-26-
— ¿Y Taehyung? — Preguntó Jin a su novio. —
Este llegaba junto al peli naranja.
— ¿No está aquí? —
— No. —
Los tres chicos se apartaron de las gradas, para que nadie los escuchara.
— Le dije que no fuera, pero se puso a llorar... — Explicó Jin, ahora más en privado. — Después se fue detrás de vosotros. —
— Lo vimos... Aunque Jungkook otra vez ha sido un gilipollas. Tenías razón, esos dos solo se hacen daño al otro. — Comentó
Jimin no entendía nada, los miraba confuso hasta que la pareja que hablaba se percataron de que el chico no entendía nada.
— Ambos sienten algo por el otro. — Le explicó Jin al peli naranja sin ser necesaria la pregunta de qué sucedía. — Están sufriendo por el otro sin razón alguna... Aunque Nam y yo concluimos que en caso de que decidan iniciar algo, sería muy complicado por la gestión de emociones que tiene Jungkook. —
— ¿Desde hace cuanto que sabéis que se gustan el uno al otro? — Preguntó Jimin Hudson. —
— Desde la mañana del día en el que llegó Jungkook destrozado y decidió decírselo a Taehyung, aunque la ha vuelto a cagar. — Explicó el castaño de gafas. —
— ¿Se lo va a decir? — Preguntó Jin ahora confuso. —
— Esta noche... Había preparado todo el pobre. Pero siempre tiene que hacer alguna gilipollez y cagarla. — Namjoon Brownstone suspiró. — Ya se lo he dicho, si Taehyung ya no quiere ir y escucharlo, será totalmente su culpa. —
— No sé, debería hablar con él. — Jin miró en dirección al pasillo por el que se metió Taehyung cuando salió corriendo. — Seguramente esté en el baño. Hablaré con él. —
— Un momento... ¿Sabes por qué se siente culpable? — Preguntó Jimin. —
— ¿Culpable? — Preguntó el castaño que estaba a punto de ir en busca de Williams. —
— Sí... — Afirmó Namjoon — Se me abrazó mientras lloraba, decía que todo era su culpa. No hay fallas en su lógica, tiene razón, Jungkook estaba así por él. Pero no entiendo por qué se siente culpable por no haber hablado con él... Dijo algo sobre que Jungkook lloró rogándole que pudieran hablar. —
— Eso me lo contó, fue el primer día de clase, Taehyung se negó a hablar con él. Al final fuimos nosotros los que le dijimos que se alejara por completo de él, obviamente antes de que supiéramos los sentimientos de Jungkook. Después vuestro amigo se puso a llorar, rogándole que hablaran hoy y por eso Tae aceptó. Ahora se siente responsable. —
— Menudo drama... — Sonrió Jimin. — No sé cómo acabará, pero si mi amigo idiota sigue así, la cagará por completo. —
Jin se despidió de los dos amigos y se fue corriendo al baño, el más cercano de la entrada al campo, ya que no había más por la zona.
— ¿Taehyung? — Preguntó en voz alta. —
Escuchó los sollozos de su amigo.
— Soy Jin, ábreme por favor. — Dijo contra la puerta del cubículo en el que se encontraba el rubio. —
Escuchó al chico sacar el seguro de la puerta y la abrió. El rubio estaba con los ojos rojos e hinchados. De inmediato, abrazó a su amigo y este lloró aún más.
— Es mi culpa Jin, él estaba así por mi culpa. —
— Ha sido un idiota... No tienes que culparte de nada, Namjoon y Jimin me lo han contado todo. —
— Lo siento por abrazar a Namjoon... Espero que no se haya sentido incómodo. —
— No pasa nada, a él ni a mí nos importa, primero es que tú estés bien. —
El llanto del chico se calmó después de unos minutos y se sentaron en un banco que había en el pasillo.
— ¿Al final irás a su casa? Si no quieres, díselo. — Acarició el pelo de su amigo. —
— Iré... Ya le dije que sí... A demás, quiero disculparme con él... —
Jin suspiró.
— Mejor vayamos al campo. —
Caminaron en dirección a la entrada del campo de futbol, Taehyung estaba abrazado al brazo de Jin. Cuando se pusieron donde estaban antes de todo lo sucedido, sus amigos se preocuparon por él, e incluso Jimin y el novio de su amigo. Este les contestó que estaba bien, que no se preocupasen y siguieron viendo la última parte del partido.
Quedaban 15 minutos de partido y estaban perdiendo.
Jungkook ya había entrado en juego, de hecho, habló y se disculpó con su entrenador por no haberle informado de su estado, este aceptó sus disculpas y también lo hizo de vuelta por haberle aturdido más de lo que estaba gritándole.
El estado del equipo había mejorado de la vuelta de su capitán, las gradas corearon el nombre del chico después de que entrase otra vez, animándolo.
