-07-
El día siguiente fue peor que el anterior.
Se sentía totalmente incómodo, tanto con sus amigos, como en clase, en casa y en todo sitio a donde iba.
No sabía qué hacer, no sabía cómo dejar de sentir eso. Desde aquel descanso de cuatro días, no podía ver las cosas de otra manera, no podía dejar de verse como un intruso, era lo peor que podía haberle sucedido.
Pero también le había ido bien.
Era contradictorio, pero le había ido bien, ese tiempo con él mismo le había venido muy bien.
Durante sus primeras semanas estando en aquel lugar fue maravilloso, fue el sueño americano de los 2000 que todo adolescente quería tener, participar en un deporte como jugador titular, ir a partidos de futbol, hacer muchos amigos, taquillas en los pasillos, romance americano... Todo aquello estaba muy bien, pero lo que no estaba bien era estar lejos de casa, sentirte mal, echar de menos tu vida anterior.
Quería volver a casa. Claro que quería hacerlo.
Pero también estaba bien allí, con sus amigos, feliz practicando el deporte que le gustaba, riendo en la mayoría de clases en vez de escuchar y el nivel académico era mil veces más bajo a comparación de Corea.
Es un mundo ideal.
Sí, desde luego que era un mundo ideal, pero la misma palabra se repetía en su cabeza.
Intruso.
Eso era él en esa época.
¿Por qué no podía simplemente haber viajado a América pero en su misma época de la historia y no dos siglos atrás?
A demás de querer saber cómo demonios había viajado y llegado hasta allí, también quería saber el porqué, por qué el universo le había enviado a esa época y lugar. Quizás el destino quería enviarlo por alguna razón. No sabía aquella razón, pero tampoco estaba interesado en averiguarla, solo quería volver a casa y que se acabase ese sueño sin fin.
— ¿Taehyung? Ha sonado el timbre, vamos a casa. — Su amigo tocó el hombro del chico. —
— Sí, sí, lo siento. —
Se levantó para recoger sus cosas e irse junto a Yoongi.
— ¿Tienes entreno? — Preguntó al ver al peli menta agarrar una mochila deportiva de su taquilla. —
— Sí, ¿tú tienes? —
— Por la tarde, ahora iré a comer a casa. —
— Nos vemos, entonces. — Se alejó despidiéndose con la mano. —
Se quedó solo en el pasillo, así que caminó en dirección a la salida para irse a casa, pero chocó con alguien.
— ¡Qué haces! ¡Tienes todo el maldito pasillo y decides ir por donde voy yo! — Gritó frustrado. —
No estuvo pendiente de la persona a la que estaba hablando, pero cuando se percató, se calló.
Era Jungkook Taylor.
— Yo también me alegro de verte, Taehyung. — Sonrió falsamente. —
El pelinegro iba con la ropa de entrenamiento, suponía que iba en dirección al campo. Llevaba una bolsa deportiva negra en la mano y la mochila del instituto en la espalda.
— Lo siento... —
Los dos chicos se miraron, los ojos negros no expresaban ningún tipo de emoción como habitualmente.
— Da igual, llego tarde. — Lo apartó y se fue. —
El rubio giró sobre sí mismo, mirando como el mayor se iba caminando deprisa. Ninguno estaba de muy buen humor.
No fue detrás de él para disculparse, no era una película, le importaba bien poco como le haya sentido el hecho de que le gritase.
Se fue hacia fuera del edificio y esperó el autobús para irse.
"Lo siento" tecleó en el chat del chico, pero no lo envió.
No era tan estúpido.
Él es un engreído y egoísta, no merece mis disculpas.
Una notificación resonó por la habitación.
El rey de roma.
"Lo siento, debería haber ido por otro lado, tenía prisa"
¿Por qué se disculpaba?
No había nada que disculpar, cualquiera se chocaba con otro. Pero el pequeño detalle de que el chico se disculpase le hizo sentir satisfecho.
