3. Éramos una familia
2 de octubre de 1977
Había pasado ya un mes desde que estábamos en Hogwarts y las cosas estaban realmente demasiado tranquilas, aunque bueno con los Merodeadores las cosas eran un poco más diferentes.
No dejaron de hacer bromas, la verdad es que me alegraba demasiado verlos felices, era algo muy lindo. Además, no quería imaginarme como serían una vez fuera de Hogwarts. Aunque estaba segura de que una vez fuera seguirían haciendo de las suyas para hacernos felices.
Estaba caminando por los pasillos, era sábado por lo cual no había clases, era demasiado evidentemente. Decidí que antes de ver a todos podía ir a la biblioteca para dejar algunos libros que había empleado para hacer algunos trabajos.
Así que caminé con calma viendo algunos niños riendo mientras caminaban por los pasillos, hoy. Sonreí porque me hacían recordar a cuando todos nosotros teníamos su edad. Niños idiotas con un único objetivo, disfrutar de nuestros años de Hogwarts.
Lo hicimos obviamente a nuestra manera, porque nunca me arrepentiría de todo lo que viví junto a ellos, eran demasiado importantes para mí.
A pesar de todo, siempre estuvimos para el otro y siempre lo estaríamos.
Al llegar a la biblioteca dejé con calma todos los libros y estuve mirando por otros que necesitaba para otros trabajos. Era demasiado ordenada, y prefería hacerlo todo en su momento, incluso antes, así sabía que todo estaría en orden y podría hacer otras cosas.
Cuando ya elegí todo lo que necesitaba salí de la biblioteca para ver a lo lejos a los chicos corriendo mientras reían siendo perseguidos por Filch.
Negué divertida mientras caminaba, por otro lado, no iba a ser arrastrada por sus bromas, al menos no está vez.
Al llegar a mi Sala Común dije la contraseña y fui directamente hacia mi habitación, debía dejar de una vez mis libros porque no es que fueran muy ligeros, lo bueno de todo esto es que más tarde estaría haciendo algunos nuevos trabajos y leyendo un poco.
No es que tuviera muchas ganas de salir, pero sabía que más tarde los chicos e incluso las chicas insistirían en que saliéramos a hacer algo.
A veces, sin que McGonagall lo supiera, íbamos al lago por las noches y solíamos dormir en unas tiendas de campaña. Es verdad, que debíamos despertarnos temprano para volver a nuestra Sala Común, pero gracias al Mapa de los Merodeadores, la cosa era más sencilla.
Estuve un rato descansando, hasta que decidí empezar a estudiar, aunque no estuve mucho porque alguien entró.
—Alyssa Sayre, ¿qué demonios haces estudiando un sábado? —volteé los ojos divertida viendo como Marlene se acercaba a mí y cerraba mis libros.
—¡Ey! —estaba indignada, ¿por qué demonios había hecho eso?
—Vamos, en una hora hay una pequeña fiesta en la Sala de los Menesteres, y tú también vas a ir. Me importa poco tus trabajos, debes salir a divertirte también, así que vamos a ponernos más guapas de lo que estamos y vamos a disfrutar la fiesta. Además, James preguntó por ti y le dije que os verías en la fiesta —miré mal a Marlene, odiaba que a veces hiciera eso, ni siquiera pensó en si estaba ocupada o no, pero que podía esperar de ella, la verdad es que a pesar de eso la quería demasiado.
Me acerqué a ella y le di un fuerte abrazo.
No sabría que sería de mí sin ella en mi vida, ella era como mi hermana, estuvo en las buenas y en las malas, estuvo ahí para apoyarme en todo. Sin duda alguna tenía mucha suerte en tenerla en mi vida.
—¿Tienes la regla? —abrazándome, haciendo que con su comentario volteara los ojos divertida. Es que una ya no podía ser cariñosa con la gente que le importaba porque ya daban por hecho que tenía la regla o que quería algo.
Qué poca fe me tenían la verdad.
—¿Es que acaso ya no puedo abrazar a mi mejor amiga? —Marlene me abrazó más fuerte.
