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Primer encuentro.



"Ten cuidado con lo que deseas." Le habían dicho, una vez, sin doble sentido, sin intención de referirse a nada en específico.

   Pero Ryouta no lo había entendido. Por una parte sabía lo que significaba, tenía suficiente conocimiento sobre las palabras para saberlo, sin embargo no lo entendía, no entendía porque debía tener cuidado en ese aspecto, pues, generalmente, no se obtiene lo que quiere.

     Pero lo entendió, un día, en el que le regalaron el perrito que tanto había querido toda su vida al cual le colocó "Chops", llevándolo a un parque cercano un auto lo mató. En ese momento entendió lo que le habían dicho.

     Y lo entendió, cuando, después de haberle dado su cuerpo a Daiki y prometer que no se atarían, terminó por enamorarse de él.

     Y Kise no era lo suficientemente fuerte para seguir de la forma en la que estaba, pero tampoco lo era para terminarlo.

     Por eso su cuerpo tembló y sus manos empezaron a sudar cuando recibió la llamada del moreno proclamando su búsqueda, por eso, cuando se acercó a Kasamatsu a fingir un dolor estomacal para poder faltar a la práctica, sus ojos se le llenaron de lágrimas, y por eso mismo su senpai accedió sin cuestionarle, porque sabía que el dolor que tenía el rubio, no era precisamente en el estómago.

     Sin darse cuenta el peliazul ya se encontraba a un lado suyo, en la entrada de la preparatoria, con un aire desinteresado y sonrisa ladeada, y con su casual porte masculino que tanto cautivaba al modelo.

     Kise pensó en inventarse alguna excusa, para evitar lo inevitable, pues creyó que si iba con el más alto una vez más no lo soportaría, la palidez en sus mejillas y el temblor en su corazón se lo gritaban.

-Aominecchi, mañana tenemos un partido de práctica, no creo que podamos llegar hasta el final hoy, sería mejor que lo dejáramos para otro día.-dijo con una sonrisa temblorosa, aún cuando quería sentir el tacto del otro.

-¿No quieres?-. Se detuvo y le miró a los ojos, sabiendo que Kise no podría mentirle así.

     En ese momento Kise optó por quedarse callado en lo que Aomine se le acercó y le robó un beso feroz. Y aún sin importar sus sentimientos y el temblor en sus piernas Kise siguió a Aomine hasta la entrada de un hotel barato, y aún sabiendo cuanto te arrepentiría se quitó la camiseta cuando el moreno comenzó a besar su cuello.

     Sus ojos humedecieron aún más cuando otro beso deseoso se plantó en sus labios, y los cerró con fuerza. No sintió cuando fue arrojado a la cama sin cuidado y no sintió cuando Daiki se detuvo de golpe. Para cuándo abrió sus ojos Aomine se encontraba arrojándole su propia camiseta con el ceño fruncido y una ceja más levantada que la otra.

-Vete cuando quieras aún tienes unas horas.- gruñó abriendo la puerta, confundiendo más al modelo.

     Cuando Ryouta quiso hablar ya el otro se había marchado.

     Pero eso no le detuvo de darse cuenta de como el moreno apretaba los puños con fuerza y refunfuñaba maldiciones con el ceño fruncido.

    Kise tomó sus hebras doradas y las jaló con fuerza dejando salir lágrimas y pequeños gritos de dolor y frustración, se mordió el labio con fuerza, tal vez con demasiada y se pasó las manos una y otra vez por los labios, intentando borrar el rastro que Aomine dejó en ellos. No se dio cuenta cuando dejó de llorar pero cuando se vió en un espejo se arrepintió de ser tan idiota, con la cara hinchada y las mejillas sonrojadas. Y fue tachado una ves más de idiota cuando se vistió y salió corriendo detrás de Aomine, aunque, de todas formas, ya sabía que no lo alcanzaría a este punto.

     Para cuándo salió del hotel ya había oscurecido y sobre su cabeza había una gran nube negra que decía que llovería pronto, pero no le importó.

     Corrió todo lo que sus piernas le daban hacia la casa de Aomine pero aún así supo que se tardaría un rato en llegar, sabía también que probablemente se cansaría a mitad de camino, pero, aunque sea por un minuto, por un segundo o menos, necesitaba besarlo, una vez más, después confesarse, y tal ves tener esperanzas para que no quedé ahí, pero no podía quedarse quieto.

    Aún recordaba el primer beso que se dieron, si lo tuviera que definir con una sola palabra sería incómodo o extraño. Ese día las lágrimas caían por su cara, luego de que Kaijō perdiera en el InterHigh, cuando sentía que sus piernas no daban para más y las lágrimas caían por su rostro, el mismo día en el que Kasamatsu lo levantó y le dijo que había hecho un buen trabajo, también el mismo día en el que se había encontrado con Aomine por casualidad al salir de las canchas.

    "Ganar lo es todo." 

-Yo, Kise.-dijo ese día el moreno, levantando la mano a modo de saludo, con su típica sonrisa ladeada y encanto masculino.-¿Qué tal un uno a uno?

     Kise asintió, aún desmotivado, y avisó al resto del equipo, para luego seguir al As de Tōō a donde sólo él sabe que irían.

     El balón rebotó de nuevo, pero la copia perfecta ya no se movía; hace unos segundos que Aomine lo había pasado y había hecho una clavada excepcional, y hace menos segundos que había empezado a llorar. Y Daiki supo que había sido demasiado fácil, porque, aún siendo el As de la Generación de los milagros, Kise no era tan débil como para no poder detenerlo, aunque sea por algunos segundos; por eso se giró de nuevo, para ver como el rubio temblaba, mirando hacia el suelo con la respiración entrecortada, intentando infructuosamente limpiar sus lágrimas, para no ser visto.

    Por un momento, Daiki, no supo como reaccionar.

-Eh, Kise...Ugh.-El moreno era tan duro como una roca. Nunca supo como tratar con los sentimientos de las personas y nunca sabría como hacerlo. Se rascó la nuca he hizo una mueca confusa mientras le ponía una mano en el hombro al modelo.-Eh, ¿Quiéres un dulce?-¡Diablos, no! Eso es algo que le dirías a Murasakibara, o tal ves a Tetsu, no a él. Supo que la había jodido cuando habló, pero que se podía hacer, era Daiki. Dijo lo primero que se le vino a la cabeza y sí que se equivocó, pero sin duda le pudo arrancar una carcajada dolida, que sonaba más a un quejido que a risa, y una pequeña sonrisa al más bajo, cosa que le hizo relajarse y soltar un suspiro de alivio.

-Aominecchi eres un idiota. Así no se consuela a la gente. ¿Cómo será cuando tengas novia? Pobre chica.- le recriminó con un puchero que al más alto no le pudo parecer más que adorable.

     Y es que, si se fijaba bien, el rubio era una mezcla perfecta entre lo erótico y lo tierno. Y sí, tal ves podría que su belleza estaba sobrevalorada, pero creía que Kise podría definir esa palabra con sólo su apariencia si fuera posible.

     De cualquier modo, Daiki se perturbó cuando se vio a sí mismo deseando besar los labios rojizos de su compañero, sus mejillas apenas se colorearon de manera casi invisible por su piel morena. Daiki era un bruto. Se dejaba llevar por sus impulsos casi siempre, como un animal. Si Kise tuviera que definirlo sería arbitrario, contraproducente; pero si tuviera que elegir una sola palabra para expresarlo en su complejidad sería "impredecible".

     Por eso ni él mismo se sorprendió cuando se encontró viendo hacia sus costados en busca de miradas ajenas. Y quiso detenerse. Sí que quiso detenerse. Pero cuando vio de nuevo a Ryouta, como un sol al anochecer, con su perfecto rostro cubierto de lágrimas perladas por su pasada pérdida, no dudó ni un segundo cuando tuvo que besarle.

     Porque de sintió obligado a hacerlo. Obligado por sí mismo.

     Cuando sus labios chocaron con los de Kise se dio cuenta de que, quizá, había perdido demasiado tiempo. Y no pasó ni un segundo para cuando ya se hubiera alejado, literalmente, un par de metros.

-Aominecchi ¿Qué...?

-Cállate.-cortó el más alto. Abochornado. Sacándole a cuenta nueva una sonrisa al rubio, dejando olvidado el hecho de que hace pocos minutos se encontraba llorando, recuerdo que, de buena o mala manera, o más bien confusa, fue sustituido por la sensación de calidez que Daiki había dejado sobre sus labios.

     De manera fugaz, Daiki tomó su mano y Kise no se dio cuenta si no hasta que tuvo que moverse. Le dio un apretón y se colgó del brazo del más alto. Alcanzó a dejarle un beso en la mejilla casi imperceptible, que encendió las mejillas de ambos.