"Lo siento por gritarte" Envió y dejó el teléfono, debía prepararse para el entrenamiento de las 6.
Fue con prisas, se vistió, preparó todo para luego ducharse en los vestuarios y se fue corriendo o perdería el autobús. El camino como siempre duraba 40 minutos, cuando llegó quedaban 20 minutos para que empezase el entrenamiento, entró y dejó su mochila en el vestuario que estaba en el pabellón.
Ahí se encontraban Hyunsik, Wooshik y Seojoon jugando con una pelota a pasarla.
— ¡Ey! — Saludó Taehyung y se puso entre Hyunsik y Seojoon. —
Era costumbre hacer pases antes de iniciar, ya que muchos llegaban 30- 20 minutos antes y así calentaban mínimamente.
Los chicos empezaron a pasársela, e incluso hicieron un mini partido luego de ver un anuncio del capitán que les explicó del entrenador que decía que llegaría unos 20 minutos tarde y que el entreno se extendería.
40-50 minutos, tiempo suficiente para un set de un 2 vs. 2.
Prepararon la red y se pusieron en equipos de dos, él con el capitán Seojoon, y sus otros dos amigos juntos.
Eso prometía.
Los entrenamientos le animaban, era un lugar donde se lo pasaba bien y reía junto a sus amigos, pero también eran duros porque su entrenador les daba caña, hasta cansarlos y llevarlos al límite, pero eso les hacía mejorar día a día.
Su capitán y amigo sacó, de inmediato se percató de la presencia de alguien, miró en su dirección, Jungkook.
El pelinegro iba con el pelo húmedo y llevaba ropa normal, algo mojada por las gotas que caían de su pelo, acababa de salir de entrenar, probablemente.
¿Qué demonio haces ahí, imbécil?
Se sentó en uno de los bancos mientras comía una pieza de fruta y lo miró directamente.
De inmediato apartó la mirada y vio que la pelota llegaba directa hacia él, pero probablemente iba algo más lejos.
Mierda.
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— ¡Mía! — Gritar al rubio mientras corría hacia la pelota. —
Se tiró al suelo para recibir la pelota, el sonido de las rodilleras y codilleras resonaron por el pabellón. Se deslizó perfectamente por el suelo mientras extendía la mano y consiguió levantar la pelota.
— Lo siento capitán. — Dijo avergonzado. —
El capitán le dijo que no pasaba nada mientras colocaba la pelota para que el menor rematase mientras pronunciaba el nombre del chico.
Taehyung se levantó con una rapidez carismática e impresionante, corrió rápido y saltó, para rematar la pelota.
Wow.
Pero por desgracia la jugada no acabó allí, no anotaron, el coreano, Hyunsik recibió la pelota, perfecta para que el otro chico al que no conocía la colocara para él.
El remate del chico fue fuerte, más que el de Williams. Pero Taehyung la recibió a la perfección, y el sonido de su piel con el potente impacto de la pelota se hizo presente con demasiada rapidez.
El voleibol era un deporte demasiado rápido.
Era rápido, pero a la vez una tortura, o así lo veía Jungkook. Sobre todo en el último partido que vio del equipo pudo ver el sufrimiento en sus caras, pudo notar el esfuerzo mental que eso suponía para los jugadores; debían permanecer con una reacción rápida en las dos horas de juego, debían tener esa fuerza para no desanimarse a sí mismo y a los otros jugadores. Y no quería hablar del esfuerzo físico que debían estar haciendo durante todo el tiempo del partido, corrían hasta matarse.
Jamás jugaría voleibol, menudo cansancio de solo pensarlo. Prefería utilizar la fuerza bruta del futbol americano, no quería imaginar lo que era correr con todas tus fuerzas y no llegar a la pelota, eso debía ser una carga mental asquerosa.
Jungkook era fuerte mentalmente, pero cuando se trataba de deportes, no lo era, así que sabía a la perfección que si jugase voleibol, acabaría destrozado antes del primer tercio de partido.
