Capítulo IV
Capítulo IV:
Hasta hacía unas pocas horas atrás, la empresa en la que Louis trabajaba, en donde respiraba una atmósfera de pura actividad, pasó a convertirse en una auténtica zona fantasma. Los pocos empleados que quedaban allí, quienes estaban tomando sus pertenencias y se iban, dejaban al moreno impresionado y con dudas acerca de si lo que su amigo le había dicho era verdad.
Para matar el tiempo, trabajaba en su computadora y atendía a los clientes que llamaban para conocer más sobre los productos y otras mercaderías que ofrecían pero, en el fondo, el oficinista de tez morena sentía que algo no iba bien. Fue entonces que, tras atender a una mujer que había llamado, marcó un número distinto y esperó a que alguien se pusiera a hablar con él.
- "Hola, te has comunicado con Brendan, en estos momentos no estoy en casa. Por favor, deja tu mensaje después del tono".- Decía la contestadora automática, por lo que, lanzando un suspiro al aire, uno que se perdió, Louis se recostó en su silla y cerró los ojos.
- "No es nada grave, amigo, cálmate, ¿sí?. Es solo una tonta enfermedad, nada más que eso. Nadie se va a morir por algo así. De seguro ya están trabajando en la cura".- Pensaba para sí mismo, se daba ánimos para no caer en la incertidumbre y en las palabras de su amigo.
Pensaba en Brendan, uno de sus antiguos compañeros de la Universidad, ¿estaría bien? ¿Había salido a comprar algo?. Todas esas dudas lo estaban volviendo loco y para paliarlo, se puso de pie y caminó hacia el Baño de Caballeros.
Fue hasta allí y abrió la puerta, encendiendo las luces y de ahí iba hacia el lavabo para enjuagarse la cara. Una vez realizada esa "tarea", mientras que secaba sus manos, el moreno no notó que alguien más se encontraba en ese lugar, mirando hacia una de las paredes del baño.
Mientras que terminaba de lavarse las manos, Louis tomó unos papeles para secarse las mismas hasta que un misterioso gruñido provino detrás de él. Se dio la vuelta y miró a la persona que estaba allí, contra la pared, de espaldas, por lo que no le dio importancia.
- ¿Un mal día como diría "El Joker" de "Batman"?.- Le preguntó el moreno pero la persona volvió a lanzar un segundo gruñido, cosa que el otro no le dio importancia.- Ok, parece que estás de malas, te dejo solo.- Respondió pero al momento de abrir la puerta, aquella persona se le vino encima, atacándolo como si se tratara de un animal rabioso.
Louis cayó al piso y el rival lo golpeaba a más no poder.
- ¡¿Qué te pasa?! ¡Para!.- Pedía pero al intentar sacárselo de encima, todo resultó en vano. En un momento dado, el moreno se levantó, asustado y con ello esquivó una embestida que aquel rival le iba a dar. Inmediatamente, aprovechando que se había golpeado contra la pared y estaba un tanto mareado, Louis tomó la primera arma que encontró en su camino: Sacó de su lugar el aparato que daba las toallas de papel y con todas sus fuerzas respondió a un nuevo ataque por parte del rival.
Oyó un crujido, el cráneo se había partido en dos como una nuez, salpicando las paredes y el piso con sangre y materia gris. Un segundo golpe fue el definitivo para quitarle la vida al oponente, el cual se desplomó, sin vida, ante la atenta mirada del Oficinista.
Se quedó quieto, respirando entrecortadamente y recostó su espalda contra una de las paredes que no estaban empapadas con la sangre del muerto. Intentaba recuperar la calma, el sudor le caía a chorros, por lo que se desajustó la corbata y de ahí fue tomando aire hasta que un explosión lo tiró contra el piso y luego otra lo levantó, igual que en un bombardeo.
La pared de enfrente terminó por abrirse en un boquete y cayeron sus restos a las calles, dejando un agujero que daba hacia el exterior. Inmediatamente después de ello, Louis se puso de pie, tosiendo por el polvo en suspensión y el sonido de las alarmas anti-incendios lo sacó de sus pensamientos.
- ¡Louis, ha habido una explosión en el edificio aledaño, hay que irnos!.- Le dijo uno de sus colegas y el moreno se puso de pie, siguiéndolo, junto a los otros, para salir de aquel lugar hacia las calles.