Finalmente, el partido acabó en empate, así que, como el futbol americano no acababa hasta que uno ganase, se añadió una prórroga de 10 minutos.
Taehyung no estuvo muy atento al partido, estaba enterrado en sus pensamientos mientras apoyaba la cabeza en el hombro de Yoongi.
No estaba seguro de si lo mejor era ir a casa del pelinegro, si quería, podía decirle que no e irse directamente a casa del peli menta con todos sus amigos.
Pero se sentía culpable y ya le había dicho que sí.
Volvió a la realidad cuando los vítores y celebración de todos se hizo muy alta, aclamaban a Jungkook, quien había marcado un touchdown y en 2 minutos, al menos que el otro equipo marcara uno, era imposible que empataran o les ganaran.
Habían empezado muy mal y no habían acabado tan mal.
Bajaron de las gradas una vez todos empezaron a salir. Él iba a salir junto a sus amigos, aunque esperaría a Taylor.
— ¡Taehyung! — Lo llamaron a lo lejos y se giró. —
El pelinegro estaba corriendo hacia él.
Debido a que estaba con el gran grupo, es decir, sus amigos y los del pelinegro, también se giraron en dirección a Jungkook.
— Vámonos. — Escuchó a Jimin. —
Los dos amigos, que no sabían nada respecto a lo que sucedía, fueron empujados por los otros tres que sabían todo, sus voces se alejaron, mientras el chico pelinegro seguía acercándose mientras trotaba.
Él se acercó a la valla que separaba la grada del campo y cuando llegó Jungkook, lo dejó respirar antes de que hablase.
— Lo siento mucho por lo de antes. — Murmuró. — Lo siento por hacerte llorar... Yo... Entenderé si no quieres venir, he sido incoherente en esta situación... —
Taehyung miró a los ojos al mayor, este se veía terriblemente grande a su lado debido a la gran protección que llevaba en todo el torso.
El arrepentimiento se reflejaba en sus ojos, en aquel momento se estaba abriendo por completo a él.
— Sí que iré... Ya te dije que sí. — Respondió cabizbajo. — Te espero en las gradas... —
— No tardaré mucho, te lo prometo. — Dijo mientras empezaba a trotar de nuevo, esta vez en dirección al banquillo y después al vestuario. —
Suspiró mientras se sentaba en las gradas, ya no quedaba nadie en el lugar, solo entrenadores y alguna persona más, incluyéndose a sí mismo, debido a que la gente del público había marchado y los jugadores estaban en los vestuarios.
¿Debería haberle dicho que no?
Fue lo primero que se le vino a la mente, pero borró la idea de la cabeza de inmediato. Él quería ir y saber lo que lleva una semana esperando a saber. No iba a pasar por alto al cien por cien lo ocurrido antes, a pesar de sentirse culpable, el pelinegro también había actuado mal en la situación y era algo que había notado después de reflexionarlo.
— ¡Ey Taehyung! — Lo llamaron. —
Alzó la cabeza, era el entrenador de Jungkook, este se apoyó en la barandilla o vaya que los separaba.
— Hola... — Saludó mientras se levantaba y se acercaba. —
— ¿Qué tal han ido las vacaciones? —
— Bien, gracias. —
— ¿Estás esperando a Jungkook? —
— Sí... —
— Me sorprende que Jungkook salga de su zona de confort y haga más amigos, aunque lleve dos años en el equipo, no ha hecho ningún amigo aquí, solo va con Hudson y Brownstone. —
— No creo que seamos amigos... Solo conocidos. —
— Si no fuerais amigos, no creo que le esperarías para que salga. —
— No... Pero pienso que él no me considera su amigo, yo sí, pero él... —
— Sí que eres mi amigo. — Escuchó el tono tímido de la persona de la que hablaban. —
Ambos se giraron y el entrenador le dio un golpecito en el hombro.
— ¿Lo ves? —
El rubio solo carraspeó y miró al pelinegro.
— ¿Vamos? — Preguntó. —
Asintió y se despidieron del entrenador, caminaron por los pasillos vacíos del instituto.
El mayor iba el ante suyo y abrió el coche, ambos subieron.
Mientras Jungkook conducía, Taehyung estaba cabizbajo, mirando sus pies, nervioso. El silencio era bastante incómodo, algo que hace un mes no hubiera sucedido.
Tragó saliva y mordió el carrillo, estaba a punto de llorar sin razón alguna.
— Tae. — Habló el pelinegro. — De verdad lo siento... Por lo de antes. — Suspiró. — He sido el mayor gilipollas que existe, joder, te has preocupado por mí siempre y yo solo te lo he hecho pasar mal. —
Lo miró, mientras tenía los ojos cristalizados. El mayor lo miró, notando que estaba a punto de llorar.