Los jugadores de voleibol necesitan resistencia física, pero sobre todo mental.
Taylor tenía fuerza y resistencia física, pero no mental.
No era el mejor candidato para voleibol, definitivamente no.
Sin creerlo, el partido de los cuatro chicos terminó y había otros llegando con sus mochilas al pabellón, el entrenamiento iba a comenzar y los jugadores del partido estaban destrozados, cansados, con la respiración demasiado agitada, pero aun así estaban felices y emocionados.
Les apasionaba su deporte.
Se quedó observando el entrenamiento. El entrenador de los chicos los puso a correr como nunca lo había hecho él en algún entreno y a saltar una vez tras otra para rematar, hasta dejarlos agotados en el suelo.
— Vamos a ducharnos. — Decía el capitán a Williams. —
— ¡No! No deberíamos haber jugado el partido, estoy muerto. — El chico estaba tirado en el suelo. —
— Venga Tae. — El capitán agarraba la mano del rubio mientras tiraba de él en dirección al vestuario. —
— ¡No! — Pataleaba el menor. —
— No me has dejado otra. — Seojoon agarró al chico y lo alzó en su hombro, llevándoselo hacia el vestuario. —
Williams pataleaba mientras se quejaba y el mayor reía.
No mucho después, el silencio se hizo en el pabellón.
— ¿Qué haces aquí, Taylor? Te he visto desde el inicio del entrenamiento. — Le habló el entrenador de los de voleibol. —
— Me dejé algo en la clase de deportes, pero no quería molestar, así que he esperado hasta ahora. —
— Habérmelo dicho, has tenido que ver a mis pobres chicos correr y sufrir. Sobre todo al menor de los de segundo, él es muy bueno, pero llega al límite y al final de los entrenamientos no quiere moverse... — Explicó. —
— ¿Quién? —
— Taehyung... El chico rubio. —
El chico era bueno en su deporte, se veía de lejos.
— Oh, sí, lo conozco. —
Alguno de los chicos del equipo salían charlando, con el pelo mojado y ropa de calle.
— ¿Dónde dejaste lo que vienes a buscar?
— En el vestuario. —
— Ve, deben quedar el capitán y Williams. —
Se dirigió hacia el vestuario, no se había olvidado nada, solo era una excusa. No estaba allí por ese objeto que supuestamente había olvidado, estaba ahí por el mejor jugador, como decía el entrenador.
Abrió la puerta, encontrándose con el capitán.
— Lo siento Jungkook. — Dijo el chico sonriendo. — ¿Necesitas algo? —
— Iba a buscar algo que me he olvidado. —
— Claro, pasa, aún hay un chico, pero no pasa nada. —
El capitán salió, cerrando la puerta.
El sonido de una única ducha y del agua resonaba en las paredes, el vapor no dejaba ver al chico, pero sabía que el único allí era Taehyung.
Se dirigió hacia las duchas cuando el grifo dejó de ejecutar sonido.
Se encontró con un Taehyung sin camiseta y con la toalla en la cadera, estaba de espaldas a él.
Dios.
No sabía cómo reaccionar, solo se iba a ir fuera de las duchas antes de que el chico se diese cuenta de su presencia y así tendría unos segundos para enfrentarse con sus pensamientos, pero fue demasiado tarde, ya que se percató de que él estaba allí.
— ¿Jungkook? — Preguntó después de girarse. —
Joder.
Había visto a muchos de hombres desnudos, en los vestuarios, duchándose a su lado, pero jamás se había sentido atraído hacia sus abdominales o pectorales, pero al ver a Taehyung con el torso desnudo no pudo evitar pensar lo que cualquiera pensaría.
Está buenísimo.
No era la clase de persona que se paraba a examinar detalladamente el cuerpo de sus conquistas, pero era inevitable en ese caso.