Fueron bajando las escaleras. Otros empleados estaban siendo evacuados pero, por la mente de aquel moreno, solo podía revivir el recuerdo de cuando le puso fin a aquella persona. ¿Cómo podría dormir por las noches?. Le estaba acosando y golpeando su cabeza en repetidas ocasiones, llevando a que intentara darse cuenta, así mismo, de que no tenía otra opción más que defenderse por sí mismo, legítimamente y así evitar sufrir un destino como el de esa pobre alma atormentada.
Al momento de salir del edificio, el Oficinista vio el caos desatado por las calles. Un par de patrullas pasaron, a toda velocidad, por la zona, con sus sirenas encendidas y el ulular de las mismas, perdiéndose en la lejanía. Los camiones de Bomberos y las ambulancias también estaban desplegadas en un radio bastante extenso y todo lo demás era como sacado de alguna película de Ciencia Ficción: Los edificios estaban en llamas, muchos saltaban, envueltos en fuego, a su muerte contra el piso, las calles estaban repletas de coches que intentaban huir de allí, así como también de "Puestos de Control" y "Sanitarios" para que fueran examinadas las personas que no portaran la extraña enfermedad.
Veía hombres y mujeres de la "C.E.D.A" y el "C.D.C" ir con sus trajes anti-contaminación biológicas, acompañados por Soldados de la "Guardia Nacional" y del Ejército de los EEUU, todos ellos con máscaras anti-gas y sus poderosos rifles de asalto M-16.
- Agente, disculpe, ¿sabe qué está pasando?.- Preguntó Louis a un policía que se encontraba guiando a la gente que iba a pie, teniendo su "Puesto de Vigilancia" establecido en plena calle junto a las demás patrullas y a sus Camaradas de Armas.
- Señor, no se demore: Si no está herido, debe seguir adelante. Los de la "C.E.D.A" le explicarán todo.- Respondió el agente y el moreno se quedó sin ninguna forma de obtener información acerca de los acontecimientos.
- "Si sigo por este camino, podré ir hasta lo de Brendan y así quedarme en su casa hasta que se calmen las cosas. Solo debo seguir por aquí y listo".- Pensó Louis en esos momentos pero al momento de estar metido en sus pensamientos, no vio que había chocado con alguien.
- Cuidado.- Le habló un joven castaño, vestido con una chaqueta negra, remera roja, jeans y zapatillas.-
- Oh, lo siento.- Se disculpó el Oficinista, mientras que los veía pasar a ese chico y a una castaña que le acompañaba a su lado.- ¿Y esos chicos?.
No tenía tiempo para responder a sus preguntas, ya que, una vez que se encontró en la "ruta" que lo conducía al hogar de su amigo, se separó del grupo y partió para ese sitio con la finalidad de resguardarse hasta que se calmaran las cosas por las calles de la Ciudad de Filadelfia.
Iba con cuidado, desconocía si hubieran más personas así, como el que lo atacó en el Baño de Caballeros. El sudor le perlaba la frente, ¿acaso ese tipo lo había mordido?. Miró su brazo y sí, descubrió una dentellada perfecta de ese atacante. ¿Qué le pasaba por la cabeza? ¿Acaso estaba loco? ¿Tenía la rabia?. Desconocía todo el contexto en el que se hallaba, solo podía sentir que el miedo le quería ganar la pulseada y cuando se detuvo ante un negocio de electrodomésticos, el moreno pudo ver, en uno de los televisores, a un científico quien era entrevistado por un periodista en ese momento.
- Muy bien, Doctor Rumsfeld, díganos: ¿Cómo es medio de transmisión de esta enfermedad?.- Preguntó el reportero.
- Bueno, Señor Jeremy, para empezar, este virus, que aún estamos estudiante y que ha sido bautizado con el nombre de "La Gripe Verde", es un patógeno altamente contagioso pero no pertenece a ninguno de los tipos que conocemos como "Enfermedades Respiratorias" tales como la gripe común, el resfriado o incluso los pertenecientes a las Familias de los "Coronavirus". Todo lo contrario. Esto es nuevo y su método de transmisión es a través de los líquidos corporales tales como la saliva, vómito, bilis, principalmente.- Relataba el joven de traje negro y barba.
- ¿No hay transmisión por el aire?. Hablo en lo que se conoce como "Aerosoles".- Preguntó Jeremy pero Rumsfeld negó con la cabeza.