— No llores, por favor. — Dijo mientras se le quebraba la voz. — No tienes por qué culparte de nada de lo sucedido... Hoy te lo explicaré todo, necesito decírtelo y que todo quede claro, pero no llores... He preparado algo... Cenaremos antes de hablar, lo tengo casi todo preparado, haré unas últimas cosas. —
Pasó sus dedos por sus ojos y asintió, sabiendo que el chico lo estaba mirando por el retrovisor.
— Pero ahora no llores tú. — Lo regañó mientras la voz se le quebraba. —
Jungkook rio y pudo notar un sonrojo por su parte.
Se ha sonrojado.
Sonrió y apartó la mirada, seguro él también se había sonrojado.
No, Taehyung, no te permitas eso... Te haces daño. Se dijo así mismo, regañándose.
Una vez llegaron, aparcaron y bajaron del coche, el pelinegro abrió la puerta desde el garaje y se adentraron a la casa. Esta estaba vacía, ya que habitualmente, cuando iba, Olivia, la hermana de Jungkook, solía estar en el salón y los saludaba.
— Ven... — Dijo Jungkook mientras lo miraba. —
Este dejó la mochila al pasar por el salón.
Era la primera vez que veía algo que no fuera su habitación o las escaleras que dirigen al lugar. Entraron en una gran cocina, allí había una puerta corrediza, la cual abrió y dejó ver una especie de comedor. Era bastante amplio y acogedor, más que la propia casa y muchos lugares de esta.
— Siéntate, ahora traeré la cena. ¿Quieres algo para beber? —
— ¿Puedo acompañarte? — Preguntó algo tímido. —
El chico sonrió.
— La idea era que lo preparase yo, pero como quieras. —
— Bueno, pues no te estropeo el plan... ¿Tienes algún refresco? —
— Sí, claro, ahora te lo traigo. —
Se sentó en esa amplia mesa, dónde había un plato, en el asiento de delante había otro, para el pelinegro.
Este llegó con la bebida y la dejó en la mesa, diciéndole que se sirva lo que quiera y volvió a irse.
Esperó con paciencia, algo extrañado y curioso debido a lo que había preparado, no estaba seguro de por qué lo había hecho, de hecho, era extraño que no subieran a la habitación como solían hacer.
Pero es la hora de cenar, por eso te ha invitado.
El chico entró con un bol y una bandeja de cristal
Dios, qué buena pinta.
La boca se le hizo agua de solo pensar en comer eso, tenía demasiada hambre. El pelinegro se sentó en frente suyo mientras dejaba todo en la mesa.
— No hacía falta que hicieras esto... — Dijo mientras miraba la comida. —
— Es que no suelo cenar después de los partidos... Y mejor esto que comida chatarra pedida a domicilio. —
— Deberías cenar después. — Le dijo mientras tomaba refresco. — A mí me entra mucha hambre después de los míos... Siempre vamos a comer a un buffet libre o un sitio de carne, aunque luego la factura sale cara. — Rio al recordar ver una factura tiempo atrás de 300 dólares en comida después de un partido. —
Jungkook sonrió y agarró una cuchara especial de cocina y le sirvió comida.
— No, déjamelo a mí. — Le interrumpió, agarrándolo del brazo. —
— Te he invitado... Así que yo lo haré. —
El menú se trataba de lo siguiente; una ensalada de pasta que no sabía a ciencia cierta de qué estaba hecha, pero tenía muy buena pinta. Y después, algo que no sabía que demonios era, pero al ver el queso gratinado le entró mucha hambre. —
— ¿Qué es eso? — Le preguntó señalando la bandeja. —
— Se llama pastel de carne, me lo hacía mi madre cuando era pequeño, está hecho de dos capas de patatas y carne picada por dentro, como relleno, encima tiene una capa de queso gratinado. —
— No lo has hecho tú. — Afirmó. —
— ¿Dudas de mis habilidades? Claro que lo he hecho yo... Haciendo la ensalada de pasta sí que me han ayudado... Pero el pastel lo he hecho yo solo. No soy un gran cocinero, pero espero que te guste. —
— Mis expectativas están altas con la pinta que tiene. —
— Espero que las cumplan, puedes servirte mientras yo sirvo lo otro, córtalo en cuadrados. —
Agarró el cuchillo y la espátula para servir. Cortó como el chico le había dicho y sirvió dos trozos a cada uno, ya que no eran muy grandes.
El pelinegro agradeció y él hizo lo mismo y empezaron a comer. Cuando probó un bocado del pastel tan esperado se murió.
— Esto está buenísimo. — Dijo con la boca llena. — Perdón. — Se tapó la boca al darse cuenta. —
Te estás soltando mucho, Taehyung Williams. Se regañó mentalmente.
