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Capítulo VI

Capítulo VI:

La motocicleta de Francis había acelerado mientras que dejaba atrás el bar que se incendiaba atrás suyo, pudiéndose ver las llamas que subían y las columnas de humo que iban volviéndose más espesas, negras, entremezclada con el color del Crepúsculo en los Cielos. Pronto, aquello se convirtió en un punto en la distancia, algo que no volvería a ver nunca más, mientras que sus amigos yacían allí, en una tumba ígnea, rodeados de los zombies que habían abatido, el calvo sintió rabia por no haber podido quedarse allí, pelear hasta el final y, si era necesario, caer junto a sus Camaradas como los valientes que eran. Una muerte digna en combate, igual que los Vikingos y los Romanos, pero ese "sueño" se vio truncado por la decisión de Tom. ¿Por qué tuvo que ser así?. Se estaban divirtiendo, pasando el rato juntos hasta que vinieron esas criaturas a causar problemas en el lugar.

Se detuvo un rato, justo en la carretera que llevaba a la Ciudad de Filadelfia, encontrándose con una barricada instalada por dos patrullas a ambos lados del camino. Bajó y con su escopeta en mano, teniendo muy pocas municiones, fue avanzando, cautelosamente, hasta llegar a una de ellas y encontrarse de que los asientos se encontraban vacíos.

- Y aquí queda reflejado el rol de la Policía. ¿En dónde están?.- Quiso saber Francis, mientras que husmeaba por el interior de uno de los coches, los cuales tenían las luces encendidas pero sin que nadie rondara por la zona.- ¿Eh?.- En ese momento, al tantear entre los asientos, centímetro a centímetro, sintió algo metálico en su mano derecha y cubierta por los guantes sin dedos. Lo levantó y al sacarlo al exterior, notó que se trataba de una Pistola 48 MM de color negro, un arma reglamentaria en la Policía de EEUU.- ¡Genial!.- Exclamó, satisfecho por los resultados, no sin antes ver que el cargador estuviera completo.- Ahora veamos qué más hay aquí. Por lo menos unas cuantas balas para mi escopeta.- Pidió pero al revisar el resto del vehículo, notó que no había más que esa arma junto al cargador que portaba.

No se desanimó y buscó en el otro coche, en el cual sí tuvo suerte, aunque solo fueran dos cajas de municiones para la escopeta, los cuales guardó consigo en una mochila que llevaba para sus viajes.

En el ínterin, mientras que ingresaba en la Ciudad de Filadelfia, la encontró devastada, vacía, solitaria, destruida. No se podía apreciar nada que fuera algo que hubiera visto tiempo atrás. Todo era fuego, humo y muerte. Los cuerpos, tanto de civiles que no pudieron huir como de zombies abatidos llamaron su atención. Muchos yacían en las veredas, tirados contra las calles, aunque tampoco escapaban las escenas más escabrosas como cadáveres que fueron canibalizados por los muertos vivientes, desatando una feroz pestilencia y las moscas que zumbaban por doquier. Tuvo que reprimir las ganas de vomitar y cuando llegó al Centro mismo de la urbe, su motocicleta comenzó a hacer un ruido que no le gustó en lo absoluto.

- Oh no, vamos, pequeña, vamos, tú no puedes. No me dejes tirado aquí.- Pidió pero fue tarde, ya que la misma se había quedado sin gasolina y de ahí se bajó. Permaneció a su lado, un buen rato, como si se tratara de alguien que despedía a un ser querido que estaba por morir en algún hospital o campo de batalla. Agarró el manubrio y de ahí se puso de pie.

- Vivimos tantas aventuras juntos, ¿recuerdas?.- Le preguntó y con ello tomó su mochila, preparó la escopeta y guardó la Pistola en uno de sus bolsillos.- Te prometo que siempre te recordaré, Mi Vieja Amiga.- Prometió y se despidió de ella, iniciando su marcha por la calle principal, enfilando para encontrar algún sitio donde poder resguardarse durante esa noche crepuscular.

Mientras tanto, Bill, Zoey y Louis habían entrado en el hotel con la misión de revisar, en la Recepción y la primera planta, por si encontraban comida y otros recuerdos de vital importancia.

- Busquen comida enlatada y no perecedera. No podemos darnos el lujo de traer con nosotros carne y otros productos que dependan del frío, a menos de que encontremos una heladera portátil con hielo, de esas que se llevan a la playa durante el Verano.- Impartía Bill esa orden, mientras que se encontraban en la cocina del hotel.