- No y eso es una buena noticia. Hicimos unas cuantas pruebas en roedores pero no se contagiaron.- Respondió el científico, mientras que tomaba un vaso de agua.- Sin embargo, el riesgo está en los fluidos corporales y por, ahora, la sangre queda en la "Lista de Sospechosos".-
- Esto es intrigante. O sea que si uno de estos...¿podemos llamarlos "Zombies"? te ataca, entonces ya te conviertes en uno de ellos.- Quedó el periodista impresionado por lo que le había traído el invitado y de ahí estaba mostrando fotografías de varias personas que tenían la piel sumamente pálida y eso le trajo recuerdos a Louis de aquel tipo en el Baño de Caballeros.
- El tiempo de transformación tarda, en algunos casos hemos visto que se convirtieron en estas criaturas en un contexto de 4 minutos o incluso unos pocos segundos. Todo depende del organismo y las defensas que cuente el individuo.- Aportó Jeremy, mientras que seguían con la charla.
El Oficinista quedó impresionado por semejante asunto, sin embargo, para su sorpresa, la transformación no estaba ocurriendo y ya había pasado un buena porción de tiempo. Sin embargo, no podía bajar la guardia, quizás era solo una "demora", por lo que tendría que buscar ese refugio en la casa de su amigo Brendan y regresó al camino.
Mientras tanto, en el bar donde Francis se hallaba reunido con sus colegas, la fiesta continuaba sin parar. Un grupo de chicas se hallaban ante los motociclistas y dos de ellas se besaban entre sí para excitar los ánimos de aquellos hombres y mujeres reunidos. Uno de ellos fue hasta donde estaban, besándolas a más no poder, mientras que Francis se ponía de pie.
- ¿Eh? ¿Adónde vas, "abuelo"? ¿Ya te vas a dormir?.- Bromeó Joey.
- ¡Ja!. Solo voy al baño un momento.- Respondió el motociclista y de ahí se internó por una escalera que daba a la Planta Baja.
Llegó hasta el Baño de Caballeros que se hallaba en medio de un pasillo un poco mal iluminado y de ahí se metió. Una vez que eliminó aquellas toxicas, el calvo fue dirigiéndose, de nuevo, al punto de origen pero escuchó a alguien que se encontraba en el Baño de Damas. Se la oía que tenía una profunda intoxicación por el alcohol y su ingesta la estaba llevando a que su cuerpo tratara de eliminar dicha presencia de su interior. Francis se acercó y llamó a la puerta.
- Oye, ¿estás bien? ¿Quieres que llame a un médico?.- Preguntó con un tono de preocupación en su voz pero solo podía oír el estridente sonido de la mujer que se hallaba regurgitando sin parar aquello de su interior y de ahí se reanudaba. De pronto, aunque la puerta estuviera cerrada, una fuerte pestilencia impregnó las fosas nasales del motociclista.- ¡Puaj, qué asco! ¡¿Qué te pasa?!.- Exclamó ante ese repugnante olor pero cuando la puerta se salió de sus goznes, se topó con una figura pálida y cubierta de vómito, así como también sus ojos que reflejaban una misteriosa "Ira Asesina".- Wow, tranquila, Betty.- Levantó Francis sus manos para que se tranquilizara para ésta atacó.- ¡Para, Betty, soy yo, nos conocemos desde hace años! ¡Dios! ¡¿Qué te pasa?!.-
La mujer estaba frenética. Sus ojos daban miedo, parecían como si estuvieran ardiendo mientras que ejercía una violencia nunca antes vista contra aquel que fue su amigo. Francis debió esquivar los arañazos y golpes que ésta trazaba en su contra, llevando a que un jarrón se cayera contra el piso y el motociclista usara la base como defensa.
- ¡Betty, para con esto, soy yo, Francis, somos amigos!.- Intentaba con hacerla volver a la realidad pero la joven no paraba. Su piel pálida, aquellos ojos y los gruñidos furiosos le impedían razonar. Fue entonces que llegó a tirarlo contra el piso y estaba por clavar sus dientes en su piel pero el motociclista fue más rápido, agarró una de las patas de hierro que tenía aquel mueble y golpeó a su amiga en la cabeza, repitiendo el mismo "patrón" hasta que ella cayó muerta contra el suelo, bajo un profundo charco de sangre.