— Hola, Taehyung. — Habló. —
— ¿Podrías irte? Tengo que cambiarme. —
— No creo... — Logró pronunciar en un tono seguro. —
— ¿Entonces? — Williams se sonrojó. —
— Tengo algo pendiente contigo. —
Se acercó lentamente al chico, este retrocedió a medida que se acercaba, hasta que chocó con la pared más cercana.
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Sentir la pared fría en su espalda le provocó un escalofrío, el cual fue muy notorio, haciendo que Taylor se percatara. El silencio se instaló mientras ambos se miraban a los ojos, pero Taehyung no pudo mantener la mirada por mucho tiempo, porque, intencionadamente, quería inspeccionar al chico.
Esa camiseta le sentaba demasiado bien al pelinegro, estaba pegada a su cuerpo, junto a unos vaqueros algo más anchos, también negros.
Se lo ha puesto a propósito.
Apostaría lo que sea por ello.
Levantó la vista, encontrándose con la mirada del chico, nuevamente.
— ¿Te has puesto eso a propósito? —
— ¿El qué? — Preguntó curioso. —
— La ropa. —
Taylor pasó su lengua por su labio inferior y piercing.
— No. — Niega con la cabeza. — Pero si quieres pensar eso, no tengo problema. — Susurró en su oído, haciéndole soltar un gemido inesperado, al igual que el acto del chico. —
Probablemente, el mayor no iba a esperar a ese destino, tampoco se tragaría esa mierda que escribió Taehyung sobre que él funciona con el destino.
Jungkook quería lo que quería. No iba a jugar con el destino.
— ¿Sucede algo? — Preguntó con voz ronca. —
— N... No. — Contestó nervioso. —
El chico podía tener todo su control en cuestión de segundos si él quería, pero era algo que no descubrió hasta ese momento. Había conseguido lo que quería, había averiguado el punto débil de Taehyung. Se hacía el duro, pero realmente era un debilucho que no sabía defenderse y menos cuando le hablabas de esa manera tan caliente y excitante.
Lo tenía en el bote, y tanto que lo tenía,
Los labios del chico rozaron los suyos.
— Te mostrabas más seguro por mensaje. — Notó el aliento del chico. — No sabía que eras así, realmente, pero me gusta. —
— Estoy solo con una toalla enrollada en la cintura, no sé qué esperas. — Susurró nervioso. —
— Mejor... — Sonrió juguetonamente. —
Esa sonrisa... Oh, mierda.
Pasó saliva, probablemente estaba rojo hasta las orejas, no quería imaginarlo, pero notaba su piel arder.
— Mmmh... — Gimió al sentir el toque de Jungkook, este puso la mano en su cintura, agarrándola y acarició con el pulgar su piel desnuda. —
Por reflejo se agarró a los hombros del chico, dejándolo a su disposición, que tenga el control de su cuerpo.
Su boca estaba entreabierta, dejando e incitando a que el chico lo besara, este entendió lo que quería. El beso expresaba pasión y deseo.
El trozo metálico que el mayor tenía en la boca no era molesto, de hecho el beso se sentía mucho mejor de lo que debería.
Eso se estaba descontrolando y un bulto estaba comenzando a ser notorio en las piernas de Taehyung.
La lengua del pelinegro se abrió el paso a la suya, las lenguas de ambos jugaban mientras Jungkook aproximaba el cuerpo prácticamente desnudo del rubio, provocando que ambas erecciones se rozaran.
Sus bocas se separaron, la expresión del chico que tenía delante era de lujuria, probable la suya igual.
— Joder... — Susurró. —
Besa tan bien.
Impaciente y lleno de excitación, puso sus brazos al rededor del cuello del chico, atrayéndolo hacia él para seguirlo besando. Notó sorpresa en el pelinegro, pero este no se resistió y besó a al menor como antes, o incluso mejor.
Las manos de Taylor bajaron, pasando por su espalda baja y dejándolas allí, justo antes de que empezara la toalla, haciendo desear a Williams que bajase más, que tocase más allá de su espalda baja. El rubio hizo un movimiento de cadera, para encontrar algo más que roce, pero de inmediato Jungkook agarró sus caderas, impidiéndole esa fricción que deseaba.
