas te están mirando fijamente es totalmente abrumadora.

Y esa sensación era la que estaba a punto de vivir Taehyung Williams en aquel preciso instante. Estaba a punto de salir al campo, a jugar la final de la liga deportiva de clubs de instituto de voleibol.

Y no sabía cómo se sentiría.

Hasta que escuchó desde los vestuarios los aplausos que daban aquellas quince mil personas a las animadoras y a los jugadores del equipo contrincante que ya habían salido.

Estaban todos en fila india delante de la puerta que los llevaría al enorme campo en el que jugarían. Iban nombrando uno por uno de los jugadores.

Al igual que hizo él como público de futbol americano, el instituto fue en autocar al lugar, cosa que supo gracias a sus amigos que le habían explicado por mensajes de texto.

Su novio había pedido disculpas a los chicos y estos las aceptaron sin mucha dilación. Aunque a Jimin le costó un poco más, o eso le había dicho su novio.

"Número 1, capitán y rematador lateral, Seojoon Miller". Se escuchó por el megáfono.

Los compañeros salían cuando nombraban su número y nombre.

"Número 4, libero, Wooshik Smith".

Vio a su amigo Hyunsik con algo de nervios, así que lo animó para que se tranquilizara.

"Número 5, rematador del equipo y as, Hyunsik Park"

Este salió hacia el campo después de darle una mirada.

Era la primera vez que el equipo estaba en la final en años. Y él podría jugar en aquella ocasión, algo de lo que estaba muy agradecido.

Poco a poco fueron saliendo, hasta que le tocó a él.

"Número 9, colocador titular, Taehyung Williams". Respiró hondo mientras escuchaba la gente aplaudir y salió.

Era un terreno totalmente desconocido. Siguió la ruta que se le pidió y ensayaron en un entrenamiento antes de la final, saludó estrechando la mano a su entrenador, al del otro equipo y a los jugadores contrarios antes de colocarse en fila junto a sus compañeros, los cuales estaban quietos, mirando hacia delante.

Entre este camino hacia sus compañeros, vio a sus amigos, quienes saltaban en las gradas mientras decían su nombre, entre ellos, estaba su novio, quien era obligado a saltar, lo pudo notar por su rostro.

Todos ellos y la gente de alrededor llevaban camisetas y cosas del equipo.

Se situó junto al compañero que tenía el número 7 y esperó a que el equipo acabara de ser llamado.

Una vez se presentaron todos los jugadores, se pusieron en posición.

Iba a empezar sacando él, como solía ser.

Fue a por la pelota, que se la entregaba un chico que estaba junto a los banquillos y botó la pelota con fuerza mientras se posicionaba en su lugar, tenía que acostumbrarse al tacto de esta, ya que no siempre jugaban con las mismas.

Una vez sonó por los megáfonos aquella alarma que indicaba que el tiempo que tenía para tirar, iniciaba.

El estadio estaba en silencio, todas las gradas y público.

Extendió la pelota con ambas manos apuntando hacia delante, esto antes de lanzarla al aire y empezar a correr para saltar y darle con toda la precisión y fuerza posible.

Un chico del equipo contrario se posicionó con rapidez al punto en el que caería, el líbero, aquel que llevaba una camiseta diferente al resto para diferenciarlo con facilidad.

Y consiguió levantarla.

Corrió hacia su posición y se puso atento de todo, mirando hacia donde caería el remate por si debía recibirla.

Uno de los rematadores saltaba, mientras los bloqueadores de su equipo, junto a él, corrían para saltar y bloquearle. Dieron un toque a la pelota y esta cayó, los contrarios se tiraron al suelo para recibirla, pero no llegaron.

El silbato que indicaba que alguien había marcado punto sonó, el árbitro señaló hacia el lado del campo en el que se encontraban ellos, indicando que era punto para ellos.

Rápidamente, los tres chicos que habían bloqueado el remate se abrazaron.

Tener el primer punto los animaría mucho.

Fue a por la pelota, detrás del chico que se las entregaba estaban sus amigos y su novio, animando, este rio, mientras los observaba y agarraba la pelota.

El próximo saque debía marcarlo.

Y así fue.

El partido se desarrolló difícilmente. Debido a que era la final, había un total de 5 sets.

Cada parte era totalmente pesado para los jugadores debido al cansancio tanto físico como mental que estaban desarrollando a medida que pasaba el tiempo y corrían más. Pero aquello era algo totalmente entretenido para el público que veía la tensión entre ambos equipos, que ansiaban ganar.

Corrían de punta a punta y estaban en el último set.

Los ánimos del público cada vez les afectaba más, su cansancio físico era tanto que el mental no eran capaz de soportarlo.