— No te preocupes. —
Siguieron comiendo, el tema de conversación era poco, debido a que ambos comían con gusto, Jungkook parecía sorprendido del resultado de la cena, e incluso ambos se sirvieron algún trozo de pastel de carne más.
— Sabía que tenías hambre... Es imposible que no lo tengas después del partido. —
— No tengo hambre... Solo no desperdicio la comida. —
— Mentiroso. —
— ¿Dudas de mí? —
— Por supuesto, estás comiendo como si tuvieras el estómago vacío. —
Quedó algo de comida, la cual guardaron en la nevera y se sentaron en el sofá. Sabía que era el momento de hablar, eso que Jungkook había esperado durante bastantes días para decírselo. No estaba seguro de si estaba preparado, pero eso ya no importaba, tenía que afrontar la realidad, lo estuviera o no.
— No sé como comenzar. — Dijo Taylor nervioso. — Es más complicado de lo que pensé. —
No contestó, pero dio a entender que no tenía problema, que hablase cuando estuviera preparado.
— Estas últimas semanas han sido demasiado complicadas para mí. — Inició. — No sé qué me ha pasado... Pero he descubierto muchas cosas que pensé que jamás pasarían. No estoy seguro por donde empezar. —
— Desde el inicio, el inicio de todo. — Respondió. —
— Pues desde el inicio. — Afirmó y tomó aire. — Nunca he sido una persona demasiado sociable, es decir, sí, pero no me gustaba estar rodeado de tanta gente. Pero siempre me han tomado por alguien risueño o alguna vez me han dicho que es fácil leer lo que siento, eso hace años. No es que tenga una familia que me haya traumado o algo así, de hecho, ha sido bastante normal, mis padres me querían a mí y a mi hermana y éramos felices. Tampoco nos faltaba de nada, de hecho, hemos estado bastante acomodados toda la vida porque hay un negocio que viene de familia que lleva mi padre. —
No entendía muy bien por qué le contaba eso, pero simplemente lo escuchaba con atención.
— He sido alguien feliz, un niño y adolescente. Como cualquiera, tiene sus amores adolescentes que no llegan a nada, no sé. —
En ese momento se le llegó un nombre a la cabeza.
Hannah.
¿Y si le hablaba de ella? ¿Y se desahogaba con él? Eso iba a destrozarle si pasaba.
— Cuando inicié a jugar a futbol empecé a ser más popular entre la gente, sobre todo entre las chicas, aunque no estaba muy interesado en ello... Por mucho que la gente me vea como alguien atractivo, no me importa o me metería con cualquiera, por eso. Hasta que conocí a Hannah. —
Joder.
— Con 15-16 años estuvimos juntos, aunque no duró más de medio año, con ella tuve la primera vez en todos los aspectos... Muchas experiencias las viví por primera vez con ella, aunque me dejó y decidí dejar de sentir cosas y empezar a tener sexo con cualquiera sin meter sentimientos de por medio, solo alcohol y esas cosas. Sinceramente, me ha ido muy bien así. —
El chico miraba hacia el suelo, le estaba costando más de lo que debería, así que le puso una mano en el hombro en modo de apoyo, lo cual, provocó más nervios en el pelinegro, y retiró de inmediato la mano.
— No me afectó lo de Hannah, créeme, simplemente comencé un verano de sexo y fiestas continuas, acostumbrándome al alcohol y experimenté mucho mi sexualidad, dándome cuenta de que me gustaban los hombres, quizás un poco más que las mujeres. Estaba bien, ni feliz, ni mal... Empecé el High School siendo un alumno normal, popular por jugar a futbol americano y conocí a Jimin y Namjoon, que se hicieron mis amigos muy rápido. Actualmente, son las personas en las que más confío, creo. Ellos me hicieron feliz, eran amigos de verdad. Eso duró hasta que mis padres se marcharon de casa. Mi padre empezó a querer centrarse en la empresa al cien por cien y nos dejó a Olivia y a mí en Estados Unidos, se llevó a mi madre con él. Eso me afectó demasiado, aunque lo quiera negar. A lo largo de los años ya había descubierto muchas cosas de la familia, secretos ocultos, pero no me afectaba. Hasta que nos dejaron... — Tragó saliva, sabía que lo hacía para no llorar. — Esto mis amigos no lo saben, pero notaron un cambio bastante grande en mi personalidad y pasé de alguien risueño y feliz, a alguien que no muestra lo que siente y frío. O así me han descrito muchos. De allí sale mi supuesta personalidad.—
— No sé a dónde quieres llegar. —
— Un momento. Ahora lo entenderás. —
El chico que estaba explicándole su pasado, ahora más seguro, se enderezó y lo miró.
