A ÉL
Había prometido
no llorar, sin embargo,
las lágrimas salieron
al igual que el inicio
de una lluvia torrencial,
y no logré detener el llanto
hasta quedar dormida.
Después de la llamada y
tus mensajes había
aceptado el precio
que debía pagar para
continuar viviendo justo
como quieres que viva.
Un precio sumamente cruel,
puedo agregar.
Así que, mi amor.
No te sientas más maldito
de lo que consideres
que eres al saber que sufro.
Estaré bien con el tiempo
y ambos sacaremos chistes
del tiempo que estuvimos
separados como si nada
en los muebles de tu casa.
Y si, escuchando tus nuevas
adquisiciones musicales
muy posiblemente,
quizá para ese entonces
no me den dolor de cabeza
y te pueda sacar a bailar.
Pero mientras este tiempo
transcurre, no olvides
que te amo.
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