- Cómo me encantaría comer un buen filete con papas fritas y una ensalada.- Dijo Zoey con hambre.

- De eso no nos podemos dar el gusto muchas veces, pero una sí.- Alegó el Veterano, hablando con una voz tranquila y casi parental hacia la chica, a la cual protegía pero también le estaba enseñando a defenderse.

- Oiga, Señor Bill.- Le llamó Louis.

- No tienes por qué llamarme de esa manera. Solo por mi nombre. Nada de "señor".- Le animó el viejo y de ahí fue hasta donde se encontraba el Oficinista, el cual se hallaba en un almacén donde se guardaban distintas latas con comida.

- He encontrado esto: Tomates enlatados, paquetes de arroz, algunas sopas instantáneas, botellas de agua, pan y algunas frutas y verduras.- Informó éste.- Necesitaríamos alguna mochila, ¿alguien tiene una?.

- Tengo mi mochila militar conmigo, puedes ponerlas ahí.- Le entregó el ex-Boina Verde aquel objeto, por lo que el moreno se arrodilló y comenzó a guardar todo lo necesario.- Y no te preocupes, yo la llevaré.- Dijo y eso llevó a que Louis lanzara una risita.- 

- No se ofenda, pero ya está viejo para ello, yo me encargo.- Se ofreció éste, cosa que llevó a que Bill le pusiera una mano en los hombros.

- Tienes un buen sentido del humor, chico. Eso está bien, pero descuida, yo la llevaré.- Sostuvo y se la cargó a la espalda, a pesar de su edad.

Zoey los veía a aquellos dos, le causaba que ella también es riera por lo bajo pero, en el fondo, aún estaba experimentando lo vivido en su casa. Recordaba a aquel sujeto pálido y que había atacado a sus padres, las últimas palabras de su progenitor, el tiro que mató al "intruso" y luego el escape de ella hasta encontrarse con Bill y ahora tenían a Louis con ellos. Era una extraña mezcla de sentimientos y temores, pensando de que, ahora, todo lo que ellos hicieran, tal y como el ex-militar había dicho, que se encontraban metidos en una "Guerra de Supervivencia", llevaba a que ella se preocupara pero esa emoción debía ser regulada. Uno no podía mostrar ese tipo de comportamientos en medio de la lucha y, por el momento, tal vez por Gracia Divina, los zombies no estaban deambulando por allí.

Sin embargo, a unos pocos metros de su posición, justo en donde Francis había dejado su motocicleta sin combustible, una chica se encontraba encerrada en su departamento. Su nombre era Beverly, una hermosa joven rubia, piel suave y blanca como la leche, buen físico y con un Futuro por delante. Aquellos días, a pesar de la misteriosa peste que estaba recorriendo EEUU, había tenido la mejor de las noticias: Su novio, Kyle, le había pedido matrimonio y aquello era un "Faro de Esperanza" en medio de tanta desolación. 

¿Cómo podía describirse su emoción?. Una bella sonrisa surcó su rostro y le había dado la noticia a sus padres, los cuales viajarían, desde el Estado de Kentucky hasta la Ciudad de Filadelfia para asistir a la boda. Sin embargo, no todos los cuentos tienen un final feliz. Una tarde de esos tan nefastos días, Beverly iba caminando por la calle, teniendo una lista de cosas que poner para la boda pero, quizás por desgracia, intuición interna o vaya uno a saber qué fue lo que pasó por su cabeza que la llevó a girar por esa maldita calle donde había un café y dentro se encontró a Kyle con otra joven, con la cual tuvo un beso que destrozó su corazón en miles de pedazos.

Él la había engañado y a pocos días de la boda. Ni más bien los vio, se alejó corriendo, llorando en silencio, las lágrimas caían contra el piso y al llegar a su departamento, cerró la puerta de un portazo, sin siquiera saludar a sus vecinos, los cuales se acercaron para ver qué le pasaba. Se quedó allí y mientras que en la televisión estaban pasando las noticias acerca de la "Gripe Verde" y el feroz avance que estaba realizando por el territorio de la "Unión". 