— La gente me toma por alguien imponente y que le podría partir la cara a cualquiera que me molesta, pero en el fondo, no me atrevo a hacer nada de eso, soy bastante debilucho a nivel mental, me sentiría fatal... — Se avergonzó. —
— No le veo nada de malo... No creo que estuviera bien pegarle una paliza a cualquiera. —
— Lo sé, pero nadie más de mis dos amigos lo saben... —
— No tenías por qué contármelo. —
— Sí que era necesario, si no, no puedo llegar a lo que quiero. —
Taehyung se sentó como un indio, y lo miró, aún más metido en lo que el pelinegro le contaba, no estaba seguro de qué quería decir con eso, pero cada vez sentía más curiosidad por saberlo.
— Desde entonces, decidí reprimir mis sentimientos, no hacerles caso y dejarlos por ahí, pensando que no me pagarían factura... Hasta que te conocí a ti. —
Abrió la boca para hablar, confuso, pero Jungkook lo paró antes de que hablara.
¿Qué tengo que ver yo aquí?
— Taehyung... Lo miró. Sé que ahora no entiendes nada, estoy seguro de ello, pero quiero explicártelo. Por favor. —
Asintió inseguro y lo miró.
Los ojos de Jungkook expresaban el mundo entero, por primera vez. Se veían aún más preciosos en persona que en aquella imagen que vio meses atrás en el Facebook del contrario.
Brillaban mientras lo miraba, no sabía qué mostraban, pero sabía que lo sabría en menos de lo que creía. Había una mezcla de emociones en estos. No era felicidad, pero al menos, pudo presenciarlos.
Ese era el verdadero Jungkook, al cien por cien.
Y ese Jungkook se estaba entregando... A él, Taehyung Williams.
— Taehyung... — Lo llamó. — Estos días... Creo... —
Ambos se miraban directamente a los ojos, solo se centraban en el otro, el mundo entero se centraba y paró por ellos dos.
— Me estoy enamorando de ti. Taehyung, estos días, he descubierto después de mucho tiempo que siento algo por alguien. Quiero hacerte la persona más feliz del mundo... Quiero que seas feliz a mi lado, sin un acuerdo sexual, solo nosotros dos. —
Sintió sus ojos llenarse de lágrimas que estaban a punto de salir.
Es imposible.
— Taehyung, quiero enseñarte algo, antes de que digas nada, lo he preparado para ti. —
Taylor extendió la mano, para ayudarle a levantarse. Él aceptó su ayuda y lo siguió, aun con las manos entrelazadas. Subieron las escaleras, pero no fueron a la habitación del pelinegro. El mayor abrió una puerta y se apartó, para dejarlo pasar, que la viera.
— ¿Lo has hecho tú? — Dijo mientras caían las lágrimas. —
Se trataba de una habitación que estaba a oscuras, pero se iluminaba por la luz de la luna que llegaba de un gran ventanal que tenía la habitación. En el techo había una gran pintura de un cielo, con estrellas que brillaban y los iluminaba aún más.
En el centro de la habitación había sitios donde sentarse, como unas especies de puf pero más elegantes, todos de colores oscuros y neutros. Estos miraban en dirección a una chimenea normal y no eléctrica como la del piso de abajo.
A un lado de los pufes había cosas, pero que no lograba identificar.
— Sí, lo he hecho yo. — Lo miró. — Cuando era niño me gustaba pintar, me prometí hacer eso en el momento indicado y ha llegado. —
— ¿Cuánto tiempo te ha llevado esto? — Preguntó casi sin aire, estaba llorando, pero sin llegar a ser un llanto, solo lágrimas caían. —
— Lo inicié el 1 de enero. — Explicó. — Una semana antes de que comenzasen las clases, cuando decidí contártelo. No sabía como expresar mis sentimientos... En aquel momento tenía tantas cosas en la cabeza que lo pasé fatal. Así que decidí hacer esto en esta habitación vacía que hay en la casa. Después ya la decoré, cuando acabé la pintura hace 5 días. Definitivamente, tenía que decírtelo aquí, esta pintura y habitación expresa todo... —
Esto es lo más bonito que me han hecho.
Se sorbió la nariz, las lágrimas caían cada vez más. Jungkook se acercó antes de hablar.
— ¿Puedo? — Preguntó y el rubio asintió antes de sentir los brazos de Taylor abrazándolo, y acunándolo. —
Se aferró al chico, mientras pasaba sus brazos por la espalda de este y enterraba su cara en el pecho del contrario.
— Lo siento... — Dijo. — Te estoy mojando la camiseta. —
Este negó y le dijo que no pasaba nada, que llorase todo lo que necesitaba.
La calidez del cuerpo de Taylor, junto a su aroma, lo tranquilizaron e hicieron que con los minutos se relajara por completo contra su cuerpo, con los ojos cerrados.
