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Caminaron hacia su mesa, aunque llegaron unos diez minutos después de que bajaran del escenario debido a la gente que les paraba para felicitarlos o hablar con ellos. Como la última vez que se presentaron.

Aceptaron la enhorabuena con alegría, contentos de que a la gente les gustara su actuación. Cuando por fin llegaron a su mesa, el castaño de gafas abrazó a su amigo Jin, dándole la enhorabuena, haciendo que desee que eso también ocurriera con su novio.

Pero no podía suceder nada de eso. Fue felicitado por los dos amigos del pelinegro antes de sentarse.

— Lo has hecho de maravilla. — Lo miró a los ojos. —

Sonrió tímido y se sonrojó.

— Gracias... —

— ¿Puedo decirte algo? — Preguntó el mayor. —

Asintió.

— Tengamos una cita mañana, no hemos tenido ninguna siendo algo. —

Lo miró a los ojos, los de Jungkook brillaban como lo solían hacer cuando lo miraba, una mirada llena de amor.

— Me parece bien... — Antes de seguir hablando fue interrumpido por su amigo castaño. —

— Venga parejita, vamos a las fotos, que mi amigo ha guardado los papeles por algo. —

Se levantó y le explicó a su novio qué era lo que iban a hacer, ya que este no estaba informado de que iban a realizarse fotos, ni que le habían pedido al compañero de fotografía de Jin que les guardase papeles.

Esperaron a su turno y cuando les tocó realizar sus fotografías se pusieron en el photocall, que el fondo estaba lleno de corazones y en una mesa que había, al lado que no salía en cámara, había unos arcos de cupido.

Le obligó al pelinegro a fingir que le disparaba con el arco y las otras dos fotos fueron normales, pasando uno de los brazos por la espalda del otro mientras sonreían a la cámara.

— No vuelvo a hacerme fotos contigo. — Le dijo su chico mientras caminaba. —

— Oye, yo sé que en el fondo te gusta. A demás, es la primera foto que tenemos juntos. —

— No me gusta. —

No hizo caso al comentario del chico debido a que después lo vio mirando la foto durante mucho tiempo en silencio, mientras los otros seis chicos charlaban.

La fiesta no duró mucho más, entre ese tiempo los amigos de futbol de Jungkook se le acercaron para hablar o invitarlo a bailar, al igual que los del equipo de básquet con el peli menta.

Después de que muchas personas los alabaran por el baile, Jungkook y Taehyung decidieron irse.

Se despidieron de todos sus amigos, al final, a la fiesta le quedaba muy poco.

Cuando llegaron al coche, por fin, pudieron tocarse, sin preocuparse porque alguien los vea, se besaron agarrándose al otro como si fueran a caer por un precipicio y fuese la última vez que volverían a verse.

— Mmmm. — Jadeó entre el beso. —

Escucharon unos golpes en el cristal y rápidamente se apartaron, asustados.

Eran Jimin, Yoongi y Hoseok. El que picaba la ventanilla del copiloto era el peli naranja.

El pelinegro bajó la ventanilla, enfadado debido al susto que se acababan de dar pensando que era otra persona y que los habían visto.

— ¡Vosotros! — Gritó a pesar de estar a menos de un metro. — Dejad de daros el lote ahí en medio, que hacéis que me entren ganas. —

Su chico suspiró.

— Cállate y vete. — Le dijo estresado. —

— Ay, que el niño está enfadado porque no le dejan darse el lote y lo interrumpen. — Jimin hizo la voz con la que se le habla a un niño pequeño. —

Taehyung rio y le guiñó un ojo al peli naranja, haciéndole reír.

— Ay, cariño, que te interrumpen el tema. — Acarició las mejillas del chico enfadado mientras le seguía el rollo al amigo de este. —

Las mejillas de tez blanca se convirtieron en rosadas debido al enfado que tenía. Su ceño fruncido era el que indicaba el enfado.

Hablaron unos minutos, mientras Taylor permanecía callado debido a que seguía enrabiado. Jin y Namjoon también se acercaron, y cuando preguntaron por el tema de que el novio de Williams no hablaba, Jimin les explicó divertido y chinchando a Jungkook. Haciendo que todos molestasen al pelinegro y este se enfadase más, pareciendo un niño pequeño haciendo un berrinche silencioso.

— Nosotros ya nos vamos, chicos. — Se despidió Jimin. — Compensa al berrinchudo de tu novio. — Le dio un golpecito en el hombro. — Que le gusta que tu atención solo esté para él, es un poco posesivo. —

— Lo compensaré, sí. — Sonrió divertido. — Nos vemos chicos. —

Salió del coche para dar un abrazo a cada uno y se despidieron. Seguidamente, entró al coche y le dio un beso en la mejilla a su chico.

