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-24-

Jin estaba tumbado en la misma cama en la que había estado sentado Jungkook días atrás, en la habitación de Namjoon. El castaño de gafas estaba en la silla del escritorio, como cuando fue Jungkook aquella vez.

— Namjoonie. — Lo llamó. — Yo sé que puedo contar contigo y que no le dirás a nadie de lo que te cuento... —

— Sabes que sí, cariño. Yo no digo nada a nadie, cuéntame lo que necesites. —

— Verás, es sobre mi amigo Taehyung. —

El contrario lo miró con el ceño fruncido, esperando que le explicase cuál era la razón por la que le iba a hablar de Taehyung Williams.

Últimamente, ese chico estaba en boca de todo el mundo, de su amigo Jungkook, Jimin y ahora su pareja.

— Claro, cuéntame. —

— Estoy preocupado por él... Está pasándolo muy mal... — Explicó. — Estas últimas semanas, casi tres, he intentado de todo para mantenerlo distraído y no pensase en lo que tanto daño le hace... Siento que ha funcionado, pero en el fondo sé que trata de fingir que ya no le afecta para que no nos preocupemos por él. —

— Si has intentado hacer lo que sea para ayudarlo, ya está bien... Seguramente él esté agradecido. No sé qué sea lo que le perturba, pero es normal que uno prefiera guardárselo. Probablemente, te lo haya contado para aliviarse y ser escuchado. —

— Pero no solo lo involucra a él, si no, a otra persona y me preocupa que haga alguna locura y la otra persona se vea afectada o le haga más daño. —

— Pero... No creo que esa persona le haga daño. —

— Esa persona es Jungkook. — Soltó ahora sin ningún miedo. — Tengo miedo de que le haga algo a mi amigo. —

— ¿Por qué lo dices? ¿Por qué Jungkook le haría daño? —

— Vamos Namjoon... No te hagas el tonto. Sabes de qué hablo, ambos sabemos que esos dos estaban teniendo sexo seguido. —

— ¿Te lo ha dicho Taehyung? —

— Después de que le afectase verlo con Hannah... No aguantaba más sus sentimientos... Nos lo contó todo... Pero no esperé que nos dijera que se está enamorando de él. —

Namjoon abrió la boca para decir algo, pero no pudo al escuchar el final de la frase que estaba pronunciando su novio.

— Días después, nos rogó que no se lo contásemos a nadie sobre que lo sabíamos, ni siquiera a ti. Taehyung jamás ha roto su palabra, no se lo ha dicho a nadie hasta que lo vio necesario, se estaba matando él mismo y si no contaba a nadie eso acabaría destrozado. Por eso no ha estado viendo a Jungkook desde que se enteró de que estaba con Hannah. —

— Él no estaba con Hannah amorosamente... Lo estuvo en el pasado, pero fue ella la que fue detrás de él. Jungkook aceptó porque no sabe gestionar sus sentimientos y siente celos innecesarios o bastante ilógicos, provocando que aceptase la propuesta de Hannah para reprimir los celos que tenía. —

— No sé a qué tenía celos, pero no tiene ningún tipo de justificación. —

— Y tú amigo no debería porque verse afectado si está con otra persona, no eran nada más que compañeros sexuales. —

— Tienes razón, pero me preocupo por mi amigo, él está enamorado de ese idiota. —

— No lo llamaría idiota, Jungkook es tozudo y algo bobo cuando quiere, pero sé que no es mala persona. A demás, recientemente he hablado del tema con él. —

— ¿Y qué dijo? —

— No podía él tampoco con sus sentimientos... Desde hace mucho que no se preocupa por ellos y los pasa por altos, ya hablando de temas como Taehyung o cualquier otra cosa, simplemente que tu amigo ha sido lo que necesitaba para darse cuenta de que no puede reprimir sus sentimientos todo el tiempo... —

— No entiendo qué tiene que ver mi amigo en esto. —

— Que se ha dado cuenta de que siente algo más de atracción física por Taehyung. Se siente celoso de no poder ser él quien le haga sonreír o algo así dice... No sabe expresarse muy bien porque hace mucho que no siente algo como eso. —

— Pero mi amigo no se ha metido con otra mientras le gustaba otro. —

— A ver... No me digas que Taehyung ligó con ese camarero frente a Jungkook sin ningún fin... — Opinó. — A demás, mantuvo relaciones con Yoongi y Jimin. —

— ¿Con Yoongi y Jimin? —

— Jimin y Jungkook tuvieron una discusión por eso...  Tuvieron un trío el día de la última fiesta. —

— Yo no sabía nada de eso... —

— Da igual... La cosa es que ambos están sufriendo y no tendrían por qué hacerlo. —

Jin suspiró antes de reflexionar en voz alta.