Pronto, haciendo uso de sus fuerzas, se puso de pie. Quería vomitar, ¿qué estaba pasando allí?. Le vinieron unas profundas ganas de vomitar por todo lo sufrido pero se sacó esa repulsión cuando oyó que alguien venía corriendo hacia donde él estaba.
- ¡Francis!.- Le llamó uno de sus amigos.- ¡Francis, ¿estás bien?!.
- ¡Tranquilo, Micky, estoy bien!.- Respondió éste, yendo a su encuentro.- ¿Qué ocurre?.
- Debes venir a ver esto, tenemos problemas, no sé cómo describirlo pero han cerrado y atrincherado la entrada, así como también todos se fueron para la azotea del bar y con las armas.- Le contó y tras seguirlo por las escaleras que daban a la citada ubicación, en la carretera, para el el Oeste, oyeron un feroz rugido, un único y aterrador sonido que rasgó el aire mientras que un importante número de pálidos iban cruzando a toda velocidad para el edificio.
- ¿Qué hacemos, Francis?.- Preguntó Jack, uno de los motociclistas, gordo y con el cabello blanco. Su amigo lanzó una risilla al aire, tomó un cigarrillo que tenía en el paquete guardado en el bolsillito de su chaqueta junto al encendedor. La llama brotó de su interior y de ahí se lo encendió, lanzando una bocanada de humo al aire y de ahí tomaba una "Escopeta Corredora" o "Pump", le sacaba el seguro y de ahí se dirigía hacia sus colegas.-
- Bueno, bueno, amigos, parece que ha llegado un poco de acción para estos aburridos y algo oxidados motociclistas.- Bromeó y ellos le siguieron con risas, agarrando las armas y sintiendo la Adrenalina que les invadía.- Al parecer, un grupito de "aburridos" nos quieren cancelar el espectáculo pero yo les digo que les demos su merecido: Tiren a matar contra toda esa tropa de tarados, no dejen a ninguno de ellos acercarse a la puerta y no se preocupen con tirarles una buena "Bomba Molotov", así que sin titubeos. Esas mierdas de allí.- Señaló a las criaturas que estaban a pocos metros de la puerta del bar.- No son Humanas y una de ellas me atacó. ¿Recuerdan a Betty?. Bueno, me intentó asesinar pero la tuve que matar, así que nada de lloriqueos porque pueden ser sus familias, amigos, compañeros del trabajo o lo que sea: Aquí se mata o se muere.- Sentenció Francis, cosa que, en los más jóvenes, esperaban no tener que toparse con esa desagradable sorpresa y fue entonces que tras preparar sus armas, dieron por comenzada la Batalla del Bar.
En la "Sala de Operaciones", Bill se encontraba listo, los médicos alistaban el material, repasaban los últimos minutos que tenían sobre la zona que tenían que operar, así como también cerciorarse de que la Anestesia fuera la adecuada para una persona de la edad del Veterano de la Guerra de Vietnam. Un error, incluso el más pequeño de todos ellos, podía ser fatal. Una médica estaba colocando la dosis justa para que el peli blanco quedara dormido por un rato hasta que despertara, una vez terminada su labor en la operación.
- Muy bien, Señor Overbeck, vamos a proceder en colocarle la mascarilla con la Anestesia.- Le comunicó el Jefe de Médicos, Dr. Marcus Hellbrim, mientras que los cirujanos terminaban de lavarse las manos y los brazos como bien indicaba el "Protocolo de Higiene" y se iban vistiendo con las batas y las mascarillas para evitar cualquier tipo de contaminación dentro de la "Sala de Cirugías".- Lo que le voy a pedir es que vaya contando para atrás hasta que se haya quedado profundamente dormido, ¿de acuerdo?.- Dijo aquel joven.
- Sí, estoy listo.- Respondió Bill y de ahí Hellbrim puso la mascara sobre su rostro, cubriendo la boca y la nariz, dejando que saliera aquella droga.- 10, 9, 8, 7, 6, 5...- Pronto fue sintiendo aquellos efectos, su cuerpo se relajaba, perdía el contacto con la realidad, sentía que todo se iba volviendo más tranquilo. Se imaginaba que estaba en alguna playa de California con su familia, sus seres queridos y aquellos que dieron la vida durante la Guerra de Vietnam, caídos en combate.