—Por supuesto que puedes, es más, intenta abrazarme más a menudo —solté una pequeña risa mientras asentía.
Adoraba demasiado a Marlene.
—Obvio que lo haré —estuvimos en silencio y abrazadas unos minutos hasta que nos separamos y empezamos a prepararnos para la fiesta.
La verdad es que no siempre tenía muchas ganas de salir e ir a una fiesta de los Merodeadores, pero esta vez si tenía bastantes ganas. Así que una vez listas llegaron Dorcas y Mary para prepararse también.
Como Marlene y yo ya estábamos listas decidimos ayudarlas, así que una vez que todas estuviéramos listas bajamos para ver a Sirius esperándonos con una gran sonrisa.
Por lo que nos había contado Marlene, los chicos estaban vigilando todo para que nadie pillara nuestra pequeña fiesta. No seríamos muchos, así que seguramente pasaríamos la noche en la Sala de los Menesteres o tal vez cuando fuera de madrugada iríamos con cuidado a nuestras habitaciones.
—Pero qué lindas señoritas estoy viendo, hoy seré vuestro guía en esta pequeña aventura señoritas —Marlene y yo nos miramos divertidas, volviendo a dirigir la mirada hacia Sirius.
—Muchas gracias señor Black, es un placer el teneros como guía —le seguí el juego a Sirius, pero no duró mucho porque todos soltamos una gran carcajada.
Es que nosotros no podíamos estar serios, estaba en nuestra naturaleza el ser felices y divertirnos.
—Anda chicas, vámonos antes de que alguien nos pille. Necesito beber para ser feliz.
—¿No eres muy joven para beber? —le preguntó Marlene divertida.
—En un mes y dos días creo cumpliré los dieciocho años, así que seré ilegal por mientras seré ilegal a escondidas. Si nadie se entera, nadie puede decir que he bebido.
Todas le miramos confundidas.
—Ya sé, en mi cabeza tenía más sentido, en fin mejor vamos antes de que saqué otra cosa más ingeniosa que la anterior.
Reímos y caminamos con cuidado por los pasillos, no queríamos que nos descubrieran, además, yo también quería divertirme un poco.
Al llegar dejamos que Sirius hiciera todo lo que tuviera que hacer para que la puerta se mostrara, así que una vez todo listo la puerta apareció y él educadamente no abrió la puerta para pasar primero.
Debía reconocer que Sirius era un caballero, nunca había tratado mal a una mujer y a pesar de que en su cosa había vivido un infierno, no dejaba que eso lo definiera como persona.
Las chicas pasaron y yo fui la última.
—Gracias Sirius —él me guiñó el ojo mientras pasaba detrás de mí.
—No agradezcas, es un placer —sonreí y él cerró la puerta.
No había muchísima gente, pero sentía que era la suficiente, además, tampoco debía ser demasiado extravagante, ni siquiera había algo para celebrar, o eso creía yo.
Vi a lo lejos a James riendo junto a Remus y sonreí. Era demasiado lindo ver a James tan feliz y tranquilo.
Sabía que algo le atormentaba, a pesar de que él lo negara muchas veces, conmigo no debía aparentar ser fuerte, conmigo estaba a salvo, siempre lo estaría.
James me miró y me saludó con la mano mientras seguía teniendo esa hermosa sonrisa en su rostro. Yo le correspondí de la misma forma y fui con las chicas que ya estaban en las mesas de las bebidas, viendo que poder tomar.
Sonreí, qué afortunada era por tener a mis amigos, mamá decía que todo pasa por una razón, ellos eran mi razón para luchar por el bien, por protegerlos al igual que ellos lo habían hecho conmigo.
Éramos una familia, pasara lo que pasara.
Eso era lo único que importaba.
NOTA DE LA AUTORA
¿Qué os pareció el capítulo?
Estoy tan emocionada por esta historia, espero que os guste tanto como a mí escribirla.
Os amo demasiado y gracias por todo el apoyo. Ya sabéis que podéis seguirme en tiktok para ver todos los edits de mis historias. La cuenta es historias.wattpad_ también hay un Hashtag por si queréis hacer edits de la historia yo encantada de verlos #endgamewattpad ❤
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