— Venga cariño, no te pongas así. — Le dio más besos por toda la cara como el contrario solía hacer. —Ahora me tendrás totalmente para ti y ya podremos hacer nuestras cosas tranquilos, sin que nadie nos interrumpa. — Le guiñó un ojo. —

Jungkook lo miró a los ojos haciendo un puchero.

— No me mires con esa cara, vayamos a casa. —

Le abrazó como pudo y le dio un pico antes de dejarle conducir.

Este arrancó en silencio y salió del parking en dirección a casa del mayor. El rubio puso la radio sin vergüenza, ya que había tanta confianza como para poner la música que quiera o tocar cualquier parte del coche del chico sin problema y tarareó las canciones durante el camino y animaba a su novio a también tararear con él.

Cuando llegaron y aparcaron, se adentraron hacia la casa.

— ¿Sabes? Te ves increíble con ese traje. — Dijo el pelinegro mientras lo agarraba de la cintura y lo acercaba. —

— Tú te ves terriblemente sexy... — Le dijo mirándolo a los ojos. — Cuando te he visto solo quería comerte entero. — Pasó las manos por el cuello del mayor, acariciando. — Y ahora que puedo hacerlo, no perderé la oportunidad. — Enterró sus manos en el pelo azabache, mientras acariciaba el cuero cabelludo. —

Le gustaba jugar con su novio, sobre todo cuando se trataba de provocarlo y toquetear, haciéndole desear más.

No pensó que Jungkook se dejaría dominar con tanta facilidad, pero cuando empezaron la relación poco a poco mostró una personalidad más dulce, sorprendiendo demasiado al rubio. Era un chico muy tranquilo y tenía sus momentos dulces y sensibles, en los que se mostraba demasiado cariñoso o mimoso.

Durante el sexo, a pesar de haber pasión y excitación mezcladas, se dejaba dominar igualmente, el que ahora controlaba la gran mayoría del tiempo el tema durante toda la relación sexual, era Taehyung.

Taehyung Williams era el que mandaba en la relación y sexo, más o menos, porque dependía mucho del momento.

Sintió a su novio estremecerse en sus brazos y rio. Tiró la mano hacia atrás, agarrando la mano del pelinegro que estaba en su cintura y la apretó contra su cuerpo, acercándose más al cuerpo de Jungkook. Notó la erección rozar contra la suya y jadeó.

— ¿Tienes un problema, cariño? — El chico de pelo azabache asintió. — Déjame solucionarlo, te gustará. —

Agarró la mano libre de Taylor y se lo llevó a la habitación, una vez llegaron, cerró la puerta y lo acorraló en una pared, mientras se deshacía de la americana y camisa del chico.

Después de tirarlo por el suelo, desabrochó el pantalón y lo bajó, dejándolo caer y acariciando la erección del mayor mientras lo besaba.

No mucho después, al escuchar los gemidos desesperados de su novio, se arrodilló ante él y bajó la última prenda, liberando el gran miembro que había escondido en esa tela.

Se relamió los labios antes de mirar hacia arriba, donde se encontraba su novio mirándolo. Sonrió pícaro y le guiñó un ojo antes de lamer la punta que estaba llena de aquel líquido salado y algo agrio a la vez.

Vertió un poco de saliva e introdujo más en su boca.

Un gemido agudo y algo salió de la boca de su novio y el rubio sonrió satisfecho. Se sujetó de los muslos de su novio y empezó a chupar e introducir el gran falo que crecía cada vez más.

Saliva caía de su boca, ya que no toda se quedaba en el miembro contrario. Disfrutaba del sabor percatado por su paladar y los bonitos gemidos de su novio, llamando su nombre o por ese apodo que tanto le encantaba oír de su boca.

— Taehyung... — Gimió mientras ponía sus manos en la cabellera de este. —

Su garganta cedió poco a poco, hasta el punto de que podía meter más profundo.

Pero cuando sintió que el orgasmo del chico estaba a punto de salir, paró.

Se levantó, haciendo que sus piernas chocaran contra la dura polla de su novio. Sacó su americana lentamente y más tarde se desabrochó los botones de su camisa mientras lo provocaba con un pequeño meneo y baile de caderas.