5 sets era un sufrimiento físico que jamás había sentido.

Y ahora entendía por qué los entrenadores los llevaron a más allá que el límite durante la concentración, porque aquello era mucho más que el límite.

En ese instante quería meterse en una piscina llena de hielos.

Probablemente, su piel brillaba por el sudor que tenía encima. El pelo lo apartaba de su frente debido a una cinta que se puso durante uno de los descansos entre sets y la camiseta también estaba sudada, pegándose a su cuerpo.

Entre el primer y segundo set, vio a lo lejos a Nathan y Rowdy aparecer junto a sus amigos, estos lo saludaron entusiasmo.

Habían ido a verlo.

Y aquello le dio muchos ánimos a él y sus compañeros.

Aunque ese sufrimiento no tardó en cesar después del último punto marcado por Taehyung con un remate, el cual colocó el líbero Wooshik debido a que el rubio no podía hacer un toque y colocar, así que lo hizo su compañero, cediéndole el último remate.

Prácticamente, cayó al suelo rendido, y todo el equipo fue corriendo hacia él para abrazarse, celebrando la victoria.

Se levantó con ayuda de su capitán y se abrazaron todos.

El público los aclamaba, primeramente a él por el punto y después al equipo.

Les entregaron la copa con una especie de ceremonia y una medalla a cada uno.

El capitán, Seojoon la alzó mientras todos saltaban felices, todo era perfecto.

Sus amigos bajaron al campo para felicitarles y les dio un gran abrazo a sus dos amigos de Arizona, los cuales los habían venido a ver.

El equipo organizó una fiesta en la que muchos de los alumnos irían después a celebrar y Taehyung junto a sus amigos no faltaría.

Y él fue el primero en emborracharse y hacer cosas a lo loco, entre ellas; bailarle a su novio borracho y comerle la boca en medio de todo el mundo, cosa que al pelinegro no le importó, al final, todo el mundo sabía de su relación y la gran mayoría de presentes estaban demasiado colocados o borrachos como para recordar las cosas al día siguiente.

Algo que jamás admitiría Jungkook, es lo mucho que disfrutó aquella noche al ver a Taehyung sin vergüenza alguna, totalmente borracho, coqueteándole sin miedo a ser visto o sin miedo a darse el lote en medio de la gente, algo que ninguno hacía, pero aquel día estaban de celebración y fue une excepción

Al día siguiente fueron a la final del básquet, la cual también se ganó y cada uno estuvo preparando sus maletas para irse una semana a Chicago.

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Habían llegado nuevamente a Salt Lake City después del viaje a Chicago.

Atardeceres de playa en playa, noches de fiesta, paseos en bicicleta, noches románticas, momentos con amigos, paseos por la gran ciudad iluminada, las calles llenas de gente, yendo de tienda en tienda. Todo aquello habían vivido los siete chicos durante una semana entera en la zona de Chicago.

Mil momentos y recuerdos almacenaban en sus memorias y algunos de ellos en la pequeña cámara de Taehyung Williams, quien documentaba algunas cosas de ese magnífico viaje.

Y estaban a punto de graduarse.

A la semana siguiente, el lunes, recibieron las calificaciones oficiales en las que decía si promocionabas y te graduabas.

Todos celebraron las buenas noticias.

Y Taehyung sintió miedo.

No sabía qué haría después de graduarse, las clases habían acabado, ese curso caótico de adaptación a Estados Unidos había terminado, sin embargo, no tenía ni idea de qué hacer posteriormente a eso.

¿Dónde iré?

¿Hacía qué camino quiero ir?

Las preguntas que más frecuentaban le estaban carcomiendo la cabeza y no estaba seguro de qué pasaría con él después de eso, qué pasaría con sus amigos, con su novio, con todo.

¿Empezaría unos estudios universitarios allí?

¿Su vida en Corea se iría por completo de una vez?

Decidió dejar esos pensamientos recurrentes y disfrutar de aquellos últimos momentos que viviría como adolescente, su graduación, el baile de fin de curso.

Un sueño americano.

No creía haber vivido todo lo que había vivido durante ese tiempo.

Demasiadas anécdotas y recuerdos felices de su vida, se habían almacenado y sabía que viviría feliz el resto de su vida gracias a esa experiencia única que le había dado el universo.

Los años 2000 eran los mejores.

Y ser adolescente en estos aún más.

════ ∘◦❁◦∘ ════

Más pronto de lo que pensaron, el baile final de curso había llegado, un viernes, el último en el que todo el alumnado de segundo de High School y la promoción de 2004-2006 asistiría a un baile junta, ya que la graduación junto a las familias habían sido aquella mañana.

El tema de que era un viajero en el tiempo, no lo volvió a tratar o hablar con su pareja, ya que no lo sentían necesario y también porque tenían miedo.

