Prólogo
Solo llevaba un día, ¡un día con el hanyo!, y estaba totalmente harta de su actitud, y también por el hecho que aún no la llamaba por su nombre, solo era un "oye", también estaba el hecho de que la confundía con una chica llamada "kikyo", le había explicado muchas veces que no la conocía, pero él simplemente la ignoraba.
Aprovechó que el hanyo fue a pedir explicaciones a la anciana kaede y se aventuró en el bosque, quería despejar su mente y poder pensar en cómo volver a su época, aunque, también quería respirar ese aire fresco y limpio que ofrecía el sengoku.
Caminó adentrándose en el basto bosque, miro cada lugar y quedó maravillada, habían árboles muy altos y flores por doquier, también había lo que suponía eran hierbas medicinales, a medida que avanzaba se hacia a la idea que no era tan malo estar aquí después de todo, el aire se podía respirar sin ningún problema, los paisajes eran hermosos y transmitía paz, luego de caminar por quince minutos, llegó a un río, se acercó y quedó maravillada, el agua cristalina le permitía ver los peces que pasaban por ahí, se sentó a tocar el agua y soltó un largo suspiro.
"Ojalá estuviera aquí mi familia, seguro lo disfrutaria"- pensó mientras miraba el lugar, miró el arco que estaba junto a ella, lo tomó y decidió practicar, acomodó la flecha en el arco y apuntó a un árbol que estaba frente a ella, suspiro y la soltó, pero esta no cayó ni cerca del árbol, una gotita de decepción salio en su frente, pero no se rindió, siguió practicando y luego de unos minutos logró darle al árbol, se puso muy feliz y comenzó a celebrar, luego caminó un poco más y busco otro punto para tirar su flecha, se adentró un poco más y decidió practicar apuntando un objetivo lejano, apuntó y lanzó, pero antes de que la flecha diera en el blanco, un hombrecito pequeño y verde paso por ahí, la flecha quedó estampada a milímetros de su cara, kagome se quedó en shock y se acercó a él.
-¡Lo siento! ¡lo siento!- dijo al momento de acercarse, cuando quedó frente a él se asusto- ¡kyaaa! ¡un sapo en dos patas!-gritó retrocediendo
-¡A quien le dices sapo, humana tonta!- dijo mirándola mal
-¡que...que...que eres!
-Jaken- se oyó una voz ronca, fría y se sintió en peligro, giró lentamente su cabeza hacia un costado, se encontró con un hombre alto, cabello plateado y largo, tenía una luna menguante en su frente de color magenta, dos líneas abajo de los ojos, y luego miro sus ojos y quedó congelada, tenía unos ojos ámbar muy fríos, tanto que sintió miedo y desvió su mirada- no pierdas el tiempo con una patética humana, camina- dijo sin voltear a verla, a Kagome le salió una venita en la frente y se volvió hacia el muy enojada
-¡Hey, quien te crees que eres para hablarme así!- dijo muy enojada- ¡seguro te crees mejor que los demás!, ¡pero no, no eres más que un idiota!
-¡Como osas hablarle así a mi amo, humana!¿es que quieres morir?- pregunto Jaken un poco sorprendido, era la primera mujer que le hablaba así a su amo
-Humana, callate- dijo Sesshomaru volteando a ver a Kagome, dio dos pasos y quedó frente a ella-no vale la pena matarte, vete
-No, no me ire- Kagome se cruzó de brazos y lo miro fijamente- no eres quien para mandarme- se dio la vuelta caminando por donde volvió, estaba enojada, ¿¡quien era el para hablarle así!?, camino dando grandes zancadas y se perdió en el bosque.
Por otra parte Sesshomaru estaba por primera vez sorprendido, aunque no lo demostró, su rostro seguía igual de calmado que siempre, pero dentro de él se preguntaba quien era ella, nunca una humana le había hablado así, y lo más raro fue que la dejó viva, no le tomó importancia y se fue, era su primer encuentro, pero sabia que no sería el último, quizás después la mataría.
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