— Llevo tantos días torturándome porque pensaba que era mi culpa que tú estuvieras así y ahora sé que no me equivocaba. — Levantó la cabeza para mirarlo. —
Se sentaron en el lugar que había preparado el pelinegro y se acurrucó contra su pecho.
— Lo siento por haberte hecho pasar tan mal estos días... —
Un pequeño puchero estaba formado en sus labios.
— No te preocupes, no es tu culpa. — Acarició sus mejillas. — No te culpes con eso, ni tortures, soy yo el que no sabe gestionar sus emociones. —
— Es extraño que tú mismo lo sepas... Por lo general, la gente que no sabe hacerlo, no lo sabe, tampoco lo acepta. — Rio por lo bajo. —
El pelinegro lo miró con el ceño fruncido, divertido.
— Estos días he tenido muchas charlas con mis amigos... Ya me lo han dicho demasiado, hasta el punto de creérmelo —
— ¿Qué tipo de charlas? — Preguntó curioso. —
— Tuve una discusión con Jimin... Ahí fue cuando empecé a comerme la cabeza. —
— ¿Por qué te discutiste con él? —
— Creo que ya sabes por qué nos discutimos. —
Mierda... El trío, me había olvidado de eso.
— Pienso que sí. —
Se quedaron en un rato en un silencio un poco incómodo debido al reciente tema de conversación que no era agradable para ninguno.
— Quiero enseñarte algo. Supongo ya lo habrás visto, sé lo curioso que puedes llegar a ser. —
Agarró las cosas que había visto cuando entró y no podía identificar.
— Son recuerdos que guardo sin enseñárselos a nadie... Pero creo que tú eres la persona indicada a quien enseñárselo. —
Había distintas cosas, entre ellas, pequeños diarios que escribía un Jungkook de 7 años, que leyeron mientras reían de las cosas que escribía o de las anécdotas que contaba. Entre esas cosas había un álbum de fotos que tomaba con una cámara cuando era pequeño, las cuales enseñó y explicó anécdotas que recordaba.
También el álbum de las fotos familiares, las cuales, dos fotos, ya había visto.
— Ahí mi madre estaba embarazada de mí. — Explicó. — Fue la primera foto que se hizo en familia, mi padre, mi madre y yo, supongo... Aunque no se me viera. —
Otro pequeño álbum se encontraba entre las cosas, en este había fotos más recientes, en las que estaba junto a su equipo de futbol un año atrás, concentraciones y esas cosas, o había fotos de él junto a Jimin y Namjoon.
— Te quedaba bien el pelo largo. — Dijo con el álbum de fotos entre las manos. —
Dejó el álbum y acarició la cabellera negra mientras sonreía y lo miraba.
Jungkook lo miraba con amor.
— Me gusta tu sonrisa. — Escuchó por parte del mayor. — Y más si es provocada por mí. —
Se sonrojó mientras apartaba la mirada y las manos del cabello de este.
Siguieron con las fotos y por último pasaron a ver unas pinturas que el chico había recopilado desde que empezó a pintar, con tan solo verlas expresaban demasiadas cosas, se veían muy claramente.
Y en ese momento entendió en su totalidad el significado de la pintura que había en el techo.
Miró al chico.
— Gracias por todo. Por mostrarte... El verdadero tú... —
— Lo he hecho para ti... — Lo miró. — Tengo que decir, que hacer esa pintura ha sido un reto para mí... Créeme que he acabado con el cuello partido. —
El rubio rio.
— Pero quería hacerlo para ti y todo merece la pena si es por ti... —
No llores otra vez, Taehyung Williams, te lo prohíbo. Se dijo a sí mismo.
— He hecho esto, para entregarme por completo y supieras todo, como soy yo en realidad, el Jungkook con sentimientos y no el que muestro. No sé si tú sentirás lo mismo que yo, pero en caso de que no sea así, quiero hacer que sientas lo mismo que siento yo contigo. —
— Jungkook... —
— Espero que puedas enamorarte de mí como yo lo estoy haciendo. Joder, quiero que lo hagas. —
— Jungkook. — Volvió a llamarlo y agarró el rostro del pelinegro. — Yo también siento lo mismo que tú desde antes de que dejáramos de vernos... Me alejé de ti aprovechando que Hannah estaba contigo. —
— Jamás estuvo conmigo otra vez. Solo acepté ser su amigo o algo así porque estaba celoso y no aceptaba mis sentimientos... Y me arrepiento tanto de eso. —
— ¿Y ahora? — Preguntó. — ¿Qué hacemos? —
— Dicen que cuando no sabes que hacer, lo mejor es besarse. — Pronunció el pelinegro y Taehyung rio. —
— Podríamos probarlo... — Dijo mientras se acercó a él y lo besó. —
Sus labios se movían al compás del otro, sin necesidad de ser un beso salvaje o lleno de excitación, solo amor por el otro.