— ¿Te gusta lo que ves? — Dijo mientras bajaba sus pantalones, quedando solo en calzoncillos. —

Se puso de espaldas a él y se restregó contra su polla, aunque no lo tocaba su piel debido a los calzoncillos que aún estaban puestos. Movió las caderas con sensualidad mientras se apoyaba en la pared y giraba la cabeza, buscando la boca contraria.

— Bésame, cariño. — Ordenó. —

Así fue como sucedió, mientras seguía el movimiento de provocación y roce, se besaban con muchísima pasión a pesar de la posición algo incómoda para el rubio.

Se separó del beso y caminó hacia delante moviendo las caderas, para que todo su cuerpo quedara a la vista del pelinegro, y bajó sus calzoncillos lentamente, revelando su culo ante el chico.

Se apoyó en la pared una vez se sacó la ropa interior, poniendo el culo en pompa, meneándolo para su chico y con la espalda arqueada

— Fóllame cariño mío. — Decía entre jadeos y un tono sensual. — Métemela toda... Profundo, como a mí me gusta y córrete dentro mío como siempre haces. —

Escuchó tragar a su novio.

— Ve a por el lubricante y métemela de una buena vez, cariño. —

Escuchó los pasos del mayor y por el rabillo del ojo lo vio pasar por su lado, pocos segundos después oyó el bote de lubricante siendo abierto, aunque no mucho después lo cerró y lo tiró al suelo.

Sintió el líquido frío en su entrada, haciéndolo gemir y no mucho después, un par de dedos. No hacía mucho que habían follado, así que su interior no estaba del todo recuperado. Poco después, sintió el falo, mucho más grande, adentrarse en sus paredes.

Esa sensación de que estaban desgarrándolo por completo era abrumadora pero completamente placentera.

— Dios sí. —

Sintió el torso de su chico contra su espalda y este le susurró.

— Hoy no vas a jugar conmigo, bonito. Voy a follarte tan duro que no tendrás ganas de jugar con mi paciencia, provocándome. Hoy mando yo. —

Gimió al sentir la polla de su novio, tocar su próstata, también por las recientes palabras tan sensuales.

— Jódeme cariño... Hazme tuyo. — Jadeó. —

Y las embestidas iniciaron a ser más rítmicas y duras. Salían gemidos por parte de ambos, cada vez que una embestida que se daba, el interior de Taehyung apretaba lo que estaba siendo introducido, dándole un total placer al pelinegro.

— Te voy a dejar como nunca antes. — Mordió levemente el lóbulo de su oreja. — Te voy a joder tan bien que a pesar de estar mal, volverás a pedirme que lo haga. —

Cada embestida lo llevaba a más placer que la anterior y a la formación de su orgasmo. Su polla chorreaba de líquido pre seminal y su entrada ardía de manera placentera de la seguida intrusión y el ritmo tan rápido y duro que había.

Su novio tocaba sus pezones, los apretaba y los hería, pero siendo un dolor que disfrutaba.

Ese tipo de sexo le encantaba.

No solo jugar con la penetración, también con el tocamiento, mezclado con un poco de ardor y dolor.

Su orgasmo golpeó, manchando todo el suelo.

El chico que tenía atrás embistiendo no paró, hasta que sus paredes notaron al falo palpitar. Jungkook sacó su polla del interior y la masturbó sobre las nalgas de Taehyung, corriéndose con un largo gemido en su espalda culo.

— Fóllame otra vez... Toda la noche, hasta que no pueda correrme más. —

Y así fue, estuvieron toda la noche follando como si tuvieran la necesidad de aparearse como conejos, hasta que casi tocó el amanecer y se ducharon antes de dormirse, él con ropa que el pelinegro le había prestado a pesar de traer su propio pijama para dormir.

Prefería mil veces dormir con la ropa de su novio, la cual olía a él y a demás era muy cómoda. Y Jungkook amaba ver a Taehyung con calzoncillos y una camiseta suya, que le quedaba considerablemente grande.

Al día siguiente despertaron sobre medio día y estuvieron por lo menos una hora en la cama entre jueguecitos y mimos, hasta que decidieron salir de la cama, ya que tendrían aquella cita que le había propuesto su novio.

Antes de nada, hicieron unos bocatas para el camino, puesto que saldrían a un lago que estaba a unas dos horas del lugar, estaba por un pequeño pueblo llamado Coalville. Allí comerían y pasarían el resto del día.

Subieron al coche, Taehyung se llevó una pequeña manta consigo, ya que le gustaba ir tapado durante el camino.