Tenían miedo de que algún día volviese a Corea y todo se fuera a la mierda.

Pero no querían pensar en eso, no mientras siguieran al lado del otro.

El baile no fue diferente a otros, solo que esta vez la gente iba vestida aún más elegantes, había una cena preparada por el instituto en el lugar para poder tener tiempo de discursos, porque aquella era la noche antes de la graduación.

La noche antes de acabar oficialmente sus estudios.

Y seguir adelante.

Abandonar la adolescencia y empezar en el mundo del que llamaríamos joven-adulto.

Empezar una etapa, desconocida para todos. Era como un camino sin salida, en el que no sabías qué te encontrarías.

Taehyung, cuando llegó a ese lugar, estaba enredado en dos de esos caminos sin salida; sin embargo, durante esos meses de estancia en Estados Unidos, los caminos se habían desenredado, convirtiéndose en dos.

Y recientemente tuvo que elegir qué camino tomar.

Decidió tomar el camino de la vida en Estados Unidos, en el que no sabía hacia donde se dirigiría.

Y poco a poco, el camino por el que optó ir, se empezaba a separar del otro, de su vida en Corea del Sur, hasta que ya no veía nada de ese camino.

Ahora solo era seguir hacia delante.

Sin duda, el ambiente se sentía melancólico.

Proyectaron distintas imágenes hechas para el anuario, que al día siguiente sería entregado. Los encargados de este, hicieron una especie de recopilatorio de imágenes y vídeos de momentos especiales para todo el curso.

Se escuchaba a la gente reír con algunos momentos que se habían tenido en eventos escolares, partidos de distintos deportes, fotos en los eventos. Y no podían faltar los icónicos bailes de los cuatro chicos, la gente empezó a vitorear y él se escondió en el hombro de su novio, muerto de la vergüenza al verse a sí mismo quitándose la parte de arriba de aquel mono y atándoselo a la cadera.

— Mmm, te ves muy bien. — Le susurró al oído. —

— Cállate. —

Una vez vieron aquellos vídeos organizados por sus compañeros de aquel año, la música empezó a sonar, como solía ser suceder en los bailes, era como una rutina.

Pero aquella vez, su novio lo sacó a bailar.

Sin embargo, no era una canción animada.

Era una lenta.

En la que las parejas salían a bailar.

Sonrió al escuchar su propuesta. Jungkook ya no tenía miedo de las miradas de la gente, aunque ya no había muchas.

La canción sonaba mientras el chico lo tenía agarrado de la cintura con ambas manos y él del cuello.

Se trataba de una canción del grupo de pop Coldplay, Sparks.

Estaba prácticamente abrazado a su novio, mientras se movían lentamente, la calidez de su cuerpo

— My heart is Yours. — Escuchó al pelinegro cantar la letra, pero solo lo podían escuchar ellos dos de lo bajo que lo pronunció. —

Alzó la cabeza mientras sonreía y lo miró a los ojos, el contrario juntó su frente con la del rubio.

— It's you that I hold on you. — Siguió y vio la sonrisa del mayor. —

— That's what I do. — Sintió el aliento del chico contra su rostro. — Escuchó una pequeña dulce sonrisa sonora por parte de su pelinegro.

Porque era suyo.

Y todos lo sabían, todos los que bailaban o los miraban sabían que ellos dos eran del otro, que eran felices juntos y que nada los separaría. Nada, excepto si el universo quería enviarlo de vuelta a casa.

Aunque el universo no era tan bueno como para hacer eso.

Esa noche fue el último que vio a su pelinegro, a su amor adolescente.

A Jungkook Taylor.

...

Por la noche viajó al pueblo de Nevada, del que supuestamente provenían él y su familia. Estuvieron un día allí para celebrar la graduación de su hijo, hasta que al día siguiente, volvieron.

Mientras volvía a casa, en el coche junto a sus padres, de repente, no recordó nada, fue como si alguien hubiese hecho magia en él.

¿Qué había sucedido? Se preguntaba el joven.

La música sonaba en la radio, con el título "I Don't Want To Miss A Thing" de Aerosmith.

El atardecer se hacía presente a lo lejos de un color anaranjado mezclado con tonos violetas. Las nubes oscuras cada vez se acercaban más, la noche se acercaba.

Estaba de camino a su ciudad natal, junto a su familia, o eso creía él. Él creía que su vida siempre había sido en aquel lugar, o eso le decían sus recuerdos, pero la memoria del universo explicaba otra cosa.

¿Hay una razón por la cual sucedió aquello?

No lo sé.

¿Cómo sucedió?

¿Qué sé yo?

¿Qué fue eso que sucedió?