Sin embargo, al momento de quedarse dormido, aún con una parte de su cuerpo que, por algún motivo, se negaba en ceder al dulce sueño de la operación, entró un médico con la bata blanca teñida con la sangre de alguien y de ahí lanzaba un rugido contra uno de sus colegas, atacándolo con una ferocidad parecida a la de un animal rabioso. La sangre comenzó a salpicar las paredes, el piso e incluso a los que estaban cerca. Varias enfermeras trataron de separarlo pero la víctima se levantó, con aquella tonalidad pálida en su piel y aquellos ojos que parecían haber sido sacados de alguna película de terror para que, acto seguido, se lanzara contra una de las enfermeras, desatando un baño de sangre hasta que quedaron Marcus y una médica de pie, siendo rodeados, infectados y con ello terminaba Bill solo, rodeado por un enemigo desconocido.
- "Vamos, viejo, no te duermas todavía. ¡Eres un "Marine", carajo! ¡Esto es igual a cuando el "Vietcong" nos acosaba desde las sombras de la Selva! ¡Ellos no tendrán piedad contigo, de pie, despierta!".- Le llamaba su subconsciencia, consiguiendo que él abriera los ojos y de ahí esquivaba, por escasos segundos, el ataque de un zombificado Dr. Hellbrim.
Estuvo a punto de ser atacado por aquella criatura, una que fue un hombre dedicado a la Medicina y a salvar vidas. Ahora se había convertido en una aberración de la Naturaleza que buscaba matarlo. Éste lo intentó agarrar pero el ex-militar se tiró contra el piso, hacia el lado derecho de la camilla y de ahí pateó el carro con el material quirúrgico que se estrelló contra Hellbrim, estrellándolo contra una pared y golpeándose la cabeza, de la cual manó un salpicadura de sangre. Acto seguido, Bill tomó un escalpelo un tanto largo pero lo suficientemente afilado como para mantener a raya a sus atacantes.
Parecía un Gaucho de la Argentina a merced de sus perseguidores. Si José Hernández, autor de "El Martín Fierro" y "La Vuelta del Fierro" lo viera, podía "retratarlo" de la misma manera en la que su personaje se tuvo que defender de la Partida bajo el mando del Sargento Cruz, quien huiría con Martín Fierro al Sur Patagónico para vivir sin ser hostigados por el Gobierno de Buenos Aires. Manteniendo su posición, gracias a los entrenamientos que había recibido en el Pasado, Bill miró a uno de aquellos atacantes: Se trataba de una de las enfermeras, la cual rugió y lo atacó pero éste le clavó la punta de aquel objeto contundente contra la sien derecha, dejándola fuera de combate. Una segunda fue a la carga para "vengar" la muerte de su compañera pero el hombre la terminó por reducir, en términos de fatalidad, enterrando el filo contra la frente.
Oyó que Hellbrim se había liberado pero con rapidez, Bill logró despacharlo y mandarlo a la "Paz Eterna" tras enterrar el objeto contra su cabeza. Pronto, respirando profundamente, el Veterano de la Guerra de Vietnam notó que la "Sala de Operaciones" era un auténtico caos: Muertos por doquier, algunos de los que fueron atacados ya no se levantarían o tal vez dependía de cuánto tiempo tomaba el virus de "La Gripe Verde" en destruir el Sistema Inmunológico de sus víctimas, por lo que decidió no perder ni un segundo más.
Fue hasta una esquina, en donde estaba su ropa de "Boina Verde", se vistió y con ello partió hacia el exterior, armado con lo que pudo encontrar, saliendo para las calles de una caótica Filadelfia.
¿Qué había visto? ¿Cómo era posible que algo que no formaba parte de la Realidad se hubiera "cumplido"? ¿Lo había deseado?. No, era imposible pero para Zoey, aquellos momentos se habían convertido en su peor pesadilla cuando vio que un zombie había ingresado en su hogar y asesinado a sus padres, no sin antes ser eliminado por su progenitor antes de caer víctima, al igual que su madre, a merced de aquella plaga que asolaba al Mundo.
Ella corría sin cesar, a pesar de que la gente que intentaba detenerla para ponerla a salvo, los terminaba por rechazar. Se sentía perdida pero al internarse en una calle donde había sido vandalizada sus tiendas y negocios, así como también podían observarse coches en llamas, volcados o chocados contra las fachadas de los edificios, la joven estudiante de Universidad se detuvo al pensar que estaba a salvo pero oyó que alguien venía hacia ella.