Durante el camino, cantaron canciones que sonaban en la radio con la música alta en el coche, Jungkook sobre todo riendo por los gallos que le salían a su novio y recordándole aquella vez que cantó junto a Yoongi.

— Deberíamos ir a un karaoke. — Opinó el pelinegro. —

— Pero canto fatal. —

— Esa es la idea, reírte de lo mal que cantas. —

Lo miró ofendido.

— ¿Estás diciendo que canto mal? —

— Te lo acabas de decir tú mismo. —

Se giró fingiendo estar enfadado mientras se tapaba con la manta, pero al parar en una gasolinera, el pelinegro le dio un beso para que lo perdonase y lo hizo rápidamente.

Cuando llegaron, se aparcaron en un parking cercano al lago y comieron felices en el coche.

Después de eso bajaron y el rubio fue prácticamente corriendo en dirección al lago. Jungkook fue con una mochila, ahí había una especie de mantel para sentarse, una toalla por si acaso, agua y cosas que podrían necesitar en su estancia allí.

Se sentó en la arena, muy cerca de donde estaba Taehyung, en el agua. Este se quitó sus zapatos y el pelinegro se encargó de recogerlos y ahora estaba mojando sus pies en el agua helada del lugar.

Taehyung paseó por la orilla del gran lago, mientras mojaba sus pies en esa agua fría a la cual se acostumbró debido a que estuvo durante por lo menos media hora recorriendo el gran lago, dando una vuelta a este.

A lo lejos podía ver a su novio, pero no podía distinguir qué estaba haciendo.

Cuando completó la vuelta entera se acercó a su chico, ahora con los pies llenos de arena.

Este estaba dibujando sobre un cuaderno.

— ¿Qué dibujas, cariño? — Preguntó. —

Había visto varias veces dibujar a Jungkook, pero en ninguna de ellas le permitió ver el dibujo o boceto que estaba realizando.

— ¿Quieres que te lo enseñe? —

— No... Por eso te estoy preguntando. — Respondió con sarcasmo. —

— Pues ven, límpiate y te lo enseño. — Cerró el cuaderno y le pasó una toalla. —

El chico se echó agua a los pies y se secó para acabar de limpiarse. Se sentó como indio en el mantel que había en el suelo y miró al pelinegro con curiosidad y ganas.

— No suelo hacer este tipo de dibujos, a demás de que no agarro un lápiz tan a menudo como lo hacía cuando tenía 13 o 14 años, pero quería hacerlo. —

— No importa, sea lo que sea me gustará. —

El chico suspiró y abrió el cuaderno, revelando el dibujo.

Se vio a sí mismo sobre la hoja de papel.

Miró al chico con un puchero en los labios.

— Es precioso. —

— No más que tú. —

— Agh odio cuando eres tan romántico. — Lo abrazó y lo llenó de besos. —

Después de estar un rato, fueron a comer al pueblo en un restaurante que había por allí. Y más tarde, volvieron al lago, mientras el rubio veía a su novio dibujarlo.

Cuando empezó a anochecer, decidieron irse.

El día había sido muy bonito a su lado y a pesar de no ser un plan en el que hayan pensado mucho o que hayan planificado con demasiada antelación, había sido mágico.

En aquel día hablaron de muchas cosas, entre ellas, los celos de Jungkook Taylor, este le prometió que estaba tratando de gestionarlos y el menor le aseguró que siempre estaría con él en el proceso y que cualquier cosa que necesitase, que le contara.

Se querían el uno al otro y poco a poco se enamoraban por completo del otro.

El amor surgía de manera más fuerte a medida que pasaba el tiempo.

════ ∘◦❁◦∘ ════

Los siete chicos estaban sentados en la terraza del rubio mientras jugaban al juego de cartas llamado UNO, el cual llevó Namjoon asegurando de que se lo pasarían bien y que sería divertido. Todos ellos, menos Taehyung, que desconocía el juego por obvias razones (porque no era de su época). Así que entre todos le explicaron en qué consistía el juego.

La nieve desapareció de Utah, debido a que poco a poco llegaba la primavera, el frío era menor. El invierno estaba desapareciendo y el tiempo iba con mucha rapidez.

En la mesa que habían montado entre todos, había muchas cosas para picar; chocolates, patatas de bolsa, distintos tipos de frituras y hasta golosinas.

Estaban en casa del menor del grupo debido a que sus padres no le habían dejado salir de casa. Habitualmente iban a la fraternidad en la que residían Jimin y Namjoon, así que también pasaban tiempo con los universitarios de ahí mientras charlaban y tomaban algo de alcohol.