Aquel amor había costado demasiado expresarlo. Y ahora que podían, no se tirarían para atrás.
Se mostrarían aquel amor que sentían por el otro, de todas las formas posibles.
Con el tiempo se separaron y se miraron al otro, sonriendo.
— Hace tanto que quería hacer esto. — Murmuró el menor. —
Sus labios volvieron a unirse, en una mezcla de amor y pasión, intensificándose el beso. Mezclando salivas y empezando a utilizar sus lenguas. Pequeños jadeos empezaron a formarse debido al agarre de cintura que hizo el pelinegro.
Las manos de Williams pasaron de las mejillas de Jungkook alrededor del cuello de este.
— Vayamos a la habitación. — Dijo Jungkook mientras dirígia sus manos a la parte trasera de sus muslos y lo levantaba como si no pesara nada. —
El menor enterró su cabeza en el cuello de Jungkook mientras era llevado a la cama.
Lo dejó con delicadez, casi en el borde, y se puso entre sus piernas, para besarlo.
Era totalmente distinto a las otras veces, el amor estaba presente y la mezcla de emociones estaba siendo algo abrumador para ambos, ya que era una nueva sensación que jamás habían vivido ni juntos, ni por separado, pero trataban de acostumbrarse el uno al otro.
Jungkook sacó el jersey del mayor con delicadez.
No estaba siendo duro con él.
Ambos se estaban entregando en cuerpo y alma.
Una vez sacó la parte de arriba del rubio, recorrió con besos y la lengua su cuerpo, parándose por primera vez a observarlo con detenimiento, no yendo con prisas. Se paró a observar las reacciones del chico que estaba debajo de él, ver qué le gustaba más. Aprenderse su cuerpo de memoria.
Introdujo un pezón del rubio en su boca, mientras acariciaba su cintura, caderas, y abdomen.
— Agh... Mmm... — Gimió mientras arqueaba la espalda. —
Hacía mucho que no sentía el calor del contrario.
Pero lo había anhelado tanto.
Dejó que el pelinegro hiciera lo que quería con él, para después sacarle la camiseta a él. Aunque Taylor no se cortó y sacó todo lo que le quedaba de ropa, al contrario.
Empujó un poco hacia delante al chico, quedando él de rodillas en el suelo y empezó a besar el interior de sus muslos, dejar marcas en estos, haciéndole desear algo más que eso. Movió su cadera en busca de contacto, en cualquiera de sus zonas íntimas, y escuchó una pequeña carcajada.
— Vayamos con calma, tenemos tiempo. — Dijo el pelinegro mientras lo miraba, en dirección hacia arriba. —
Taehyung estaba apoyado en sus codos mientras observaba lo que hacía el chico con él y su cuerpo.
Siguió jugando con su lengua cerca de su zona más íntima, haciéndole desear que de una vez lo penetrara con la lengua. Hasta que finalmente le concedió el deseo. Besando y mojando su entrada con la saliva.
— Jungkook... — Gimió. —
Agarró la cabellera del chico con una mano y lo acercó más a él. Este seguía con su trabajo, mientras oía los gemidos del contrario.
Después de un rato, agarró el lubricante que había en una de las cajoneras y vertió un poco sobre sus dedos, mojándolos por completos y acercándolos a la entrada palpitante del chico, que estaba algo mal por la falta e ida de contacto.
Introdujo uno de los dedos, debido a que el rubio comentó que había estado en abstinencia durante un tiempo. Iba a prepararlo bien.
Williams estaba con un tono rojizo en las mejillas debido al calor del momento, su pelo estaba algo desordenado y sus ojos con las pupilas dilatadas al máximo.
Lo besó mientras movía sus dedos dentro suyo, dando en aquel punto que tanto le gustaba y dilatándolo lo máximo posible, para que no le doliera.
— Ah... Jungkook. — Gimió contra su boca. —
Una vez sintió que estaba lo suficientemente dilatado, se quitó los pantalones junto a la ropa interior y fue en busca de un preservativo.
— Hazlo sin... Por favor... Bebé. —
Ese apodo siempre funcionaba con él.
— Quiero sentirte sin el condón... — Jadeó al sentir en su entrada el miembro palpitante del chico. —
Este se introdujo lentamente, mientras ponía las piernas de Taehyung al rededor de sus caderas. Una vez estuvo dentro suyo por completo lo miró. El rubio tenía la boca entreabierta, gimiendo muy bajo y con los ojos puestos en los suyos.
— Si me miras así me voy a correr en tres segundos, amor. —
Gimió al sentir las paredes de Taehyung apretar su polla.
— Joder, amor, sí que te gusta que te llame así. —
El rubio asintió y pidió por favor que se moviera. Los primeros movimientos fueron lentos, pero bastante profundos, con los minutos, alcanzó más velocidad, sus manos apoyadas en la cama mientras tenía a Taehyung gimiendo contra él, con los ojos totalmente en blanco.