Ella se había aislado del Mundo, no quería saber nada, ni siquiera de su prometido y cuando él la llamaba por teléfono, la joven lo había desconectado. Pero, como todo gran suceso que se lleva a cabo, aquel día de su encierro, Beverly recibió la "visita" de un misterioso sujeto: Era pálido, horrible, esos ojos que brillaban como si estuviera poseído y en el momento de mayor desesperación, justo cuando tomaba un arma para defenderse con el fin de expulsarlo de su propiedad, éste hundió sus dientes en la piel. La carne sintió esa dentellada y ella gritó como nunca en la vida, sintiendo esa fuerza física pero desconociendo el "Veneno" que llevaba consigo.

Tal vez Alejandro Magno fue envenenado por alguien que lo odiaba, algún General rencoroso por el largo viaje o porque no le habían prometido tener un poco de poder en sus manos. Quizás alguna joven Dama de la Aristocracia Macedónica que buscaba vengarse porque no se casó con ella pero, en el contexto real, Beverly sintió esa punzada y tras matar a su agresor, el cuerpo tirado, inerte, en su casa y ella estaba sola, ya que los militares habían evacuado el lugar. 

Pronto, con el correr de los días, los síntomas de la "Gripe Verde" fueron haciendo efecto en ella. 

- ¿Qué...me...está...pasando?...Ayuda...Ayuda...Por...favor.- Rogó ella, mientras que se dirigía hacia su celular y con las pocas fuerzas que le quedaban, marcó un número en su "Lista de Contactos" pero al momento de establecer la comunicación, la joven se desmayó, tirando consigo la mesa de noche con el velador y el celular contra el piso.

En su auto, Kyle había recibido el llamado perdido de su prometida.

- ¿Hola?. Cariño, soy yo, ¿estás bien?.- Preguntó pero aquel novio infiel sintió, por primera vez, derribando su orgullo, el miedo, un terror que lo invadía a más no poder y que representaba la culpa por haberla engañado.- ¡Mierda!.- Exclamó y aceleró por esas calles solitarias.

Llegó y estacionó el coche frente al edificio donde vivía ella. Encontró la puerta derribada y mientras subía, los departamentos presentaban signos de saqueo y vandalización. Pronto arribó al piso de su prometida, consiguiendo tirar abajo la puerta de entrada.

- ¡Cariño! ¡Soy yo, ¿qué pasó?!.- Preguntó, entrando junto a la luz del extenso pasillo pero todo el lugar estaba sumergido en una intensa oscuridad.- ¿Cariño?.- Volvió a llamarla pero no encontró a nadie excepto...una figura de cuclillas en el suelo.- Mi Amor, soy yo, ¿te pasa algo?.

Fue acercándose hacia ella, con paso temeroso.

Allí estaba.

De cuclillas.

Cuclillas.

Llorando a más no poder.

 El llanto desgarrador, mientras que él pudo apreciar, horrorizado, cómo su tonalidad blanca se había vuelto de un color más parecido al de los huesos, aún vestida con su ropa interior gris, ella se fue girando, lentamente, con la cabeza para verlo y de ahí quedó en su "Línea de Tiro".

- Mi Amor, soy yo, dime qué te pasó. Tranquila, yo estoy aquí.- Pidió él, intentando arreglar el daño causado pero ella se giró, lo último que Kyle vio fue a una figura femenina pálida, de largos cabellos grises, esos ojos...maldita sea, aquel resplandor rojo que tenían, era como estar ante las Puertas del Reino de Hades y con unas afiladas garras que reemplazaron a sus uñas. Lanzando un aterrador grito desgarrados, parecido al de las Banshees de la Mitología Celta que anunciaban la muerte de un ser querido e importante en la Nobleza de Irlanda, ella trazó un feroz tajo en su abdomen que lo dejó abierto en canal. Con horror, recordando al mismo dolor que sintió Dennis Nedry por haber traicionado a John Hammond en la novela de "Parque Jurásico"; Kyle miró, horrorizado, lo que su novia y futura esposa había hecho: Intentó llegar hasta ella pero se desplomó contra el piso, sin vida y bajo un charco de su propia sangre, mientras que ella sostenía el corazón de su prometido en las manos tras haber llegado hasta su pecho.

Pronto, al recobrar su consciencia y teniendo los resultados de su decisión, Berverly se encontró con el cuerpo de su fallecido novio y futuro esposo contra el piso. Lanzando un largo y pronunciado grito desgarrador, ella se cubrió el rostro con las manos, horrorizada por lo que había hecho y salió corriendo de allí, mientras que la desgracia la acompañaría para siempre a su lado.

