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Cap 8 ... Mi alma y Mi realidad


                                                                       Dedicado  a zeeenia

(Benedict)

Había leído en un libro que decía que la confusión era el estado que nos conduce en ocasiones a una sensación de "andar perdidos", de no saber dónde está el norte dificultando la toma de decisiones. Andar perdido así me sentía en este momento. Una parte de mi quería tirarse a sus brazos y no dejarla nunca la otra me decía que me vaya atormentando mi cabeza con todos los rechazos constantes que me había hecho en ocasiones anteriores.

- ¿Ben? – su voz me trajo de nuevo al lugar. – por favor... - me alejé de ella.

- Tengo que irme- me gire en dirección contraria.

- ¿Qué tengo que hacer para recuperarte? No lo entiendes... - frené en seco. Mi corazón latía a mil, necesitaba tenerla, la extrañaba. Sin mirarla le contesté como pude.

- Ya no puedes hacer nada Kate.

- NO TE CREO!!!!- me gritó. – MÍRAME Y DÍMELO – hizo una pausa- y te juro que nunca más sabrás de mí.- su llanto comenzó a sentirme más fuerte, el miedo se apoderó de mí. ¿realmente quería perderla? Porque mi maldito ego siempre me ganaba las partidas.

Opté por acercarme a la puerta tomar la manija y abrirla sin voltearme. Sentí que ella se acercó. Tomo mi muñeca y trató de darme vuelta. Como no pudo lo hice yo un poco cabreado, esta situación me superaba.

- ¿Qué quieres? – le grité

- Que me lo digas maldita sea. – gritó más fuerte. Cerré la puerta como pude y entré con ella arrastrándola hacia el desayunador que tenía en su living. Ella choco su espalda contra este. La tomé de la cara y le grité.

- ¿quieres sexo? Dime maldita sea ¿estas así porque necesitas follarme? – ella abrió los ojos. Su expresión paso de enojo a decepción.

- ¿Eeenn que... te has convertido...? - sus mirada era dura. Sus lágrimas brotaban de sus ojos.

- Tú, me convertiste en esto. Tu sola presencia saca lo peor de mí. – apreté más mis manos contra sus mejillas. – tú y tus malditas borracheras y tus actos de zorra hacia otros hombres. – estaba muy cabreado ya las palabras que salían de mis labios eran como cuchillas.

- ¿Cómo puedo seguir amándote si piensas eso de mí? – la miré me había clavado una cuchilla en el corazón. – vete por favor. – la solté de mi agarre. Ella se quedó estática. – odio amarte de esta forma en la que lo hago.

- Pues tendrías que haber pensado antes...

- Eres un imbécil... el amor no se piensa!!!!!- me gritó.

- Ya lo sé- la tomé de nuevo de la muñeca. - ¿crees que nunca lo supe? Desde que te vi supe lo que era el amor maldita sea Kate!!!! – ella abrió los ojos.

- Me lastimas.

- No tiene caso seguir aquí, volveré a Liverpool. Esta situación me está superando.

- ¿Por qué volviste entonces????? – gritó.

- No te creas tan importante... - ella se acercó hasta la cocina saco una botella de vodka y la abrió. Comenzó a llenarse la boca con el líquido.

- ¿estás loca????? – me acerqué deja eso, se la saqué.

- Que te importa mi vida, es una maldita mierda!!!!! Me equivoqué ame al hombre equivocado si? Siempre tuve que amarte a ti. Y cuando lo hago, lo pierdo.... ¿crees que no lo sé? Maldita seaaa mi vidaaaaa.

- Deja de gritar – dejé el vodka en la mesada y me acerqué a ella.

- Vete por favor. Déjame solaaaa!!!!!- ella se sentó en el suelo apoyando su espalda contra unos estantes.

El miedo a perder es una cárcel, es un bloqueo mental más poderoso que cualquier cadena de cualquier material y cualquier tamaño en este planeta. Sin embargo, es tan fácil de romper, que algunas personas creen que es imposible. En ocasiones nuestros miedos son tan irracionales, que sólo necesitamos un poco de objetividad y de razón para caer en cuenta de los errores que cometemos al detenernos por temor a que pase lo peor.

Me acerqué a ella y me senté a su lado. Ambos nos quedamos en silencio quién sabe cuánto tiempo mirando hacia lanada, ambos estábamos destrozados.