— Aunque se dijeran lo que sienten... Siento que aquella relación sería demasiado complicada, Jungkook no sabe gestionar sus emociones y Taehyung, las únicas experiencias que ha tenido con el amor... Han sido bastante abusadoras. —

— Lo tienen complicado. —

— Yo no les diría nada, que ellos vayan poco a poco, ya descubrirán las cosas. —

════ ════

El equipo de futbol siempre organizaba una comida el primer día del año. Así que se encontraba ahí, junto a sus compañeros, comiendo comida basura, ya que aprovechaban la ocasión para saltarse las dietas que recomendaba su entrenador hacer.

Sus amigos del lugar no eran muy cercanos a él, puesto que ellos no sabían que era bisexual y lo veían como todo el mundo lo hacía, un chico imponente con el que no debes meterte porque si no te pegaría una paliza.

Así lo tenían visto. Mucha gente siempre pensaba que Jungkook era esa clase de persona, pero él era todo lo contrario. A veces tenía temporadas de ser un ser muy sensible y en ese momento estaba pasando por una, tampoco haría daño a alguien o le metería una paliza, de hecho, antes dejaba toda su "fama" escolar que pegarle una paliza a alguien.

Siempre había sido un chico bastante alegre y risueño, hasta que terminó su relación con Hannah y más tarde, un año atrás, sus padres marcharan de su casa. En aquel momento, pasó a ser un chico imponente y fiestero, aunque últimamente se había relajado bastante y prefería no mostrar tanto esa imagen suya.

El día anterior, sobre las 3 de la madrugada, recibió un mensaje del rubio, respondiéndole al suyo.

"Me alegro de que lo hayas pasado junto a tu familia, yo estoy junto a la mía en Nevada. Nos vemos al inicio de las clases".

No estaba muy seguro de qué significaba ese mensaje, pero estaba ansioso por saberlo. Sus sentimientos acumulados le estaban haciendo pagar factura y no le agradaba en absoluto.

Faltaba aproximadamente una semana para que volvieran a las clases y estaba ansioso.

════ ════

Lo pasó mal, verdaderamente mal durante aquella semana.

No había vuelto a hablar con Taehyung Williams y sus sentimientos lo estaban abrumando y acorralándolo en aquella pequeña habitación. Pregunta tras pregunta apareció en su mente.

¿Y si no quiere verme?

¿Sentirá lo mismo por mí?

¿Él también quiere que yo lo haga feliz?

¿Y si no quiere?

¿Y si me manda a la mierda cuando intente hablar con él?

¿Y si no quiere verme nunca más?

¿Me odia?

¿Y si le digo lo que siento?

¿Pero me mandará a la mierda si se lo digo?

¿Y si...?

¿Y si...?

Su cabeza no le permitía poder seguir viviendo tranquilo, estaba hecho un buñuelo en las sabanas de su habitación, llorando con cada pregunta que se hacía su mente.

Estar enamorado era horrible.

Dio golpes a la cama, estresado y totalmente enrabiado con la vida.

Todo es tu culpa Taehyung Williams... Por ser tan bonito.

Suspiró sonoramente mientras farfullaba y volvía a su ronda de preguntas mentales, todas relacionadas con el chico.

¿Y si me manda un grupo de matones después de intentarle hablar?

No podría defenderme...

Me matarán.

Gritó de lo harto que estaba y agarró el teléfono, marcando el número de Jimin.

"¿Sí?" Escuchó al otro lado de la línea.

— Reúne a Namjoon en tu habitación, voy hacia la fraternidad, necesito hablar con vosotros urgentemente. —

"Pero Jungkook... Namjoon está con..." Colgó.