- ¡¿Quién está ahí?! ¡No de un paso más!.- Advirtió, tomando el arma de su padre, la cual estaba, todavía, cargada con municiones.
- Yo si fuera tú la bajaría.- Oyó una voz y pudo ver a un hombre de cabello y barba blanca, además de que vestía el uniforme del "Cuerpo de los Boinas Verdes" de EEUU.- Tranquila, no estoy infectado ni nada por el estilo. Es más: Acabo de escapar del Hospital donde me iban a operar, voy para mi casa. ¿Cómo te llamas, niña?.- Se dirigió a ella con calma.
- Z...Zoey...Me llamo Zoey, soy estudiante universitaria.- Respondió la joven, mientras que caía de rodillas contra el piso y el otro avanzaba, ayudándola a ponerse de pie.
- Un placer en conocerte, Zoey. Mi nombre es William Overbeck pero todos me llaman Bill. Soy un Veterano de la Guerra de Vietnam, perteneciente a los "Boinas Verde" como puedes ver.- Se presentó y de ahí fueron avanzando.- ¿Necesitas que te lleve a tu casa? ¿Te atacaron?.
- Mi...Mi casa...Ellos...Mis padres...- No pudo completar su oración, ya que comenzó a llorar por lo que Bill respetó su dolor.-
- Está bien, tranquila. Iremos para mi casa y de ahí podrás descansar un poco. No sé qué está pasando pero casi me matan en el Hospital.- Alegó el ex-militar, mientras que iniciaban el camino para su domicilio.
- ¿A usted?.- Preguntó ella y él asintió con la cabeza.
- Fue una locura: Tuve que matar a los médicos que me iban a operar. Se habían convertido en zombies.- Relató y eso era algo que la sorprendió demasiado.- Pero dejemos eso para cuando lleguemos a mi casa. Ahora hay que salir de aquí.
Mientras tanto, en medio de la devastación, aquella pareja con la que Louis había chocado con anterioridad se había reunido en el edificio donde estaban hospedándose para discutir lo que harían.
- Todo se fue a la mierda, amigos. Vamos a tener que sobrevivir a como dé lugar.- Les anunció el joven castaño a su grupo.
- ¿Cuál es el plan?.- Preguntó una chica de cabello rosa y lentes.- En la televisión están diciendo que han puesto al "Aeropuerto Metropolitano" en cuarentena pero otros dicen que es falso, que sigue operando.
- Sea como sea nuestra vía de escape, yo evitaría, en lo absoluto tomar cualquier avión. Nadie sabe quién puede haber sido mordido y sea un zombie.- Advirtió un chico de cabello negro, algo gordo y de lentes.
- Hirano está en lo correcto, Saya: Debemos ir con cuidado y no confiarnos en que nos subamos a un avión para que luego ocurra un desastre.- Sostuvo otra chica pero ésta era de largos cabellos violeta.- Yo pienso que, en el mejor de los casos, deberíamos buscar armas y provisiones para sobrevivir. Además, tal vez nos topemos con supervivientes. Esto es solo el comienzo.- Detalló y salió, acompañada por una mujer rubia con atributos prominentes para ver qué más estaban pasando por los medios de comunicación.
- Por ahora, lo que vamos a hacer, amigos, será quedarnos aquí hasta que se calmen las cosas un poco. Luego saldremos para buscar armas, municiones, comida, agua y medicinas. Protegeremos este piso del Hotel con lo que tengamos. Recuerden: Zombie que entra hay que borrarlo del mapa.- Comunicó su "Plan de Defensa" a todos ellos y de ahí pusieron manos a la obra.
[Nuevo capítulo y con ello ya tenemos el primer encuentro, el cual es entre Bill y Zoey. La escena del Hospital está inspirada en el cómic de "Left 4 Dead" junto a la Batalla del Bar donde Francis y sus amigos motociclistas tuvieron contra los zombies. Y también apareció el grupo de Takashi Komuro. No se preocupen, habrá más apariciones de ellos y pronto se dará el encuentro con el grupo de supervivientes mencionado.
Espero que les guste. Mando saludos y agradecimientos para Sly Jester por las reviews y lo mismo para shadowbellatrix y los demás seguidores de Wattpad.
Cuídense y que tengan un excelente inicio de día Miércoles de mi parte, Camaradas.].
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro