Querido Diario.

Mmm, no sé cómo empezar esto... Mi mejor amiga Piper McLean tuvo la brillante idea de regalarme un Diario. (Ajá, muy generosa, pff, seguro luego piensa robármelo para conocer todos mis secretos). ¿Sinceramente? No pensaba utilizarte, JAMÁS.

NO confío en nadie y mucho menos en un objeto tan fácil de adquirir y robar... Pero, por ciertos motivos, ehh, novelisticos (? Empezaré a escribirte para simplemente contarte todas las estupideces que pasan por mi cabeza y te advierto... Aquí adentro, pasan muchas, muchas cosas locas. Porque... Hay cosas que me apenan tanto que no podría decírselo ni a Piper, pero de alguna forma tenía que arrancar las palabras de mi cabeza y guardarlas en algún lado.

Ufff, aquí vamos... Querido Diario... Hoy fue mi primer día de clases... Y conocí a un chico... Sí, sí, lo séé, muy típico y "cliché". Pero es que en serio es muy mono, y gracioso... Pero eso no es lo que me ha impresionado... Sus ojos... Son del color más vivido, pacífico o tormentoso, océano implacable.

Lo malo es que es de esos tipos que no me gustan... Los de tipo que se duermen en las clases sobre su pupitre.

Demonios, él se veía tan apuesto pero tenía que arruinar su apariencia con dormirse en clases de álgebra. Me llené de furia inmediatamente, sorprendiéndome de mí misma incluso y al final de la clase... Hice algo que nunca en mi vida había hecho...

Dar el primer paso...

Cuando la profesora se fue dando por finalizada la clase, espere a que todos nuestros compañeros se fueran hasta dejar vacía la clase. Él obviamente, seguía dormido sobre su mesa sin siquiera inmutarse por el ruido de su alrededor. Debía tener un sueño muy pesado, o estar muy cansado.

Aún así, la universidad no era como la escuela, aquí no podías quedarte dormido y esperar a que todo te saliera bien solo por lucir guapo. Apuesto a que él contaba con eso, pues yo iba a decirle que estaba muy equivocado.

Así es, has leído bien diario. Yo, Annabeth Chase, me acerqué hasta un hombre, Percy Jackson, (ese era su nombre) y cuando estuve delante de él, alcé mi libro y le di un coscorrón en la cabeza con mi libro de matemáticas.

El chico se enderezó al instante de su mesa, echando un pequeño gritito de susto. Miró a su alrededor con una mezcla de somnolencia y pánico en sus ojos... Y entonces su mirada se encontró con la mía...

Y perdí el aliento, era aún más guapo de cerca que admirándolo desde lejos... Me quedé patidifusa delante de él, pero para mi grata sorpresa. El chico también lucía bastante anonadado por mi presencia... Aquello me intrigó por un momento, ya que no era una mujer muy hermosa. Sin embargo, él si era de esas personas que con tan solo pestañear con sus largas pestañas, causaría un paro cardíaco en los corazones de las chicas a su alrededor en un santiamén.

Me di cuenta que había estado parada en silencio frente a él por demasiado tiempo. ¡Piensa rápido, mierda! Me gritó mi cerebro empezado a recuperarse de la belleza del chico.

Mi plan era regañarlo por quedarse dormido en clases y decirle que ni se molestara en venir si seria así en todas las clases... Mi plan era darle un sermón aburrido de la importancia de prestar atención en clases...

No obstante, apenas tuve la capacidad de abrir mis labios y soltar, dije...

- Babeas cuando duermes.

El chico se sonrojo ligeramente, y rápidamente paso una mano por su boca húmeda y llena de baba. Una chispa de frustración brillo en sus ojos y cuando parecía estar a punto de contraatacar... Me di la vuelta y salí de la clase casi a trote...

Tenía que retirarme ¿okay? Tenía que volver a ser yo misma y encontrar mi voz... Para poder enfrentarlo con seguridad.

Pero al menos, le había dicho algo... Algo muy soso y cortante, pero, algo es algo.

Dios, ahora mismo repitiendo ese momento estoy llena de vergüenza ¿Por qué me acerqué hasta él? ¿por qué?

YO NUNCA, me acerco a hablarle a los chicos, nunca, son ellos los que me buscan y me hablan para pedirme ayuda con sus tareas o demás cosas...

Cómo es posible que de repente me levantará de mí silla, lo viera, y me acercará hasta él con decisión y apuro para hablarle.

Por qué me he interesado por un desconocido...

Tenía bonitos ojos, grandes y expresivos verdes mar... Que me llenaron de confianza apenas nuestras miradas se entrelazaron.

Todavía estaba impresionada. Yo nunca había hecho algo así.

Nunca.