El apartamento estaba silencioso, mis manos estaban unidas y mi transpiración comenzaba a notarse. Estábamos sentados uno frente al otro, Benedict tenía sus ojos clavados en mí, su mirada denotaba angustia y yo no sabía cómo sentirme. Un sinfín de pensamientos que trataban de bloquear mi mente se presentaban por minutos atormentándome y otros que tenía que mantener la calma.

Ese mediodía Ben había aparecido de sorpresa por la biblioteca para almorzar, cosa que no pudimos hacer porque luego de la noticia que me había contado mi estómago además de estrujarse se cerró por completo.

Lo que me pareció extraño era que lagrimas no habían salidos como de costumbre de mis ojos, sino que tenía una sensación rara de angustia ¿vacío? Podría decirse. Ben se sentía angustiado cuando me había relatado todo, por un lado lo entendía pero por el otro había algo que no cerraba. No quería detenerme en eso ultimo ya que si me quedaba ahí todo se iría al demonio.

- Kate mi amor, necesito saber qué piensas... - me dijo nervioso.

Luego de saber que ámbar estaba en la clínica porque había tenido un aborto espontaneo mi lengua y mi boca se sellaron sin decir ni omitir ninguna palabra.

- Solo... es que no entiendo Ben – apreté mis ojos, creía estar cayendo en la realidad. Él se acercó a mí, se agachó tomando mis manos encerrándolas con las suyas.

- Yo tampoco entiendo. Pero tú sabes la verdad. Estuve con ella antes de encontrarte amor. – sus palabras eran eco en mis oídos. "estuve con ella... estuve con ella... estuve con ella...". inmediatamente me solté de su agarre, él me miro ansioso. Me levanté de golpe y caminé hasta llegar al desayunador.

- Ibas a ser papá – logré articular. Agaché mi cabeza. – con otra mujer. – me sentí tan mal, que lo único que salió de mi boca fueron esas palabras que destruían su ego y mi corazón.

- Yo no sabía, siempre fui cuidadoso. Lo siento.- se acercó a mí. – con la única mujer que tendría un hijo seria contigo Kate.

- Pues ibas a serlo.

- No sería lo mismo- habló fríamente. Me di vuelta enojada.

- ¿Qué dices? Es una criatura Benedict.

- Era Kate. – abrí más los ojos. – ella lo perdió y además no estamos seguro de que fuera yo...

- ¿Cómo puedes ser tan frio y decir eso?

- Es la realidad- bajo la cabeza y se acercó más a mí. - Kate no dejemos que estas situaciones nos ...

- ¿Y qué harías tu si yo tendría ese problema?- le grité

- No lo tenemos amor. Confiaría en ti como hice siempre.

Me acordé de todos los momentos en que ben siempre estuvo a mi lado y bajé la guardia. Él tenía razón. Me estrechó entre sus brazos y yo dejé que me abrazara. Lo necesitaba.

- Confía en mi Kate te lo pido, te amo como nunca amé a nadie en mi vida, no puedo estar lejos de ti. – Tomó mi rostro entre sus manos- te amo siempre lo he hecho. Sonreí.

- Te amo Ben... ayúdame a entender todo, porque siempre que estamos bien pasa algo que quiere alejarnos. – el volvió abrazarme.

- No lo sé, pero no voy a dejarte sola. Siempre estuve y voy a estar contigo pase lo que pase.

- No me dejes por favor – repetí-

Nos quedamos abrazados en el sofá en silencio. Mi cabeza estaba por explotar. No almorzamos porque ninguno quiso solo tomamos café en silencio hasta que decidimos ir a la clínica.

Realmente no sabía si tenía que ir pero quería enfrentar la realidad y hablar con Ámbar. El camino fue silencioso pero Ben estuvo agarrándome de su mano durante el trayecto. Cuando llegamos a la puerta me pregunto si quería esperar un momento para poder hablar con ella sin incomodarme y acepté, no sé si estaba preparada para verlos juntos.

Luego de unos minutos largos, Benedict salió y su cara estaba muy compungida. Realmente denotaba decepción, angustia y dolor. Lo miré unos segundos tratando de adivinar sus pensamientos, se acercó a mí. Se agachó y me tomó ambas manos.