Agarró su móvil, sus llaves, se puso los zapatos y salió tal cual estaba, sin importarle cuáles eran sus pintas.

Condujo hasta la fraternidad y aparcó donde pudo, para después entrar, la puerta principal siempre estaba abierta, lo que no, eran las habitaciones, los estudiantes que residían allí, les ponían llave para que nadie entrase.

Subió las escaleras, dirigiéndose a las habitaciones de sus amigos, las cuales estaban continuas.

Sin embargo se encontró algo que no esperaba, Jin estaba junto a Namjoon, hablando con Jimin.

Pero Jungkook... Namjoon está con... Se repitieron las palabras de su amigo en la mente.

Es verdad...

Se acercó lentamente y estos se percataron de su presencia. Por la cara que hicieron todos, menos Jin que era más disimulado, sabía que estaba fatal y que sus pintas indicaban que estaba totalmente destrozado.

Miró su reflejo en uno de los espejos colgados en la pared, entre dos puertas.

Definitivamente estaba horrible.

Tenía unas ojeras que le llegaban hasta Dios sabe donde, su cara estaba más pálida de lo normal, sus ojos estaban rojos tanto por dentro como la parte exterior de tanto llorar y secarse las lágrimas. La nariz igual, roja debido a los muchos pañuelos que habían pasado por ella y el pelo lo tenía terriblemente desordenado.

Era un desastre.

— Jungkook, hola. — Saludaron sus amigos y Jin. —

— Hola... Lo siento la interrupción. — Habló. —

— Claro que lo sientes. — Dice Namjoon enfadado. — Me has cortado el polvo. —

Vio como Jin agarró el hombro de su novio.

— No digas eso Nam. — Lo regañó. —

— Pues perdón por cortarte el maldito polvo, pero necesito hablar con vosotros, joder. — Se quejó como pudo. —

— Yo me voy... — Dijo Jin mientras se habría paso. —

— Si quieres te llevo a casa. — Se ofreció Namjoon. —

— No, no, no, voy solo, tú quédate aquí. Adiós, Jimin, adiós Jungkook. — Se despidió el menor. —

— Adiós. — Dijeron él y su amigo peli naranja a la vez. —

El chico desapareció por las escaleras y los tres se adentraron a la habitación.

El pelinegro les explicó que no paraba de preguntarse mil cosas, que su mente no le dejaba en paz y que no para de hacerse paranoias en la cabeza. Los dos amigos lo escucharon con atención, sorprendidos por lo sincero que había sido con sus sentimientos delante de ellos aquellos últimos días, estaba demasiado blando y sensible, pero no se quejaban.

— Hasta se me pasa por la cabeza que me mandará unos matones y me matarán. — Se tiró a la cama después de haber estado dando vueltas en la habitación. —

Jimin estalló a carcajadas.

— ¿Cómo te va a mandar matones? — Siguió riendo. —

— ¡Yo qué sé! ¡Quizás me odia y por eso me quiere ver muerto! —

— No exageres. — Rio Namjoon. — No quiere verte muerto. —

— ¿Y tú como sabes eso? —

— Simplemente lo sé. —

— Nos ocultas algo... — Lo miró Jimin. — Jin es demasiada buena fuente de información. —

— Para nada. — Sonrió. — No perdemos nuestro tiempo hablando de este tipo de cosas. Por ejemplo, me has cortado el polvo... Para una vez que Jin era el que quería... —

— No es mi culpa que me hayáis dicho lo que me pasa... Si no lo hubierais hecho, no me tendríais ahora así. —

— Yo apuesto porque te hubieras muerto. — Pronunció el peli naranja. — Viéndote las pintas de muerto que llevas, es imposible saber qué hubiera sido de ti... —

— Qué buen amigo estás hecho... — Murmuró. — Entonces, ¿qué debería hacer? —

— A ver, no hay mucho que hacer, o le dices y así sufres de que te rechace y no de imaginarte lo peor, o celebras porque te acepta. La otra opción es que sigas así hasta que se te pase. — Explicó Namjoon. —

