19- Percabeth
Dedicado a la personita más bella y de ojos mas lindos de todo Chile ♡ Here_4_U
Connor Stoll le devuelve la pelota de bolley, la cual había sido responsable del furtivo beso, por parte de Will y Nico. Estaba muy contento, esos dos se gustaban tanto, como las plantas caníbales gustaba de los insectos para comer. Por lo tanto, solo sería cuestión de tiempo, en que uno de los dos atrapará al otro en sus atractivas garras.
- ¡Ey Percy! - Le gritó Jason, al otro lado de la red. - Perdiste la apuesta. Ahora debes ir a pedirle una cita a Annabeth.
Percy se quedó con la boca abierta, descansó la pelota debajo de su brazo y con la otra, la utilizó para dar énfasis mientras hablaba indignado.
-¡Pero fuiste tú el causante del beso! Así que no cuenta aún.
- Claro que sí. - Refutó Jason, cruzándose de brazos. - No hubo un Stipulatio anterior que dijera que no podríamos ser partícipes, de causar el beso.
- Pero... - Titubeo, dejando caer la pelota en el suelo. Mientras tanto, un chino canadiense a pocos metros de él, preguntaba a una estudiante donde quedaban las clases de biología. Tras él, traía una mochila de panda y una camiseta que se leía "Abajo los helados".
-Las condiciones fueron claras. - Sentenció Jason, hizo un amago con su mano, como espantándole a buscar a su rubia preferida de la universidad. - Ahora vete a buscarla. O iré yo a encontrarla y conseguirte una cita.
- Estúpidos y geniales estudiantes de derecho. - Mascullo Percy en voz baja, dirigiéndose a la cafetería con marcadas zancadas. - Siempre con sus engaños y códigos en latín, se creen demasiado solo por usar corbatas elegantes...
- ¡Te estoy oyendo chico agua!
●●●
- A veer... - Buscaba una lata de coca cola en el refrigerador con su nombre escrito en ella, si no era mucho pedir. Pero no estaba teniendo suerte. - A ver, refrigerador, dame un Percy, uno tan bueno y fresco como yo... ¡Ah, aquí!
Hizo un pequeño bailecito en su lugar cuando encontró lo que quería, una coca cola personalizada. Porque definitivamente, una coca con su nombre estaba más deliciosa y exquisita que las otras gaseosas, casi como el mismísimo Percy original.
La sostuvo en sus manos, y la abrió con un rápido movimiento. Estaba a punto de darle un sorbo cuando, de improviso, alguien le da un codazo en su costado como forma de saludo.
- Hey, ¿cómo estás?
Percy casi deja caer su lata por la sorpresa, allí estaba Annabeth, con una cola de caballo y sus hermosos ojos grises brillando, como si estuvieran guardando un montón de secretos que podrían hacer explotar, la ordinaria mente de un simple mortal.
- ¡Hola! - Improvisó una rápida respuesta, antes de quedarse mirándola por más tiempo, embobado. - Pues, aquí casual, a punto de meterme algo de cafeína en la sangre, nada fuera de lo normal.
- Veo que tuviste suerte como yo. - Al principio no entendió a que se refería, luego ella le mostró su lata de coca cola, la cual tenía su nombre escrito en ella. - Estás empresas se toman su trabajo muy en serio al parecer. Investigan todo.
- Sí. - Se rio algo nervioso, sujetando su coca cola con las dos manos, y fijándose en las gotas que se resbalaban por la lata. - Adoro esto, podría tomarme esta lata entera en solo segundos...
- ¿En serio? - Alzó una ceja escéptica, entonces, abrió su propia lata de coca y le sonrío con un toque de desafío en sus ojos. - Dime, ¿qué tan seguro estás de eso?
- Supongo que mucho... - Contestó desconcertado, mientras que detrás de él, el mismo chino-canadiense del patio, paseaba por los pasillos al mismo tiempo que se quitaba una mancha de lápiz labial en su mejilla con gesto malhumorado. - ¿Por qué preguntas?
- ¿Qué te parece si apostamos?
N.A: ¿Tengo un problema con las apuestas okay? No jodan.
Percy pestañeo confundido, no había esperado aquella proposición en absoluto. Se supone que él debía ser quién estuviera proponiéndole una cita. No ella lanzándole una apuesta. ¿Había una trampa? Las mujeres eran expertas en poner trampas a los hombres.
- Quién termine esta coca cola primero. Podrá pedirle lo que sea al otro.
Y de improviso, una maravillosa idea se adentró en la mente de Percy, como una mosca atacando un pedazo de carne olvidado en la mesa de cocina. ¡Si ganaba la apuesta! ¡Podría pedirle una cita! Oh dioses, tan solo pensar en eso, sus piernas le temblaban.
- Hecho.
- Pero... - Dijo ella absorta, por la rapidez en la que el chico había aceptado su apuesta. - ¿No oirás primero los premios? ¿O negociaras acerca de ellos?
- Qué sea una sorpresa. - Se encogió de hombros. - Me gusta apostar con el peligro.
A pocos pasos de ellos, un muy enfurruñado Nico Di Angelo, salía del baño con la cara empapada. Probablemente, porque había intentado hacer desaparecer su sonrojo, lavándose la cara con agua de la canilla. Una chica que se cruzó con él, iba mirándolo tan embobada por su aspecto mojado-sexy, que no se fijó en su camino y cayó dentro de un basurero con un grito estridente.
- Uno, dos... - Inició Annabeth, llevándose el orificio de la lata hacia sus labios.
- Tres. - Completo Percy, y empezó a beber como nunca antes había bebido algo en su vida. Como si le quedarán dos minutos de vida, y la coca era el antídoto contra el veneno.
Al final, Percy tosió cuando tragó erróneamente y casi se ahoga. Siguió tosiendo, incluso dos minutos después, ya cuando Annabeth se había terminado toda su bebida.
- Eso fue lamentable para ti. - Se burló Annabeth, resoplando por la gran cantidad de gaseosa en su sistema. - Creo que los gusanos de mis intestinos están felices nadando en coca.
- De verdad que tengo. - Inició el azabache - tanta mala suerte
- Tendrás que cumplir ahora mi pedido.
- ¿De qué se trata? - Hizo una mueca, imaginándose un montón de escenarios humillantes. - ¿Meter mi cabeza en un inodoro? ¿Lanzarme de un acantilado? ¿Pelear contra un chihuahua? O tal vez, ¿hacer explotar el monte...?
- ¿Conoces el nuevo museo que se abrió cerca del Central Park? -Sus mejillas se tiñeron algo de rojo. No pudo sostenerle la mirada, así que la chica miró un punto cualquiera encima de su hombro, el gesto resultó adorado para Percy.
- ¿Donde están exhibiendo los supuestos restos de Albert Einstein? - Balbuceo, tragando saliva y sintiéndose capaz de hacer un salto triple y caer con un split perfecto en el agua, a diez metros de altura.
- Nos vemos mañana allí, a las diez, y no seas impuntual. Porque darás una muy mala impresión. - Dicho eso, se dio la vuelta y se marchó. Dejando a un muy emocionado y entusiasta Percy en medio del pasillo, con un chino canadiense atrás de él, rascándose la nuca al intentar descifrar su mapa.
- Esto esta tan indescifrable, como la mala caligrafía de un chino. - Musitó Fran, soltando un largo suspiro, abatido.
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