- ¿Qué ha pasado ahí adentro Ben?

- Es muy complicado de entender. Yo...

- Tu...

- Creo que no deberías entrar a ver a Ámbar. Creo que ella ha perdido los estribos. – agachó su cabeza.

- ¿de qué hablas?

- Está muy dolida por la perdida y me culpa de todo.

- ¿te culpa? ¿Cuándo ella ni siquiera te lo dijo? – grité enojada.

- Calma, está muy mal. El resentimiento la está agobiando no es conveniente que...

- ¿Encima la justificas? ¿Benedict que está pasando? – me levanté de golpe, me solté de su agarre y caminé hasta la habitación 221 sin dudarlo entré.

El lugar estaba en silencio, solo se escuchaban los latidos del corazón, un suero que caía lentamente contactado a una aguja que terminaba en el brazo derecho de ámbar. Ella miraba para su costado dándome un poco la espalda. Me quedé en silencio unos segundos pero su voz interrumpió.

- Vienes a regocijarte ¿no?- abrí mis ojos cuando escuché esas palabras, me acerqué más a ella y su rostro se encontró con el mío. La mirada perdida y su piel más pálida de lo normal.

- Sabes que no soy así.

- Cierto que eres perfecta. – ironizó como pudo-

- ¿Cómo puedes siquiera tener ánimos para esto?- ella rió.

- No los tengo, pero es la realidad Kate.

- Siento lo que paso- dije en voz baja

- ¿enserio? Gracias por tus palabras. – volvió a ironizar.

- Necesito respuestas Ámbar.

- Porque no le preguntas a ojitos claros. Él sabe cuál es la verdad.

- Prefiero que me expliques tú.- me senté en una sillón junto a ella. – ámbar no soy tu enemiga. ¿Por qué me tomas por eso?

- Sé que no lo eres, pero has sacado de mi camino a Benedict. Y eso ha dolido Kate.

- Pero por lo que tengo entendido... - hice una pausa- nunca estuvo en tu camino.- ella rió.

- Es lo que creías tú. Lo que te hizo creer. Pero ahora ya no importa. Las circunstancias me han hecho perder a mi hijo.

- ¿Qué circunstancias?

- La situación Kate. Siempre creíste que eras el centro del mundo, de su mundo. Pero yo estuve ahí también. Me alejé porque él me lo pidió y porque te había elegido a ti, siempre habías sido tú. No me había dado cuenta que tenía un atraso y que él sería el padre.

- ¿Cómo sabes que era de él?

- Porque me acosté solo con él. No es muy difícil entenderlo. – apreté los dientes imaginándome la situación.

- No te imagines nada Kate – hizo una pausa- fueron en fiestas y reuniones donde tú no tenías lugar en ese momento. No es muy relevante.

- ¿Qué va a pasar ahora? – cuestioné.

- Quédate tranquila que yo desde que está contigo jamás estuve con él. Y no lo estaré. No soy plato de segunda.

- ¿Por qué hablas con tanto rencor?

- No es rencor, es dolor. Me hubiese gustado ser madre si pero te hubiese arruinado tu vida.

- ¿Tú qué sabes?

- ¿Estarías con un hombre que dejó embarazada unos meses antes de reconciliarse contigo a una amiga tuya o como quieras llamarle? ¿compartirías los momentos más importantes tanto de él como de su hijo sabiendo que tu amiga estaría en alguno de ellos?- me quedé en silencio ante sus preguntas. ¿Realmente podría estar con Benedict en esa situación? - Sabía la respuesta. – tu silencio me responde todo, agradece esto que pasó.

- No podría hacerlo- la interrumpí.

- Necesito estar sola Kate. Habla con ojitos claros te hará bien.

Ámbar se dio vuelta y me dio la espalda, cuando Salí de la habitación Edd estaba en la puerta recargado junto a Benedict, Nicholas, Steven, David y Lucas. Miré a todos por igual y decidí caminar sola por el pasillo. Ben quiso seguirme pero Nicholas lo tomó del brazo dándole a entender que necesitaba mi espacio. Y realmente lo necesitaba. Mucha información me había atormentado la cabeza.