- Sabes- logré decir- mi vida era rara antes de conocerte, nada me conformaba, no me comprometía, conocía gente y después pasaban. – ella seguía en silencio escuchándome. – el día que te conocí mi vida cambió por completo. – tomé un poco de líquido de la botella del vodka. – no sé como pero me obnubilaste Kate. Te miré toda la noche y conseguí que parte de mis amigos de la universidad se colaran con tus amigas. Para poder acercarme. Verte bailar me fascinaba, verte sonreír me inquietaba, traté de saber que era lo que te hacia hacerlo. Me acuerdo cuando me preguntaste donde quedaban los baños y yo ni sabía pero me aventuré a buscarlos contigo. Luego hablamos, me sonreíste, bailamos y luego te fuiste. Antes de que se vayan me llevé a una de tus amigas a un rincón y le rogué que me diera tu número. Ella sonrió y me lo dio. Era Alice. – hice una pausa corta- Antes de ti tenía una vida, salía con Linden unos años más chica era una relación rara pero una relación al fin. Luego de esa fiesta no tuve más ojos para nadie solo para ti. Ella se dio cuenta y yo descuidé todo. La dejé, y ella enloqueció. Me buscaba, me celaba hasta que un día le dije que estaba enamorado de ti y desapareció como si la tierra la hubiese tragado.

- Yo... no sabía de eso tu nunca me hablaste de ella. – me dijo con voz ronca. ¿la extrañas? – la miré con los rasgos duros.

- Nunca la amé. Eso lo explica. – Kate solo asintió. Luego nos frecuentábamos más, salimos juntos, te buscaba y reías siempre conmigo. Hasta que llegó Hiddleston. – vi como ella se puso tensa- Arruinó nuestra amistad. Tú te fijaste en él aunque para él no existías como mujer.

- No necesitas decir eso... lo sé. – dijo duramente.

- La verdad es hija del tiempo dicen -hice una pausa y tomé otro sorbo – y sufría verte mal por él cuando me tenías a mi Kate. Solo era un amigo hasta que un día me besaste enojada y días después hicimos el amor. Luego comenzaste a estar más irritable que desacostumbre, te ofendías por todo e incluso comenzarte a tratarme como un objeto al que podías utilizar...

- Yo... lo siento... - sus lágrimas descendían nuevamente por sus mejillas.-

- Yo tengo la culpa también, prefería tenerte de esa forma y no estar lejos de ti, me volví débil. Vulnerable, un tonto. – comencé a reír – hasta Hiddleston me lo dijo, antes de irse a Francia. Maldito idiota. Luego de unos años te volviste incondicional conmigo nuevamente y yo cada día te amaba más mi corazón explotaba no podía más. – volví a reír- Thomas volvió y yo pasé a un plano de resignación. Tu corazón no tenía lugar para mí. No sé como pero lo mejor de todo es cuando me diste una oportunidad era el hombre más feliz del planeta por así decirlo un completo idiota enamorado. – ella solo sonrió- A lo que voy Kate es que desde el primer momento te amé. Siempre lo hice. Soporté tantas cosas que pocos hombres harían. Pero cuando tuve mi primer error, tiraste todo por la borda, te alejaste, nos alejaste y ahora estoy confundido, tengo rencor por ti, te quiero pero no te quiero cerca. Tengo sentimientos encontrados. Me da bronca todo lo que viene de ti.

- Perdóname Benedict. Perdóname. – moví mi cabeza y logré pararme, ella levantó cabeza mirándome sus lágrimas caían. - Te necesito mi amor. – abrí mis ojos y le di la espalda, esas palabras y su mirada me están destruyendo por dentro. – entiendo todo lo mal que hice, pero dame la oportunidad de remediarlo, te amo no sé cómo vivir, así sin ti. – me di vuelta y sonreí-

- Creo que podemos. – ella abrió sus ojos se paró rápidamente y se acercó.

- Dime que no me amas más y te juro que desapareceré con todo el dolor del mundo.- solo la miré y me quedé en silencio, decirle que no la amaba era una mentira. Ella me abrazó de golpe y apoyo su cara cerca de mi corazón.

- Debo irme.

- ¿vas a dejarme hoy? Que más quieres que te ruegue ben.

- No quiero que lo hagas, solo... dame mi espacio. – dije serio.

- No volverás... lo sé- se alejó.

- Siento que lo que mi alma quiere y mi realidad, están separadas, incomunicadas, no tienen nexos... ¿entiendes eso?

- En parte... te dejaré tranquilo creo que esto fue... – ella se acercó

- Lo haré... – de golpe sentí sus labios sobre los míos.

Dicen que los verdaderos besos te hacen perder la noción del tiempo y del espacio. Eso besos que te hacen volar y que te hacen sentir cosas que no habías sentido antes. La amaba y ese beso lo confirmaba. Los minutos pasaron cuando nuestros labios se alejaron cortando el encanto. Salí por la puerta azotándola, mi cabeza y mi corazón trabajaban a mil, lo último que recuerdo fue la mirada perdida de Kate.

Capítulo triste veremos que pasa... todo se va acomodando según las realidad de cada uno.... gracias por los comentarios...

Jo

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