¿De verdad sigues preguntándolo? No lo recuerdas.

¿Quién soy?

¿Un chico? ¿Una chica? ¿Mi nombre es...?

¿Qué guarda la memoria del universo que yo no recuerdo?

Las preguntas y respuestas taladraban la mente del joven, pero cada pregunta que se hacía menos respuestas había y aún más dudas.

Aquel último año de su vida fue algo peculiar, eso lo tenía claro, pero no sabía el porqué. Lo había olvidado... Como no.

Los recuerdos que nuestra mente borra por año son demasiados, ¿pero era posible borrar todo lo que había sucedido?

Kim Taehyung... Soy Kim Taehyung... Pero no logro recordar quiénes son estas personas que hay en el coche, estas calles, este lugar. ¿Dónde estoy? ¿Europa? ¿Asia? ¿Australia? ¿África? ¿Cómo lo voy a saber? Ni siquiera recuerdo mi propio rostro...

Efectivamente, Taehyung tenía una visión muy borrosa de sus recuerdos, estaban allí, pero no los veía bien. Ansiaba revelar aquello que estaba detrás de esos recuerdos que vagaban borrosamente en su mente, pero no era capaz.

Y en ese momento, todo se volvió borroso y seguidamente, todo negro.

Pero este desmayo vino junto a un sueño.

Estaba en una carretera, con su famosa cámara y el álbum de fotos en las manos, caminando por ella. Esta estaba vacía, no había coches, solo él y los árboles moviéndose por el viento.

Sentía su cabellera rubia, moviéndose, al igual que su camiseta.

Sonrió por lo tranquilo que era ese lugar, y los recuerdos de la noche anterior, de repente, recordaba nuevamente todo lo sucedido en América.

Ojalá venir aquí con Jungkook. Pensó entusiasmado.

Sin embargo, algo lo paró, era una figura igual a él, con ojos verdes y cabellera rubia natural.

¿Qué? Pensó.

— Taehyung, querido amigo mío... — Le habló la figura. — Hace mucho que no hablamos, ¿cierto? —

En ese momento, cayó en lo que estaba sucediendo.

Agarró un mechón de pelo para mirarlo, era su rubio de bote, el de Corea y se asustó.

No era él.

— ¿Qué haces tú...? —

— Encantado de conocerte, Kim Taehyung, yo soy Taehyung Williams. —

— ¿Cómo? —

— ¿De verdad te creíste que te quedarías en Estados Unidos y más tarde leer esa libreta con tu noviecito? ¿De verdad crees que contarle a alguien lo sucedido no alteraría a la historia? Te lo advertí, niño. —

— Taehyung, ¿todavía no lo entiendes? —

— Desde que decidiste quedarte en Estados Unidos, yo he tenido que usar tu cuerpo de Corea para no alterar la historia, te he hecho un favor. — Dijo acercándose furioso. — Y tú, lo único que has hecho es estropearlo todo, ¿y sabes qué significa eso? —

Estaban a centímetros.

— No... — Respondió con la voz temblorosa. —

— Que si no borramos la memoria de todos los chicos de Estados Unidos y todos los recuerdos que tienen de ti, ese novio tuyo puede ir por ahí y contárselo a todos, ¡absolutamente a todos! ¡¿Sabes qué traería eso?! — Le agarró de la camiseta. — Te he dado una oportunidad y has hecho esto con ella, así que ahora saldrás por ahí. — Señaló. —

Era un desvío del camino, muy pequeño.

El camino por el que estaba, le seguía llevando a su vida americana y aquel que señalaba era el camino que lo llevaba a la otra carretera, la de su vida en Corea.

— ¿Qué? — Preguntó casi llorando. —

— Lo has estropeado todo y es hora de que te vayas de nuevo, que toda esa gente te olvide. Si hubieses hecho bien las cosas y no haberle contado eso a tu novio, quizás podrías haber seguido allí. —

— ¿Entonces tú me has ayudado a quedarme? —

— ¡Sí, inútil! —

El chico que ahora era el yo de Estados Unidos lo empujó hasta el camino que era un desvío al camino contrario.

— ¡Camina, Kim! —

Lo miró una última vez antes de ir hacia el camino, con sus dos únicas pertenencias que llevaba encima.

Adiós, Estados Unidos.

Adiós, Jungkook.

Y en ese instante despertó aturdido, esa era su habitación de siempre, en la que no había estado durante casi un año.

Corea del Sur.

...

¡Hola! Aquí os dejo un capítulo, algo más corto pero muy desorvitante, espero que os guste, queda poquito para que acabe esto, pero como he dicho en WhatsApp, publicaré un capítulo cada dos días. Así que nos vemos el jueves, no olvidéis votar.

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