- ¿Qué fue eso?.- Se preguntó Hirano, mirando por el balcón, ya que se encontraba con su rifle de asalto AR-10, vigilando de que no hubiera ningún peligro que rondara por la zona.- Eh, Takashi, Rei.- Llamó a sus amigos.

- ¿Qué pasó?.- Se acercó la novia del peli castaño oscuro, ya que éste estaba preparando su arma.-

- Escuché algo, vino de ese edificio de allí.- Señaló el bloque de apartamentos que tenían en la otra calle y de ahí, con su vista, notó que una figura iba corriendo, viéndosela a través de las ventanas. Se acercó hacia la baranda del balcón y pudo contemplar a la figura que huía de allí, gritando, chillando y llorando a más no poder, perdiéndose calle abajo.

A su vez, Francis estaba llegando hacia la zona del hotel cuando notó a la misma persona que corría de allí.

- Oiga, Señorita, ¿está...?.- No tuvo tiempo, ya que aquella lo tiró contra el piso, llevando a que le dirigiera una mirada de furia.- ¡Cómprate unos lentes que estás ciega!.- Le gritó y se puso de pie. Loca.- Sostuvo y de ahí entró en el Hall, calmándose de aquello último.- Bueno, espero que pueda encontrar algo de comida aquí.- Sostuvo y fue, escopeta en mano, revisando el interior para que no hubieran otras "sorpresas" dando vueltas por allí.

Llegó hasta las Cocinas y de ahí, justo al entrar, llamó la atención del pequeño trío que se hallaba en ese momento, por lo que le apuntaron con sus armas de fuego.

- No des ni un paso más.- Le advirtió Zoey, empuñando su Pistola 48 MM y dirigiendo el cañón hacia el motociclista.

- Eh, tranquilos, que yo también soy un superviviente, no tenemos por qué matarnos cuando allí afuera están los zombies.- Llevó el calvo aquella calma pero nadie parecía ceder.

- ¿Qué buscas? ¿Te han mordido?.- Le interrogó la joven universitaria.

- No, para nada.- Respondió y se colgó la escopeta en su espalda.- Mi nombre es Francis, soy un motociclista. Estaba pasando el rato con mis amigos en un bar cuando nos atacaron esos "Podridos". Todos murieron menos yo, ya que me pidieron que me fuera, aunque me negaba en dejarlos allí, tomaron su decisión.- Relató el calvo.- Aún así, vine hasta aquí, mi motocicleta se quedó sin combustible y cuando encuentro este sitio, me topo con una loca que salió corriendo de un edificio de apartamentos, tirándome contra el piso, así que menuda mierda de día.- Apuntó, manteniendo ese humor tan ácido que llevaba consigo.

- Una historia bastante triste.- Alegó Louis, mientras que pasaban al siguiente tema.- Ahora escucha, vaquero, ¿qué sabes acerca de las otras ciudades? ¿Has podido oír algo en la radio?.- Preguntó.

- No, nada, todo está en estática y para empeorar las cosas, lo último que oí fue hace unos dos días era que estaban montando refugios en Riverside.- Contó Francis, mientras que tomaba asiento y se bebía una botella de agua mineral.- Ufff, qué sed que tenía. Me vendría bien una buena cerveza helada para este momento, pero me conformo con lo que hay.

- Aún así, si es verdad lo que dices, tal vez deberíamos ir allí.- Propuso Bill esa idea, cosa que llamó la atención del otro.

- No quiero sonar ofensivo pero ¿no estás un poco viejo para tomar el mando? ¿Quién es el líder?.- Inquirió Francis, mirando al Veterano de la "Guerra de Vietnam".

- Hasta ahora ninguno lo es.- Fue la respuesta que lo dio el viejo.- Ahora dejemos eso de lado: Iremos a la planta alta de este edificio, buscaremos en las demás habitaciones por si encontramos algún arma o provisiones.- Pidió y le siguieron el paso.

Avanzaron con cuidado, las escaleras estaban iluminadas, al igual que el resto del hotel pero el tema en cuestión era la presencia de zombies que o por algún motivo brillaba por su ausencia. Aquello no podía ser buena señal, las calles tampoco lo brindaban con la soledad reinante y la falta de seres humanos. Sin embargo, desde aquel piso en el que estaban instalados Takashi y su grupo, teniendo sus armas preparadas y listas para combatir, el castaño oscuro había dejado la orden de permanecer allí un rato más, cerciorándose de que tuvieran todo lo necesario para sobrevivir en las calles hasta que pudieran hallar a los Militares u otro modo de salir de esa ciudad.

