PRÓLOGO
Para: Javier
Seguí tus órdenes al pie de la letra, tal cual como un doctor orienta a su paciente y este le obedece fielmente, confiando que la salud se le restaure milagrosamente. En mi caso, no fue tan rápido el tratamiento, puesto que cada día, cada mes y cada año dejaba secuelas, pero si funcionó, eso he de admitirlo y de agradecer por ello —si pudiera hacerlo, pero creo que no—.
Las migrañas prácticamente intratables, problemas para conciliar el sueño,
alucinaciones, crisis nerviosas,
aumento y disminución del apetito,
falta de ánimo, desconcentración;
todo eso ha ido desapareciendo gradualmente, y no sabes cuánto me alegra no vivir más con eso día tras día.
Escuché los consejos más valiosos, unos cuantos tuyos y otros de las únicas dos personas que sin importar lo sucedido hace años solo se prestaron para escuchar, para aliviar mi corazón y despejar mi mente. Me sirvió de mucho tenerlas conmigo no tan en todo momento, sino que en el necesario.
Volví a escribir, como puedes ver, de esa forma dejé de reservarme todo —no todo si te soy sincera—, pero algunas cosas sigo prefiriendo guardarlas conmigo que comentarlas a las personas del entorno que realmente no les interesa saber de mí nada más que para burlarse —al final lo supe y sé que la forma como trataron mi elección por ti no fue de tu agrado, al igual que como trataron mi vida al llegar a tus oídos; realmente no me importaba lo que dijeran los demás; siempre fue mi elección y mis decisiones, por eso unos cuantos se fueron a la mierda en primera clase, muchos se indignaron al sacarlos de mi vida, ahora fingen no saber nada después de todo lo que hicieron, al final fue mejor deshacerme de ellos—.
Pero bueno, seguí tu consejo de salir y disfrutar. Por eso conocí sitios que ni sabía que existían en la ciudad, comí tantas cosas que muchas veces me dió indigestión —en el peor de los casos me intoxique—, también tomé, bailé, canté y me reí. Me hubiera encantado que me vieras actuar como una niña, habrías sonreído ante cada bobada mía, que eso te gusta.
También el de dedicarme a lo que me gusta, me interesa y me apasiona. Ese lo seguí de maravilla y eres testigo de eso. No me va nada mal.
El de olvidarte nunca
lo seguí y tú tampoco.
Pero me dijiste muchas veces que la vida era corta y que no había descubierto nada; aún no sé todo, pero al menos es más que nada. Aproveché las buenas oportunidades con y sin ti. Si pude hacer lo que tanto querías que hiciera y ser quien quería ser.
Y ahora, estamos juntos de nuevo.
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