— No se lo voy a decir. —

— Pues continúa así. — Contestó Jimin. —

— Tampoco quiero. —

— Entonces no hay nada que hacer. —

— Seguro que hay... —

— O se lo dices, o te quedas tú, elige. — Namjoon se levantó frustrado. —

— Ninguna me da beneficios. —

— La primera en caso de que te corresponda. —

— Hay un 0.01% de probabilidades de que me acepte. —

— No hay que perder la fe. — Jimin lo animó. —

— Si me rechaza, vosotros os haréis cargo de mi cadáver y pagar la incineración. Y en caso de que me mande matones, de denunciarlos y que entren a la cárcel. —

— ¡¿Vas a decírselo?! — Gritó el menor, Jimin mientras se levantaba de la silla. —

— No he dicho eso. —

— Indirectamente... —

— Se lo diré... Creo. —

— ¿Cuándo? —

— Cuando volvamos a clases. —

— No se lo digas ahí sin más, intenta reconciliarte y hablar de nuevo con el chiquillo. — Le recomendó el peli naranja. —

— No soy tan tonto como para no pensar en eso. —

— Yo opino que sí. — Se agregó Namjoon a la conversación. —

— Oye... — Lo fulminó con la mirada. —

— Yo solo doy mi opinión. —

No contestó y enterró su rostro contra el colchón, pensando en lo que acababa de decidir. Estaba aterrado con la idea, sabiendo que probablemente sería mandado a la mierda y rechazado.

La última semana antes de volver a clases, pasó con una lentitud tortuosa. Ahora sus pensamientos no lo carcomían como antes, pero sí pensaba mucho en cómo haría para decírselo y en qué lugar, aunque sobre todo, pensaba en cómo sería la reacción de este y la versión de ambas escenas; tanto si lo rechazaba, como si lo aceptaba.

La noche anterior al inicio de las clases no pudo dormir, parecía totalmente un búho. Estaba más ansioso de lo que esperaba.

Cuando fue a por el coche para ir a clase, se dio cuenta de la realidad del asunto, estaba a punto de ver a Taehyung Williams en persona después de tres semanas y entre ellas, haber aceptado sus sentimientos de los que no tenía ni idea hace un mes.

Entró a las clases que le correspondían, en ninguna le tocaba con el rubio, dejando prepararse mentalmente y acostumbrarse al ambiente que ahora parecía totalmente conocido.

Cuando se sentó en su mesa de la cafetería empezó a sentirse más ansioso que nunca, sabía que ahí le vería, aunque fuese de lejos y un plus, era que después tenían la dichosa clase en la que habían compartido tantas horas.

Literatura.

No probó bocado a pesar de que sus amigos lo incitaran a comer algo, ya que esa hambre que estaba acumulando desde la cena del anterior día pasaría factura.

Por suerte o por desgracia, no lo sabía, no había visto al rubio.

Cuando sonó el timbre fue empujado a rastras por sus amigos.

— No quiero entrar. —

— Tienes que entrar Jungkook. —

— ¿Y si hago campana? —

— Vas a entrar. —

Estaban a unos metros de la puerta, la gran mayoría de alumnos estaban dentro del aula y probablemente Taehyung ya estuviera sentado en su mesa de siempre.

— No voy a entrar. —

— Pareces un niño. —

Sus amigos lo empujaron  y el se aferró al marco de la puerta.

— Entra. —

— ¡No! —

Si no fuera porque había gente delante que lo estaban viendo desde dentro del aula, probablemente habría pataleado como un niño pequeño.

Esos días estaba bastante cambiado.

Después de forcejear un rato, decidió entrar, por suerte, nadie estaba atento de la escenita que acababa de montar con sus amigos.

Miro la clase, buscando su asiento.

Ahí estaba.

Madre de dios, me voy a desmayar.

Estaba sentado en su lugar, mientras escribía algo en una libreta, concentrado totalmente en lo que había allí.

Respiró hondo.

No sabía en qué momento se había vuelto así, pero deseaba volver a ese Jungkook imponente que le daba igual todo. Pero por desgracia, ese era el verdadero Jungkook Taylor; un chico tímido, que no sabe gestionar sus emociones más intensas, que se ponía nervioso con cualquier cosa, sobre todo en el aspecto del amor, al igual que le sucedió con Hannah, le ponía nervioso ver a ese chico, se sentía tan pequeño al lado de Taehyung aunque en realidad él fuese más grande que el menor físicamente. Era un sensible y quizás podía decir algo infantil, que no sabía afrontar sus problemas respecto a los sentimientos.

Se acercó y cuando estaba a escasos metros notó los nervios aún más, tragó saliva y se sentó, de inmediato, el chico que tenía al lado cerró la libreta.

No sabía por qué ese gesto que antes hacía tan naturalmente, ahora le costaba tanto.

— Hola. — Saludó el rubio. —

— ¿Qué? — Dijo inconscientemente. —

— Hola... — Repitió con el ceño fruncido. —

Era muy poco disimulado.

— Ah... Hola. — Murmuró y puso su cabeza en sus brazos, sobre la mesa. —

Eres idiota, Jungkook Taylor.

La mirada de Taehyung seguía sobre él, aunque no podía verlo, la sentía. Cuando llegó la profesora saludó a todos y preguntó respecto a como habían ido sus vacaciones y las celebraciones.

Charlaron un rato del tema, aunque ni él, ni su compañero aportaron nada y después dio a inicio a su clase, explicando qué libro leerían ese semestre y cuál sería su proyecto final.

Debían escoger cualquier libro que quisieran en parejas (con las que se sentaban al lado), aunque debía ser aceptado antes por la profesora, diez minutos antes, la señora dejó un tiempo para empezar a debatir respecto al libro que escogerían.

Pero ninguno habló.

— Eh... — Trató de iniciar después de unos largos minutos. — ¿Qué quieres leer? —

Taehyung solo lo miró y carraspeó.

— No sé, ¿tú? —

— Tampoco sé... —

El timbre sonó y el menor recogió sus cosas y salió prácticamente corriendo.

Todo era demasiado incómodo.

Y eso no le gustaba nada.

Había salido todo mal.

Se levantó por instinto para salir detrás de Taehyung. Este esquivaba a la gente con rapidez.

— ¡Taehyung! — Lo llamó. —

La gente lo miró por el grito que había soltado y el chico rubio se giró sobre sí mismo. Alcanzó a verlo pestañear varias veces, confuso. El chico estaba quieto, pero él se acercó.

— ¿Podemos hablar? —

— ¿Qué pasa? —

No sabía que iba a decirle, había hecho porque no quería que se fuera tan rápido.

— Es algo privado... — Se rascó la nuca. — No puedo decirlo aquí, con tanta gente. —

Taehyung se relamió los labios, era algo que hacía siempre que estaba nervioso.

— Jungkook, si es sobre nuestro trato... Simplemente, ha terminado, no quiero verte más, lo siento. —

— ¿Qué? — Se le quebró la voz. — No... No es sobre eso. —

— ¿Entonces? No puede ser nada más, no éramos ni amigos. No hay nada más que se pueda hablar. —

— Taehyung... No lo entiendes... Cuando te lo explique, lo harás, solo escúchame, por favor, te lo ruego. Después puedes no verme nunca más, pero escúchame. —

— No hay nada que hablar Jungkook. —

Todo ya estaba vacío, los alumnos habían ido a sus clases y las puertas de estas ya estaban cerradas.

Sintió un nudo en la garganta. Lo que se había temido se estaba haciendo realidad, iba a llorar. Se mordió el carrillo para evitar llorar.

— Por favor... —

— Jungkook, ya te he dicho que... — Paró al ver una lágrima caer de los ojos del pelinegro. — ¿Por qué lloras? —

— Joder, solo escúchame. — Se limpió la lágrima de un manotazo. — Solo hazlo, no te pido nada más. —

El chico que tenía delante tenía la boca abierta, sin entender nada.

════ ════

¿Qué le ha pasado a este chico en las últimas semanas?

Jungkook Taylor estaba llorando delante de él. En algún momento pensó que no tenía sentimientos, pero era un humano normal.

Él se estaba defendiendo.

Pero estaba haciendo daño a la persona de la que se estaba enamorando.