Para Jungkook estaba siendo demasiado difícil controlar su mente, ahora llena de sentimientos durante el sexo que jamás había experimentado.
Era difícil de sobrellevar para él.
Había demasiados sentimientos y era nuevo.
Williams se aferró a los hombros de este, clavando ligeramente las cortas uñas en sus hombros.
Bastaron unas cuantas embestidas más para sentir el orgasmo a punto de salir.
Ambos llegaron sin ningún problema, a la vez. Taehyung en su propio abdomen y un poco en el del pelinegro y Jungkook dentro del menor.
— Te quiero. — Dijo al enterrar su cabeza en el cuello de Williams, aun sin salir de su interior. —
— Te quiero, Jungkook. — Pronunció con la respiración agitada. —
Después de un pequeño descanso, volvieron a hacerlo otra vez.
Hasta que Taehyung lo sintió todo negro, volviéndose a desmayar, justo al sentir el tercer orgasmo de la noche.
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Despertó dentro del agujero negro que había en sus sueños. Solo que esta vez no se proyectaban recuerdos de su realidad.
Se acercó una persona, la cual, si tenía rostro. Era él mismo, pero estaba distinto, al igual que en su antigua realidad, pero no lo recordaba, así que era extraño para él.
— Has dejado a toda tu familia sola, por estar viviendo tu sueño... desagradecido. — Le dijo su yo del año 2250. —
— No decidí yo viajar en el tiempo. — Le contestó. — Aparecí aquí sin saber nada. —
El chico rio.
— Tus padres, tu amigo, todos están buscándote, desapareciste una noche sin explicación alguna y ahora está trayendo consecuencias. — Espetó. — ¡Todo es tu culpa! —
Detrás de su yo, vio una imagen de sus padres biológicos llorando, su amigo igual, pensando que había muerto.
— Estás cambiando la historia y esto no pasará por alto, ... Taehyung, o debería decir, ¿Taehyung Williams? —
— ¡Cállate! Ya no importa nada de ese lugar. ¡Ellos fueron los que me trataron como mierda desde el principio! —
— No puedes cambiar la historia del universo... No puede existir un viajero en el tiempo... Eso afectará al mundo entero y... —
— ¡¿Y qué?! —
La voz de su yo empezó a sonar distorsionada, y su cuerpo se empezó a descomponerse, hasta quedar solo cenizas en el suelo.
Se acercó para tocar el polvo, pero inmediatamente, al tocarlo, despertó.
— ¿Dónde estoy? — Murmuró, ya que no era capaz de hablar correctamente. —
— Has despertado. — Dijo el pelinegro mientras lloraba. — Pensé que te había pasado algo grave. —
En ese momento recordó todo. Jungkook, su cena, la pintura del techo.
— Estoy bien, no te preocupes, es normal, desde que me desmayé me dijeron que era normal que me sucediera de vez en cuando. — Mintió. — Al menos durante los siguientes 2 meses. —
Se levantó con ayuda de Jungkook. Se miró a sí mismo, estaba vestido con ropa del pelinegro, limpio.
— Te bañé y cambié las sábanas, no quería que despertaras estando sucio... —
— Cariño. — Lo llamó. — No llores. —
Taylor se acercó y le dio un beso.
— Si hubiera sido menos duro... — Lloraba. — No habría pasado esto. —
— No bebé, no es tu culpa. Ven a la cama, túmbate a mi lado. —
El chico se acostó en su pecho mientras se calmaba. Él agarró el teléfono para avisarles a sus amigos que no llegaría.
Tecleó con rapidez y lo envió, eran la una de la madrugada.
"Chicos, han pasado cosas que no esperaba, mañana voy por la mañana a casa de Yoongi y pasamos el día, tengo mucho que contaros... Estoy en casa de Jungkook". Envió el mensaje y miró en dirección al chico que tenía en el pecho, este lo miraba.
— ¿Para quién era el mensaje? —
— Mis amigos... Iba a ir a casa de Yoongi a dormir, pero me quedaré contigo. —
Jungkook sonrió y se aferró a él.
Nunca pensó que el pelinegro podía ser cariñoso, cosa que le hizo reír y acarició la cabellera negra que caía en los ojos del chico.
— Te quiero mucho, mi bebé. —
— Yo también, amor. —
Ambos durmieron abrazados al otro.
Este capítulo se ha retrasado un poco debido a lo largo que se me ha hecho, pero espero que lo comprendáis. Por fin vemos a nuestro Kooktae juntos, aunque obviamente eso no quita que Jungkook la pueda cagar con su problema de gestión de emociones. Nos vemos esta noche con otro, ya que este es el de ayer día uno, no olvidéis votar.
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