- ¿Algo en la radio, Saya?.- Preguntó a la chica de lentes y cabello rosa, mientras que intentaba, junto a Hirano, hallar alguna frecuencia en las emisoras.

- Nada, todas están con estática.- Respondió la citada.

- Será mejor apagar eso. Las radios emiten ese sonido y atraen a los muertos.- Pidió Rei, justo cuando aparecían unos cuantos zombies por la calle que daba al hotel y su novio se acercaba a ella.-

- No usemos las armas contra cinco de esos podridos. Si se van, todo bien, de lo contrario, usemos cualquier objeto contundente para ahorrar la munición. Esto no es un videojuego.- Aportó ese tono de responsabilidad, mientras que ella asentía.

- Por suerte tengo mi katana. Puedo ir y despejar la calle.- Sugirió la Capitana Saeko Busujima pero el joven negó con la cabeza.

- No, por ahora. ¿Quién sabe qué más hay allí afuera?. Lo que Hirano nos contó, eso de que vio a una mujer corriendo y llorando, no sé por qué, pero me da mala espina.- Intervino Rei, mientras que Saya apagaba la radio.

- Con un Demonio, esta mierda falló, justo cuando había logrado captar una señal.- Dijo con bronca, dándole un golpe al aparato, mientras que el chico de lentes y cabello negro lo guardaba en la mochila que tenían.

- ¿Qué pasó?.- Preguntó la Dra. Shizuka Marikawa.- ¿Alguna novedad?.

- Por lo poco que logramos captar, el gordo y yo, fue que el Ejército está estableciendo refugios en Riverside, así que será mejor prepararnos para partir hasta allí, ahora.- Respondió la hija de aquel matrimonio rico y con influencia política en Japón.

- Excelente, esa es una buena noticia.- Se sintió la enfermera de cabello rubio y atributos prominentes saltar de la emoción pero Takashi pidió el silencio.- ¿Qué ocurre?.

- Shhh, esperen.- Dijo el joven castaño oscuro y fue hasta la puerta que daba al pasillo.- Oigo a alguien abajo.- Vengan conmigo.- Pidió y con ello tomaron sus armas, salieron al exterior y de ahí se fueron parapetando en el pasillo para cubrir posiciones con el fin de atacar a los intrusos.

Mientras tanto, en las escaleras, el grupo compuesto por Bill, Zoey, Francis y Louis se encontraba terminando de inspeccionar el sitio. Por donde pasaran, solo encontraban habitaciones vacías, sangre en algunas partes junto a los cuerpos de zombies y caídos, así como también algunas provisiones tales como agua y comida enlatada que no pudieron cargar los supervivientes antes de ser asesinados por aquellas criaturas.

- Hasta ahora tenemos muy poco. Nos alcanzará para una o dos semanas.- Observó el moreno lo obtenido en aquellas "requisas".

- No podemos darnos el lujo de llevar carne al no contar con alguna heladera para mantener la cadena de frío.- Sostuvo Zoey.- Si encontramos un sitio donde haya de eso, la tendremos que comer allí.- Señaló y eso llevó a que tanto ella y los otros debieran adaptarse a una dieta variada, sobre todo de comida enlatada.

- Todo es posible, ya nada volverá a ser como antes.- Dedujo el Oficinista y tras abrir otra puerta, cruzar el pasillo para ver qué podían encontrarse, sintieron que alguien les estaba apuntando con su arma, sacando el seguro de la misma y de ahí se oían aquellos mismos sonidos de nuevo.

- No muevan ni un solo músculo.- Oyeron la voz de un joven y tras alzar la mirada, se toparon con un grupo de jóvenes armados y listos para pelear.

Los otros no se quedaron atrás e hicieron lo mismo pero fue Bill quien dio un paso al frente, en un intento por calmar las aguas.

- Tranquilo.- Pidió el Veterano, alzando sus manos pero aún sosteniendo su rifle de asalto M-16.- No queremos problemas, solo estamos buscando provisiones y un lugar donde descansar.- Dijo pero el muchacho castaño oscuro no se iba a dejar engañar, siguió apuntándoles y con ello los compañeros del viejo se hallaban listos para tirar.