No entendía por qué demonios lloraba, pero eso lo había ablandado más de lo que pensaba y solo quiso abrazarlo, apoyarlo como lo hizo el pelinegro cuando él estuvo en enfermería. Sin dudarlo, extendió los brazos y lo agarró por detrás de la espalda y lo acercó, abrazándolo.

Vio como el chico hizo un pequeño brinco, sorprendido del reciente tacto. Pero lo correspondió, escondiendo el rostro en su hombro, ya que Jungkook era algo más alto.

— No llores, te escucharé... — Murmuró. —

El abrazo no duró mucho, puesto que se separó y lo miró, este estaba con los ojos llorosos.

— Gracias... Lo siento por llorar, no suelo hacerlo, pero... —

— No te disculpes, es raro que no lo hicieras. — Explicó. — Perdón por no haber aceptado de primeras... —

— Lo entiendo, créeme, es mi culpa... todo. —

— ¿Todo? —

— Ya te lo explicaré. —

No dijo nada más y se quedaron fuera porque ya no podían entrar a la clase sin llevarse un regaño por parte de sus profesores.

Se sentaron en una de las gradas que había en el campo de futbol después de que Taehyung ofreciera ir allí. No hablaba ninguno.

— Ey, vosotros. — Escucharon una voz y ambos giraron la cabeza. —

Era el entrenador de futbol.

— ¿Estáis castigados otra vez? — Preguntó. —

— No, entrenador, íbamos a llegar muy tarde, así que mejor nos quedamos aquí. — Explicó el pelinegro. —

— Los chavales y sus cosas... — Sonrió. —

Se quedaron callados, mientras el entrenador los observaba.

— Estás muy delgado, chico. — Le dijo a Taylor. —

Era cierto, cuando lo vio, pudo notar que su rostro estaba más delgado y él en general, parecía demacrado.

— ¿Ah sí? —

— ¿A qué sí, Taehyung? — Le preguntó el entrenador. —

— Sí... —

— ¿Lo ves? Tu amigo lo dice. ¿Has comido bien estas vacaciones? —

— No mucho... Solo los días de celebración. —

— Deberías... En nada vuelven los partidos y no puedes ir tan debilucho, te partirán en dos nada más iniciar. —

— Lo sé, entrenador. —

— Ya sabes... Ahora os dejo que tengo que hacer unas cosas. Adiós, chicos. —

El señor se fue del campo, adentrándose al instituto.

— ¿Estoy tan delgado? — Preguntó Taylor. —

— Bastante más, sí... —

Otra vez, silencio. Hace un tiempo eso estaría lleno de temas de conversación, pero en ese momento había una situación incómoda.

— ¿Qué era eso que querías decirme? — Preguntó. —

— No creo que deba decirlo aquí... —

— ¿Por qué? —

— Es un tema muy personal y serio. Es complicado para mí.—

No dijo nada y suspiró, mirando el campo de futbol. No tenía ni idea de qué demonios tenía que hablarle el chico, pero le ponía nervioso no saberlo.

— ¿Cuándo me lo dirás? —

— No lo sé... —

— ¿Esta semana? —

— Podríamos quedar para contártelo, creo que será mejor. No sé... ¿el viernes? —

— ¿Dónde? —

— ¿En mi casa? —

— ¿No tienes partido? —

— Sí, pero después de eso... —

— Debería preguntarle a mis padres. —

Quedaron de acuerdo y justamente el timbre sonó, indicaba que las clases habían acabado por ese día.

Se levantó y se despidió después de agarrar la mochila.

No sabía qué le contaría el viernes, pero estaba ansioso y con ganas de que llegase el día. No le contaría nada a sus amigos de la quedada que haría con el chico, si no, le matarían.

El rubio estaba ansioso por saberle y un pelinegro estaba totalmente nervioso, pensando en qué hacer para contárselo.

Esas ansias no le hacía bien a ninguno de los dos chicos.

Este capítulo es más corto de lo habitual, es porque hay más dialogo a diferencia de los últimos capítulos. También siento que está bastante mal redactado, espero vuestras opiniones por comentarios. Hoy he estado demasiado distraída, por eso creo que me ha sucedido eso, pero ya me diréis vosotros. No olvideis votar.

Feliz cumpleaños a nuestro lindísimo Tae.

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