Por desgracia, aquella vez no podían consumir alcohol por obvias razones; si llegaban los padres de Williams estaban muertos.

No les quedó otra, que distraerse con un juego de mesa y el ganador había sido ese juego de cartas.

— ¿Entonces ahora tengo que poner un dos? — Preguntó mirando la carta que había en el centro de la mesa. —

La carta que había en el centro era un uno de color rojo, pero Taehyung por lógica pensó que se jugaba siguiendo el orden numeral.

— No, tienes que poner o un uno de cualquier color o una roja que tenga cualquier número, el que quieras. —

Frunció el ceño y puso una carta roja, sin entender mucho.

El juego evolucionó y cada vez entendía más el juego, haciendo la partida más dinámica y consiguiendo divertirse con esto.

— ¡Cómete cuatro, enano! — Le dijo su novio a su amigo peli menta. —

Puso la carta de más cuatro sobre el montón de cartas ya jugadas.

— ¡Pues cómete ocho! — Le dijo Yoongi al peli naranja. —

Jimin suspiró dándole una mala mirada al chico que tenía a su derecha mientras agarraba las cartas que le correspondían.

Ese juego sin duda era un perder amistades.

— ¡¿Tú de que te ríes Hoseok?! — Le regañó Jimin. — ¡Después tú te comerás 12 cartas, ya verás! —

Se aguantó la risa mientras disimulaba bebiendo el refresco, pero no aguantó y estalló de risa, mojando parte de la mesa.

En ese momento se escuchó un grito.

— ¡Tete! —

— ¡Tata! —

Sus hermanos habían llegado y eso significaba que sus padres también.

Se giró y levantó de la silla, para recibir a los niños que venían corriendo como habitualmente para recibirlo.

Los abrazó y les dio besos en la mejilla, sus padres llegaban detrás, los cuales vio entrar a la cocina. Los pequeños saludaron a los chicos que ya conocían con un abrazo, excepto a los otros tres.

— Saludad, hombre. — Les dijo, pero los dos niños se pusieron detrás de su silla, provocando una pequeña risa por parte de Namjoon y Jimin. —

Eran tímidos y a demás de que eran nuevas personas para ellos, cosa que complicaba más la cosa.

— Venid aquí. — Los sentó en sus muslos. — Él es Jimin. — Lo señaló y el peli naranja, los saludó con la mano. — Él es Namjoon. — El castaño hizo lo mismo. — Y él es Jungkook. — Hizo el mismo gesto. — Ahora presentaros vosotros, tetes. —

Lo miraron y Taehyung les prometió darles un caramelo y poder jugar con ellos si se presentaban.

— Me llamo Oliver Williams. — Comenzó a hablar tímidamente. — Y tengo nueve años. —

Los chicos lo saludaron, menos Jungkook, él ya sabía que no era muy bueno con los niños.

— Y yo soy Emma Williams, también tengo 9 años como mi hermano. — Ella dijo más segura de sí misma. —

Con el rato, agarraron confianza y hablaban perfectamente con todos, aunque con Jungkook no tanto, ya que este tampoco trataba de participar en la conversación.

Emma estaba sentada en sus piernas y Oliver en las de Jimin.

Escucharon a sus padres acercarse y apoyarse en el marco.

— ¡Ey chicos! — Saludó su madre, sonriente. — Algunos no os conozco, pero encantada de conoceros, yo soy la madre de Tae, Ava Williams. —

— Yo, como suponéis, soy el padre de Taehyung, Henry Williams. —

— Yo soy Jimin Hudson, encantado. — Sonrió el peli naranja. —

— Yo Namjoon Brownstone, encantado igualmente. —

— Yo... Yo soy Jungkook Taylor, es un placer conocerles. —

Todos miraban en dirección al pelinegro, que conocía por primera vez a los padres de su pareja, o mejor dicho, suegros.

— Os dejamos tranquilos, cualquier cosa nos llamáis. —

Asintieron ya agradecieron, después los dos salieron.

Pasaron el resto de la tarde entre amigos y los dos hermanos menores del rubio jugando al UNO mientras comían y se enfadaban entre ellos por distintas cosas que se hacían con las jugadas.

Simplemente, todo había cambiado mucho.

Y pronto sería la concentración en Nuevo México.

Este capítulo ha sido algo más corto y algo como llamaríamos "relleno" pero necesitaba hacerlo para ver un poco de la realción de la pareja, del grupo de 7 y sobre todo, para adelantar tiempo en el fanfic debido a que dentro de poco sucederá algo. Espero que os haya gustado y votad para más.

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