— No. — Susurró Jungkook. —
— Por favor. — Murmuró casi inaudiblemente. —
— Tendrás que esperar, al igual que he esperado yo. — Sonrió vacilón. —
Santa mierda, debería haber aceptado desde el principio.
— Jungkook... — Gimió al sentir las manos del chico en su trasero. —
Lo único que separaba las manos de su piel, era esa maldita toalla.
Quítamela, joder.
Taylor estaba jugando sucio, demasiado a su parecer, pero a pesar de ser tan impaciente, sacaba la paciencia de donde podía para llegar al final y llevarse lo que tanto quería.
— ¿Cómo conseguirás ese admirador tuyo que tanto quieres? —
Dios.
— Mmmmh... — No podía hablar de la excitación. —
Estaba durísimo y si no tenía la atención que necesitaba en unos 15 minutos, más tarde tendría un gran dolor y grandes consecuencias.
Sabía que el mayor era consciente de eso, por eso lo estaba haciendo esperar. Era la primera vez que jugaban tan sucio con él, pero tampoco se quejaba.
Ese juego era mucho mejor que simple penetración.
Se estuvo haciendo de rogar desde aquella fiesta y Jungkook se estaba vengando por ello.
Era justo.
— Dímelo tú. — Logró pronunciar. —
Taylor negó con la cabeza.
— Gánatelo. —
El agarre de Jungkook se aflojó, permitiéndole hacer cualquier movimiento, pero no era capaz, sus piernas temblaban, quería que el chico se enterrara en él.
Parezco un puto puberto al que tocan por primera vez.
El Taehyung que mostraba indiferencia por el toque del pelinegro, desapareció hace varios minutos, pero quería que volviera, para poder hacer lo que quisiera con Taylor.
Con un esfuerzo más grande de lo normal, se soltó del agarre de Jungkook, desesperado se agachó quedando de rodillas al suelo.
— ¿Te parece bien que haga esto? — Restregó su mejilla sobre la erección notoria en el pantalón del mayor. —
Este jadeó en modo de respuesta.
Taehyung amaba arrodillarse ante los hombres y comerles la polla, por la simple razón de que, como hombre pasivo, tenía el control. Por mucho que estuviese arrodillado y en cualquier momento la persona que tuviera delante pudiera dar una estocada llegando hasta el fondo de su garganta, él tenía la polla de estos en la boca, podía morderlas si quería, hacerles retorcer del dolor. En ese momento tenía indirectamente el control.
Amaba ver las expresiones de los hombres con los que se acostaba, las expresiones de placer al sentir su boca y lengua sobre su polla.
Por eso se arrodilló, era lo mejor que podía darle al chico que tenía delante.
Él seguía con la toalla puesta, solo que esta tocaba el suelo y se estaba mojando, cosa que le dio igual.
Levantó sus brazos en dirección al cierre del pantalón vaquero de Jungkook. Lo bajó lentamente, tocando intencionadamente la gran erección para desesperarlo. Desabrochó el botón y bajó el pantalón hasta los tobillos de este.
Los pantalones acabarían mojados, pero no parecía importarle.
El bulto en su bóxer se veía aún más claro, había algo grande debajo de su ropa interior y estaba deseando tenerlo en su boca.
Miró hacia arriba, encontrándose nuevamente con la mirada de Taylor.
Gánatelo. Volvió a repetirse en su cabeza.
Bajó lo que quedaba de ropa, dejando el miembro erecto del mayor, la punta estaba algo rojizo y chorreando líquido pre seminal.
Sin dudarlo, dio una primera lamida, probándolo y provocando un gemido del chico.
Sonrió satisfecho.
No consideraba que las pollas fueran bonitas, de hecho no sentía gran atracción por ellas, pero la de Jungkook... Era bonita, era demasiado caliente y excitante, solo quería abrirse de piernas y dejarse follar por ese gran falo.