     Poco a poco el silencio se disipó y lo compensaron con una conversación trivial sobre cualquier cosa, cabe destacar que "cualquier cosa" se refiere a basquetbol en general, aún tomados de las manos caminando sin rumbo fijo, bajo el cielo nocturno. Se dieron un beso a cuenta nueva y, tras una despedida silenciosa, acordaron volver a verse, de esa manera distinta y excitante que los traía locos a los dos, entonces cada quien se fue por su lado, más ligeros que nunca, cargados con una promesa muda de amor.

     Unos días después, Aomine, guiado por sentimientos que aún no entendía del todo, como el retumbar de su corazón y el calor en sus mejillas, que se hacían presentes sólo cuando veía, o pensaba, en el rubio de ojos bonitos, fue hasta Kaijō y esperó al modelo tras la practica, con las manos sudorosas, sintiendo un leve temblor en su cuerpo. Desde sus primeros partidos en Teiko, nunca había estado tan nervioso, después de todo nadie podía vencerle mas que el mismo, aunque en este caso eso no era del todo cierto.

     Lo supo cuando vio al modelo salir, siguiendo a su senpai, sintió un pinchazo en el pecho, pero lo ignoró y esperó a que el rubio se aproximará para acercarse, lo que no esperó fue que Ryouta, al despedirse de Kasamatsu, lo tomó del brazo y se inclinó, dado que era más bajo que él, y le dejó un beso en la mejilla, más cerca de los labios de lo que le hubiera gustado, y sí, podría haberlo pasado por alto, por dios que todo el mundo sabe lo pegajoso que puede llegar a ser Kise, pero, cuando vio que el más bajo se sonrojó fuertemente, mientras que le daba una patada al modelo, se sintió furioso, pero, dentro de su enojo, no pudo más que estar decepcionado, traicionado.

     Ser la segunda opción, cuando ya estas irremediablemente enamorado, era terrible.

-No me voy a enamorar de ti.- dijo, cuando la copia perfecta ya estaba frente a él, y se lo repitió cuando Kise le pidió tener sexo ese mismo día, y, sin darse cuenta le rompió el corazón al más bajo, y también a sí mismo.-No me voy a enamorar de ti, Kise.- murmuró en molestia por tercera ves en el día mientras miraba como el rubio descansaba sobre su pecho, tal ves adolorido pues no se le conocía al As de Tōō por ser precisamente delicado, lo besó de nuevo, porque tuvo que hacerlo, y creyó equivocarse cuando vio sus músculos tensarse. -No te enamores de mi tu tampoco.- finalizó, y Ryouta le quiso gritar que ya era demasiado tarde para que le dijera eso pero se calló, porque se sintió patético.

-Está bien.-. Firmó un pacto silencioso que los llevaría a la ruina pero no le importaba.

     Tal ves si le hubiera dicho mucho antes sobre lo rápido que había sido el enamorarse de él y lo poco que le molestaría gritárselo a los cuatro vientos todo estaría bien, pero ya el tiempo había pasado, no podía volver atrás. Y, dado que el error era intachable, no le quedaba más que borrarlo con sinceridad. Con sinceridad explosiva.

     Sentía que sus piernas no daban para más, estaban totalmente acalambradas, también sentía como sí el aire que llegaba a sus pulmones ya no era suficiente pero no se detuvo. Y al minuto siguiente logró divisar la figura alta y fornida de Aomine. Quiso llorar cuando supo que dentro de poco se detendría. Estaba exhausto y se inventaría alguna excusa para faltar a clases mañana y dormir todo el día.

-¡No voy a perder de nuevo contigo Daiki!- gritó Kise, a tan sólo unos cuantos metros del más alto en lo que menguaba su andar, y con tanta fuerza que creyó que se destruiría la cuerdas vocales, pero ya era suficiente. Era suficiente de rogar en secreto porque el moreno se enamorará de él. Era suficiente de esconder constantemente sus sentimientos. Pero, sobre todo, era suficiente de sufrir en silencio en su ausencia. Ya estaba arto de todo eso. Sentía que ya no podía más. Y sabía que, si seguía de esta forma, se terminaría autodestruyendo.-¡No me importa lo que acordamos! ¡Estoy enamorado de ti!

    Aomine no supo que responder.

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Advierto que este capítulo no esta editado, por lo que no me hago responsable de horrores ortográficos que se consigan por ahí.

La canción se llama "Last Carnival" de Norihiro Tsuru.

Gracias por los votos y los comentarios, me hace feliz. :'D

Sin más espero que les guste. Nos leemos luego.

L.

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