- Claro. No nací ayer. Les advierto que estamos armados y daremos pelea. Así que tienen dos opciones: Nos dicen si no son saqueadores o abriremos fuego. Ustedes deciden.- Impuso esas condiciones.

- Chico, nosotros no somos esa clase de gente, solo...- Louis, al momento de dar un paso, notó que una chica peli naranja había jalado el gatillo, disparando contra el piso para intimidar.

- Ni un paso más.- Dejó ella su advertencia, aún con el cañón de su arma humeando por el tiro.

- ¡Joder!.- Exclamó Francis, sorprendido.- ¡¿De dónde han sacado esas armas?!.

- Eso no es asunto tuyo, calvito.- Repuso la chica, mientras que un muchacho de lentes se sumaba.

- Por favor, tranquilos todos.- Zoey dio un paso al frente, desarmada, ya que notó a sus compañeros prepararse para un combate.- Bajen las armas, no disparen, no hagan ninguna tontería. Oye tú, sí, a ti te hablo.- Se dirigió para la muchacha peli naranja.- 

- Miyamoto Rei.- Se presentó ella pero sin bajar su rifle M1A1 con bayoneta calada. Lo alzó aún más, poniendo el filo contra el cuello de la estudiante universitaria.- 

- Calma, no quiero ningún problema, solo pido hablar con el que está al mando.- En ese momento, Takashi se acercó hacia ella.

- Yo soy el líder.- Respondió.- Si quieren hablar, lo haré, pero dile a tu amigo calvo que baje su arma, al igual que al viejo y el negro.

- ¡Oye, eso es racista!.- Exclamó Louis, ofendido.

- Vamos, es parte de tu color de piel. Estás entre blancos, nosotros somos amarillos, ¿acaso te vas a poner a llorar como quinceañera que no le regalaron lo que pidió?.- Le cuestionó Takashi con seriedad y eso llegó a hacer mella en el Oficinista, quien bajó el arma.

- Está bien. Está bien.- Louis se calmó y se la colgó a la espalda.- Todo bien, ¿sí?. 

Bill hizo lo mismo.

- Francis, déjala.- Le ordenó el Veterano.

- Yo no voy a escuchar a niñato como él. ¿Y si nos vienen a jugar el truco de querer robarnos?.- Se negó y aquello podía ser verdad.

- Si lo hubieran hecho, entonces ya estaríamos muertos o sin nada en nuestro poder. Solo hazle caso a Bill y todo saldrá bien, ¿de acuerdo?.- Se acercó Zoey hasta él.

Tardó su tiempo, unos cuantos segundos que se convirtieron en una Eternidad. El sudor perlaba la frente del motociclista, frío como el hielo, mientras que se negaba en dejar su escopeta. Pudo haber tenido un desenlace fatal pero, repentinamente, Francis cedió, colgando la misma a su espalda.

- Muy bien, veo que ya lo hicieron. Ahora podemos hablar. Vengan pero nada de tonterías.- Pidió Takashi y de ahí fueron conducidos hacia el interior de la habitación que compartían en el hotel.

[¿Cómo será la charla? ¿Unirán sus fuerzas o todo acabará de la peor manera?. No se lo vayan a perder, amigos.

Dato curioso: La parte de los OC Berverly y su pareja pertenece al cómic "No me hagas llorar" del "Left 4 Dead", en donde relatan el origen de la "Witch", lo pueden encontrar en "Youtube" disponible.

Antes que nada, quiero agradecer, de todo corazón, por los nuevos reviews a Ralf_Hino/Tarma Jones: Muchas gracias, colega, por los mensajes. Sobre el origen del virus, si te soy franco, me hubiera gustado saber quién lo diseñó, si fue un experimento militar pero nunca "Valve" reveló nada de ello, pero, aún así, pueden haber sorpresas y pistas, a lo largo de la historia, que arrojen un poco de luz sobre el contexto en el que se hallan.

Te agradezco, nuevamente, por los reviews, Camarada. Cuídate y buen comienzo de Mayo de mi parte.

Lo mismo para Sly Jester y los demás seguidores.

Cuídense, amigos, nos estamos viendo en el capítulo que viene y que tengan un muy buen...

¡Feliz 1*de Mayo/Día del Trabajador!.].


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