Se debería sentir tan bien ser embestido por eso...
Vertió algo de saliva en la punta y con sus manos, empezó a masturbarlo.
Los jadeos de Jungkook eran una delicia, quería escuchar más, quería escuchar gemidos, y si podía, gritos.
Era complicado, pero quería que se llevase un muy buen recuerdo de la mamada que estaba a punto de hacerle y que, después de eso, volviera a por más.
Dio una segunda lamida, una tercera, hasta meter la punta en su boca. Sus manos seguían masturbándolo, hasta que no fue necesario debido a que Taehyung introdució el falo por completo en su boca.
Hace tanto que no chupaba una polla. Y había vuelto a hacerlo con una buena.
El olor de Taylor y su polla era varonil, un olor que amaba en los hombres, solo que el de cada uno tenía algo característico, y el aroma del mayor era terriblemente delicioso.
Quería más, mucho más.
La cabeza de Williams se movía, introduciendo y sacando el miembro del mayor con rapidez.
El sabor a líquido pre seminal, inundaba sus papilas gustativas, era un sabor salado, no demasiado, pero delicioso a su parecer.
— Joder Taehyung. — Gimió después de que el rubio sacara y metiera el miembro en su boca de una sola vez. —
En aquel momento Jungkook hizo un movimiento inesperado para el menor, sus caderas empezaron a embestirlo.
— Estate quieto. — Ordenó el pelinegro. —
Claramente, hizo caso, se agarró a los muslos del chico para no caerse.
Esos muslos...
No era el gran fetichista de muslos, pero los de Jungkook estaban tan bien trabajados, el notorio sudor bajaba en ellos y se veía muy caliente.
La boca del rubio fue follada duramente, haciendo que ambos quisieran más.
El orgasmo de Taylor se acercaba, él podía notarlo por las palpitaciones que sentía en su boca y que la gran polla se hacía más grande de lo que ya era.
— Mmmmmh... — No podía hablar. —
Los gemidos del pelinegro cada vez eran más seguidos.
Unos segundos antes de correrse, el mayor sacó su polla de la boca de Williams y con su mano se masturbó.
— Saca la lengua. —
Este rápidamente la sacó, esperando y ansiando por probar el esperma del chico.
Segundos después, el líquido espeso y blanco salió de la polla del chico. Taehyung lo recibió con gusto. Tragando, probándolo y relamiendo los restos de la punta del falo y de sus labios.
— Joder... — Murmuró Jungkook después de mirar la vista de Taehyung arrodillado mientras se lamía los labios. —
Toc toc
Prácticamente aporrearon la puerta.
— ¡Taehyung! Sal ya, llevamos esperándote un buen rato. — Se escuchó la voz de su capitán. — Vamos a ir a merendar, invito yo. —
— Mierda... — Murmuró mientras se levantaba. — ¡Ahora salgo! —
El chico se apresuró a vestirse luego de darle y una mirada coqueta al Jungkook antes de irse de las duchas.
— Nos vemos, Jungkook. —
Lo dejó ahí, solo.
Se puso los pantalones, camiseta y zapatos con rapidez. Salió prácticamente corriendo mientas arreglaba su pelo, encontrándose con sus compañeros.
— ¿Vamos? — Preguntó. — Lo siento por la tardanza. —
Esa tardanza había durado más de diez minutos.
Los chicos salían del pabellón y Williams iba último, se giró para dar un último vistazo, Jungkook salía de los vestuarios a lo lejos ya con la ropa puesta, con la mochila colgando de su hombro derecho y mirando el móvil.
No creía lo que acababa de pasar.
El pelinegro levantó la vista, encontrándose con Taehyung, pero no hizo nada, solo caminó para salir del pabellón.
El menor se apresuró a seguir a sus compañeros de equipo.
¡Hola! Por fin hemos tenido un momento algo más íntimo de nuestros protagonistas, espero que os haya gustado. Nos vemos en unos días, no olvidéis dejar vuestras estrellitas.
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